FORUM PANAMERICANO SOBRE LA CONDICIÓN DEL ARTISTA MÚSICO Problemática actual de la música en las Américas: MÉXICO ? SINDICALISMO Independientemente de que en muchos países el sindicalismo opera efectivamente como un instrumento para mejorar las condiciones de los trabajadores dentro de la organización socio–laboral, desgraciadamente no lo es al cien por ciento, ni mucho menos, en el caso de México; y no sólo porque haya quedado reducido a una utopía intelectual, sino porque, en muchos casos, ha mostrado ser tan poco útil como propiciatorio de abusos y de auténticos atentados contra la labor artística. En efecto, la filosofía y sociología de los sindicatos, las uniones y las cooperativas, más allá de sus nobles fines –tan oportunos en el inicio del siglo XX- son actualmente y para el artista en México, un terreno por demás resbaladizo entre las fronteras de un organismo cupular que -haciendo muy poco por el verdadero bienestar laboral y el crecimiento profesional de sus agremiados- se convierte en trampolín de puestos políticos y canonjías…, y el cobijo, la mayor parte de las veces, a profesionistas mediocres, que obtienen fáciles e inmediatos beneficios personales. El trabajo artístico demanda ser realizado con entrega y con pasión. Cuando el músico actúa dentro de ese ámbito, debe saberse un ser privilegiado (ya que –en la mayoría de los casos- desde niño aprendió a manifestarse a través de lo que más disfruta hacer en la vida). Pero ese desvío en que se han proyectado los sindicatos, mas la mala educación artística, que promueve la creación de genios, no de trabajadores del arte; que estimula el culto al ego, no el compromiso con la sociedad a la que se pertenece, han propiciado la enfermedad del "hueso": el más dañino de los males para el medio musical mexicano. El "hueso" es una actitud del músico ante la vida. No se habla aquí del trabajo extra orquestal o extra docente, sino de la actitud maligna de "a tanto la hora… (al fin no importa cómo suene"). ? ORQUESTAS El filarmónico padece la ignorancia en la materia de funcionarios y entidades gubernamentales que suelen adornarse políticamente con la fundación y el patrocinio de una orquesta en tal o cual estado de la República o en la Ciudad de México; idea que, en muchas ocasiones, le compran a algún director desempleado, muy hábil para hablar en los mismos términos de los políticos, y que por desgracia, no siempre es un músico de nivel. Cuando –como en la mayoría de los casos- estos directores usan la orquesta para su provecho personal, los músicos no tienen opinión alguna en programación ni en ningún otro asunto. En algunas ocasiones su nivel cultural y su apatía va cerrando de nuevo el círculo vicioso del "hueso". Estas orquestas, por lo general tienen un presupuesto bajísimo; nulas prestaciones, y los músicos que las conforman no las asumen realmente como un trabajo; sino sólo como una más de sus –temporales- fuentes de ingreso, ya que estas agrupaciones musicales nunca llegan a consolidar, y el estado o municipio que las auspiciaba termina por suspenderles el presupuesto. Esta circunstancia es un reflejo de la importancia que tiene en México la vida cultural. Pese a esta situación tan lamentable, algunas orquestas podrían ser la excepción: la de la Universidad de Xalapa, la más antigua de México y la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México; a pesar de que el contenido de sus conservadoras programaciones raras veces rebasa la primera mitad del siglo XX. Con los mismos criterios de programación, la orquesta Sinfónica Nacional pelea en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) por que le permitan mantener sus conciertos semanales y no se los cancelen con cualquier excusa; la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México desconoce si tendrá o no recursos para pagar a sus músicos a partir de septiembre (porque los brillantísimos funcionarios del gobierno del Distrito Federal se preguntan porqué un músico de orquesta gana más que un contador, si éste último pasa más tiempo en la oficina…) La orquesta del Instituto Politécnico Nacional está en el más absoluto de los olvidos (en más de un sentido); la Orquesta Carlos Chávez (también del Gobierno de la Cd. de México, y que originalmente debía de ser una contraparte de la Simón