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C A P Í T U L O     V

La Proyección Apostólica de la Escuela de Alvernistas  

   ¿Qué hacen los miembros de la Escuela de Alvernistas?

107.- De acuerdo al itinerario de evangelización integral surge en los Alvernistas un compromiso cristiano según el Evangelio y anunciar a Jesús como discípulos y testigos. Por lo que el resultado del proceso de evangelización debe consistir en que el joven una vez evangelizado se convierta a su vez en evangelizador a partir de la experiencia de vivir en comunidad eclesial. De acuerdo a los nn. 56-63, el apostolado de los jóvenes alvernistas debe ser promovido y coordinado por la Comisión de Proyección Apostólica de acuerdo a las directrices de la parroquia donde se encuentre integrada la Escuela. Esta comisión debe elaborar los proyectos de apostolado e impulsar en los jóvenes el genuino espíritu de una pastoral juvenil que se apoye en el Magisterio de la Iglesia Universal, Latinoamericana y Mexicana, a la vez que de la Iglesia local, según su Plan Orgánico de Pastoral y así poder desarrollar las cualidades y aspiraciones que el Señor inspire a los jóvenes.

108.- Los nn. 64 y 68 nos han señalado los campos principales en donde los jóvenes alvernistas podrán desarrollar su proyección apostólica, haciendo hincapié lo dicho en el n. 69. Los nn. 70.75 nos delinean lo que la E. A. Ha recogido del Magisterio de la Iglesia e introducido en el Objetivo General del Plan Pastoral sobre la “Nueva Evangelización” lo que es “evangelizar”, el proceso de “Análisis de la Realidad” y una nueva “Pedagogía de la evangelización”, así como su implicación; el amor y la solidaridad con los más necesitados.

109.- El n. 75 nos reclama la necesidad de una espiritualidad esencial del alvernista que esté sólidamente cimentada en la relación de su fe y su propia realidad existencial. Esto es, el joven alvernista deberá buscar el desarrollo y crecimiento de su fe a partir de su Experiencia Alvernia, promoviendo un sincero y profundo “Testimonio” vivo y creíble, de modo que esto sea su “Principal Apostolado”. Por lo cual, los alvernistas deberán buscar una participación consciente, activa, organizada y responsable en alguno de los campos mencionados en los nn. 64-69.

110.- El Concilio Vaticano II, en su Constitución Lumen Gentium No. 33 nos habla del apostolado de los laicos y nos dice que están llamados a contribuir al crecimiento de la Iglesia y as u continua santificación.47 Por tanto, esta proyección apostólica de todos los miembros de la E. A. Es la participación de la misión de la Iglesia, en virtud del bautismo y de la confirmación. Y los sacramentos, especialmente la Sagrada Eucaristía, comunican y alimentan el amor hacia Dios y hacia todos los hombres que es el alma de todo apostolado. El apostolado de los laicos hace presente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en las cuales sólo puede llegar a través de ellos. Así, todo joven alvernista de acuerdo a los dones que ha recibido, se convierte en testigo y simultáneamente en un instrumento nuevo de la misión de la Iglesia (Efe 4,7). Además de este apostolado del testimonio de vida, los alvernistas pueden ser llamados a colaborar en su Iglesia local (Parroquia) en el ejercicio de diversos ministerios confiados a ellos con una previa preparación doctrinal y pastoral. El apostolado de los laicos alvernistas deberá estar sujeto a la dirección y asistencia de los pastores con quienes deberán tener relaciones de corresponsabilidad y sana confianza.

111.- Todos los alvernistas deben ser evangelizados y conscientes de que están llamados a ejercer su vocación al Apostolado. Pues la misma vocación cristiana es a la vez una vocación al apostolado. Pues bien, hay en la iglesia diversidad de ministerios en orden a una única misión. Alos apóstoles y a sus sucesores les confirió Cristo mismo el encargo de enseñar, de santificar y de regir en su propio nombre y con su autoridad al pueblo de Dios. Los Seglares por su parte, al haber recibido participación en el ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, están llamados a desempeñar diversos ministerios de proyección apostólica en el mundo. Por tanto, ejercer el apostolado con su trabajo, con su estudio y así evangelizar y santificar a los demás hombres. El joven alvernista con su apostolado perfecciona y llena del espíritu evangélico los diversos ambientes en donde vive y, él se convierte en una viva para los demás jóvenes que ven y sienten la presencia del joven comprometido.

112.- El fundamento de la proyección apostólica:

El deber y al mismo tiempo el derecho de todo alvernista al apostolado deriva de su misma experiencia de unión con Cristo.

