Epica de occidente - Arnaumir II
En los últimos años he encargado a diversos
trovadores la confección de una
obra épica que conmemorara los grandes días de
luchas y sufrimientos en el
Occidente Guaranpiano. Les ofrezco aquí algunos
resultados que, sin duda, no
son más que un resumen de uno de los hechos
gloriosos de esos días. Se trata
de la batalla de Turambar con el Extremo
Occidente que se enmarca en la
guerra de Iberia contra Turambar. La confección
de dicha obra ha sido arto
compleja ya que tan sólo hemos podido contar con
trovadores Occitanos que,
en Lemosín y Provençal han labrado bellos versos
en honor a tan grandes
batallas. Pero dicha lengua, aun siendo en los
presentes días medievales la
del mayor florecimiento cultural de la Europa
Occidental, es poco conocida
por la mayoría de los nobles guaranpianos. Es por
ello que hemos debido
encargar una traducción de dicha épica a el Padre
Don Felipe Inius,
traducción que ha pasado del occitano al latín y
que ahora hemos intentado
transcribir al castellano (aun con tintes
castujos inevitables) y con un
carácter más similar a la prosa lírica que a esta
última en sí misma. En
fin, no me extiendo más.
En Honor de Naitora y Lucer.
PRIMERA PARTE:
EL JURAMENTO A NAITORA Y LA ALIANZA DE OCCIDENTE.
Dulce y bella dama de corazón de oro; dulce y
noble Naitora siempre libre de
enojo. En tus manos a Turambar tuviste, en tus
mazmorras criando gran odio;
mas a tu buen corazón creíste y libre a él vieron
tus ojos. Prometió hacer
bien a los hombres, y tu espada sacralizó su
hombro, mas mal gesto al llegar
a la cumbre y Turambar crecer quiso el logro.
En Occidente el Mar llegó a la tierra, aquí
nuevos caballeros acecharon y
con asombro tomaron la hierba: Lord Poyhank se
instaló a Mediodía, y Chiki
el Norte avistó; al Este Arnaumir prevalecía y
con Lady Paulette se
amistanzó. Por Lady Jane, Jalan con alevosía
frente a Erkenbrand se
enfrentó, mas ante todos y con maestría
Baron_Negro libre y con celo reinó.
Libres, pero ni solos ni ciegos, los caballeros
de Occidente vivían.
Creciendo juntos bajo el cielo y luchando por el
pan de cada día. Mas malos
presagios del Sur llegaron: el Gran Turambar y la
amenaza de Sila. El
Primero miles de feudos tomando, el segundo
amenazando nuestra breve vida.
Baron_negro el protector dio el si a la
acometida, y la unión de Occidente
entró en la gran fortaleza reñida. La Gran Torre
la llamaban, centro del
poder de Jalan, que en medio de los feudos libres
el amenazante Sila llegó a
tomar. Sus tropas por las tierras libres
campaban, y arrogante a los nobles
no quiso tratar, creando una gran amenaza al Sur
y Norte de Lord Poyhank.
Éste con sus bravos guerreros la gran fortaleza
tomó, consiguiendo con pocos
medios llevar la paz al interior. Arnaumir y Lady
Acarda iniciaron la
incursión lejos de sus dominios a las tierras del
exterior; en tierras
sarracenas el ejército a Sila atrapó mas la nueva
amenaza en presentarse no
tardó.
SEGUNDA PARTE: LA TRAICION DE TURAMBAR.
Renegando de Dios y vendiendo su alma el oscuro
Turambar traicionó a
Naitora, rompiendo el juramento quebró la calma,
mentándose el momento como
“la triste hora”. Por el Sur irrumpió en el
cuartel de invierno, por el Sur
convirtió la tierra en infierno. Lord Poyhank
huyó buscando refugio dejando
tras sí el mundo un incendio. Dos batallas se
libraron entre Poyhank y
Turambar hasta que las huestes arribaron de
Arnaumir al lugar. Trescientos
caballeros muertos y cientos de hombres más
yacían entre los desechos de la
batalla de los lindes de Amán. Mas la batalla de
los lindes no puso fin a la
guerra franca Turambar lanzó sus tropas firmes
contra los castillos de la
alianza.
