PLEGARIA DEL PERRO
Amor mío yo nací para acompañarte y te sirvo con la fidelidad que Dios me dio para serte útil. Es muy poco lo que te pido: que me alimentes regularmente, una cama humilde dónde descansar, un mínimo de cuidado sí me enfermo.
No me abandones pues seré un perro vagabundo. Estoy pronto a cumplir tus órdenes; te defiendo y te cuido como fiel centinela; te acompaño a todas partes y comparto los peligros sin miedo ni vacilación; tus hijos tienen en mi a su mejor amigo; si estás triste, comparto tus penas y si eres feliz, salto de alegría.
Amo mío, no te enojes conmigo sin motivos, no me maltrates para desahogarte, trátame con cariño, y verás como la gratitud aflora en mis ojos; tú también sabes que no me falta voluntad para aprender, enséñame con paciencia que yo no defraudaré tu felicidad y entusiasmo, y cuando los años me llenen de achaques, no me abandones como cosa inútil, acuérdate que te he servido con lealtad nunca desmentida, y déjame morir con la tranquilidad que tiene merecida quien ha sabido cumplir con su deber.
Tu perro.