Esto es, desde el bautismo, por su misma Experiencia Alvernia, y como fruto del proceso de la propia conversión. Insertos por el Bautismo con el Cuerpo Místico de Cristo (la Iglesia) robustecidos por la Confirmación en la fortaleza del Espíritu Santo, es el mismo Señor el que los está llamando al apostolado. Ahora bien, este apostolado se ejercita en la fe, en la esperanza y en la caridad en forma gratuita puesto que es don que el Espíritu ha infundido en los corazones. Por tanto, a todos los cristianos se impone la tarea de trabajar para que el mensaje de Cristo sea conocido y aprovechado por todos los demás hombres.

113.- Para practicar este apostolado, el Espíritu Santo otorga a cada uno, los dones espirituales según su voluntad, de modo que todos y cada uno, según la gracia recibida, la pongan al servicio de los demás siendo buenos administradores de éstas gracias recibidas (cfr. I. Cor 12, 7-11; Ipe 4,10). Los jóvenes alvernistas deben recordar que han recibido estos dones para edificación de los demás en la caridad (Cfr. Efe 4,16). Es la recepción de estos carismas, incluso de los más sencillos, lo que da a cada cristiano el derecho y el deber de ejercitarlos para el bien de la humanidad y para edificación de la Iglesia y en el mundo, con la libertad del Espíritu Santo, que sopla donde quiere (Jn. 3,8) y en unión al mismo tiempo con los hermanos en Cristo, y sobre todo con sus pastores, a quienes les toca juzgar la auténtica naturaleza de tales carismas y su uso ordenado, no para apagar el Espíritu, sino con el fin de que todos los prueben y retengan lo que es bueno, lo que es recto y agradable a Dios (Cf. I Tes 5, 12.19.21).

114.- La espiritualidad de la proyección apostólica:

Los jóvenes alvernistas en su vida cristiana y también por su Experiencia Alvernia, han de descubrir que Cristo, enviado por el Padre, es la fuente y origen de todo apostolado en la Iglesia. Es por ello, evidente que el éxito de la proyección apostólica de los alvernistas depende de la unión vital con Cristo (Cfr. Jn, 15,5). Esta vida de unión íntima con Cristo en la Iglesia se nutre con los auxilios espirituales comunes a todos los cristianos, muy especialmente con la participación activa en la Sagrada liturgia. Los seglares deben servirse de todos los medios que la iglesia ofrece a fin de avanzar por el camino de la santidad con un espíritu decidido y alegre, esforzándose por superar las dificultades con prudencia y paciencia. Ahora bien, las preocupaciones familiares ni las demás situaciones de la vida deben estar ajenas a esta orientación espiritual. Esta espiritualidad de la vida apostólica de los alvernistas exige un ejercicio continúo de la fe, de la esperanza y de la caridad.

Mas que expertos y técnicos en la realización de Experiencia Alvernia lo que la iglesia necesita son hombres y mujeres de oración, hombres y mujeres de Dios.

115.- El Plan Orgánico Diocesano de Pastoral de esta Arquidiócesis de Guadalajara, quiere poner especial énfasis en que la gente de pastoral por excelencia es y debe ser la comunidad cristiana en cuanto tal. La iglesia es una comunidad servidora y por tanto, nuestra E. A. Quiere insertarse como una escuela de formación de agentes de pastoral en donde, desde una experiencia de comunidad cristiana, los alvernistas pueden descubrir con más facilidad su vocación “de enviados” y como tales, representar y hacer sentir a los demás el sentido de comunidad y de ser llamados para ser enviados a los demás anunciar el mensaje de Cristo y denunciar a la vez, las estructuras injustas y sus consecuencias.

116.- Pues bien, desde una comunidad que se une para la oración y para la convivencia juvenil, donde se estudia, se juega, se sirve, se ora, es donde el Señor elige a los jóvenes para convertirlos en apóstoles juveniles (Jn. 15, 16)

El Señor Jesucristo llama (Mc. 3,13) e invita a los jóvenes a compartir su vida y su destino. Él capacita (Hech. 1,8), y les explica en particular las exigencias, sobre todo, viviendo con todos y cada uno de los jóvenes que han venido de acuerdo al plan que tiene sobre cada alvernista.

Él pone a su disposición los gestos más significativos de su entrega por nosotros para renovar el amor, al fe y la esperanza (Lc. 22,19)

Él nos encomienda una amplia tarea: ir a todos los hombres y hacerlos discípulos y enseñarles a guardar todo lo que Él nos ha enseñado y mandado (Mt 28,19).

