Los
Líderes del Futuro
Una de las tareas cruciales de
los líderes de una organización es la de desarrollar a quienes algún
día los reemplazarán. Es una labor clave porque la esencia del éxito
de una empresa reside en la calidad de su recurso humano,
especialmente del que pertenecerá a su cúpula.
Esa misión comienza con la selección
adecuada, secciona con una bien pesada evolución de su carrera.
Entonces, la pregunta que hay que responder es: Cuáles son las
características de esos jóvenes profesionales que tienen el
potencial para ascender a las costumbres corporativas? Respondemos
este interrogante con base en múltiples investigaciones que se han
hecho al respecto y con base en nuestra propia observación de los
casos sobresalientes de Colombia.
Capacidad de soñar.
Un común denominador de los profesionales que se distinguen es que
tienen grandes sueños. No se conforman simplemente con hacer las
cosas bien. Quieren hacer cosas especiales, dejar huella. Son
idealistas, no se dejan limitar por los obstáculos. Su trabajo es
mucho más que una manera fuente de ingresos, es un medio para
expresar sus talentos y su voluntad de hierro. A pesar de los
naturales tropiezos y de las derrotas, su entusiasmo no cede.
Orientación a
resultados. Desde muy temprano en su carrera, los buenos
profesionales logran objetivos valiosos. A la escala de sus
responsabilidades que obviamente son menores en las primeras etapas
quienes tienen “madera” la demuestran cosechando resultados
tangibles. Son personar prácticas que no sólo tienen buenas ideas
sino la capacidad de convertirlas en realidad. De nada sirven sus
hojas de vida atractivas o sus planes llamativos sin ejecutorias
concretas que confirmen su habilidad para alcanzar metas ambiciosas.
Pasión. No hay
líderes que no vibren intensamente con sus proyectos. Tienen un
fuego interior que les da energía y luz que alimentan su ingenio y
su perseverancia. Si a un profesional no le duelen por sus aciertos,
probablemente no tiene esa fuerza interior que tanto se necesita
para sacar adelante iniciativas trascendentales.
Curiosidad. El deseo
permanente de aprender, de explorar, de entender asuntos complejos,
está siempre presente en los que ascienden. Porque precisamente es
la manera en que escalan posiciones mejorando y ampliando
constantemente su acervo intelectual y su bagaje de experiencias.
Quienes no tengan espíritu de estudiante pronto serán objetos, serán
superados por los que se actualizan, profundizan y expanden sus
conocimientos.
Disposición al riesgo.
Hacer empresa implica administrar bien el juego de las
probabilidades. Hay que hacerlo de una manera inteligente,
organizada, con buenas herramientas, pero en últimas hay que tener
mucho coraje para tomar decisiones en las que la incertidumbre no se
puede eliminar. Quien no tenga la audacia para navegar en aguas
desconocidas jamás descubrirá nuevos territorios.
En todas las empresas hay jóvenes
profesionales que en sus primeros años laborales dan claras y
frecuentes muestras de tener los elementos descritos. A ellos hay
que identificarlos analizando con cuidado sus trayectorias, hay que
ofrecerles las oportunidades de probar sus ventajas comparativas,
hay que darles retroalimentación constante para que corrijan sus
debilidades y exploten debidamente sus fortalezas. A ellos se les
debe consentir para que no busquen mejores vientos en otros sitios.
Ellos son los líderes del futuro.
El secreto Yo del líder
LAS EDICIONES ESPECIALES DE HBR nos
dan la oportunidad de explotar los grandes temas en dos dimensiones.
Primero, a través del espacio, al reunir artículos nuevos que giran
en torno al tema y lo iluminan. Segundo, a través del tiempo, al
volver a publicar los mejores artículos que HBR ha
producido en el pasado; muchas veces son los artículos que, de
hecho, ayudaron a definir el tópico.
El tema aquí es el liderazgo, en
especial la psicología del liderazgo. Los estudios académicos del
liderazgo surgieron de las teorías de los historiales sobre los
“grandes hombres”, las que explicaban los acontecimientos al
examinar los roles de individuos altamente influyentes. Tal vez el
arquetipo del gran hombre en la historia de Estados Unidos sea
George Washington. En los retratos, los grandes hombres (y algunas
mujeres) se ven heroicos, impresionantes, muchas veces a caballo. Su
fortaleza y visión nos inspiran. Sin embargo, no sabemos mucho
acerca de cómo sienten. No conocemos sus dudas o sus secretos. Vemos
a estos líderes desde afuera.
