Entrevista a Hugo Chávez Frías
"El Pueblo está conmigo..."
ENTREVISTA EXCLUSIVA A HUGO CHÁVEZ FRÍAS
POR EL PERIÓDICO ITALIANO LIBERAZIONE
09 DE MARZO DE 2004
“EL PUEBLO ESTÁ CONMIGO”
Caracas. Angela Nocioni. Enviada Especial.
Traducción: Giandomenico Puliti
En el jardín interno de Miraflores, confundido en el eterno trajinar de Caracas,
llega el eco de un noticiero de TV. Camisa y jeans, los ojos de quien no duerme
desde hace días, Hugo Chávez deshoja la década perdida de los años 90. En la
pantalla rotulan los insultos y augurios de vida breve para él y su gobierno.
El Presidente de Venezuela lee a Stieglitz, pero recita a Cervantes: “A Sancho
Panza, preocupado por los ladridos de los perros en la noche; Don Quijote
responde: Si ladran Sancho, es porque estamos cabalgando”. Estira los brazos y
sonríe: “Se tienen reacciones así de descompuestas quiere decir que estamos
avanzando. Que continúen ladrando, entonces, nosotros seguiremos cabalgando”.
Presidente, ¿ habrá al final un referéndum para revocarle el mandato?
Es posible. El camino está abierto. Yo lo sostengo improbable. La aparición del
referéndum revocatorio lo logramos nosotros. Le garantiza al pueblo la
posibilidad de no arrebatársele su poder originario. Es un instrumento hecho
para romper la trampa de la democracia representativa, con la cual las elites se
apoderaron del poder, aprovechando la ignorancia de las masas.
¿Es su juicio sobre la democracia representativa en general, o se refiere a la
realidad histórica latinoamericana?
No suelo generalizar. En América Latina, la democracia representativa le sirvió
a las elites para manipular al pueblo. No negamos la importancia de las
instancias representativas. Pero instrumentos como el referendo sirven para
vincular a cualquier mandatario. Para mí no es peligroso; estoy trabajando
mucho. Mi gobierno tiene ya cinco años y el apoyo popular sigue intacto.
¿Cómo mide, usted, el apoyo popular?
En muchas formas. El sostén de mi gobierno está confirmado por las encuestas
comisionadas y pagadas por el adversario. A mí me lo dice la calle, mi olfato.
Confío más en ellos, que en los sondeos.
El referéndum requiere mucha madurez política. Sin embargo, estamos enfrente de
una acción política que demuestra muy poca madurez: la oposición no ha asumido
su competencia con responsabilidad. Se aprovecha de la Constitución para
romperla. Invoca el nombre del pueblo para traicionarlo. Estaba convencido que
podrían recoger legalmente las firmas. Para convocar a un referéndum necesitaban
dos millones cuatrocientas mil firmas, y ellos en las elecciones del año 2000
casi llegaron a los dos millones seiscientos mil votos. Sin embargo, han
intentado el fraude. Han hecho firmar a muertos, niños y extranjeros. Si el
Consejo Nacional Electoral se hubiese comportado como un árbitro inflexible,
habría anulado el procedimiento por completo. ¿Por qué ninguno responde por
haber cometido un delito electoral? Creo en el árbitro. De todas maneras la
cuestión no está cerrada. A la oposición le faltan 600 mil firmas. Deberían
sacarlas de las 870 mil firmas que han sido declaradas probablemente
falsas. ¿Podrán? Tengo serias dudas.
Si lo lograsen, ¿usted se iría?
Sí. Pero una cosa es que yo entregue el mandato, y otra es que yo me retire
derrotado, llorando, a escribir mis memorias. No tengo ni 50 años y nunca me
había sentido tan bien como ahora.
¿Se volvería a presentar? La Constitución no se lo impide.
Debería pensarlo. Claro, no le allanaría el camino a quien pretenda restaurar
una Venezuela paraíso de la oligarquía. El libreto de este plan está en
Washington.
Lo dice siempre con más frecuencia.
Tengo las pruebas.
¿Cuáles son?