Pues bien, los jóvenes alvernistas están llamados a ser discípulos y como tales, agentes de pastoral cuyo apostolado se convierta en la continuación de la obra de Cristo para el bien de todos los hombres.

117.- Dado que “la mies es mucha”. Esto es, que el porcentaje de adolescentes y jóvenes constituye la mayor parte de la población de nuestras parroquias y de nuestra diócesis y depende de ellos, la E. A. asume como poción prioritaria la estructuración de una pastoral orgánica que ayude a los jóvenes a tener un encuentro personal y comunitario con Cristo para que, evangelizados y catequizados, se comprometan a construir la civilización del amor en sus propias vidas, a través de ellas, proyectar en la E. A. Una dinámica apostólica que los enlace a ir a insertarse donde el alvernista con su alegría, con su mística. Haga falta. Allá donde se encuentre un joven carente de sentido por la vida, el alvernista ponga aliento e ilusión; allá donde el joven se muestre sólo y desamparado, triste y abatido, el alvernista sea un buen compañero de camino, llorando con el que llora y riendo con el que ríe, la proyección apostólica debe comenzar desde un buscar humanizar a los demás para luego evangelizarlos con la palabra y sobre todo, con la propia vida.

118.- Ahora bien, desde L. G. N. 32c. Y AA 32b los ministerios no sagrados pueden ser confiados a los laicos. También tenemos la siguiente referencia: la carta apostólica “Ministeria Quaedam” del 15/08/72, parece indicar que es legítima la transferencia del término “ministerio” aplicando a oficios laicales. Los ministerios no ordenados son de dos categorías:

a)        Ministerios instituidos: Lectorado y acolitado (en la Iglesia Latina). Estos ministerios pueden ser confiados a los laicos; no son reservados a los candidatos al sacramento del Orden Sagrado y el rito de colación no se llama de “ordenación” sino “institución” y son conferidos por el obispo ordinario mediante un acto o rito litúrgico aprobado por la Santa Sede.

b)        Ministerios reconocidos: Son servicios a la comunidad. Estos ministerios, en la práctica, realizan algunos oficios que podrían realizar los ministerios reconocidos, es necesario: tener una especial creatividad (cfr. En 73 y D. P. Nn. 833 y 906). Que responda a necesidades reales, esfuerzo de adaptación a situaciones y circunstancias: asegurar los crismas y cualidades de quienes son llamados; garantizar la coordinación necesaria por una relación íntima al ministerio jerárquico. (cfr. D. P. N. 814).

119.- Los ministerios eclesiales. A veces engloba a todos los ministerios en la Iglesia. Esto es, jerárquicos y no jerárquicos. Pero, por lo general, se utiliza esta expresión para designar a los ministerios de los laicos.

El Código de Derecho Canónico, al hablar de los ministerios confiados a los laicos dice:

a)        Se refiere a los instituidos y se cuida de no calificarlos. Los llama así:  Ministerio estable de lector y Acólito (canon 230).

Un servicio especial permanente o temporal (canon 231)

b)        Se refiere también a los ministerios reconocidos que tampoco los califica: En los cánones 230,2; 231 y 759.

- El ministerio extraordinario de la Eucaristía: cc 230.3 y 910.

- Existen desde 1973, según la Instrucción de la Sagrada Congregación de Sacramentos:

- Inmensae Caritatis del 29/01/73.

- Se puede otorgar tanto a varones como a mujeres.

- No es ministerio laical (ni instituido, ni reconocido) por que tiene otras características, aunque el servicio concreto coincide con muchos elementos de los ministerios reconocidos.

- Se llama Ministerio extraordinario de la Eucaristía.

Es conferido por el obispo en su diócesis.

 

120.- Los ministerios que se pueden conferir a los laicos:

v       Ministerio de Canto

v       Ministerio de Monitor

v       Ministerio de Catequista

v       Ministerio de Lector y Acólito

v       Ministerio de Salmista

v       Ministerio de Colector de Ofrendas y Limosna

v       Ministerio de preparación al Bautismo y al Matrimonio

v       Ministro extraordinario de la Eucaristía

v       Ministerio para asistir a los matrimonios (canon 1112 extraordinario)

v       Ministerio de la palabra (predicación).

De acuerdo a las disposiciones de los Señores Párrocos los alvernistas pueden ser promovidos a estos ministerios laicales.

121.- Criterios de establecimiento y organización de los ministerios laicales; etapas:

1.        La sensibilización y conscientización de las comunidades eclesiales, especialmente de los movimientos apostólicos laicos y del presbiterio acerca de la necesidad y valor de la participación responsable de todos los bautizados en la misión de la Iglesia y de los ministerios laicales.

