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29/06/2006 - Management | |
¿El lider nace o se
hace? Contar con un líder integral es una de las dificultades que enfrenta el sector de TI luego de la burbuja de Internet. La otra es generar un recambio que permita que la motivación no tenga un techo. Las incógnitas: ¿Cómo impactaron las crisis de la región y del país en las empresas? ¿Cómo consolidar su posición un líder innovador si la dirección de la empresa es refractaria al cambio? (Por Analía García. Especial para Bloggers Report) Algunos
especialistas opinan que el liderazgo se consolida a través de las
acciones y que el concepto de líder, en su esencia, no varió su
significado a pesar de que la región y el país atravesaron por crisis que
marcaron un antes y un después. La dificultad, argumentan, es contar con
un líder integral, que tenga expertise en el área en que se desempeña,
pero que sepa también cómo orientar y motivar al personal a su cargo, En
tercer lugar se busca que esté empapado del negocio de la empresa de
manera tal de poder contribuir a su crecimiento. “A pesar de los distintos
escenarios que se vivieron en las últimas décadas –señala Diego Lotartaro,
Director de Recursos Humanos de BDO Becher, – en lo conceptual, lo que
concebimos como un buen líder, permanece”. Considera que la legitimación
del responsable de un grupo no lo otorga la estructura formal de la
empresa sino las personas que le reconocen ese
lugar.
Camino al andar ¿El líder nace o se hace? La pregunta sigue despertando controversias. Todos reconocen que puede existir un talento natural, pero que a través de la capacitación cualquier persona puede mejorar sus habilidades. El fundador y actual responsable de la gerencia de Recursos Estratégicos de Openware, Federico Seineldin, antepone el componente ético. “Es de tal complejidad el área en el que trabajamos y ha cambiado tanto la organización de las empresas en las últimas décadas que se ha producido una modificación en las características del liderazgo,” dice. Para el directivo, la integridad es el componente esencial, que no puede estar ausente en el líder. “A esto hay que agregarle la capacidad de adaptación al cambio: tenemos que contar con dirigentes que no piensen que lo importante es llegar a la meta y disfruten del camino que recorren para alcanzarla”, afirma. Una dificultad es caer en la “ultra especialización” ya que aparta de los contextos generales y particulares del entorno. Seineldin reconoce que la crisis del 2001 marcó un punto de inflexión en la historia de la empresa. “Más que ingenieros, necesitamos creativos capaces de pensar fuera de lo pre establecido”. Esto supone la decisión de aceptar el error como parte del crecimiento y no como una frustración. Paso a paso Para el director de Consist, Carlos Riccialdelli, la motivación es un punto clave en la relación del líder con el resto de la gente. Su empresa tiene un convenio de e-learning con la Universidad de Harvard, y entre los 33 tópicos que postula para el buen gerenciamiento, uno de los lugares lo ocupa el liderazgo. En un contexto donde la capacitación tiene un rol fundamental, propone un aprendizaje que “se da en el día a día”, en un marco donde el buen líder debe funcionar más como un motivador que como alguien que simplemente da órdenes y controla. “La motivación debe darse durante todo el año, no en circunstancias especiales y tiene que contener la explicación de qué se debe mejorar o cambiar”. En el caso de RAD, una empresa israelí con filiales en varios países y que fabrica accesos para telecomunicaciones, Eduardo Maradei, su Gerente General de la oficina regional para el Cono Sur, subraya que “en tecnología no se puede escapar, como empresa, a la universalización; en recursos humanos, tenemos las características de una empresa europea: ser muy solidarios con el cliente y reconocer qué necesita el mercado para poder fabricarlo”. Recuerda que la TI tuvo su propia crisis en el ‘98, previa a la debacle local de 2001. “Generó la apertura de los mercados de tecnología, y obligó a la incorporación de jóvenes talentos, por sus conocimientos en tecnología y por su capacidad para ser pilotos de tormenta.” Marca ese hito como el nacimiento de una nueva concepción de liderazgo. La consultora Cristina Mejías, en su trabajo “Cómo liderar ‘a pesar’ del jefe” agrega una dificultad que es más frecuente de lo deseable: a veces el líder tiene un jefe que no lo apoya. Es posible esperar a que se jubile o cambie por sí mismo de actitud por improbable que esto suene, pero también se puede seguir una serie de pasos que ayuden a mejorar esa relación (ver Recuadro). En cualquier caso, se trata de lograr que la legitimación del liderazgo no surja sólo del personal a cargo. Por lo menos si se quiere ganar en eficacia. Camino al andar
¿El líder nace o se hace? La pregunta sigue despertando
controversias. Todos reconocen que puede existir un talento natural, pero
que a través de la capacitación cualquier persona puede mejorar sus
habilidades. El fundador y actual responsable de la gerencia de Recursos
Estratégicos de Openware, Federico Seineldin, antepone el componente
ético. “Es de tal complejidad el área en el que trabajamos y ha cambiado
tanto la organización de las empresas en las últimas décadas que se ha
producido una modificación en las características del liderazgo,” dice.