El Departamento de Estado financia a todos los grupos de la oposición, sobre
todo a los más radicales. “Súmate” (el grupo escogido para recoger las firmas
para el referéndum) ha recibido centenares de miles de dólares. No han podido
negarlo porque tengo los documentos. El financiamiento de la campaña para el
referendo pasó a través de los mismos canales que financiaron la operación para
sacar a Aristide de Haití. Del resto no hacen falta pruebas. Bush lo declaró
públicamente. En Monterrey dijo: continuaremos trabajando para restituir los
“derechos” a los pueblos de Bolivia, Venezuela y Haití. Junto al presidente
mexicano Fox ha repetido: haremos de todo para garantizar el referéndum
revocatorio.
La TV privada está en guerra contra su gobierno. Usted amenaza frecuentemente
con aplicar acciones legales, pero no lo hace. ¿Por qué?
Soy el jefe del ejecutivo. Otros deberían intervenir. Esta oligarquía tiene a la
mano algunos poderes del Estado. En Venezuela, el Tribunal Supremo de Justicia
ha declarado sin lugar el proceso contra los golpistas; así cayó el velo sobre
el Golpe de Estado del 11 de abril de 2002. Tengo los instrumentos para
intervenir las televisoras. En las últimas horas han recomenzado a llamar a la
insurrección, al desconocimiento del gobierno. Podría hacerlo para proteger la
Constitución, pero cerrar un canal es una decisión para tomarla con nervios de
acero. La noche del martes, cuando el CNE anunció la sentencia sobre el
referéndum, estaba listo para quitar la señal de transmisión. Aquí está
prohibida la propaganda de guerra: si las TV hubiesen lanzado gasolina sobre los
focos subversivos encendidos sobre todo en el este de Caracas –ya habían
muertos, heridos, detenidos; la situación era tensa aquella noche— yo las habría
oscurecido. Me quedé observando todos los canales hasta las tres de la
madrugada. Al final decidí continuar enfrentando la guerra de las
comunicaciones.
¿Seguirá confiando sólo en el canal del Estado, o piensa que los medios
alternativos pueden ayudarlo?
Confío en los medios comunitarios. Pero en la otra parte hay un frente que
dispone de todos los canales nacionales e internacionales, comenzando por CNN.
En el curso de la protesta de la oposición, en esta semana, se han realizado
varios arrestos. ¿Considera a esas personas como presos políticos?
Fueron detenidos, pero no por razones de persecución política. Están arrestados
porque fueron sorprendidos en flagrancia. ¿Por qué en la última marcha de la
oposición no hubo siquiera un detenido ni un herido? Porque ellos lo decidieron.
Existe violencia cuando ellos deciden que haya violencia; imparto personalmente
las instrucciones a las fuerzas que dependen de mí. Aquí en Caracas debo mandar
a la calle a la Guardia Nacional porque la Policía Metropolitana contribuye con
el desorden público. Mi gobierno no ha impedido manifestaciones. Durante 3 años
no hubo heridos ni detenidos durante las marchas. Cuando empezó la conspiración,
comenzó la violencia. Es la copia del golpe del 11 de abril que se reproduce sin
descanso. Es su diseño: necesitan muertos y heridos para acusar a Chávez. Tienen
la gran ventaja que las imágenes transmitidas al mundo son las de ellos,
aquellas que ellos escogen para que el mundo crea que aquí hay un tirano.
El año pasado, en Porto Alegre, usted se dirigió al movimiento reunido en el
Foro Mundial como si se le hablase a una posible alianza. ¿Todavía tiene esa
idea?
Alianza en la búsqueda de una alternativa. Este país, con el Caracazo; insurgió
contra el dogma neoliberal (el Caracazo es la rebelión popular del 89, en la
cual contra un paquete económico del Fondo Monetario Internacional –FMI-; la
primera revuelta de este género en América Latina). Caracas, aquel día, explotó
y bajó a las calles. Allí quedó. Está en Venezuela; este es el pueblo
venezolano. Si no hubiese sido por el Caracazo, que agregó fuerza popular, a la
empresa pública del petróleo venezolano ya la hubiesen privatizado desde hace 10
años, aproximadamente.