2.        La determinación del cuadro de prioridades: propiedades de las necesidades, propiedad de posibilidades reales y prioridad de oportunidades en los ministerios laicales a nivel nacional, diocesano y parroquial.

3.        La decisión del Episcopado, formada en diálogo con el presbiterio y las comunidades de fieles participantes, acerca de cuales ministerios conviene establecer, sea a nivel nacional, diocesano y parroquial con la autorización de la Santa Sede.

4.        La formación de agentes laicos de pastoral, en orden al apostolado en las comunidades y en orden a los posibles futuros ministerios. Tales agentes laicos de pastoral deben ser personas que hayan dado y den buen testimonio de vida cristiana individual y familiar y tengan prestigio en su comunidad. La formación debe abarcar el área cognoscitiva de la fe, el área afectiva de la espiritualidad cristiana y de la propia de su ministerio y el área psico-motora de la páxis apostólica en el ministerio especifico.

5.        La elección de los ministerios. No todas las tareas apostólicas de los laicos han de establecerse como ministerios. Todas son “servicios salvificos”, pero no todas deben instituirse como ministerios. Ni todos los agentes de pastoral han de ser instituidos ministros. Se impone una selección de ministerios y ministros. En cuanto a los ministros, sólo los servicios salvificos más importantes y vitales para la Iglesia y para el país han de ser establecidos como ministerios. Y en cuanto a los ministros, sólo los agentes de pastoral más experimentados, formados teológica y espiritualmente legales a la Iglesia y a la jerarquía, han de ser seleccionados y promovidos para ser instituidos ministros a juicio de los Señores Párrocos.

6.        Condiciones de la institución. Para ser instituido ministro se requiere:

 

v       La formación especifica del agente de pastoral.

v       Una experiencia suficiente en el apostolado especifico.

v       Tener una adecuada madurez humana y cristiana.

v       La aprobación de la comunidad en la que está inserto en la parroquia.

v       Que los responsables de su formación lo presente y lo recomienden.

v       El compromiso personal en ese ministerio al menos por un tiempo suficientemente largo (un mínimo de estabilidad). En los ministerios más importantes conviene renovar anualmente el mandato temporal del ministerio conferido en el rito de la institución y después de varias renovaciones, si se prevé suficiente estabilidad y eficacia en el ministerio, se podría dar la misión canónica definitiva para ese ministerio. Esta definitividad no significa que no se le pueda destituir cuando sea necesario por causas graves.

 

7.        Conviene si el ministro es casado, su pareja participe en la formación para el ministerio, y dé su consentimiento para que su pareja sea instituido como ministro estable.

8.        Los ministros laicos deben quedar insertos en las comunidades en las que ejercen su ministerio. Pues a ellas sirven y en ellas encuentran el apoyo a su servicio. De aquí la necesidad de que los ministros surjan de las comunidades y se inserten establemente a ellas. Se requiere que los ministros laicos no se distancien del pueblo.

9.        En cada comunidad debe darse un ejercicio colegial de los distintos ministerios que se realizan en ella, y deben promover la comunicación de experiencias de los agentes de pastoral y de los ministros que ejercen el mismo tipo de servicio.

10.    Las relaciones con los responsables jerárquicos de las comunidades (obispos, sacerdotes y diáconos) deben realizarse en diálogo sincero, con mutuo respeto, en coordinación y colaboración de todos con los ministerios jerárquicos, y con la debida aceptación de la decisiones de los responsables en lo referente a los ministerios laicales.N.B.

122.- De acuerdo al Plan Pastoral de la E. A.: en cuanto se refiere al objetivo general, la proyección apostólica de los jóvenes alvernistas deberá tener en cuenta que de todos   y cada uno de los jóvenes que han venido a insertarse en la vida y actividades de la E. A., pues es en la albor formativa donde se puede verificar tanto la vitalidad y el esfuerzo de todos los jóvenes para vivir nuestra comunión y universal vocación de seguir a Jesucristo. Entender bien este significado del seguimiento de Jesús es lo esencial en la vida y misión de la Iglesia y, por lo tanto, también de la formación. En verdad, esta tarea no es fácil, y, por lo mismo, no puede hacerse de la Nueva Civilización del Amor, edificando la paz con la justicia.

