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Lord Ignacius, la caída de un gigante

 

 

Alvin y los hermanos Willrow iban por el bosque, en ese día de calor seco donde parecía que las aves también dormían siesta, no se escuchaba nada y la verdad estaban muy aburridos de caminar y caminar sin encontrar nada que comer ni nada que hacer. Sólo caminar hasta su destino, la verdad Alvin estaba muy aburrido su mente no podía entender lo aburrido que era el mundo sin ruidos, criaturas nada era como si estuvieran realmente solos en el mundo...

En eso estaba cuando Evan que siempre iba al frente, se detuvo y tomo su vieja maza y su escudo. Alvin y Clovis en un principio no entendieron, pero al ver la columna de humo que subía entre los arboles, Clovis hizo lo mismo que su hermano sin dejar de esbozar una sonrisa de alegría....una batalla empezaba a despertar.....

Alvin comprendió que alguien estaba acampando muy cerca del camino, y eso era extraño. O era un tonto o un guerrero muy poderoso que no le temía a los peligros del bosque.

Alvin saco su daga, se la puso entre los dientes y avanzó delante de los hermanos, lenta y cuidadosamente. Ese era el trabajo del hobbit, no era un buen guerrero, pero era muy sigiloso y ocupaba muy bien su cabeza.

Al acercarse a los arbustos empezó a agacharse y a escuchar una respiración tranquila y pausada......no, eran dos respiraciones......Frente a sus ojos estaban durmiendo plácidamente, sus peores enemigos. Ahí servidos en bandeja, pero no estaba Ignacius.....Lord Ignacius. No estaba el Señor del Anillo, aquél que mandaba a estos dos torpes pero fieros ayudantes, bien armados y conocidos por ser de los más poderosos de estas tierras.....Gimli el enano guerrero y Nacho un poderoso mago elfo.

Su primera intención fue huir, pero recordó las palabras que había usado Ignacius para todos los aprendices de Adventuria, realmente era un ser engreído y despreciable que no merecía vivir y esta era una oportunidad realmente irrepetible. Una en un millón, sus peores enemigos en una bandeja con una manzana en la boca.

Evan y Clovis, jóvenes guerreros enanos esperaban con paciencia y trataban de acercarse lentamente a Alvin, eran muy torpes con sus pies y mas de una vez al pisar una rama los orcos los habían descubierto y apaleado malamente. Esta no era la ocasión para ayudar al enemigo, por la demora de Alvin la pelea se veía venir.

El hobbit tomó un piedrecilla y la arrojo en la barriga de Gimli el enano. La piedrecilla cayó en el enorme abdomen y rodó hasta las entrepiernas de los desabrochados pantalones. Gimli se rasco su grasoso ombligo y masticó su espesa baba de un almuerzo al parecer pesado, pus algunos restos de unos cuatro jabalíes quedaban todavía por los suelos. Nacho, un elfo bastante huesudo, movía las manos y se comía los mocos mientras dormía.

Alvin levantó su daga y apuntó hacia delante, signo al que los enanos respondieron como perros adiestrados con sus gritos de guerra, saltando por sobre los arbustos y cayendo sobe Gimli y Nacho mientras despertaban sorprendidos. Los primeros golpes de los Forajidos fueron formidables, pero sus enemigos eran formidables, a un golpe victorioso respondián con tres o cuatro igualmente poderosos, su leyenda realmente tenía asideros y fue doloroso comprobarlo, nueve veces repusieron fuerzas y nueve veces fueron apaleados. Pero extrañamente en el último combate, casi a punto de vencer como en todos los otros, se escucho el ruido de la armadura de Ignacius a lo lejos como si corriera hacia ellos. Los tres forajidos se vieron realmente aflijidos, pero al ver a Gimli y a Nacho se extrañaron, pues salieron corriendo en dirección del ruido que hacía Ignacius.

Los tres forajidos cayeron rendidos, pues nunca habían sido apaleados tan fieramente, luego de unos minutos realmente de angustia, Clovis soltó una carcajada que le movía su incipiente bulto en el abdomen de arriba abajo.

- Estás realmente loco Alvin, como se te ocurre atacar el grupo de Lord Ignacius, son de los mejores guerreros de Adventuria, jjajajajajaja.

Evan molesto, refunfuñaba mientras sobaba sus heridas que necesitarían de semanas de descanso y trabajo para recuperar lo perdido.

- Podrías habernos dicho, nosotros pensábamos que era una patrulla de orcos o algo así, pero nunca el grupo del Señor del Anillo!!!, eres un desconsiderado, podríamos haber muerto si hubiera estado Ignacius.

- Disculpen pero le tenía pica a esos pedantes, se creen lo mejor del mundo, si nos tratan de alimañas e insectos, creen que nos ponen un pie encima, alguien les tiene que enseñar que hasta los insectos son venenosos y hay que tenerles respeto!!!!. Y si los veo de nuevo, mi daga no será tan esquiva con sus gargantas.....

- No importa ahí duele más!!!! Jajajajajajaajja.

No se rían tanto -dijo Evan- aún pueden volver, si no hubieran corrido estaríamos realmente muertos.

Estaban dándose un verdadero festín con los restos que habían dejado los soldados de Ignacius, en eso Alvin ve brillar entre la hierba algo dorado, se fue acercando y era un anillo de oro, con extrañas letras grabadas. Era el anillo de Ignacius, que habían dejado sus hombres al correr. Era un verdadero trofeo de guerra. Un recuerdo muy valedero de este memorable día. El anillo del Señor del Anillo, muy buen trofeo. Se les debe haber caído al correr......

La cara de Alvin cambió totalmente, pues ya estaba más satisfecho....tomo el anillo y se lo puso con una cinta de cuero en su cuello. Y luego de haber comido realmente como un cerdo, cayó dormido absolutamente extenuado. Evan y Clovis se dieron cuenta recién cuando escucharon los ronquidos del pequeño. Y la verdad les dio mucha risa pues se veía como un niño con regalo nuevo con su anillo en las manos y con una cara de satisfacción. Tanta que les dio pena despertarlo. Al parecer soñaba con la caída del un gigante..........la caída de Ignacius......

 

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