Por: Olga Cecilia Bustamante A.
Familia Musical CONTACTO. Medellín-Colombia
Vivamos entregados de corazón a los cantos, a la oración, a alabar a
Dios, a conocer más de su palabra, a trabajar arduamente con la música para atraer cada
vez más fieles a las aguas caudalosas de la vida .
Hoy, Jesús nos llama como a Pedro a ser pescadores de almas. " No temas de ahora en
adelante serás pescador de hombres" (San Lucas 5, 10). Muchos músicos de Dios no
conocemos el arte de pescar, especialmente los que vivimos en el interior alejados de la
zona costera. Por tal motivo, quise saber un poco de este trabajo para aplicarlo a la
pesca de almas.
Hay variadas técnicas de
pesca y la aplicación de cada una de ellas depende de las almas que queremos pescar. Se
pesca con redes, cañas u otros instrumentos. Las redes permiten una pesca de almas masiva
y requiere el trabajo de 2 o más personas en su realización. La pesca con caña es
individual, pero también es útil y se puede aplicar a una pesca personalizada. Por eso
creo que todas las formas de pescar tienen validez ante los ojos de Dios. A continuación,
algunos elementos que se deben tener en cuenta para la pesca de almas.
1. Voluntad de Pescar:
estar convencidos plenamente por vocación y decisión de cumplir el mandato de Cristo de
pescar almas para Él. Como fieles cristianos "incorporados a Cristo por el
bautismo" vivimos un llamado común para servir a Cristo desde la música. No
obstante, el mandato y la misión musical no es algo que se da solo por nuestra voluntad,
porque lo queramos hacer, sino por la voluntad de Dios. Cantarle a Dios no es un simple
oficio de palabra como muchos artistas lo toman; es cantar la vida misma con nuestros
actos y obras, con amor a Dios y a nuestros hermanos.
El ministerio musical es
una respuesta consciente al llamado de Dios, y es "enteramente dependiente de Cristo
que da misión y autoridad". Solo así podemos exclamar al igual que Pablo en Rom
1.1: "Pablo, siervo de Cristo Jesús y apóstol por un llamado de Dios, escogido para
proclamar el evangelio de Dios".
Muchos artistas dicen yo
quiero ser misionero, pero no son escogidos por Dios. Pescar almas con la música como
instrumento de evangelización, es un milagro que se da por la acción del Espíritu Santo
en los hombres en determinado tiempo y lugar. Es en ese momento cuando la palabra cantada
se vuelve un acto que nutre tanto, o más que la palabra escrita. San Pablo decía: "
La fe nace de una predicación, y lo que se proclama es la palabra de Dios (Rom. 10,17).
Solo así se comprende el milagro de la palabra que sana, abre los ojos, limpia los
oídos, desata la lengua y anima las manos"
Por otra parte, no se debe
confundir la autoridad que da Cristo a sus siervos musicales con el posicionamiento, el
status, o la popularidad que dan los hombres en la tierra. En otras palabras, quiero decir
que no somos misioneros por méritos propios, porque cantamos o interpretamos un
instrumento, sino porque Dios nos eligió y porque El mismo nos envía por el mundo a
proclamar su palabra.
2. Dónde Pescar: Jesús
nos dice que llevemos la barca a " la parte más honda" y ese lugar es el mar
abierto del mundo. El mundo que vivimos desde nuestra cotidianidad en el trabajo, la
familia, los amigos, la escuela, la calle, los transportes, los medios de comunicación
que llegan a miles y millones de personas, entre otros.
Para llegar a la parte
más honda, se pasan por caminos peligrosos, donde cada movimiento o maniobra es un riesgo
que nos puede hacer naufragar, donde nuestra barca se puede hacer astillas si choca con
los bordes filosos del individualismo, la soberbia, el orgullo, el poder, el dinero y la
fama. Para conjurar cualquier mal durante el recorrido, es necesario avanzar a ejemplo de
Jesús Cristo, imitando "la pobreza, la obediencia, el servicio y la inmolación de
sí mismo hasta la muerte, de la que surgió victorioso por su resurrección"
Catecismo de la Iglesia Católica.
