LA ALFOMBRA MAGICA


 


Escrito en la lona de la entrada a aquella tienda habia un letrero bien claro:

"SE VENDEN ALFOMBRAS MAGICAS"

No puedo negar que la oferta me atrajo inmediatamente a pesar de la natural desconfianza que esta improbable maravilla podia despertartambien en mi.
Por otra parte, el anciano sarraceno propietario de la tienda no solo me aseguro qque podia pedirle a la alfombra cualquier cosa que desease,que si los resultados no me satisfacian, me devolveria religiosamente las monedas que pedia por ella.
Ante esta garantia me lleve la alfombra, y una vez en mi castillo, la extendi cuidadosamente junto a la chimenea y me prepare mentalmente para ser inmensamente rico.
A continuacion, le pedi a la alfombra una cantidad importante de oro.
Ni por un momento hizo la menor intencion de aparecer sobre ella dicha cantidad o alguna aproximada, fui rebajando de forma humillante la cifra, pero ni siquiera cuando quedo reducida a una miserable limosna me concedio lo que le pedia.
Asi que, profundamente decepcionado, volvi a la tienda del sarraceno con la alfombra bajo el brazo reclamando.
El anciano no se inmuto lo mas minimo.
Me aseguro, que sin duda yo no habia sabido descubrir la verdadera magia de la alfombra, me aconsejo que volviera a mi castillo e intentarapedile algun otro don mas de acuerdo con sus caracteristicas.
Me deje convencer y volvi a extender la alfombra junto a la chimenea dispuesto a pedirle esta vez algo, que hasta la mas modesta de las alfombras magicas haria.
Absolutamente convencido, me monte sobre la alfombra y le pedi que echara a volar.
Jamas me he sentido tan ridiculo, durante un buen rato le ordene y hasta le suplique que cumpliera con su obligacion, pero aquella maldita alfombra no se separo del suelo ni un milimetro.
Rojo de ira, volvi otra vez a la tienda y arroje a los pies del anciano su tramposa alfombra.
El anciano, sin dejar de sonreir, se encogio de hombros y extendio la maldita alfombra mientras me preguntaba:
--�De manera que no ha satisfecho ningunno de sus deseos?
--Asi es --le respondi muy enojado
--Esta bien, en ese caso le devolvere suus monedas y yo me quedare con la alfombra.
Empezo a enrollar la alfombra para guardarla, pero entonces me ocurrio algo inexplicable.
Por primera vez vi a la alfombra como lo que era.
Y por primera vez me parecio realmente hermosa, y recorde lo bien que quedaba junto a la chimenea.
Sin pronunciar una palabra, recogi por tercera vez la alfombra y sali de la tienda rapidamente.
Aunque no tan rapido como para no escuchar la sonriente voz del anciano sarraceno diciendo:
--� Ve como era magica?

Baleck, El Lobo Gris

 

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