He tenido problemas para hacerle entender, a la izquierda latinoamericana, quién
soy. Me han descrito como un carapintada; sólo Fidel Castro ha podido entender
quién es Hugo Chávez. La izquierda latinoamericana me ha observado con sospecha.
Una vez fui invitado al Foro de Sao Paulo, por intermedio de los cubanos, pero
no me permitieron hablar. Los partidos históricos del continente, desde el PT de
Brasil hasta el PRD de México, me veían como un coronel golpista; eran víctimas
de la desinformación. Solamente después del 11 de abril, los movimientos no
global han comenzado a percibir a mi gobierno como un experimento alternativo al
poder imperial.
Muchos de éstos, el 20 de marzo estarán en la calle manifestando, en muchas
ciudades del mundo, contra la ocupación de Irak y contra la estrategia de la
guerra preventiva.
Quizás el 20 de marzo sea la ocasión para decirle a Estados Unidos que “quite
las manos de Venezuela”. La cuestión de fondo es la misma: el petróleo. El poder
estadounidense no quiere que el petróleo mantenga o aumente su precio. No me
perdonan el rol desempeñado en la resurrección de la OPEP. Cuando llegué al
gobierno, el barril costaba 12 dólares. Visité los países de la OPEP en diez
días. Fui, incluso, a Bagdad. Clinton, que estaba en la Casa Blanca, me amenazó;
me advirtió que no atravesara el espacio aéreo porque podían abatirme. Respondí:
no pensarán que renuncie a viajar a Bagdad porque ustedes lo desean? Iré en
camello, si es necesario. Aquel trabajo en la OPEP fue fructífero. Si la
política en el precio del petróleo cambió, se debe también al rol venezolano.
Hoy el petróleo está cerca de los 30 dólares el barril.
¿El precio ideal?
El precio justo. Tal vez apenas bajo el nivel del verdadero precio. Pero
regresemos a Irak. Washington había calculado que conquistar militarmente a
Irak, era posible; pero garantizarse la producción petrolera era otra cosa. Fue
entonces que decidieron asegurarse el petróleo venezolano.
Le cito una frase suya reciente: ni una gota de petróleo a los Estados Unidos si
continúa con su intromisión. ¿Piensa que el petróleo deba ser un arma para
Venezuela? En el pasado no pensaba así.
Una cosa es que yo diga que no lo quiero utilizar, y otra es que me obliguen a
hacerlo. En el caso de Bush, debería ceder a la locura de intervenir
directamente en Venezuela; aquí se generaría un conflicto y sería absurdo
continuar vendiéndole petróleo. No existen sólo los Estados Unidos. El petróleo
no se deteriora. El petróleo se vende.
¿A quién?
A Asia; a Europa. Las empresas chinas de petróleo me han solicitado el
incremento de su cuota de negocios con Venezuela. No podemos porque formamos
parte de la cuota en la OPEP. Nosotros le vendemos a Estados Unidos un millón y
medio de barriles al día. No nos costaría mucho colocarlo en otras partes.
Brasil importa petróleo. Debe comprarlo en Medio Oriente. ¿Por qué? Porque la
estrategia de la empresa de petróleo venezolana, por muchos años, ha estado
encadenada sólo a los intereses estadounidenses. Las obligaciones de contrato se
romperían en caso de conflicto.
¿Cómo van las negociaciones sobre el Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA)?
El ALCA ha muerto. Lo que ha quedado es un cadáver. El ALCA light es una
miniatura; una caricatura. Brasil la sostiene.
La propuesta brasileña no me convence. El ALCA light es sólo la cola del
verdadero ALCA. Si firmamos ese acuerdo, Washington, apenas pueda, parte a la
carga. Lula, Kirchner y yo no estamos sobre una sola línea, pero sí sobre una
interesante área de coincidencia. Buenos Aires, por el momento, tiene una
posición muy tranquila, mucho más que la brasileña, sobre la cuestión de la
deuda y del flujo de capitales.
¿Qué es la Revolución Bolivariana?
