Diálogo estratégico con el futuro
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ARTÍCULOS SOBRE ESTRATEGIA EMPRESARIAL(I.1)


La Planificación por Escenarios
toma
el relevo a los tradicionales modelos de previsión
incompatibles con entornos caóticos o turbulentos ©(I.1.14)


El mundo económico esta rodeado de un sistema caótico. La teoría del caos, la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad están ayudando a comprenderlo. La planificación escenario funciona de un modo más efectivo como marco para la reestructuración de las percepciones de la dirección empresarial a cerca de las alternativas futuras del entorno

El entorno caótico

La especie humana evoluciona dentro de un entorno, siempre inestable, aunque ahora nos parece más inestable que nunca. En estas condiciones, la curiosidad es una herramienta insustituible para sobrevivir.

Ahora sabemos que no existe ninguna verdad absoluta, ninguna teoría completa, unificada, que nos permita predecir las cosas que vienen, ni en el universo ni en la vida cotidiana. Los fenómenos de la naturaleza tienen una gran cantidad de accidentes, en último término cuánticos. Existen multitud de factores debidos al azar. Esto es lo que percibimos de la evolución biológica. El mundo es parcialmente ordenado pero también parcialmente desordenado., En parte regular y en parte caótico y aleatorio. Se trata de comprender ambos aspectos. Ni la evolución biológica ni la cultural son previsibles. No todo lo que ocurre en el mundo es reducible a principios.

La ciencia y la tecnología están empujando con fuerza el futuro. Esto significa, más que nunca, evolución. Debemos estar en una reorientación constante. Necesitamos renovarnos continuamente si queremos seguir participando. Lo que no debe interpretarse como dejarse llevar, adaptarse a cualquier tipo de cambio de forma indiscriminada. El sentido común, la razón y las experiencias personales, deben ayudar a señalar la dirección a la que se quiere ir. Hay que escoger el rumbo, y aunque es verdad que dentro de su libertad el ser humano está condicionado, existe la posibilidad de encontrar futuros libres sobre los que se puede actuar.

El término teoría del caos sirve para que los científicos describan una serie de fenómenos, comportamientos, sean físicos o biológicos, en apariencia fortuitos. Un análisis más detallado demuestra que responden a una norma, y a veces a una serie de ellas, nada casuales, aunque para los no introducidos responda más a la imagen de desorden.

El mundo económico también está rodeado del sistema caótico y por ello no es posible predecir su comportamiento. Sin embargo, todavía se puede comprobar como, en algunos casos, se sigue viendo a la economía como algo sujeto a sistemas mecanicistas propios del siglo XVII. Estos son los hijos de Newton, Descartes o Adam Smith. Es como si todo lo relacionado con el mundo económico ignorara las tres grandes innovaciones de este siglo: la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica o la teoría del caos.

No obstante, carece de sentido decir que no se pude dirigir en tiempos caóticos. Una afirmación de este tipo más bien refleja una renuncia a analizar acciones, estrategias y oportunidades de estos tiempos, de los que sólo podemos asegurar que son difíciles. En estas circunstancias, lo primera tarea de los responsables de dirigir empresas es la de asegurar la capacidad de sobrevivir, maximizar las oportunidades y adaptarse al cambio.

Esa renuncia a marcar el rumbo y dejarse llevar, nos recuerda un episodio del frecuentemente citado libro, en situaciones relativas a la dirección de empresas, de Lewis Carroll, Alicia en el País de la Maravillas. Alicia le preguntaba al Señor Minino: “¿Podría usted indicarme la dirección que debo seguir desde aquí? Eso depende, le contesto el gato, de adonde quieras llegar. No me importa adonde, empezó a decir Alicia. En ese caso, contesto el Señor Minino, tampoco importa la dirección que tomes, con tal de llegar a algún lado.”

