Akhy - Egipto

 

ANTIGUO EGIPTO

 

La Dama de la Casa

Por Amenofhis III

El Matrimonio

En el Alto y el Bajo País, no existía ninguna ley que obligase a la mujer a vivir con un hombre. Una mujer soltera, poseía  autonomía jurídica, bienes propios que ella podía administrar, y no podía juzgarla nadie. Esta independencia, choco mucho a los griegos, que la calificaron de inmoral.

   Sin embargo, el matrimonio era toda una tentación para la mujer de la Tierra Negra. No existía una edad legal para ello, aunque solía ser a partir de los quince años. Tal vez a nosotros nos parezca también inmoral, pero debemos reconocer que la mujer de esta sociedad, esta muy por encima de la mujer de la nuestra.

   Si una mujer decidía casarse, nadie podía impedirlo. Por supuesto, el pretendiente hablaba con los padres de ella, pero en caso de conflicto, la opinión de la mujer siempre prevalecía. Desde muy joven, la mujer esta educada en el respeto al matrimonio ,ya que este en un deber, no una obligación. De esta educación, se encarga la Dama de la Casa, o sea, su propia madre.

   Desde luego, caemos en un tremendo error si pensamos que esta educación que la mujer recibía al respecto del matrimonio se asemeja a la educación machista que hasta no hace mucho recibieron muchas mujeres. Es pues, una educación, casi modélica. Un dato importante, o al menos curioso, es el de la virginidad. El hecho de que una mujer no llegase virgen al matrimonio, carece de sentido. No es una cuestión de honor. En documentos tardíos, se dan los casos de los "regalos a la virgen", en los que el pretendiente ofrece bienes a la mujer a  cambio de su virginidad.

 El sabio Any, en su vigésimo sexta máxima, nos dice lo que hacer al casarse: "constrúyete una casa, verás cómo eso aleja las discordias y el desorden. No creas que puedes vivir en la casa de tus padres."

  Este, es un hecho básico, que el matrimonio viva bajo el mismo techo, en una casa propia. Los textos nos dicen que casarse es  "fundar una morada" o sea, gereg per; "vivir juntos" o sea hemsi irem; "entrar en la casa", o sea aq  r  per. El matrimonio es la consciente convivencia decidida libremente por un hombre y un mujer. El solo hecho de vivir juntos, en una casa propia ya es un signo del matrimonio.

Una curiosa palabra que designa al matrimonio es Meni, que se usa en términos marítimos y que significa "amarrar". Y esto no dice que la mujer "atase" al hombre en matrimonio, sino que la mujer egipcia se amarraba al puerto de la vida, base y lugar de la estabilidad.

   Como el matrimonio no es un acontecimiento sagrado, sino humano, no existe ningún ritual. Aunque, es probable que existiese un banquete, no se refleja demasiado en los textos.

   "Tu eres mi marido"  "Tu eres mi mujer". Estas dos frases, que sellan la unión, es lo único que se dice. Pero, como es sabido, en caso de que el marido abandone a la mujer, le entregara todos sus bienes, debidamente estipulado en un contrato, y un tercio de lo que se haya obtenido en la vida conyugal a partir de la fecha de dicho contrato. En caso de  viudedad o divorcio, las leyes jurídicas solo tienen un fin: asegurar la subsistencia de la mujer.

   El adulterio es una pena grave, y los expertos recomiendan al hombre no separarse so pretexto de que su mujer no pueda tener hijos. También en el caso de adulterio o separación, las leyes amparan al hombre igual que a la mujer. Hasta nosotros ha llegado un papiro de un contrato, hecho por una mujer que dice: "Si te echo de casa porque ame a otro hombre, te restituiré los bienes que tengamos en casa, si yo me aparto de ti, no tendré derecho a entablar ningún proceso contra ti por las adquisiciones comunes."

   La mujer de Khemet conserva su nombre de soltera, no se recoge el nombre del marido, asegurándose así el recuerdo de su filiación materna. En nuestra sociedad diríamos pues, " señora de González". Este hecho, seria como negar la existencia de la esposa. El nombre forma parte del entramado vital que permite enfrentarse y superar la prueba de la muerte. En las esculturas que evocan una pareja, la mujer es representada igual que el marido, ella rodea con su brazo al esposo, estrechándolo con ternura y discreción. Uno de los textos egipcios mas bellos, es obra de una sacerdotisa de la diosa Mut, que grabo esto en una estatua de su marido:

"Nosotros, que deseamos reposar juntos, Dios no nos separará. Tan verdad como que vives en mi corazón, allí donde estés iré, pues no te abandonaré jamás. Estaremos sentados todos los días, pues juntos hemos ido al país de la eternidad y nuestros nombres no se olvidarán. Que maravilloso, en el que podemos ver la luz del sol eternamente."

 


LA DAMA DE LA CASA / ANTIGUO EGIPTO / MAPA / PRINCIPAL

 

 

 

Hosted by www.Geocities.ws

1