Derrotados los aliados y huidos, en sus castillos
se agazaparon, y gritos de
alarma y quejidos hacia sus amigos mandaron.
Turambar con sus miles de
caballeros en los feudos principales aguarda,
poniendo la vida en peligro de
Poyhank, Arnaumir y Acarda. Don Felipe huye hacia
el Norte y las tropas de
Acarda caen al Sur Poyhank clama ayuda ante la
muerte y Arnaumir a Naitora
pide su Luz.
La batalla de las dos torres presto se inicia en
los castillos de Poyhank y
Arnaumir, el primero guardando fuerzas para la
vida, el segundo con Acarda
luchando hasta el fín. En las tierras de Poyhank
miles de caballeros ven
partir sus almas hacia otro mundo en la defensa
del fortín; caen los hombres
de Lady Acarda en defensa de Lord Poyhank, mueren
en las acometidas los
jinetes de Arnaumir. Mas la ayuda presto llega de
Baron Negro y Halcón, que
en los entornos del gran castillo a Poyhank
tornan la ilusión.
Caen también los de Baron Negro, más no los de
Halcón que con gran brío y
tormento a las tropas oscuras dan razón. Muertas
las tropas de Turambar
huyen los residuos, queda libre Lord Poyhank,
libres quedan estos feudos.
TERCERA PARTE: LA BATALLA FINAL
Mas peor lo tienen en el norte las tropas de
Arnaumir, de Acarda y de
Felipe. Dispersos sus dominios, dispersos sus
guerreros, en la defensa de
Lord Poyhank y frente a Sila el preso. Mas
Turambar no tiene miedo y
aprovecha la división para entrar en el principal
feudo y a los tres
guerreros querer dar prisión. Mas la sangre llama
a la tierra, y la tierra
más sangre da: miles de hombres de todo el reino
como levas van al
principal. Desde el norte de Galicia hasta el sur
de Portugal cada pueblo
aldea y villa envía sangre al lugar. Acarda y
Felipe pueden huir, la vida
les va en ello, dirigiéndose hacia el norte y
marchando solos con miedo. El
campo de batalla todo él es sangre y fuego quince
asaltos Arnaumir aguanta,
quince ataques Turambar gana luego.
Por fin ayuda llega, ahora de baron_negro, mas
sus tropas quedan destrozadas
al primer asalto del maligno perro.
Solo y sin fuerzas al enemigo ve avanzar, mas en
el último suspiro el cielo
empieza a cambiar. Al Sur una luz brilla. Al Sur
tropas blancas entre montes
quemados parecen pasar. Al Sur los pendones
ondean claros y puros frente a
Turambar.
Lucer con sus tropas a tres días sólo están y
tras él llega Naitora dando
vida al desolado lugar. Las huestes formadas se
plantan, junto a los
caballeros del mal, blancos y puros son unos,
sucios y sangrientos los otros
están. Ambos desenvainan sus armas. Ambos
dispuestos a luchar cuando Naitora
asoma al alba para la buena nueva a todos dar.
¡Turambar ha muerto por fin! ¡el resto de sus
tropas comienza a marchar!
Sobre los muros Arnaumir ve la sangre a las
lágrimas sumar. Se ha acabado la
pesadilla, gracias a los grandes de Amán, que con
miles de tropas ante
Turambar han ido, abanderándolas Blodi Meri para
tantos males vengar.
Gracias nobles caballeros, os damos desde este
lugar. El extremo occidente
jamás olvida el gran esfuerzo por la vida y la
paz.
Jacinto Bonales Cortes, Arnaumir II