LA TRILLA           

                                                                           (Verano 3ª parte)

            Las campanas repican, la cigüeña levanta el vuelo del campanario. La gente se va reuniendo a la sombra del álamo negro de la puerta de la iglesia. Alguno con camisa nueva y todos con ropa de los domingos. Tocan la tercera. Durante la procesión, por el lugar de costumbre, los mozos tocan “avuelo” las campanas volteándolas sin parar. Los tañidos de éstas y el ruido de los cohetes se pierden en el Campo de Agadones. No hay vino Español ni banderines en las calles. A media tarde fútbol. Una acordeón y un tamboril animan el baile.

            Es la fiesta de la Virgen de las Nieves.

            Al día siguiente, con la resaca encima, se hace la parva. Se cortan los vencejos de los haces con el hocino y se esparcen en abanico. A media mañana, ya caliente el bálago, se inicia la trilla.

            Las parejas están uñidas con los bozales y las penzoleras puestas. Parejas de vacas, de burros, de mulos, vaca – burro, vaca vieja – novilla. Todas las combinaciones son posibles y a las novillas hay que domarlas.

            Se engancha en el barzón del yugo, mediante la lavija, el canvizo y este al trevado del trillo. Sobre el trillo, el caldero viejo para recoger las buñicas o cagajones de los animales, el sillón y la vara de pico.

            En una orilla, el sombrajo con ramas de rebollo y escobas. En él se guarda el barril, la cesta de la merienda y las herramientas. “El moro” lo cuida todo.

            Se dan vueltas, vueltas y vueltas. Las pernalas del trillo van desmigajando la parte de arriba de las gavillas. Se cantea la parva, con una tornaera de palo, mientras que las gavillas aún son gavillas y después, con una pala de madera, cuando la paja es ya paja y las espigas han dejado de existir.

            Sentado en el sillón sobre el trillo, el trillaol, bajo el sombrero de paja, se desliza sobre el trigo y va guiando la pareja con la vara de pico. Una de las vacas, la mohína, levanta el rabo avisando. Es una señal inequívoca. Se les manda parar:  - “para…, paara”. Rápidamente se coloca el caldero de bajo y cerca para recoger “la cagada” y evitar que ésta se mezcle con la paja arrollándose al paso del trillo. La mierda se vacía en el buñiquero en una orilla. Las meadas no se recogen.

            Después de comer en el sombrajo, los trillaores siguen dando vueltas. El sol, la hora de la siesta y el paso lento de las vacas influyen en que más de uno se quede dormido en el trillo. Las vacas, aunque cansinas y aburridas, siguen.

            Se cantea de nuevo, se recogen las orillas, se abre el centro y así, “zumba que dale”, varios días hasta que queda menua.

            A media tarde la madre llega con el gazpacho. A las parejas se le quitan los bozales y las penzoleras para que coman de la parva. También los pájaros aprovechan para comer. Ellas meten los morros entre el cancho y hozando llegan al suelo donde esta el grano. El trigo ingerido entero saldrá entero y blandito. Las gallinas y los pardales lo rebuscan esparramando las buñicas en las calles.

            La trilla continúa hasta que se pone el sol y ya se enfría la parva. Se sueltan las parejas y se cantea para mañana.

             Al tercer día de trilla, sobre medio día, una nube negra se va aproximando y ocupando el cielo. La gente mira para arriba y lo valora: - “oyee….¿tu crees que va a llover?”

-“quevaaa………..esta se pasa, va por Bodón y se va el río arriba”

- “como se dé la vuelta y descargue nos jode”

            La nube de tormenta va engrosando y extendiéndose. Los primeros truenos se dejan oír por La Peña, por La Bolla y por Jálama. Tres frentes que amenazan agua. La nube ruge dando vueltas por el entorno, los relámpagos rasgan y resquebrajan el cielo, los truenos restrallan en nuestra cabeza y el aire gallego azuza y  empuja la bestia. Ya está encima y más de uno se acuerda de Santa Bárbara.

            La gente corre, se sacan las parejas y se empieza apezar la parva para que se moje lo menos posible y evitar que el trigo tallezca. Por suerte la tormenta se ha ido disipando y sólo han caído cuatro gotas:

                                    -“De buena nos hemos librao”

                                    - “ ¡……vaaya!

                                    - “pallí……..… por Jálama ha tenido que jarrear de cojones”

El hombre del tiempo, Mariano Medina, no adivino el fenómeno meteorológico.

            La parva ya menua se junta con un tablero tirado por las vacas y se hace un muelo largo y orientado al aire serrano o cierzo, para cuando lo haga, limpiar. Se apalea con la pala y con la escoba de ternillos se barre lo menuo.            ………………………. Continuará            “La limpia”

                                                                                                           

                                                                                                                        Noviembre 2004            Plácido

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