TODOS LOS INTELECTUALES DE LA IZQUIERDA MEXICANA, LE PROYECTAN SU DECEPCION  A ROSARIO ROBLES POR HABERLE FALLADO Y ROBADO AL PUEBLO DE MÉXICO...CONSECUENCIA DE ACTITUDES DELINCUENCIALES POR PARTE DE UNA PERREDISTA...¿ESTE ES EL PRD QUE DESEA GOBERNAR EN MICHOACAN Y TABASCO?...
 

Guadalupe Loaeza
Carta a Rosario

 

Querida Rosario:

Hace unos días me telefoneó Isabel Molina para pedirme que firmara una carta abierta en tu apoyo respecto a las denuncias que se han dado, en estos últimos días, en tu contra. "Hemos reunido varias firmas de escritoras. Ya firmó Laura Esquivel", me dijo con una voz un poquito apesadumbrada. "Estoy muy confundida", le respondí en el mismo tono. "Seguramente se debe a toda la información que he recibido en torno a lo que ahora ya hasta llaman 'el caso Robles'. No sé qué pensar. De hecho no nada más estoy decepcionada de lo sucedido con Rosario, sino del PRD. Sinceramente, creo que se están metiendo muchas patas. Es una lástima que el partido se encuentre tan dividido y tan rebasado. Ahora resulta que la filtración del contrato de la agencia de publicidad hecho por Rosario Robles, la hizo supuestamente 'un alto dirigente' del PRD, tal como lo aseguró un ex empleado de la empresa publicitaria. El mismo que, por cierto, denunció que los pagos del contrato habían sido deliberadamente inflados para construir 'un cochinito' de donde en un futuro se sacaría el dinero que se requeriría para costear todo el apoyo publicitario que necesitaría Rosario para sus proyectos políticos. ¿Te das cuenta? No, no puedo firmar algo que aún no acabo de entender a cabalidad. La entrevista con Luis Kelly, director de la agencia de publicidad que le hicieron Denise Maerker y Ciro Gómez Leyva en el canal 40, me provocó todavía más dudas. Te lo juro que yo no le compraría a Kelly un coche usado. No me inspiró la más mínima confianza. Ay, Isabel, créeme que estoy hecha bolas. Esta ocasión sería la primera que no firmo algo en apoyo a un perredista. Sobre todo, en tratándose de una mujer como Rosario Robles. Tú mejor que nadie sabes la solidaridad que siempre le he manifestado al PRD, pero últimamente, ya no resulta ser el partido que creía que era. Perdóname", terminé diciéndole a Isabel. Era evidente que el negarme a firmar me hacía sentir culpable. Me sentía desleal. "Respecto a tu decepción, hay mucha gente que me ha dicho lo mismo. Pero en relación a Rosario, pienso que debemos de apoyarla. Este país necesita un partido de izquierda; necesita mujeres como Rosario", agregó Isabel. Más que enojada, la sentí triste. Era la primera vez que no la escuchaba entusiasmada. Tampoco estaba particularmente indignada. Más bien la advertí como si estuviera cansada. Cansada por el ambiente confuso que, seguramente, lleva años percibiendo en su partido. Cansada de hacer tantas llamadas telefónicas diciendo lo mismo, aunque su tono parece poco convincente. Y cansada de coincidir con aquellas personas que le dicen que están decepcionadas del PRD.
Dicho lo anterior, Isabel Molina tiene razón. Un país como México no puede prescindir de un partido de izquierda. Un país donde existe tanta pobreza y corrupción requiere de políticos comprometidos y honestos. Un país en donde la mujer siempre ha sido marginada y explotada precisa de funcionarias que puedan llegar a ocupar puestos tan importantes como es el de ser jefa de Gobierno de la capital más grande del mundo. En todo eso estoy totalmente de acuerdo. Pero, por otro lado, los mexicanos que no comulgamos con la derecha, también necesitamos creer en nuestros gobernantes por los que votamos con esos principios. También necesitamos que no nos decepcionen como solían decepcionarnos los de antes, pero sobre todo, necesitamos que nos hablen con la verdad. Rosario, necesitamos escucharte. Necesitamos conocer tu versión. ¡Nos urge! Necesitamos que nos digas en qué términos firmaste el contrato con Kelly (con todo respeto debería de recortarse sus bigotes. Esos son los que más enturbian sus palabras) y si desde un principio estuviste de acuerdo con el hecho de que tu campaña costara 55 millones de pesos. Sinceramente, Rosario, ¿no te pareció