Hoy no es suficiente con hacer las cosas adecuadamente: la alta dirección debe saber llevar a cabo la acción más adecuada, formular un programa, dirigir a través de problemas estratégicos que ensombrecen el horizonte de sus empresas. ¿Nos asociamos o no con aquel competidor? ¿Ponemos en marcha la fabricación del nuevo semiconductor? ¿Sustituimos el cobre por la fibra en nuestra red, o esperamos y ahorramos millones de pesetas? Preguntas de este tipo constituyen la gran confusión de los problemas. Cualquiera que sea nuestra postura ante esta confusión de problemas, que con frecuencia puede representar la muerte o la continuación de una organización, nos llevará años saber si nuestras decisiones fueron acertadas o no.

Pero todavía más. Los problemas planteados por esta gran confusión no admiten el análisis tradicional. Resulta sencillamente imposible, descubrir el camino que nos lleve a encontrar una decisión acertada frente a las incertidumbres. Cada vez que nos enfrentamos a este tipo de situaciones de confusión, estamos ante un profundo dilema: cómo establecer el equilibrio entre predicción (en la creencia de que podemos anticipar estas incertidumbres, cuando en realidad no es posible) y parálisis, dejando que las incertidumbres nos congelen en la inactividad.

La alta dirección de las grandes empresas que se encuentran, con frecuencia, ante este tipo de dilemas, además deben soportar el peso adicional de que de sus decisiones depende el sustento de miles de personas. El cliché típico es que ante estas situaciones se sienten solos en la cumbre. Para la mayoría de estos directivos el problema se agranda por que se sienten confusos ante lo que perciben en su entorno. A pesar de todo, y como nos pasa a todos, la dirección empresarial debe tomar decisiones, y de hecho las está tomando en estos tiempos. Como sabemos, la marcha de este mundo turbulento, no va a esperar a que tengamos delante las certidumbres.

La idea sobre el futuro, a veces, un condicionante cultural

Parece que la filosofía, ahora afortunadamente de moda (ahí esta el notable éxito de la primera novela sobre la historia de la filosofía del profesor Jostein Gaarder - Oslo 1952 - El Mundo de Sofía), puede contribuir al progreso científico como globalizadora y método crítico conceptual. Es curioso comprobar como, en ocasiones, los asistentes a un curso de dirección de empresas en una escuela de negocios cualquiera, pueden tener la sensación, al comienzo, de que se han equivocado de sitio y se han metido en un aula donde se imparte un cursillo de filosofía.

Hay muchas formas opuestas de entender la vida. Una de ella es la insistencia en lo recibido, en reproducir gestos y pasos, en la reiteración de actitudes, lo que la reduce a una práctica inmovilidad, propia de seres instintivos que requieren muchísimo tiempo para introducir alguna variación en su comportamiento. La causa de esta conducta podemos verla en la preocupación por la seguridad, que cuando es obsesiva, exagerada, resulta desentendida de cualquier avance y enemiga de cualquier perturbación. Pero el progreso de la vida es implacable, por lo que hay otras maneras de entenderla, como es la del incesante renacer, la de un continuo esfuerzo de deshacernos del lastre que nos impide avanzar. Esta es una vida que se transforma en una lucha por adelantar.

Todos miramos hacia el futuro haciendo lo posible por tomar decisiones sabias, con la mirada atenta hacia las amenazantes incertidumbres. Como si todo no dependiera, por supuesto, de todo lo demás. ¿Cómo elegir el camino a seguir cuando no está claro qué negocios existirán dentro de 10, 15 años? ¿Cómo elegir la educación de nuestros hijos cuando no podemos saber en que tipo de sociedad les tocará vivir?

