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EL
LIDERAZGO EMPRESARIAL Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
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Por: Carmen Quintero Russo
[email protected]
Carmen Quintero Russo es Panameña, socióloga, egresada
de la Pontificia Universidad Javeriana de Santa Fé de Bogotá y
de Loyola University of Chicago. Gerente de Proyectos de
ODISEA EMPRESARIAL http://www.odiseaempresarial.com/ | |
El liderazgo es un proceso que implica no solo la capacidad
de tomar decisiones, sino la habilidad de desarrollar una cierta
estabilidad emocional. Esto es el resultado de la gestión de las
competencias de la inteligencia emocional "El éxito del liderazgo
empresarial no se apoya solamente en la capacidad de tomar decisiones
acertada en el momento oportuno. Implica muchas otras cosas desde el punto
de vista emocional. El pretender ignorarlas en aras de las razones
objetivas de negocios lleva al descalabro, ya que como bien dijo el
filósofo Blas Pascal hace ya más de 300 años, el corazón tiene sus
razones, que la razón no puede comprende. Por lo general se acepta que el
manejo de las emociones es el resultado de las experiencias individuales,
lo que se implica el ensayo y error que a veces conlleva a un enorme
desgaste personal. Es por eso que es importante que el individuo
desarrolle habilidades que le permitan entender e identificar sus
emociones y las de los demás a fin de lograr una mayor estabilidad
emocional.
Lo anterior nos lleva a la consideración concepto de
inteligencia emocional, útil para explicar y enfrentar las exigencias de
la vida cotidiana. Anteriormente las explicaciones del éxito se apoyaban
en el concepto de inteligencia, entendiéndose esta como aquel conjunto de
habilidades intelectuales que le permiten al individuo conocer la realidad
y resolver problemas. Posteriormente ante el hecho de que el cociente
intelectual no es necesariamente un indicador de éxito profesional, se
comienza a buscar respuestas en el mundo de las emociones.
Estudios
realizados por Peter Alovey y John Mayer en 1990 permiten identificar los
componentes del coeficiente emocional: autoconfianza, autocontrol,
persistencia, empatía y dominio de las relaciones. Los tres primeros
indicadores, se refieren a la gestión de uno mismo y se relacionan con la
motivación al logro; las dos últimas son competencias relativas a la
afiliación y el poder social, siendo las más difíciles de desarrollar. La
autoconciencia consiste en conocer las propias emociones. El autocontrol
es la capacidad de cambiar o frenar emociones. La persistencia es la
capacidad de estimularse ante situaciones adversas. Empatía es la
capacidad de conocer a otras personas, intuir la condición emocional de
los demás. Finalmente, dominio de las relaciones es la capacidad de ser
oportuno ante diversas situaciones.
El liderazgo es una habilidad
que se desarrolla en la medida en que el individuo cultiva la
autoconfianza, el autocontrol y la perseverancia. Liderar implica empatía
y capacidad de ilusionar a otros. En otras palabras, no es otra cosa que
una gestión tanto de talento propio como el ajeno, resultante de la
gestión emocional.
La inteligencia emocional se puede cultivar y
contribuir al desarrollo de la capacidad de liderazgo del individuo. En
este proceso, hay que aprender a hacer las cosas diferente hasta encontrar
la satisfacción en aquellas actividades en las que antes no se encontraba.
Esto lleva a cultivar dos aspectos básicos del liderazgo: visión positiva
y un equipo de trabajo comprometido con el logro. En la medida en que el
individuo conoce mejor su propia dimensión emocional, tiene un mejor
control de su vida. De igual manera comprende mejor a los otros y
finalmente logra optimizar su inteligencia racional.
Dentro del
mundo empresarial el desarrollo de habilidades relativas a la inteligencia
emocional le da al individuo herramientas para mejorar su desempeño. Es el
manejo inteligente de las emociones lo que eventualmente va a garantizarle
el éxito dentro de la organización, ya que es lo que le va a facilitar la
creatividad, motivación y seguridad.
Notas, fuentes y recursos |
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