Una revolución humanista; construida para satisfacer las necesidades del ser
humano. Es el proyecto de una Venezuela absolutamente independiente en su
política soberana; que trabaja para alcanzar la integración de Suramérica. Es el
verdadero estado de derecho. Porque, en la lucha entre el fuerte y el débil, la
libertad oprime y la justicia libera. Pero la libertad sin igualdad no tiene
sentido. Esta oligarquía no respetó jamás las leyes. Por eso me detesta. Porque
estoy construyendo un Estado de Derecho que garantice la igualdad política y
social.
¿Cuáles son los resultados concretos de su proyecto revolucionario?
Haber construido un contrapoder. Aquí los pobres están tomando el poder. Es la
única manera que conozco para combatir la pobreza. Han surgido comités populares
en muchas partes. No es sólo un poder figurado. Hemos votado una ley para darle
a las comunidades organizadas la gestión del 20% de un fondo nacional riquísimo;
el Fondo Intergubernamental para la Descentralización Intergubernamental
(FIDES), que hasta ahora era distribuido por gobernadores y alcaldes. No es una
sustitución de poderes. Es una combinación del poder constituido con el
constituyente. El pueblo, cuando toma el poder, de verdad, lo defiende. Mire lo
que hizo el 13 de abril: volteó al gobierno golpista mientras mis soldados me
estaban regresando a Caracas en helicóptero. Casi rezaba. Estaba descendiendo en
este palacio desde donde había sido sacado 48 horas antes, y lo veía asediado
por gente y manos desnudas. Eran miles. Los miraba desde lo alto y decía: miren
qué ha hecho este pueblo; ha retomado su gobierno. Es
el vínculo moral que me une con él. Vivo para el pueblo. Aquel día la gente de
Caracas dijo: este palacio es mío. Resulta difícil que los oligarcas intenten
quitarle al pueblo lo que el pueblo ha aprendido a sentir como suyo.
Sus adversarios insistirían en que usted ha construido más que todo un
contrapoder; que usted elude a los pobres; que se refiere sólo a los caraqueños
utilizando sus dotes de persuasión, porque no tiene ninguna intención de
abandonar este palacio. ¿Qué responde?
No es simbólico el poder que el pueblo tiene en mano. No fue por mis bellas
palabras que ocupó las calles de Caracas un día después del Golpe de Estado.
¿Cree usted que le inspira confianza a la clase media?
A una parte.
No hace falta que me ame. Pero siento que una importante porción de la clase
media, golpeada por los efectos de la globalización, se está acercando. La
Conindustria Venezolana de pequeños y medianos empresarios está con nosotros.
¿Ve caballos de Troya en su revolución?
Sí. La oligarquía me ha asediado. Hoy he visto una foto mía del 99 y me espanté.
En una parte está Peña (alcalde metropolitano de Caracas; ahora feroz
antichavista). En otra, Cisneros (líder millonario de la oposición), que quiso
infiltrarse de muchos modos. Personalmente no lo logró, pero ha colocado hombres
suyos en posiciones de gobierno. He estado rodeado por infiltrados de oficio. El
MAS (partido surgido de las costillas del PC, ahora en la oposición) logró
imponer algunos ministros. Han hecho muchísimo daño. No digo que ahora seamos
libres, pero estamos liberándonos. La ineficiencia y la corrupción son las
trampas tendidas a este gobierno.
¿La burocracia no lo es?
La Administración Pública está llena de gente maniobrada por la oposición, y
como no quiero un día llorar por aquello que pude haber hecho, dudo de quien
tengo alrededor. Exijo cambios.
¿Sorprendido por la doble cara del embajador en las Naciones Unidas, que apenas
había sido nombrado para su embajada en Londres?
No me ha sorprendido. Sabía quién era.
Si lo sabía, ¿por qué no se había librado a tiempo de él?
Estamos limpiando este país; pero necesitamos tiempo. Ser traicionado ayuda, si
se sobrevive.
Ha lanzado un reto a George W. Bush: veremos quién se va primero de la
presidencia. ¿Piensa vencerlo?
Por mi cuenta, me preparo para resistir con mis asambleas, con mi gente. Hoy
digo como Shakespeare: sopla viento, sopla. Estoy listo para maniobrar en tu
tempestad.