Bolívar de Venezuela) está en condiciones inestables, con severos ajustes económicos y sin lograr elevar la calidad de su sonido. Y de las orquestas estatales y delegacionales mejor ni hablar. En una ciudad con más de 20 millones de habitantes hay 4 orquestas sinfónicas, algunas con muy buenos integrantes y directores, que intentan tener temporadas sólidas. Nada mejor que esto se puede decir de las numerosas orquestas que existen al interior del país, ya que la problemática general se resume en los siguientes puntos: ? En México, para un profesional de la música, las oportunidades de ingresar a una orquesta sinfónica son pocas, ya que el número de orquestas es muy limitado para la cantidad de músicos en activo. ? Las orquestas, con pocas excepciones, prefieren la contratación de músicos extranjeros que de nacionales, aún cuando los primeros sean aún estudiantes y los nacionales hayan salido a realizar estudios en el extranjero. ? Siendo tan pocas orquestas, sólo algunas de ellas ofrecen salarios aceptables y prestaciones. ? Los músicos que logran ingresar a estas orquestas, que ofrecen plazas, salarios más o menos aceptables y prestaciones, permanecen allí hasta su jubilación, por lo que pasan muchos años antes de que haya oportunidad de ingreso a otros músicos. ? Las orquestas que no se encuentran en esta situación, tienen sueldos muy bajos y ofrecen a los músicos contratos eventuales sin ninguna garantía laboral. ? En orquestas delegacionales o estatales, estos contratos eventuales muchas veces ni siquiera mencionan que la contratación es a músicos o actividades artísticas, sino que disfrazan la utilización de este dinero en contratos a "jardinería", "alumbrado", "limpieza", etcétera. ? Muchas de estas orquestas tienen un fin político. Dependen de que a un delegado o a un gobernador le "guste la música" y la funde para su lucimiento personal; una vez terminado su período, lo más seguro es que desaparezca. ? Como consecuencia, la mayoría de los músicos se encuentran en la necesidad de tener dos o más trabajos, además de los llamados "huesos" de fin de semana, terminando por descuidar el estudio y la calidad de su ejecución. ? La profesión de músico se encuentra entre las pocas que requieren de tiempo extra para estudio, el cual no está contabilizado en las horas laborales. ? Es nulo el apoyo que se da a la formación de orquestas o grupos de cámara. ? DOCENTES El maestro de música encarna una muestra más de las lamentables condiciones del músico. Para muestra baste un botón: La escuela de música Vida y Movimiento, del Gobierno de la Ciudad de México paga a sus docentes la ridícula suma de 4.50 dólares por hora. Con el afán de acrecentar un poco sus ganancias, los maestros imparten de corrido cinco clases de 50 minutos en cuatro horas reales. Es decir, trabajan todas la tardes de la semana por la modesta suma mensual de 630 dólares, aproximadamente, sin prestaciones de ninguna especie. No hay horas para investigación; no maternidad, no servicio médico, no jubilación, y siempre con contratos anuales. Eso pasa, repito, con el Gobierno del Distrito Federal. ¿Podríamos imaginarnos lo que sucede en las provincias? Salvedades hay, es cierto: La Universidad Nacional Autónoma de México paga mejores sueldos (aunque siempre insuficientes), y fomenta la investigación y la creatividad a través de todo un complejo programa de bonificaciones. El Instituto Nacional de Bellas Artes opera también con cierta dignificación para sus docentes. ? PROMOCIÓN Actualmente ni el gobierno federal, ni el gobierno capitalino demuestran tener el conocimiento -ni el interés- por desarrollar una política cultural de promoción de la música de ningún tipo que no sea el comercial, de fácil entretenimiento masivo. En México, las instituciones culturales han venido siendo organismos políticos, utilizados con más frecuencia de lo deseable como instrumentos de propaganda, interesados primordialmente en llevar grupos de música comercial –no siempre de buena calidad- para presentarla de manera gratuita en plazas públicas, ferias y festivales, para después hablar con orgullo sobre el alto número de mexicanos que asistieron a la audición de tal o cual grupo. La peligrosa práctica de convertir la promoción cultural en mera propaganda política de tintes demagógicos, está