El mañana no esta escrito, y espero que sean pocos los profesionales de la estrategia empresarial que nieguen una verdad tan contundente. Los soñadores de la razón, también los echadores de cartas, son las que esperan que la acción humana camine hacia las metas que ellos predecían. Pero como dice Laín Entralgo, “el hecho de que el mañana no este y no pueda estar escrito, por que el azar, la libertad, el mal cálculo son partes integrales del destino de los hombres, de los pueblos, en modo alguno excluye el deber de planearlo ilusionada y razonablemente, según lo que, entre lo posible, parezca mejor”. Es decir, preparar acciones para el futuro es un acto perfectamente razonable, aunque no ensoñación visionaria de la razón, o proyección jactanciosa de la autocomplacencia.

Los empresarios y directivos, al tomar decisiones, tratan de optimizar su conducta desde una perspectiva intertemporal, tomando decisiones en un mundo sin certidumbres. En esto influyen dos formas de enfocar la cuestión. Desde las llamadas por el premio Nobel de economía Robert E. Lucas, expectativas racionales, se predice el futuro de acuerdo con la información disponible, lo que contrasta con las expectativas adaptativas que tratan de corregir los errores del pasado.

Equivocadamente, en ocasiones, se supone que la realidad está organizada, y por tanto bastaría con abrir los ojos para percibirla. El desarrollo de los procesos de aprendizaje, de la pedagogía, de la comunicación, nos ayudan a comprender, que para descubrir un fenómeno, una cosa, una organización, un sistema, es necesario reconstruir los elementos del objeto observado de distinta manera. Esto es así porque sólo vemos lo que somos capaces de ver. Y esto es debido a que interpretamos, asignamos significados a los estímulos con la ayuda de nuestros esquemas o modelos mentales. Un esquema es un resumen proporcionado por la experiencia. Constituyen apoyos o caminos que utilizamos para tratar de entender al mundo, aunque estos caminos pueden estar construidos con creencias y asunciones subyacente que pueden tener la capacidad de hacernos avanzar, pero también bloquearnos. Es decir, que va a depender del campo de conciencia del observador.

Como decía Baltasar Gracián, las verdades que más nos importan vienen siempre a medio decir. El prudente debe saber entenderlas. A fin de cuentas, no hay más remedio que elegir. Vivir es saber elegir. A pesar de todo, no son suficientes ni el estudio, ni la inteligencia; habría que añadir el buen gusto y el buen juicio. Porque lo peor es perderse cuando hay que elegir.

Generar pensasmiento estratégico

Nuestra mente es el único instrumento con que contamos para encontrarnos de cara a nuestra autenticidad. Hemos de indagar nuestras verdades. Si este instrumento está atorado o es pusilánime, cuanto de él salga será espurio y mezquino...Hace 356 años el citado más arriba jesuita español Baltasar Gracián recomendaba, en uno de sus aforismos de su universal Oráculo de Arte y Prudencia, la conveniencia de pensar por adelantado, “hoy para mañana e incluso para muchos días. La mayor fortuna se hace con horas de previsión. Para los prevenidos no hay malas contingencias, ni para los preparados hay aprieto.” Y añade: “Con la madurez del pensamiento cuidadoso hay que prevenir el tiempo más riguroso.”

Dando un salto en el tiempo Von Neumann, uno de los padres de las teoría de los juegos, creyó que la predicción meteorológica sería perfecta si se dispusieran de máquinas suficientemente potentes. Precisamente fue un meteorólogo, Lorenz, el que pudo demostrar lo contrario, iniciando con su intento la teoría del caos. El caos es entendido como la existencia de sistemas no lineales, y por tanto, muy sensibles a las condiciones iniciales, de modo que cada pequeña modificación puede alterar el resultado, a lo que también solemos llamar suerte. Una mínima variación, por ejemplo el aleteo de una mariposa, se va ampliando a lo largo del tiempo y puede modificar sustancialmente el panorama a miles de kilómetros.