Nuestro trabajo comienza
por el anuncio cantado del Evangelio al mundo. Cantando para aquellos que no han oído la
Palabra de Dios, enseñando a aquellos que no conocen su palabra, predicando si el Señor
nos manda en medio de otras gentes, razas, culturas y religiones...
Ser evangelizador musical
es un trabajo arduo que se dirige a los cristianos de todas las denominaciones y a los no
cristianos, pues la música sigue siendo el idioma universal y uno de los puntos de
encuentro donde nos podemos comunicar en un clima de respeto. Durante la pesca se pasan
horas y horas... remando bajo el sol ardiente!!, adaptando la navegación a las nuevas
trayectorias de los vientos, para que finalmente se encuentre un camino despejado y el
banco de los peces. Así mismo, los evangelizadores musicales pasan los días orando,
cantando y predicando de acuerdo con las culturas donde se mueven, para que el mensaje
musical transforme por la acción de Dios, los corazones de los hombres.
3. Preparación del equipo
de pesca musical: Primero se elabora el tejido y la preparación de redes: Tejer las redes
con buena calidad de hilos espirituales y humanos que al entrelazarlos se conviertan en
nudos firmes.
Cada uno de nosotros
"funciona como nudos"- Red Magnificat-, fuertes en la fe, perseverantes,
pacientes y resistentes a los jalones y a la cantidad de peces que quieren salirse.
Además, cada nudo se une y camina en un mismo espíritu con otros nudos, para evitar que
se rompa la red. En este sentido, es importante saber con quién trabajo, conformar un
equipo musical que viva en plena comunión con Dios, para que pueda afrontar todas las
tempestades que se aproximan - cansancios, desánimos, tentaciones- porque con un mínimo
error que se pase, se puede dañar todo el tiempo de trabajo y esfuerzo. En la
preparación de redes debemos tener en cuenta la oración, la buena formación doctrinal y
la formación musical de cada miembro o nudo, y de toda la red o comunidad.
En la pesca con caña hay
que echar el anzuelo con una carnada para atraer a los peces. La caña sigue siendo la
buena formación doctrinal y musical, flexible a los cambios y a las fuerzas que la
tensionan para que no se quiebre. El anzuelo apropiado es el ejemplo, una vida limpia,
transparente y la misma autoridad que da Cristo. Y la carnada atractiva es la música en
sus variadas formas y presentaciones. Carnada que se debe adobar con la simpatía, la
amabilidad, la comprensión y el liderazgo.
Los músicos de Dios son
mensajeros por el "Amor de Cristo" (2 Cor. 5, 14). Dios quiere que todos se
salven por "el conocimiento de la verdad" y la búsqueda de la verdad se hace
imposible sino está iluminada por el Espíritu Santo que es el que conduce cualquier
misión. Dejemos que en nuestra misión musical sea el viento del Espíritu Santo quien
dirija las velas del barco y su fuego el que derrita el hielo de los corazones que nos
encontramos en el camino.
4. Viajar con el maestro:
El misionero musical se debe alimentar de una vida sacramental que lo ayude a permanecer
fiel en Cristo, para que Cristo permanezca en él. El alma se forma en el trabajo, en las
virtudes y en la verdad de Dios.
Siempre debemos buscar en
la oración la compañía del gran Pescador. El nos indicará dónde y cómo echar las
redes o el anzuelo, como hizo con los apóstoles en la pesca milagrosa. Cuando Dios está
con nosotros el viento de su espíritu nos lleva "a la parte más honda" donde
están las almas.
Hermanos vivamos
entregados de corazón a los cantos, a la oración, a alabar a Dios, a conocer más de su
palabra, a trabajar arduamente con la música para atraer cada vez más fieles a las aguas
caudalosas de la vida. Realmente, los que practican la música de Dios responden a una
manera de llamado, que muchos alcanzan a comprender abriendo las puertas de su alma. Otros
por el contrario, siguen cantando o interpretando sus instrumentos, sin encontrar el
verdadero sentido de lo que cantan o predican en sus vidas.