presente. En el interior de la república la situación no es muy diferente; los gobiernos estatales nunca se han distinguido por la sensibilidad y/o el interés de promover la educación -no digamos la educación artística, que son sofisticaciones-, sino la educación en general. La situación de la promoción de la cultura y de la música en México es lamentable, pues amén de la ineficiencia y mediocridad de las actuales autoridades culturales, la situación se agrava ante la terrible crisis económica que se sufre (y que el gobierno no reconoce). La iniciativa privada apoya eventualmente algunas actividades "culturales" siempre y cuando le resulten redituables en el plano mercadotécnico: dirigidas hacia un gran público; o bien, patrocinan eventos exclusivos, que les permiten atenciones hacia sus clientes distinguidos. Las fundaciones culturales creadas por la banca privatizada -y ya no tan mexicana-, tienen como principal finalidad la deducción de impuestos, y el criterio selectivo de sus programaciones adolece de un asesoramiento serio y comprometido con el arte. Cualquier labor de promoción que se quiera hacer en México debe de ser partiendo de cero. Aquí no hay que quitar las piedras del camino, hay que picar piedra para empezar a hacer los caminos, y más difícil aún cuando se trata de música contemporánea, tan alejada de los grandes públicos. ? DIFUSIÓN La ciudad de México, una de las más grandes del mundo, y capital de la República Mexicana, cuenta con cuatro radodifusoras "culturales": ? Radio UNAM, que habiendo sido una de las mejores estaciones difusoras de música clásica, ha sustituido la música con programas de orden social, político, y temas "culturales" de todo género. Incluyendo la autoconstrucción de viviendas y los deportes. ? XELA, una difusora seria y musical, pero que muy eventualmente abandona el período barroco… y sólo a cambio de Beethoven, Clementi, Haydn u otro de los grandes clásicos. ? Radio EDUCACIÓN, con mucha cháchara y música altenativa de dudosa calidad, y ? Opus 94 IMER, la única radioemisora que difunde música de alto nivel de todas las procedencias e identidades, pero mayoritariamente de arte. La televisión nacional es casi inoperante en este sentido. Se reduce a transmitir los domingos por la mañana los conciertos de la OFUNAM; y el canal 22, que solía tener un buen número de interesantes programas dedicados a la música universal de todas las épocas, ha también decaído hacia un perfil menos musical, menos "elitista" y más masivo. Sin contar con que el horario de sus transmisiones musicales (conciertos, documentales, etcétera), ha sido cambiado a la una y dos de la madrugada. ? COMPOSITORES La situación del compositor en México es paradójica; pues varía desde la privilegiada –considerando la situación general del trabajador en el país- hasta la más indignante. En efecto. La creación -en 1993- del Sistema Nacional de Creadores de Arte ha representado una mejora en las condiciones económicas y de producción de algunos compositores y otros artistas, como pintores, coreógrafos, literatos, etcétera. Este Sistema opera otorgando a sus miembros becas durante tres años, con un monto mensual que varía entre los 1500 y 2000 dólares. Esto, con la intención de que el artista –y en este caso, el compositor-, una vez cubiertas sus necesidades económicas pueda dedicar su tiempo a la producción de obras. Aunque en muchos casos la inflación galopante que padece el país no permite sobrevivir a una familia con sólo este ingreso, la intención gubernamental es loable. Muy diferente es la situación cuando hablamos de derechos de autor y regalías. Un compositor paga más de 10 dólares para registrar una obra musical en el Derecho de Autor, que depende de la Secretaría de Educación Pública; sin embargo con los criterios populistas que establecen que "la Cultura debe ser gratuita", tal compositor, por una ejecución de esa misma obra, puede llegar a cobrar por regalías 20 centavos de dólar. Y en otras ocasiones no cobra nada, porque en el concierto donde se interpretó no se cobraron entradas. Otros factores alimentan esta situación: ? La Sociedad de Autores y Compositores de Música (SACM), ("Sociedad de Gestión Colectiva de Interés Público"), que es la única instancia autorizada para administrar las regalías, opera con un