Quizá parezca una mala noticia el afirmar que los sistemas no lineales, a los que pertenece el mundo económico, son, en su inmensa mayoría, absolutamente impredicibles. Lo curioso es comprobar que, no obstante, contienen un orden a partir del caos. También nos encontramos con la gran paradoja de que el azar y el destino conviven. Por esto, de poco sirve que juguemos a adivinos en un entorno que cada vez nos parece más turbulento. Por tanto, predecir la inflación, los beneficios de la empresa, los resultados del lanzamiento de un producto, es un ejercicio muchas veces frustrante. Las posibilidades de no acertar son mucho mayores que hacerlo. Por eso, cuando se trata de repetir una situación de éxito del pasado, es bastante probable que el resultado no se produzca de igual forma. En el mejor de los casos, lo que se pueden producir son profecías que se cumplen a sí mismas.

Aunque es verdad que después de diezmil tiradas el número de caras de una moneda se aproxima a la mitad, la siempre misteriosa inferencia estadística, sin embargo no se puede predecir el resultado de la siguiente tirada. Pero lo que los líderes y los estrategas de empresa sí saben es que es posible influir en el futuro, incluso crear futuro. En este mundo caótico, la labor de los empresarios y directivos, debe estar en crear las condiciones con las que influir en el futuro y así aproximarnos a lo deseado. Una vez más se destaca la importancia de luchar por aquello que se desea, destacando y sobresaliendo la constancia, la perseverancia y la tenacidad. Ni el talento, ni el genio, ni la preparación por si sola, son superiores a la perseverancia y la determinación.

En este contexto, el debate entre éxito y suerte es viejo y nuevo. Cuentan que en una ocasión le preguntaron a un presidente de banco con fama y hechos de estratega florentino, que si creía en la suerte. Su respuesta reflejaba su graciana mente: “procuro que la suerte me coja trabajando”. El psicólogo David Lewis ironizaba también en su respuesta a la misma pregunta diciendo que “el éxito es cuestión de suerte, y si no que le pregunten a cualquier fracasado....”.

Ante esta situación, ¿cómo se debe tratar la incertidumbre? Una incertidumbre suele ser una desviación importante, que procede del entorno, que pone en peligro la complejidad de supervivencia de un individuo o una organización. En este sentido, el progreso de los sistemas de dirección procede de aquellos que son capaces de aumentar la protección contra las contingencias. Es decir, toda innovación, todo método que aumente el grado de independencia de un sujeto u organización respecto a su entorno, es progresivo, es bueno para tal sistema. Pero esta independencia respecto al entorno no se consigue con el aislamiento, al contrario, más bien relacionándose intensamente con él.

No se trata de aplicar simplemente la “regla de tres”, que en muchas ocasiones es una pérdida de tiempo y una demostración de desconocimiento o pérdida del concepto de proporcionalidad y magnitud, consecuencia de un aprendizaje mecánico de fórmulas o procedimientos matemáticos. La “regla de tres” no debe sustituir a otras capacidades de razonamiento. La alternativa puede estar en buscar puntos intermedios entre el conductivismo que enseñan las técnicas similares a la regla de tres y los aprendizajes significativos. Parodiando a Confucio, se trata de encender una vela en lugar de contemplar la obscuridad.

Las herramientas para gestionar un futuro caótico: los modelos

Como dice el filósofo Rafael Argullol, cuando se desmorona la fortaleza de las verdades seguras nos sentimos más libres pero también más desamparados. A tenor de las características del entorno, parece que los modelos mecanicistas no son lo más apropiados par la formulación de opciones estratégicas, ya que la generación de ideas y opciones son fruto de un proceso creativo, donde no intervienen exclusivamente las capacidades analíticas y lógicas.

El método tradicional de evaluar la incertidumbre del futuro ha sido el pronóstico, que consiste en intentar decir el valor futuro de determinadas variables inciertas y después tomar decisiones en base a las condiciones del futuro que se consideran más probables. Este procedimiento resultó satisfactorio mientras el entorno de las empresas era relativamente estable, como ocurrió durante la década de los años 50 y 60, y empezó a fallar en los 70 y definitivamente en los 80. Es decir, en los modelos actuales, lo que antes eran considerados parámetros, ahora son introducidos como variables.

