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LOS NI�OS DEL SOL
Puede que tu casa ya no est� m�s habitada,
Incluso las sedas de tu alegr�a bailen afuera entrelazadas,
Tantas ganas, tanta gallard�a despojada,
Olas de paz arremeten incesantes contra la hoguera.

A veces me pregunto el significado de la vida,
Si continuamente el Ouroboros juega con ella,
Unos est�n, otros se alejan, esa es la cita,
Para esa lagartija es simplemente morderse la cola y alejarse aprisa.

Es tan dif�cil capturar las ilusiones sobre el viento,
Y dese�ramos acampar eternamente sobre las nubes,
Quitarnos las vendas y ocultarnos del tiempo,
Masticar fiambres de miel y atragantarnos de manjares.

Te vi saltar desde el horno y atravesar el umbral,
Te vi alejarte, sentado sobre un cisne,
Tu t�nica agujereada desped�a rayos de laureles,
Y mientras t�, hondeabas tus manos e iniciabas tu vuelo.

Yo te segu� corriendo sobre el lago,
Y poco a poco me fui hundiendo hacia lo hondo,
Sonre�as sin mirar delante tu ondulante rumbo,
Hubiese preferido ser yo el que tocara fondo.

�No es nada� dec�as con voz petulante y entrecortada,
y te re�as despiadadamente a hurtadillas,
tan solo atin� a lanzarte un sue�o cronometrado,
Y me lo devolviste alegando que ya eras parte de sus manecillas.

Y � Qui�n soy yo para robarme unas alas y cruzar el cielo?
�Qu� somos todos para pretender entender nuestros destinos?
�Hacia d�nde vamos? Le preguntamos al guardi�n de Zigurat,
�Es como llenar un vaso que no tiene fondo� responde.

�Vivir feliz es un poder interior del alma� escuch� por ah�,
y le pregunt� a un �ngel fugado la diferencia entre la vida y la muerte,
�Los que est�n ac� abajo son Los muertos penitentes,
Viejos decr�pitos, angustiados del simple hecho de respirar�.

�En cambio ellos, los que se esconden bajo el sol,
son los vivos que juegan a soplar las nubes,
las risas de todos los d�as, la frescura del viento, la tibieza de Dios,
Ellos son Los ni�os del Sol�.

Un d�a o� detenerse el clamor del r�o,
Y sin querer me hall� frente a �l,
Era un ni�o vestido de piel y cabellos crinados,
Cantaba con los ojos una melod�a sentado en un corcel.

Me ofreci� un cordero alado sobre una almohada,
Y se�al� el bosque donde deb�a perpetuar mi conciencia,
Se guard� las alas y se puso sandalias de paja,
Me palpit� la espalda y cercen� mi inocencia

Y me sopl� esperanzas vestidas de candor,
Me visit� en la noche y se sent� en mis ojos,
Me dijo sin hablar: �vivir�s cuando hayas despertado de esta ilusi�n,
Cuando tu voz se quiebre, recuerda siempre esta oraci�n�.
inspirado en Pito. Febrero 27, 2000
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