123.- Criterios de la formación para el apostolado de los Alvernistas:

1.        Promover un sano espíritu apostólico: Generoso responsable y organizado.

 

2.        La formación y práctica apostólica debe ser graduales en los diversos niveles.

 

3.        Sabiendo que los verdaderos cristianos viven unidos a Cristo, dando un testimonio evangelizador, los alvernistas deberán reflejar el amor del Padre, experimentando en la vida cotidiana en la familia, en los diferentes ambientes y en la E. A. En la páxis comunitaria de la oración, el estudio, el trabajo y el deporte como medio de apostolado en el cual el alvernista se evangelice continuamente y evangelice a los demás jóvenes.

 

4.        Se deberá promover y apoyar en los jóvenes alvernistas e iniciados la docilidad a la gracia del Espíritu, a fin de que sean jóvenes abiertos, hospitalarios, caritativos y sensibles a las circunstancias en la que viven todos los jóvenes con quienes entran en contacto cotidiano tanto dentro como fuera de la E. A. O de su Comunidad Parroquial.

5.        la formación apostólica no debe consistir sólo en una formación teórica-doctrinal, sino que debe complementar de acuerdo al criterio 2°. La gradualidad de la dimensión experiencial del ejercicio apostólico siempre asesorados y orientados por los formadores laicos y sacerdotes, a fin de que el joven alvernista se muestre capaz de amar y dejarse amar por los demás jóvenes ante los cuales sea solidario, alegre, con dominio de sí mismo y entregado desinteresadamente a la obra del Reino de Cristo.

6.        Como parte de la formación apostólica se deberá implementar la formación para los “Ministerios Laicales” conforme a lo que se ha dicho en los nn. 128-131, en orden al servicio pastoral y litúrgico en los eventos de la E. A. y en la parroquia donde se encuentre la Escuela de Alvernistas.

 

7.        La proyección apostólica de los integrantes de la Escuela de Alvernistas deberá estar organizada de acuerdo a las siguientes exigencias:

 

a)        Manifestar la capacidad de apertura para colaborar en coordinación con la comisión de Proyección Apostólica y otros movimientos, teniendo en cuenta que nadie posee la exclusividad de la acción apostólica y pastoral de la iglesia.

 

b)        Tener una vitalidad apostólica para buscar y descubrir nuevos campos para la acción evangelizadora de la Iglesia. Ser creativos y responsables.

c)        Contar con los canales adecuados, permanentes y sistemáticos de la formación espiritual y doctrinal cimentados pedagógicamente.

 

d)        Responder puntualmente a las convocatorias que haga la comisión de Proyección Apostólica para informar y analizar sobre los apostolados ejercidos y evaluaciones de los mismos.

124.- La proyección apostólica interna:

Tiene como objetivo fomentar el celo y la madurez apostólica de los jóvenes en vista a una pastoral de servicio a las parroquias y diferentes comunidades eclesiales.

125.- Realización de la proyección apostólica interna: es la acción apostólica que deberá promoverse entre los alvernistas al interior de la E. A.

1.        Participar en la organización y celebración de los retiros, pre-alvernias, Alvernias, reencuentros, horas santas, etc.

 

2.        Participación de los alvernistas en el servicio pastoral y litúrgico de la Parroquia y en sus eventos principales como: fiestas Patronales, moniciones en las misas, semana santa, etc.

 

3.        Participación en el coro que está al servicio de los diferentes eventos de la escuela y de la parroquia donde se encuentre su comunidad.

 

4.        Los alvernistas en general que se juzguen idóneos o se sientan capaces serán promovidos como coordinadores de los principales eventos de la E. A. y de la Parroquia, en conjunto con los demás grupos de la Pastoral de su Parroquia.

126.- La Proyección Apostólica externa: Una vez terminado el proceso inicial de formación de sus tres niveles, el alvernista debe ser promovido a la realización de una acción pastoral asesorada fuera de la E. A.

127.- Además de las actividades de la E. A. El alvernista de acuerdo al n. 133 deberá continuar su formación permanente basándose en talleres y mesas de estudio con la cual profundice su información inicial. Queda abierto a otras alternativas: tomar cursos extraordinarios de capacitación espiritual, bíblica y pastoral fuera de la E. A. y su Parroquia.

128.- El objetivo de esta proyección apostólica externa es la de ofrecer un servicio apostólico a la Iglesia local y universal. Por tanto, su objetivo consiste en ofrecer agentes de pastoral y lideres para que con su testimonio de vida y su celo apostólico contribuyan a la extensión del Evangelio en el mundo de hoy.

129.- Ahora bien, esta proyección apostólica externa quiere ser una respuesta positiva al llamado que la iglesia dirige a los laicos a comprometerse en la misión evangelizadora. En la promoción de la justicia, en la educación de la Nueva Civilización del amor.  

  

Fin………………………….

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