Este número de HBR
trata sobre la vida interior del líder. Desde el punto de
vista intelectual, esta edición surge de una tradición diferente,
aunque más o menos contemporánea a las teorías de “los grandes
hombres”. Se trata del estudio de las teorías de la psicología, que
se inicia en la segunda mitad del siglo 19 con figuras como William
James y Wilhelm Wundt. La psicología dio con sus propios grandes
hombres en figuras como Sigmund Freíd y Carl Jung, y entró al mundo
de los negocios por medio de gente como Abraham Maslow, Harry
Levinson y, más recientemente, Maanfred F. R. Kets de Vries. Si
Washington simboliza la cara exrterna del líder, dejemos que Abraham
Lincoln represente el ser interior del líder: ambiguo, dubitativa,
ensimismado. Incluso en las fotografías podemos apreciar al Lincoln
interior. Los lineamientos de su alma se dibujan en su piel.
Un líder se mete en problemas cuando
existe una disonancia entre el interior y exterior, lo que hoy
llamamos una “desconexión”. Si es que hay un tema que recorre toda
esta edición, es precisamente la importancia de mantener ambos
aspectos alineados. Tome como ejemplo a la inteligencia emocional,
un término que Daniel Goleman fue el primero en introducir al mundo
de los negocios en 1998 con su artículo HBRQué
hace a un líder’, REIMPRESO AQUÍ. Todos conocemos a líderes con
intelectos gigantes, pero emociones enanas, y líderes que
estabilicen sin problemas lazos con otros de maneras profundas. Pero
se puede aprender la inteligencia emocional? Puede haber demasiado
de ella? Cómo puede una persona compensar por su debilidad en
inteligencia emocional? Examinamos estas y otras preguntas con
Goleman y más de una docena de renombrados expertos, entre ellos, un
neurólogo, varios CEO y un especialista en cultos. Sus respuestas
son fascinantes e importantes. Todo líder debiera querer una
inteligencia emocional más ágil, y Liderar por sensaciones
es un muy buen artículo para comenzar.
Todo líder también debiera pensar
acerca de su propio desarrollo de liderazgo, y quien mejor para
hablar del proceso de convertirse en un líder que el hombre que
escribió el libro sobre este tema, Warren Bennis. El título de su
artículo Las siete edades del líder debería sonar familiar:
enmarcó su discusión acerca de cómo crecen los líderes en torno al
discurso de “las siete edades del hombre” de la obra de Shakespeare
Como Gustéis, el que comienza con la frase “el mundo es un
teatro”. Ese marco fue una selección inteligente, porque el bardo
comprendía tanto el teatro como los líderes es entender cómo sus
sentimientos “actúan” en el escenario público que ocupan.
Hay mucho más en esta edición.
Barbara Kellerman examina el tabú de los líderes malignos. Lynn
Offermann ofrece un artículo provocativo sobre los efectos tóxicos
que los seguidores pueden tener sobre los líderes. Y de todo
corazón, lea la entrevista que Diane Coutu realizó a Kets de Vries,
un psicoanalista y profesor de Instad que ha dedicado su carrera a
analizar a los CEO. Dice cosas sorprendentes acerca de los muchos
CEO que sufren de depresión y ansiedad y que lidian con asuntos de
control. También ofrece una sabia y esperanzadora descripción del
líder verdaderamente sano. Lo retrata como intenso, apasionado y
responsable; es el tipo de líder que nos gustaría tener, el tipo de
líder que quisiéramos ser.
“El liderazgo es una
decisión, no un cargo”
Es conocido en el mundo por sus
investigaciones en temas de liderazgo y por exitosos libros como
Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, que han
cambiado la forma de vivir tanto a importantes ejecutivos como a
amas de casa. Junto a Hyrum Smith, también especialista en el área
de efectividad personal, profesional y organizacional, fundó
Franklin Covey Company, que con más de 40 países, entre ellos
Colombia. Desde el 1 y hasta el 3 abril, el llamado Sócrates
americano estará en Colombia para presentar sus propuestas de
liderazgo, y para reunirse con el presidente Alvaro Uribe. CAMBIO,
uno de los patrocinadores del evento, habló con él.
CAMBIO: Con la evolución
hacia una aldea de negocios global, ¿cómo ha cambiado el papel del
líder? ¿Cuáles son hoy los principales retos del líder?
STEPHEN COVEY:
Vivimos en un mundo que cambia a una velocidad que hace unos años
era impensable. Cada día trae un nuevo reto que exige una respuesta
recíproca. Cuando restos sucesivos incrementan los estándares, la
tendencia a volver a viejos procesos y prácticas exitosas. El
problema es que estos funcionan. De hecho, hoy nada es más
desastroso que el éxito de ayer. Creo que hay sólo tres constantes
en la vida: cambio, principios y elección el poder de adaptarse y
resto nos permite adaptarnos y responder a las fuerzas de cambio
inexorables y a las nuevas dinámicas de la economía global.
