Última actualización 18/05/06
Apesar de todas las
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Tres años después la transformación no ha llegado
Tras un proceso de más de quince años de vaciamiento económico e ideológico de la FUBA, perpretado por el espacio liderado por Franja Morada, muchos creímos que se avisoraba un cambio estructural. Hoy vemos que no fue así. El nuevo espacio político que se constituyó en su reemplazo -aunque de signo ideológico opuesto- no ha venido a transparentar las prácticas espurias, sino que, por el contrario, se ha negado sistemáticamente a presentar balances y disminuir el margen de ganancias en beneficio de los estudiantes.
Si la FUBA de la Franja Morada se caracterizó por seguir acríticamente la política impuesta por el ex rector Oscar Schuberoff y convertir los centros de estudiantes en meros espacios de gestión vaciados de contenido; la nueva FUBA no ha logrado convertirse sino en una caja de resonancia de los partidos a los que representa, llenando la FUBA de consignas, pero vaciándola de contenidos y de estudiantes, y sin lograr acercarla a la sociedad. El hecho de que no haya habido renovación de autoridades en los últimos tres años no hace sino demostrar la existencia de un espacio donde prima la lógica de la autoconservación y no la construcción real de cara a los estudiantes y la sociedad.
Creemos que la Federación debe ser un espacio de construcción legítimo, donde se representen y defiendan los intereses de la comunidad estudiantil. Es por eso que no hemos dudado en acompañar las luchas por mayor presupuesto y contra la mercantilización de la educación pública. Se han dado pasos importantes en ese sentido, pero hace falta mucho más; y para lograr estos objetivos, apostamos a masificar el movimiento, articulando con la sociedad de la que inevitablemente es parte.
Abramos el juego. Se impone el establecimiento definitivo
de un nuevo paradigma de construcción de y para todos. Queremos
una FUBA que no financie las cajas de los partidos que la conducen, sino
que lleve adelante las iniciativas de los estudiantes, abriendo la participación
a todos y constituyéndose en una verdadera herramienta de transformación.
SINERGIA (EXACTAS)-NBI (DERECHO)-SINTESIS (MEDICINA)-FANA (AGRONOMIA)-
PRISMA (SOCIALES).
En los 90' el neoliberalismo mostró sus caras: el menemismo a nivel nacional y el shuberoffismo y Franja Morada a nivel Universidad, quienes afinaban y extendían la privatización encubierta de la UBA, los negocios de toda índole, los centros de estudiantes convertidos en fotocopiadoras, el traslado de los conocimientos de grado (público y gratuito) al posgrado (rentado), la generación de recursos propios que aumentaban en numero y disminuían en transparencia. En fin, la consolidación de las famosas "camarillas" y el vaciamiento de la universidad obedecen a esta lamentable mercantilización de la universidad.
En este marco la candidatura de Atilio Aníbal Alterini expresa lo peor de la decadencia en que se ha sumido a nuestra universidad. Más allá del debate sobre su participación como funcionario de la última dictadura militar, Alterini en su desempeño como decano de la Facultad de Derecho estos últimos cinco años ha demostrado, además de su escaso compromiso con los Derechos Humanos (defendiendo la designación en cargos docentes de altos funcionarios de la dictadura militar), ser un fiel defensor de las políticas neoliberales en el ámbito universitario.
Durante su mandato Alterini se negó, durante la reforma de los planes de estudio y de los contenidos mínimos de las materias, a incluir en los mismos toda referencia a las problemáticas del desarrollo nacional y a las sistemáticas violaciones a los derechos económicos y sociales de nuestro pueblo, pretendiéndose una supuesta "neutralidad" ante tales temas. Se fomenta así un modelo de profesional sin preparación ni compromiso, dotado de un conocimiento estéril y falsamente aséptico.
Asimismo, durante su gestión se han creado y sostenido institutos de investigación claramente alineados con las políticas privatizadoras de los años 90', integrados por técnicos que las llevaron a cabo y que utilizan el nombre de la universidad pública como estandarte para defenderlas y legitimarlas.
A su vez, además de la marcada política de "generación de recursos propios" que desarrolló como decano, ha extendido en forma masiva, oprobiosos regímenes de pasantías, mediante los cuales se somete a los alumnos, en manifiesto fraude a la ley laboral, a relaciones laborales precarias y abusivas, poniendo a la Facultad al servicio del mercado.
Alterini no llega solo al rectorado. Con él y bajo el manto de espurios acuerdos, pretenden reposicionarse aquellos que fueron protagonistas del período más triste de nuestra Universidad Pública. Los hechos de violencia del pasado martes 02/05 que son de público y notorio conocimiento no hacen más que confirmar quiénes son los que pretenden consolidarse en este "nuevo" proyecto de universidad.
El problema es entender cómo en una comunidad educativa tan sensible a la defensa de los DDHH y que ya ha repudiado en repetidas ocasiones el modelo universitario neoliberal, se llega al punto de tener que impedir que sesione una asamblea para que este hombre no se convierta en Rector. Se trata de un sistema de gobierno universitario que envuelto en el legado del '18 bajo los lemas de cogobierno y autonomía se las ingenia para burlar estos ideales. El cogobierno que hoy se plantea en la UBA no es más que el predominio absoluto del claustro docente por sobre el estudiantil y los graduados. Lo que hace aún más grave la situación es que la mayoría de los profesores que se encuentran al frente de los cursos, que con su esfuerzo sostienen la universidad pública y le dan vida a cambio de un sueldo casi inexistente o hasta incluso nulo, no forman parte del claustro docente, no votan. El gobierno tripartito se ha visto disuelto y ha dado lugar al enquistamiento de una casta de profesores que lejos de representar la dinámica y los ideales de la comunidad educativa se empeñan en retrotraerla a su pasado cercano y nefasto.
Más allá de la candidatura de Alterini es esto lo que está en discusión, debemos darnos la tarea de repensar el rol de estudiantes, graduados y no docentes, de analizar el rol que nos cabe en esta institución, sin duda es mayor del que se ocupa, debemos democratizar el claustro de profesores. Porque sin democratización siempre habrá Alterinis.
Cada proyecto de país requiere un tipo de Universidad distinto.
El neoliberalismo fomentó una Universidad carente de sentido que
abandonó las profundas razones por las que se debe sostener la
educación pública y gratuita en una sociedad.
Creemos en una Universidad Pública que garantice el acceso irrestricto
y la igualdad de oportunidades, aún en una sociedad inequitativa,
que ayude a sentar los cimientos de un país independiente produciendo
su propio pensamiento y su propio debate, su propia ciencia y tecnología,
que refunde los sentidos y razones que vitalizaron históricamente
este espacio común. Creemos en una Universidad comprometida con
el destino nacional.
Es necesario que la crisis coyuntural en que se encuentra el gobierno
de la UBA, permita de una vez comenzar a plantear un debate real sobre
el cambio que precisa nuestra universidad.