Para el directivo, la integridad es el componente esencial, que no puede
estar ausente en el líder. “A esto hay que agregarle la capacidad de
adaptación al cambio: tenemos que contar con dirigentes que no piensen que
lo importante es llegar a la meta y disfruten del camino que recorren para
alcanzarla”, afirma. Una dificultad es caer en la “ultra especialización”
ya que aparta de los contextos generales y particulares del entorno.
Seineldin reconoce que la crisis del 2001 marcó un punto de inflexión en
la historia de la empresa. “Más que ingenieros, necesitamos creativos
capaces de pensar fuera de lo pre establecido”. Esto supone la decisión de
aceptar el error como parte del crecimiento y no como una
frustración.
Paso a paso
Para el director de Consist, Carlos Riccialdelli, la motivación es un
punto clave en la relación del líder con el resto de la gente. Su empresa
tiene un convenio de e-learning con la Universidad de Harvard, y entre los
33 tópicos que postula para el buen gerenciamiento, uno de los lugares lo
ocupa el liderazgo. En un contexto donde la capacitación tiene un rol
fundamental, propone un aprendizaje que “se da en el día a día”, en un
marco donde el buen líder debe funcionar más como un motivador que como
alguien que simplemente da órdenes y controla. “La motivación debe darse
durante todo el año, no en circunstancias especiales y tiene que contener
la explicación de qué se debe mejorar o cambiar”.
En el caso de RAD, una empresa israelí con filiales en varios países
y que fabrica accesos para telecomunicaciones, Eduardo Maradei, su Gerente
General de la oficina regional para el Cono Sur, subraya que “en
tecnología no se puede escapar, como empresa, a la universalización; en
recursos humanos, tenemos las características de una empresa europea: ser
muy solidarios con el cliente y reconocer qué necesita el mercado para
poder fabricarlo”. Recuerda que la TI tuvo su propia crisis en el ‘98,
previa a la debacle local de 2001. “Generó la apertura de los mercados de
tecnología, y obligó a la incorporación de jóvenes talentos, por sus
conocimientos en tecnología y por su capacidad para ser pilotos de
tormenta.” Marca ese hito como el nacimiento de una nueva concepción de
liderazgo.
La consultora Cristina Mejías, en su trabajo “Cómo
liderar ‘a pesar’ del jefe” agrega una dificultad que es más
frecuente de lo deseable: a veces el líder tiene un jefe que no lo apoya.
Es posible esperar a que se jubile o cambie por sí mismo de actitud por
improbable que esto suene, pero también se puede seguir una serie de pasos
que ayuden a mejorar esa relación (ver Recuadro). En cualquier caso, se
trata de lograr que la legitimación del liderazgo no surja sólo del
personal a cargo. Por lo menos si se quiere ganar en eficacia.
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