“Uribe entiende que su
efectividad
continuará creciendo mientras
mantenga sus principios.
Sabe qué tiene que seguir
haciendo y qué tiene que
cambiar.”
¿En que consiste el liderazgo
centrado en principios?
Consiste en arraigar esos principios
en el corazón y la mente de las personas y luego en la cultura,
donde se infiltra y afecta todas las relaciones. Los líderes
exitosos inspiran a la gente a tener una visión, un propósito y un
conjunto de principios en común, dándoles un sentido de dirección
claro. Desafortunadamente, muchos líderes tratan a la gente como una
cosa e intentan controlarlos en lugar de dirigirlos para que
desarrollen su potencial. Son demasiadas las organizaciones que no
aprovechan todo el talento y potencial de sus empleados, lo qie
impide que hagan una contribución significativa. Sólo cuando vemos a
las personas como seres humanos íntegros con inteligencia
intelectual, emocional y espiritual, seremos capaces de tantear
todos sus talentos.
¿Y las cuatro dimensiones?
En el trabajo, todos deseamos
esencialmente las mismas cosas: una paga justa (cuerpo), un trato
amable (corazón), estar involucrados creativamente (mente), y que
nos involucren en aspectos humanísticos (espíritu). Cuando las
organizaciones crean oportunidades que tratan las cuatro dimensiones
de sus empleados, se benefician de la actuación mejorada de gente
completa en trabajos completos. Disparan la enorme capacidad de su
nómina, lo que les permite lograr la misión de la organización. La
gente, consciente o inconsciente, escoge determinado comportamiento
que va desde rebelión hasta entusiasmo creativo, dependiendo del
grado en que su situación laboral integrada, respeta y equilibra
todas sus necesidades.
Dice que el liderazgo es una
palabra usada comúnmente, pero que en la mayoría de los casos es mal
usada. ¿Por qué?
Seguimos atrincherados en un
paradigma en el que el liderazgo es un cargo. Los líderes se ven de
acuerdo con su nivel de autoridad o título, y en este paradigma el
poder recae sólo en los líderes que son vistos como los únicos
capaces de crear nuevas ideas o solucionar problemas. El liderazgo
no es ninguna de estas cosas.
Entonces, ¿qué es?
Es el arte más elevado, porque domina
todas las demás artes, profesiones y esfuerzos. Cuando realmente
entendemos y aceptamos la realidad de que el liderazgo es una
elección, somos capaces de cambiar la noción de liderazgo como cargo
por la de liderazgo como influencia, y entonces así somos los
líderes de las personas para quienes trabajamos – un obrero, un
gerente, un ejecutivo, un plomero, un empresario independiente o una
madre soltera -. El liderazgo es una decisión, no un cargo. Es un
asunto de opción, de hacer que las cosas sucedan, y de hacer una
diferencia. En un asunto de todos.
Usted ha asesorado a
importantes jefes de Estado, como Vicente Fox en México. ¿Qué
consejos les ha dado?
En noviembre de 2000, fui invitado
por Fox a pasar dos días con él y su gabinete. El objetivo era
instruir al grupo en las ideas y principios de Los siete hábitos
de gente altamente efectiva y enseñarles que el liderazgo es
una decisión. El grupo era diverso y tenía miembros de ambos
partidos políticos. Se buscaba que los participantes entendieran que
su diversidad y diferentes puntos de vista eran una fuerza positiva
con el potencial para llevarlos a un nuevo nivel de entendimiento y
crear sinergia en los ministerios que encabezarían. Las sesiones se
dedicaron a aprender cómo manejar problemas complejos que requerían
trabajo en grupo y disciplina.
¿Qué consejos le dará a
Alvaro Uribe?
Colombia está en un punto crítico y
un liderazgo centrado en principios determinará los cambios que
permitan un crecimiento y una estabilidad sostenible. Yo diría que
el presidente Uribe sabe que su efectividad continuará creciendo
mientras mantenga sus principios. Debe continuar modelando liderazgo
como una decisión, gobernado por principios y conciencia
universales. Todos los líderes se dan cuenta de que el verdadero
éxito llega si continúan haciendo las cosas que funcionan y
cambiando las que ya no lo hacen. Uribe sabe qué tiene que seguir
haciendo y qué tiene que cambiar. También creo que cualquier
organización gubernamental se beneficiaría enormemente con un
trabajo similar al que hicimos en México. Incluso gobiernos locales,
sistemas escolares, grupos comunitarios y hasta la unidad básica de
la sociedad – la familia – pueden beneficiarse mucho de aprender y
vivir los principios hallados en Los siete hábitos de gente
altamente efectiva. |