SENDERISMO 2004

 

El día 12 de agosto realizamos el “senderismo 2004”, actividad deportivo-cultural donde compartimos un día de cansancio, de aventura y riesgo; donde convivimos en la naturaleza pequeños y mayores y cada uno ubicados en distintas partes pero con raíces en nuestro pueblo “Herguijuela” y donde aun hay aromas y sensaciones del pasado.

Ya llevamos dentro de la mochila casi 100 Km. andados por caminos, veredas y riscos: ...............Zarzas, tropezones, polvo, ampollas, escoceduras, sudor, la mochila tira para atrás. Algún compañero hay que frenarle, algún otro animarle para seguir (lógicamente la diferencia de edad existe). ¡............. a que mola superar las dificultades y tañir la campana a la vuelta!.

            Sobre las 08:00h., después de posar, los 21 componentes, para la foto en nuestra plaza y tocar la campana, iniciamos la marcha hacia El Bodon.

 Con el fresco de la mañana dejamos atrás la “Guija, Carramolino, Barriolobos” y nos adentramos en nuestro risco abrupto y sinuoso zigzagueando por la carretera con sus malecones: ..........“La Pera, La vuelta Fragua, El Molino Viejo y El Puente.

 En la bajada observamos el espacio descarnado con su entalladura fluvial y el roquedo del paisaje junto con el rió. El Águeda, alimentado por las aguas que reúne la Sierra de Gata, en su vertiginoso descenso se encaja profundamente en el sustrato rocoso generando el típico paisaje en "V” acentuado por la sucesión de estratos verticales: ..............Tomillos, escobas, manzanilla, zarzas, espinos, carrascos, alisos, mansiegas.......nuestro risco esta lleno de vegetación, de piedras, canchales y espigones. Todo ello combinado junto al rió lo hacen bello y hermoso. Nuestro risco sale en las guías de turismo de la comarca, “El risco de Herguijuela” y por supuesto mola mÁs que el de Martiago, ¿o no?.

Dejamos la carretera en la pera de La Encina y en fila india, por una vereda estrecha, nos introducimos en el fondo de la “V” rió arriba. Alrededor el pasto amarillento y seco, bañado por una suave y blanquecina capa de rocío. El olor a tomillo y manzanilla se hace notar.

Hacemos un alto al lado de otro molino con su esqueleto al viento, en frente, en nuestro lado, el regato de mingaleate. Observamos como los carrascos coronan las laderas y asoman entre los canchales por todas partes. Nos mentalizamos de la dificultad del recorrido y que en cada paso, hay que mirar y acariciar el suelo con el pie.

Continuamos la marcha, la vereda se difumina entre las piedras hasta que desaparece. Comienza la dificultad, la aventura. ¿aventura de alto riesgo?. Esquivamos los pedruscos, las zarzas y agarrándonos a las mansiegas avanzamos, a veces, agachados bajo las ramas de los alisos. Un espigón de estratos verticales, a la altura del Olmo, nos corta el paso y nos detenemos. Hay que cruzar el rió hacia nuestro lado.

El caudal del río ha aumentado un poco, lo suficiente para agrandar el paso previsto. En principio, no es viable este lugar. Buscamos más arriba otro alternativo y no lo hay. La dificultad no solo aumenta sino se transforma en riesgo. Alguno piensa que pasar por allí no es posible, yo también. La idea de ir por El Olmo, por donde volvimos, no me gustaba pues nos perderíamos el trozo mas emocionante del recorrido.

Así pues, le echamos valor, lanzamos las mochilas al otro lado y de uno en uno saltamos a la 1ª piedra, de un palmo2, donde Plácido nos espera. El salto hubo que hacerlo con fuerza, con energía, calculando y sin dudar; había que frenarse a la vez en ese pequeño espacio, un respiro y a la siguiente piedra, teniendo cuidado de no mojarlas para no resbalar. Así uno tras otro, cruzamos el rió, “TODOS”, sin novedad.