En los años 70 y 80, se ha ido desarrollando un procedimiento que fue teniendo una gran aceptación como es el de escenarios múltiples para describir el futuro. En este caso fueron Robert Linneman y John Kennell quienes sugirieron construir escenarios. A su vez Steven Schnaars bosqueja el mundo con el método del cross impact, que intenta evaluar el impacto de diferentes acontecimientos supuestos del entorno sobre los resultados de la empresa. Posteriormente Olivia Day y McMillan, en el año 88 presentó otra alternativa basada en la teoría de la catástrofe.

En otro momento se aplicaron los llamados modelos de simulación del comportamiento que explotan las posibilidades del software conocido como system dynamics. Thomas Saaty ha desarrollado modelos conocidos como análisis del proceso jerárquico, utilizable para evaluar cursos de acción alternativos, teniendo en cuenta diferentes escenarios, diferentes objetivos y diferentes actores. Todos estos procedimientos son herramientas alternativas, utilizables para la evaluación de opciones y, por tanto, pueden ser guías en el proceso de tomas de decisiones estratégicas, no incompatibles.

Cualquier cosa que nos pueda ayudar a tomar decisiones en medio de esta confusión, será valiosa. Una de tales herramientas es la planificación escenario. Cada vez es mayor el número de directivos de empresas que usan esta herramienta para tomar decisiones complejas de una manera efectiva. Y no solo es útil para las organizaciones importantes, sino que el método de escenarios puede ayudarnos también a tomar decisiones a nivel personal.

Los escenarios:un procedimiento adecuado a los entornos caóticos

Muchas empresas a nivel mundial, comenzaron a utilizar los escenarios en la planificación estratégica de los negocios y en las actividades de toma de decisiones hace más de 25 años. Uno de los pioneros en el uso de este método fue la compañía Shell, lo que le permitió salir adelante durante de la crisis de los años 70. Según se sabe, los primeros en utilizar, por escrito, el término escenario en el campo de la previsión económica, fueron los futurólogos amenricanos Herman Kahn y Antothony J. Wiener en su libro The Year 2000. A Framenwork por Speculetion on the Next Thirty-Three Years (Macmillan Co., N.Y. 1967). Al parecer, la evolucionada tecnología utilizada ya por los guinistas de Holywood para preparar los story board, fué una importante inspiración.

La aparición de la planificación escenario es fruto del hecho de que dada la imposibilidad de conocer con precisión cómo será el futuro, una buena decisión o estrategia a adoptar sería aquella que funcione bien a través de diferentes futuros posibles. Para encontrar esa estrategia excelente, los escenarios deberán crearse en plural, de tal modo que cada uno de ellos diverjan entre sí. Este conjunto de escenarios son esencialmente relatos especialmente construidos sobre el futuro, de modo que cada uno de ellos modele un mundo distinto y plausible, en los cuales tendríamos que vivir y trabajar en el futuro.

Preparar un escenario es hacer escenografía, es decir, disponer el conjunto de elementos pictóricos, plásticos, técnicos y teóricos que permiten el montaje de una acción. Si elaboramos un escenario sobre el pasado podremos definirlo como el que corresponde al conjunto de elementos que reproducen el ambiente en el que se desenvolvió una acción. Si lo que nos proponemos crear son escenarios de futuro, por tanto irreales, ya no se trata de reproducir, sino de crear otro ambiente, especulando con todo el conjunto de circunstancias que se consideran relevantes en torno a ese posible suceso de futuro. Es como si tratara a lo desconocido (saber que no se sabe), como si fuera virtual (por tanto irreal).

En este sentido la definición de escenario más adecuada sería la de crear futuros posibles. La principal actividad aquí sería la de especular, o sea reflexionar sobre cuestión o cuestiones que presentan diferentes posibilidades. Como herramienta de planificación, el método de escenarios proporciona un procedimiento sistemático para pensar imaginativamente a cerca del futuro y gestionar la incertidumbre, mediante la construcción de relatos relativos a fuerzas que pueden conducir o influir en las consecuencias del futuro.