el presupuesto elevadísimo? Es cierto que la campaña fue sumamente eficaz. Eso nadie lo puede negar. Pero, ¿por qué tan cara? ¿Por qué al ver el precio tan alto, no se te ocurrió pedir otros presupuestos? Estoy segura que con tu carisma y tu personalidad, con una agencia mucho más barata se hubieran obtenido los mismos resultados que se obtuvieron con la de Kelly. Lo importante no era la calidad y el profesionalismo de la producción, sino lo que como jefa de Gobierno habías hecho. Lo importante no era contratar a la agencia más cara, sino que comunicaras lo que había logrado tu gobierno. Estoy segura que eso lo hubieras obtenido con un costo de 12 millones de pesos, como aseguran algunas agencias que te hubiera costado.
Ay, Rosario, si algo odio es decepcionarme de la gente en la que confiaba. Si algo odio en esta vida es tener que dejar de creer en que lo creía. Si algo odio es perder mi entusiasmo, el mismo que siempre mostré en los artículos que hablaban de ti: "A Rosario Robles le hacen los mandados como se dice popularmente. Por algo la puso allí el ingeniero Cárdenas" (Reforma, 1999-09-03). "No, Rosario Robles, ciertamente, no es invisible. Todo lo contrario. Se trata de una mujer de carne y hueso, que cuenta con una voluntad férrea para promover una cultura de corresponsabilidad ciudadana" (Reforma, 1998-10-13). "Rosario Robles entiende los problemas de la gente. Escucha a la gente" (Reforma, 1998-03-19). "No, Rosario Robles no es chiquita. ¿Cómo lo sería con esa estatura moral tan gigantesca? De hecho, Rosario Robles es ¡enorme!" (Reforma, 2000-10-03). "De todos los partidos, el PRD es el único que sí cree en la mujer. Aquí está Rosario Robles, ejemplo de fortaleza y de honestidad. Rosario citó a Espinosa. Rosario citó a Zedillo. Rosario citó a Madrazo. Rosario no le tiene miedo a nada ni a nadie" (Reforma, 2000-06-15).
Es cierto que el poder es algo muy enigmático; es visible e invisible a la vez; está presente pero también se oculta. Pero cuando de pronto aparece, es ¡¡¡implacable!!! Es cierto que el poder, especialmente en México, hace perder el piso hasta a los políticos más discretos. Desafortunadamente, he perdido a grandes amigos en los que creía firmemente, por culpa del poder. Los he visto cambiar de la noche a la mañana. Al cabo de un tiempo, con todo el dolor de mi corazón, me percato de que ya no son los mismos. Cuando de casualidad me los encuentro me parecen prepotentes. Insensibles. Vanidosos. Autoritarios. Soberbios. Pero, sobre todo, con inmensas ansias de poder, ansias de llegar todavía más arriba, ansias de hacerla, pero, para ¡¡¡la grande!!!
Dime, Rosario, que a ti no te sucedió lo mismo. Dime que no escuchabas todos esos elogios de todos esos lambiscones (incluyéndome a mí) que seguramente no te dejaban de decir cosas como: "Ay, Rosario, si ya fuiste la primera gobernadora, ¿por qué no serías la primera presidenta de la República?" Dime que el poder no te cegó, al punto de pensar en ahorrar en un "cochinito" para costear en publicidad tus futuras acciones políticas. En la espléndida entrevista televisiva que te hicieran Sabina Berman y Denise Maerker y que después se publicó en forma de libro Mujeres y Poder (Edit. Raya en el Agua) afirmas que las mujeres en puestos importantes siempre están a prueba. Es cierto. Cuando te preguntan para qué el poder. Dices que es para transformar al país, para tener una sociedad justa, equitativa. Un país soberano, democrático, plural, seguro y tolerante. Y te vuelven a preguntar: "Entonces, a pesar de los costos, de las dificultades, ¿dirías que se siente bien tener poder?" A lo cual respondes: "Sí, claro. (Se ríe. Se serena.) Se siente muy bien. Muy bien".
Por último quiero decirte, Rosario, que sí te apoyo 100 por ciento como mujer honesta y como ser humano íntegro. Sin embargo, como política, me falta tu versión para formarme una opinión más objetiva. En espera de tus declaraciones, ¡¡¡urgen!!! Cariñosamente, la novia que atestiguaste hace apenas seis meses. Guadalupe.

Fuente: Reforma
http://www.reforma.com/editoriales/articulo/099806/default.htm

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