Después de haber superado esta prueba ya no nos asusta nada. Avanzamos por la orilla como si de una expedición de exploradores se tratara. Salvamos los pedruscos, los canchales, los espinos y las zarzas entrelazadas con la maleza arrastrada por el rió en el invierno. Hacemos un alto para relajarnos de la tensión acumulada y contemplamos de nuevo, perdidos en el fondo de la entalladura, la altura de las laderas, su vegetación, la forma de los peñascos y colamos el agua tirando piedras. En el cielo azul, jaspeado por cúmulos algodonados e inmaculados de nubes, un buitre planeando nos vigila. Nuestra palabras y risas son engullidas por la inmensa calma y el murmullo de la corriente.

Continuamos pausadamente hasta darnos de bruces con la presa de “Doñandrés o Don Andrés”. Cruzamos de nuevo hacia  el lado de El Bodón. Se opta por descalzarnos y cruzar andando. El lecho del rió esta muy resbaladizo pues un alga marrón lo cubre. TODOS cruzamos de nuevo y sin novedad.

Hace unos años se podía ver una pesquera con su molino, dónde se molía las algarrobas y los cereales. El cruce del charco, con el cargamento de sacos, se hacia en barco. El esqueleto de este, al hacer la presa, ha sido roto y desintegrado, y sus huesos esparcidos por doquier.

Ya en el lado de El Bodón comemos el bocadillo donde nos esperaban los peques: Judith, Iván, Laura, Lucia, Beeñat y sus padres: Manolo I, Manolo II e Iñaki. Ya somos 29. Desde aquí observamos el embalse y divisamos a lo lejos El Castillo hasta donde llega el agua. Frente a nosotros las barreras de “Puerca, Elombo y El Morro”; así como los regatos que parten de “Bartibañez, Bajondillo y La Hoya”.

Después de reponer fuerzas y disfrutar del paisaje, continuamos la marcha pista arriba hacia El Bodón. Aquí, visitamos la Base del equipo contra incendios, dónde asistimos a una teórica de prevención y contra incendios y una práctica de embarque y desembarque de helicóptero dada por el jefe de equipo.

En la arboleda, al lado de la plaza de toros, descansamos y realizamos la comida donde hubo tiempo para juegos y bromas, sobre todo los más pequeños.

Después de comer, visitamos el telar “El Taxista”. “Insitu” vimos como se hacen las mantas de tiras, las alforjas, alfombras ........etc. Sergio con 10 años, apoyado por su abuela, fue nuestro anfitrión. Nos guió por el telar y nos explicó con garbo, salero y claridad, el funcionamiento de la antigua maquinaria haciendo una práctica de confección. Entre varios compraron una manta de tiras.

Sergio nos guía por el pueblo, camino del Alfarero, al son de la gaita y el tambor que el mismo toca. Manuel, el Alfarero, nos explica detalladamente su trabajo: cómo consigue las mezclas, el funcionamiento del horno y nos enseña su exposición.

Agradecemos la colaboración de estas personas que desinteresadamente se ponen a nuestra disposición y nos aportan muchas cosas que desconocemos.

También teníamos previsto haber visitado la central hidroeléctrica de la presa de “Don Andres” y la Iglesia de El Bodón pero por falta de disponibilidad del personal de la presa por la mañana o por falta de tiempo en caso de la Iglesia no se pudo hacer.

Sobre las 5 de la tarde iniciamos el regreso: los peques en coche. El calor de media tarde, que golpea nuestras espalda y el cansancio de todo el día, no fue un obstáculo en la vuelta, si bien todos los compañeros muestran satisfacción pues habíamos superado un día de convivencia muy completo. Así pues, dejando atrás la finca del Olmo, el risco de la Encina y el risco de Herguijuela, llegamos a “nuestra Plaza”  sin novedad. Tocamos la campana.

Plácido.

 

PARTICIPANTES

Nieves

Silvia

Sole

Melisa

Cristina

Sandra

Laura

Haizea

Miguel Ángel

Oscar

David

Roberto

Javi

Víctor

Eric

plácido

colmenero

Ramiro

Ana

Mª Mar

Lumi

Ivan     *

Beeñat *

Judiht   *

Laura   *

Lucia    *

Manolo  Mar*

Manolo Rosa*

Iñaki    *


* Se incorporaron en la presa de El Bodón
Hosted by www.Geocities.ws

1