|
|
|
|
La música en la vida Santa.
Por: Olga Cecilia Bustamante A.
Familia Musical CONTACTO. Medellín-Colombia
Salmo 101. "Para Ti es mi música Señor, voy a explicar el camino perfecto, voy
a cantar tu verdad y tu justicia".
Ahora que la vida de muchos músicos católicos está tan cuestionada por la falta de
coherencia entre lo que cantan y lo que viven, haré algunas reflexiones en torno a la
música en la vida santa del hombre.
A través de la historia hay pocos santos reconocidos que hayan respondido con la música,
o con los dones artísticos que Dios les regaló, al llamado de una vida plena en Cristo.
Podemos citar desde los comienzos del cristianismo hasta nuestros días a: San Pablo, por
sus cartas y exhortaciones a cantar himnos y salmos de alabanza al Señor; Santa Cecilia,
patrona de los músicos; San Ambrosio, por el canto ambrosiano y la Escuela de Milán; San
Fortunato, San Germán y San Cesáreo, por el canto galicano; San Leandro y San Isidoro,
por el canto visigodo; el Papa Dámaso, por el canto romano; San Gregorio I, por el canto
gregoriano y la fundación de la Schola Cantorum de Roma; Santa Hildegarda, por su obra
musical y el teatro medieval religioso; y San Francisco de Asís, juglar y poeta de Dios,
que nos dejó sus laudes.
Del siglo XX, tenemos al Papa Pío X por publicar el "Mutuo Proprio", sobre la
música religiosa; y tal vez, más adelante canonizarán al Papa Juan XXIII, al Papa Pablo
VI y al Papa Juan Pablo II. Hombres santos que renovaron la música eclesiástica en su
forma y contenido con las disposiciones del Concilio Vaticano II.
Actualmente Su Santidad Juan Pablo II, el primer Papa que le dejó a la humanidad su voz y
su canto grabado, ha elevado 464 santos a la Gloria de los altares y no sé si entre ellos
hay otro nombre, que haya proclamado con la música y con la vida los valores del
evangelio de la época contemporánea.
Hago referencia a estos Santos porque le dieron a la música un lugar importante en su
vida, y le dejaron un legado artístico a la humanidad. Santos que, sin duda, imitaron a
Cristo. Santos que, como bien dijo el profeta Daniel, "brillarán como estrellas toda
la eternidad", porque le "enseñaron a otros a ser buenos".
En la primera carta a los Tesalonicenses San Pablo dice: "La voluntad del Señor es
que se hagan Santos". Por tal motivo, la necesidad de responder hoy a ese llamado,
desde nuestra vocación y desde nuestra opción de vida. La música se convirtió en el
nuevo milenio, en una opción de vida cristiana para la juventud. El hombre ha vuelto al
pasado y ha tomado conciencia que la música litúrgica o de inspiración religiosa, le
permite vivir ese llamado a la santidad.
Pero, llevar una conducta santa, una vida obediente a Dios hasta la muerte y consagrar
nuestros talentos y dones musicales al Señor, en medio de una cultura materialista,
consumista, hedonista... nos parece inalcanzable e incomprensible. Por eso recordemos la
exhortación de Juan en Apocalipsis 13-9 "el que tenga oídos para oír, que oiga...
Esta es la hora de la perseverancia y de la fe para los santos".
La vida santa exige renuncia al pecado, sometimiento del cuerpo y dominio del alma para
desafiar las pasiones que nos ofrece el mundo. Según San Agustín, "en esta vida la
santidad de cada uno consiste en que el hombre esté sometido a Dios con docilidad, el
cuerpo lo esté al alma y las inclinaciones viciosas a la razón" ( CD 19-27)
Querido hermano en Cristo, dentro de este ambiente sórdido: ¿Cómo encarnar la pureza a
través del arte musical cristiano?
En este camino angosto que lleva a la santidad, lo primero es reconocer que somos
pequeños, débiles, vulnerables al mundo, e invocar la fuerza del Espíritu Santo para
vencer el pecado. Puesto que la santidad se trabaja cada segundo agarrado de la mano de
Cristo y de la Santísima Virgen. Porque ya hemos visto caer a hombres buenos, laicos y
religiosos, que permanecieron fieles durante muchos años y en un solo instante se dejaron
seducir por el mal.
¿Cómo hacer de la música una verdadera oración a Dios? Creo que no debemos tanto
aprender a cantarle a Dios, sino aprender a orar cantando.
¿Cómo unir la vida cotidiana, lo que piensas, dices, haces, sientes, es decir tu estilo
de vida musical a la Santidad? San Agustín habla de una "perfecta
santificación" que es la que une el cuerpo y el espíritu. La vida santa es una
sola, encaminada hacia Dios. Recordemos, la resurrección del cuerpo de Lázaro y la
resurrección del alma de Pablo, el perseguidor.
Igualmente, cada uno de nosotros debe examinar su vida personal:
¿Cantas en las misas todos los domingos como un fiel participante o como un ministro
comprometido con tu trabajo sagrado?
¿Adoras con tu música a Jesús en el Santísimo Sacramento?
¿Lees, cantas y meditas la Biblia solo y en comunidad?
¿Vives los mandamientos desde tu trabajo artístico musical?
¿Realizas obras de misericordia corporales y espirituales a través del canto -
Conciertos en favor de los enfermos, los presos, los ancianos, los minusválidos, los más
pobres?
¿Haces donaciones en dinero o con tus talentos artísticos?
¿Te alejas de los vicios y del pecado?
¿Buscas la reconciliación con Dios, mediante la confesión de los pecados?
¿Cumples con fidelidad las responsabilidades de tu vocación y de tu estado de vida laico
o religioso?
¿Consagras Tu música al Señor y a la Santísima Virgen?
En otras palabras: ¿Eres un verdadero testigo de Cristo a través de la música?
Como miembros de una Iglesia Santa debemos alimentarnos de una vida llena de gracia para
alcanzar la santidad y esto exige , una conversión profunda en Jesucristo, fidelidad a
Dios desde nuestra vocación artística, renovación musical y espiritual permanente, y
una oración sostenida en clave de amor a Dios.
Hermanos, todos los miembros que conformamos la Iglesia podemos ser santos. Busca con tu
música lo que agrada al Señor, para que des muchos frutos de "BONDAD, JUSTICIA Y
VERDAD". Que la Gracia ponga en tu corazón un cántico a Dios. Un abrazo fraterno.
Olga Bustamante. Familia CONTACTO.
|
|
|
|