Sin embargo, el propósito de la planificación escenario no es señalar con precisión futuros eventos, aunque si el de reconocer o subrayar las macrofuerzas que impulsan al futuro en diferentes direcciones. Precisamente haciendo estas fuerzas visibles es como el planificador, si estas aparecen, podrá, finalmente, reconocerlas. En definitiva, se trata de mejorar las condiciones para la toma de decisiones en el presente.

Por qué la planificación escenario

La técnica de escenarios significa un vehículo para construir pensamientos a largo plazo. El propósito de los escenarios nos es el de pronosticar el futuro. Esto no puede hacerlo significativamente nadie, excepto a corto plazo. El objetivo inmediato de la planificación escenario es el de producir narraciones basadas en las tendencias reales del mundo y en la razón, que sirven como base para la planificación contingencial. La planificación escenario también propicia una nueva forma de pensar que sustituye a un punto de vista simple y estático del futuro, por visiones múltiples y dinámicas.

Adecuadamente ejecutada, la planificación escenario permite a los planificadores:

· Reducir la dependencia de las ilusiones y de las proyecciones Delphi por expertos;
· Evita el peligro de visión por un canuto;
· Es un buen método para las situaciones de impredicibilidad

Mediante el uso de la planificación escenario, los planificadores pueden:

· Tener en cuenta muchos puntos de vista;
· Preparar estrategias de respuesta para un amplio abanico de contingencias;
· Identificar indicadores que ayuden a la elección de las estrategias a ejecutar.
· Se puede entender con facilidad sin necesidad de recurrir a un vocabulario muy especializado o de métodos estadísticos;
· Utiliza una estructura narrativa muy persuasiva;
· Estimula la creación de un pensamiento futuro amplio en lugar de una visión simple.

La planificación escenario empieza por identificar cual es el centro de atención o la decisión. El número de historias que podemos contar sobre el futuro pueden ser infinitas, aunque nuestro propósito es el de hablar de aquello que importa, de aquello que conduzca a la mejor decisión. Por tanto, el proceso comienza aceptando el asunto sobre el que queremos concentrarnos o dirigirnos. Algunas veces la cuestión a tratar requiere un planteamiento amplio, por ejemplo, cuál es el futuro de Europa. Otras veces puede ser muy específico, por ejemplo ¿deberíamos implantar el nuevo sistema operativo? De cualquier modo lo relevante es estar de acuerdo en el argumento que usemos como test de relevancia a través del proceso de construcción de escenarios.

En la medida que el método de escenarios es el camino para entender la dinámica de configuración del futuro, nuestro esfuerzo inmediato será el de identificar las fuerzas conductoras que intervienen en el presente. Por supuesto, estas fuerzas a identificar serían sólo un esbozo de todas las posibles. La realidad de los acontecimientos del mundo acarrearían muchas más que las que podamos pergueñar. El propósito de disponer de la lista de fuerzas conductoras es el de observar los antecedentes de las crisis que estamos padeciendo en estos años y ocupan nuestras mentes, e identificar las fuerzas que a largo plazo actúan realmente fuera del alcance de nuestra atención. Son precisamente estas fuerzas, que usualmente escapan a nuestra conciencia, las que nos interesan.

Una vez que estas fuerzas han sido enumeradas, podremos ver que, desde nuestro punto de vista, algunas de ellas podrían ser consideradas como predeterminadas (futuros no libres), no en un sentido filosófico, pero sí el que están completamente fuera de nuestro control. Por ejemplo, el número de estudiantes de BUP vendrá determinado, dentro de 10 años, por el número de estudiantes de EGB en el presente. Pero no todas las fuerzas son tan evidentes o fáciles de catalogar. Cuando elaboremos nuestros relatos aparecerán elementos predeterminados en cada uno de los escenarios.

