En varios lugares de la parroquia de Santiago de Gundivós y en el inmediato lugar de Liñarán, ambos pertenecientes al ayuntamiento de Sober, por el Val de Lemos, se desarrolló una industria de alfarería entre gentes campesinas, que alcanzó una importante magnitud durante el siglo XIX y en la primera mitad del XX.
Por diferentes aldeas se repartían los "cacharreiros", que así era el nombre de oficio que le daban los convecinos, hasta tal punto que toda la comarca se nombraba como "terra de cacharreiros". Un oficio ejercido indistintamente por hombres y mujeres, aunque el número de hombres que se dedicaban a "cacharreiros" era mayor que el de mujeres. Entre estas también existieron afamadas "cacharreiras", y la fama llegó hasta hoy.

En los últimos años, antes de 1950, se contaban unos veinte "cacharreiros" por toda la parroquia de Gundivós. Pero en 1960 únicamente trabajaba media docena, y esto porque todos los que no emigraron seguían viviendo del barro. Durante estos años no había dinero y vivía mucha gente de la agricultura. Los que pudieron y tuvieron decisión buscaron otros medios de vida mejor. En 1965 solo el señor Xosé o Zorro seguía trabajando con la rueda y cuando se reunía con algún hijo completaban la hornada y cocían los cacharros.

"Hasta los años 60 las gentes fueron aguantando. Las "olas", antes del plástico, eran estrictamente necesarias para el transporte del agua y para otros usos, ya que no había otra cosa. Al llegar los cubos de plástico se extendió su uso rápidamente porque pesaban menos y no rompían. Las "olas", antes había que llevarlas como el pan para la casa. Había que comprarlas. Después, con la llegada del plástico, ya no se vendían y la gente empezó a emigrar. Y desaparecieron todos menos o Zorro de Vilanova, porque ya era viejo. Fueron por España adelante y a países de fuera de España. En 1965 ya no quedaba más que o Zorro".

A finales de los 70 la Sra. Obdulia, "cacharreira" de Campoverde, al regreso de la emigración, volvió a poner el torno en marcha porque las gentes seguían preguntando por los cacharros. Y en los años que siguen se suman cuatro "cacharreiros", curiosamente mayores, que casi a un tiempo decidieron volver a hacer "olas". Alonso era hijo de o Zorro y había seguido trabajando en la casa del padre cuando venía de vacaciones, y vino jubilado para Vilanova en el año 1987. Había trabajado en una siderurgia en Avilés, y reorganizó el taller y el horno del padre. Ventura, Federico y Agapito se pusieron otra vez a trabajar en la rueda y con ellos se animó la alfarería en esta tierra de "cacharreiros".

Las gentes comentaban con sorna que empezaba de nuevo gente vieja, mientras que los propios "cacharreiros" se quejan de que, "ao ser maiores, se non vén xente nova para Gundivós, de aquí a poucos anos xa non hai nada". Así fue que a principios del año 2.001 falleció Alonso, que tanto trabajó por recuperar la fama del taller de su padre y tanta ilusión tenía por conseguir para Gundivós una escuela que tuviera entre sus cometidos el de conservar la tradición de los "cacharreiros" de esta tierra.
Por fortuna algún taller se abrió, con gente joven, formada al lado de aquellos "cacharreiros". Y se espera que algún otro aprendiz seguirá.

 

 

Hosted by www.Geocities.ws

1