La materia prima se saca en las barreras, haciendo pozos o agujeros, con una profundidad que varia entre el metro y medio y los dos metros, y enseguida se practican pequeñas galerías para aprovechar bien el filón, a no ser que la boca sea muy ancha y en este caso generalmente se trabaja a cielo descubierto.

     Dos son las cualidades mas apreciables para la fabricación de las ollas: uno más “ligoso” o fuerte conocido como “barro correvado” que se sacaba de las barreras de S. Xinzo de Lobios y otro mas arenoso, referido como “barro farangullan”, procedente de Veiga de Liñares, de la parroquia  arenoso, referido como "barro farangullán", procedente de Veiga de Liñares, de la parroquia de S. Salvador de Figueiroá. Como se trata de dos barros blancos, para darles algo de  color se mezcla con barro referido. Para los "asadores" se usan sin mezclar el "barro farangullán" que soporta temperaturas muy altas. En otros tiempos se sacaba barro de otros muchos lugares

 

    

          Una vez que el barro es llevado al lugar de trabajo, anexo a la casa del alfarero, se deja secar en un "barreiro", un suelo de losas de piedra. Allí es golpeado con la “barra”, pieza de hierro sacada de una lamina de ruedas de carro del pais. La operación con el barro se denomina “picar” a su vez se va humedeciendo con agua con el fin de que ablande, “molentar”

Cuando el barro esta perfectamente molestado, se mezclan las distintas clase de barro en la cantidad a emplear para la tarea de cada día y se deposita sobre una piedra plana que se conoce como “piedra de curtir barro”. Para curtirlo se golpea con un mazo de madera de roble que tiene un mango de casi un metro de largo. Luego amasando bien, al mismo tiempo que se humedece, con los pies y manos, para eliminar las impurezas y evitar que lleve grumos. De este tratamiento resulta una base de barro denominada “piadela”. Es así preparado, formándose dos bollos o “borillons”, para la tarea del día que se deja junto a la rueda.

 

       En Gundivos los Cacharreros trabajan con “rodas” bajas de madera de roble, muy gruesas para que su peso alargue el giro de la misma, que se mueve sobre un eje de cerezo, y que tiene un diámetro aproximado de 60 cm. Esta rueda lleva una pieza central, conocida como “fondeira”, que se renueva por el desgaste que sufre con el uso. Por abajo el eje esta fijo en un “tallo”, una pieza rectangular, también de roble , sobre la que se asienta el conjunto de la rueda. Debajo de la rueda, inmediatamente por debajo, dos tablas de roble, cruzadas son el punto de apoyo para girar la rueda. En la actualidad el centro de la cruz suele llevar una caja de bolas de acero para facilitar el giro de la misma

 

      Para su manejo, la rueda se coloca en al balcón de la casa o en la cocina si llueve o hace frío, y en los días de sol y de calor se pone fuera al fresco. Los cacharreros trabajan todo el año, porque las ventas más fuertes se realizan en invierno, por la época de la matanza, o en el verano con la vendimia. El manejo del torno es cosa de cada cacharreiro o cacharreira. Únicamente para las grandes piezas precisan ayuda para mover la rueda.

     

 Varios instrumentos son empleados para la confección de las ollas en el torno. Una simple lamina triangular de madera, de cereza, conocida como “a pitela”, de trece a veinte cm. En la base y aguzada en un extremo, se utiliza para terminar la superficie exterior de los cacharros y por la punta para las decoraciones incisas. Los “trapos” de lino o lana, mojados, son para acabar las paredes y el borde, y el “cacho da auga” para limpiar las manos y el material de trabajo.

 

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