Me han preguntado varias
veces cuál de los dos personajes femeninos es más yo. La pequeña y única
verdad que puedo responder a eso es que creo que casi todos los
escritores, hayamos vivido o no en mayor o menor medida
las situaciones que narramos, vivimos plenamente lo que creamos.
Por tanto Kasandra y Ana existen y lo que se cuenta en la novela ocurrió
de verdad. Yo lo ví, yo sentí lo que ellas, estuve en sus casas, escuché
sus monólogos interiores, permanecí junto a sus sombras. Luego la
diferencia entre mis personajes y yo, es que ellos viven la
historia, y la vuelven a vivir infinitamente cada vez que un lector escoje
la novela y la lee,
yo, en cambio, puedo reflexionar mientras los creo y una vez
publicada la obra ya deja de ser mía, no volverá a mí nunca más.
¿Habrá una segunda parte
de Kasandra?
Rotundamente no. La
continuidad la debe poner cada lector, es fácil, he dejado, como el
ratoncito Pérez, todos los elementos necesarios bajo cada página. La
diferencia entre la ficción y la vida real es que a la primera se puede
retornar siempre que se quiera.
Si no hay una segunda
parte de Kasandra ¿Qué será
lo siguiente?
Kasandra forma parte de
una bilogía conceptual, y añado conceptual porque la estructura y el
planteamiento narrativo de la segunda novela es muy diferente. La manera
de contar es otra propuesta bien distinta y donde juego a implicar al
lector aún más que en Kasandra, el cómo es la sorpresa y mi actual
disfrute.
Lo siguiente ya está aquí.
Como decía Julio Cortázar las historias están por ahí pululando y solo
hay que captarlas y ponerse a escribirlas.
¿Cómo surgió la vocación
de escribir?
Podría hacer un perfecto
juego de palabras para responder esto. Eso es muy socorrido y además uno
queda como un ser inteligente. Pero exponer la verdad, aunque resulte
simple es lo más atrevido: En mi caso particular, es el resultado del
miedo a la muerte, dedicarme a crear es huir del hecho innegable de la
desaparición. Podría decir que ser creativo es la consecuencia de la búsqueda
de la inmortalidad. Como bien dice Antonia San Juan en el prólogo, "acercarse
a la vida produce el mayor acercamientoa la muerte". |