Después de haber identificados los elementos predeterminados de la lista de fuerzas conductoras, nos encontraremos con un número de incertidumbres. Las clasificaremos para estar seguros de que estamos ante incertidumbres críticas. Una incertidumbre crítica es aquella que es relevante o clave para nuestro enfoque temático, por ejemplo, ¿continuará creciendo el porcentaje de fuerza de trabajo femenina en relación a la total? Deberemos entender lo mejor posible todas la incertidumbres y su relación con cada una de ellas. Pero al mismo tiempo, nos interesan aquellas pocas que pensemos que son tanto importantes para el enfoque temático, como difíciles de predecir y sacarlas a flote.

Al principio, todas las incertidumbres parecen lo mismo, pero si retrocedemos podemos reducir montones de incertidumbres que tiene en común espectros singulares, lo que constituirían un eje de incertidumbre. Si se pudiera simplificar de la lista de incertidumbres hasta dos ejes ortogonales, podríamos definir una matriz (dos ejes cruzados), que nos permitirían definir cuatro diferentes, pero plausibles, cuadrantes de incertidumbres. Cada una de estas cuatro esquinas constituyen, en esencia, una futuro racional, que podemos explorar. Por supuesto, podríamos contar ciento de historias relativas a inverosímiles escenarios a base de combinación de fuerzas, pero la experiencia nos ha enseñado que cuanto menos mejor.


Adviértase que los escenarios no caen necesariamente dentro de un mundo de buenos y malos, de futuros deseables e indeseables. Igual que la vida real, sobre la que éstos han sido construidos, los escenarios son una mezcla de situaciones una veces maravillosas y otras espantosas.

Dado que no sabemos que escenario nos encontraremos en el futuro, ¿que deberíamos estar haciendo? Algunas de las decisiones que tomemos hoy tendrán sentido en todos los futuros. Otras tenderán sentido sólo en uno o dos. Una vez que hayamos identificado aquellas implicaciones que trabajan en todos los escenarios, nos basaremos en éllas en la confianza de que estamos preparando unos planes que nos inspiran confianza. Las decisiones con sentido en sólo uno o alguno de los escenarios son peligrosas. Por eso, necesitamos conocer las señales precursoras (early warning) que nos indican que escenarios están por llegar. Algunas veces los indicadores precursores para un escenario dado son obvios, pero, frecuentemente, son sutiles. Puede tratarse de alguna legislación o una ruptura tecnológica o una tendencia gradual social. Por tanto, es importante controlar estos signos críticos de forma muy atenta.

A fin de cuentas el poder de la planificación escenario es el de ayudarnos a entender las incertidumbres que aparecen ante nosotros, con todo lo que puedan significar; ayudarnos a ensayar nuestras respuestas ante esos posibles futuros y también a distinguir el momento en que empiezan a surgir ante nosotros.

Por qué usar escenarios

La conclusión de un escenario está ligada a una decisión específica o conjunto de circunstancias que se dan en una empresa. Los beneficios potenciales del uso del método de escenarios, pueden ser los siguientes:

· Anticipar e influir en el cambio. Los escenarios ayudan a las empresas a anticipar sorpresas y discontinuidades en todas las áreas de los negocios, desde la demanda de los clientes, la adopción de nuevas tecnologías que cambian el mercado y la regulación del entorno y dirige estos cambios desde múltiples perspectivas. El procedimiento puede ser usado par descubrir deficiencias competitivas, proporcionando a la empresa la oportunidad para favorecer la aparición de nuevas oportunidades y formular estrategias resistentes a la avatares del futuro.

· Estimular el pensamiento lateral. Los escenarios estimulan a la dirección a ir más allá de los procedimientos tradicionales para resolver problemas y aprovechar oportunidades. En la medida que los escenarios tienen el poder de romper con los viejos estereotipos, esta nueva fórmula de crear pensamiento sobre el futuro, con frecuencia sirve como catalizador para una gran movida, más que de incrementar el cambio.