sistema piramidal, que aumenta el pago de regalías por obra según se transmita tantas veces al día en los medios masivos de comunicación y según mayor cantidad de grabaciones tenga. Condición que -ante el status cultural del país, que los mismos medios y gobierno se han encargado de vulgarizar- deja fuera de cualquier beneficio a la música de arte. ? Las tabulaciones vigentes para pago de regalías no hacen justicia a la música académica; pues están formuladas con criterios comerciales. ? Las instancias educativas y culturales, que son las que más difunden la música de arte, no muestran el menor interés por firmar los convenios legales sobre derechos de propiedad intelectual y pagos de regalías con la SACM. Así, los compositores mexicanos cuya música se toca en festivales, foros, etcétera, no cobran regalías. Excepto aquellos cuyas orientación estética se perfila más hacia lo popular, pues logran grabaciones que adquieren rápida y mayor difusión, y son inmediatamente usadas, tanto por el estado como por la iniciativa privada, para fondo musical a sus promocionales por radio y T.V. En síntesis, las más básicas prestaciones laborales están fuera del alcance del gremio de los compositores: ? Derecho a servicio médico, jubilación, pensión y otras prestaciones sociales de ley. ? Pensión especial por lesiones y/o algún tipo de discapacidad. ? Pensión vitalicia a causa de una enfermedad o un accidente en el que hayan perdido parcial o total y definitivamente su capacidad creadora. ? Pensión vitalicia a todos los compositores mayores de 60 años que demuestren no percibir pensión jubilatoria o beca de cualquier institución pública o privada. ? EDUCACIÓN Aunque la UNESCO recomienda que se destine el 8% del PIB a la educación, en México se le asigna menos del 3%. Añadamos a esto que cuando la situación recesiva e inflacionaria exige recortes al presupuesto, el primer rubro al que se le aplican es la cultura. De aquí es fácil deducir que el apoyo que se le brinda a la educación musical es prácticamente nulo. Esta situación se ve agravada debido a que la educación musical ha desaparecido de los ámbitos escolares. En efecto, de haber sido obligatoria tiempo atrás, a pasado a ser una asignatura optativa, y en los niveles en donde aún se imparte, carece de un programa formal. En el nivel preescolar, tanto en las escuelas privadas como públicas, se imparte la clase de música, pero en la mayoría de los casos es la educadora (sin conocimientos musicales formales) quien utiliza este tiempo para jugar y cantar (¿!) con los niños. Cuando existe la maestra de música, ésta se limita a ser la acompañante al piano. En muchas escuelas de instrucción primaria de la SEP, quienes dictan la clase de música (cuando la hay) pueden ser maestros de Educación Física o de Taller de cocina, electricidad o carpintería. Dada la inexistencia de una educación musical escolar, al momento en que los estudiantes pretenden ingresar a estudios formales, se encuentran en situación de "analfabetos" musicales; aunado a que la televisión y la radio destruyen de entrada toda educación musical que algunas escuelas puedan brindar. Hablar de un programa escolar, con una secuencia didáctica que abarque desde el Jardín de Niños hasta la Universidad, elaborada por especialistas, es una propuesta absurda que escapa a todo realismo, pues los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública nunca han demostrado interés, ni capacidad de comprensión a su importancia. En la República Mexicana se cuenta con alrededor de diez escuelas especializadas de música - auspiciadas por el gobierno- que brindan tanto una iniciación musical infantil, como una educación musical profesional. En el primer caso, no cuentan con un programa sólido, secuencial e integral para los niños y preadolescentes; y en el segundo, carecen de programas de estudio unificados, y no se reconocen una a la otra. En todas estas instancias gubernamentales, que constantemente ven obstaculizado su trabajo por asuntos burocráticos e intereses políticos, no existe la maestría ni el doctorado, y ninguna universidad privada ofrece siquiera la licenciatura en música. Para que un músico profesional, es básico obtener postgrados extranjero. COMUS Consejo de la Música en México Buenos Aires, agosto-septiembre de 2001. 1 1