· Reduce los riesgos futuros. El uso de los escenarios puede ayudar a las empresas a determinar mejor los resultados de moverse hacia adelante con la aventura de nuevos negocios o mejores adquisiciones, antes de que las inversiones se hayan hecho. Además, permite reconocer las señales de alerta sobre el futuro no visible, de modo que las empresas pueden minimizar las sorpresas y responder y actuar de un modo efectivo.

· Desarrollar un marco de referencia consistente. A medida que las empresas evolucionan y crecen, aumenta la dificultad para orientar una adecuada visión de futuro. Los escenarios proporcionan a las empresas un marco de referencia y lenguaje común para la discusión y gestión de opciones y condiciones complejas.

Cómo llevar a cabo una planificación escenario efectiva.

En la medida que la planificación escenario está orientada hacia el futuro, que por naturaleza es un entorno de incertidumbres, las empresas encuentran con frecuencia muy difícil ligar las recomendaciones extraídas del escenario al proceso de planificación actual. Los escenarios nunca deben ser considerados como un fin en si mismo. Son una herramienta que al formar parte de un proceso de pensamiento estratégico, puede ayudar a mejorar la calidad, reducir el riesgo de la toma de decisiones de los ejecutivos.

Por ejemplo, esto no significa que, en ningún momento, debamos evitar la presupuestación, todo lo contrario. Parece una paradoja. Lo que pasa es que los presupuestos no deben verse como una configuración instalada en un futuro que se tiene que cumplir de cualquier modo, sino más bien como una declaración de intenciones acompañada de acciones concretas. Como decía Drucker, los planes no están hechos para que se cumplan, sino para saber que se puede hacer cuando no se cumplen.

La planificación escenario funciona de un modo más efectivo cuando está concebida como un marco para la reestructuración de las percepciones de la dirección a cerca de las alternativas futuras del entorno en el cual las decisiones se van a llevar a cabo. En lugar de desarrollar un conjunto de escenarios alternativos del futuro en general, y después intentar evaluar la implicaciones de tales escenarios para la estrategia, el procedimiento práctico sería intentar generar escenarios que abarcan al conjunto de incertidumbres específicamente relevantes a los negocios afectados, a las estrategias y a las decisiones a mano. Es decir, empezar y terminar concentrándose sobre las decisiones a llevar a cabo por la dirección en un futuro próximo.

Este procedimiento es más efectivo en tanto que comprende tanto el desarrollo de escenarios, como la valoración de sus implicaciones, lo que envuelve a los gerentes o planificadores que seleccionarán y ejecutarán las eventuales estrategias y controlarán el futuro. Según la experiencia, en la medida que el pensamiento escenario es asumido por los usuarios últimos, más fruto se obtendrá de los mismos. Este procedimiento es también coincidente con el deseo de muchas empresas de adquirir experiencia propia como planificadores de escenarios para su beneficio. La experiencia indica que es fundamental llevar a cabo el trabajo de desarrollo de escenarios a través del análisis de implicaciones (identificación de factores controlables e influenciables, identificación de las oportunidades y amenazas clave sobre los clientes, y por último, un marco de referencia par la evaluación de futuras estrategias). Una meta básica es asegurarse de que los escenarios están adecuadamente orientados, en último extremo, a servir a las distintas necesidades del cliente.

Claro que a la hora de crear escenarios hay que moderar la imaginación, porque a veces se convierte en tirana. No se contenta sólo con especular, sino que puede hacerse dueña de la situación. Si la imaginación no está refrenada por la prudencia y el buen sentido, podremos caer en momentos de descontento o de satisfacción. A fin de cuentas la intuición, la creatividad, la acción de dirigir y la creación de escenarios, no son actos cartesiano sino estéticos.

Francisco J. Manso Coronado. Publicado en la revista Estrategia Financiera, nº 116 del año 1996

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