TEMA 2: EL MARCO GENERAL DE LA ECONOMÍA ANDALUZA

 


 

 

1. SITUACIÓN Y RECURSOS NATURALES DE ANDALUCÍA

2. ORDENACIÓN DEL TERRITORIO E INFRAESTRUCTURAS

3. LOS RECURSOS HUMANOS Y LOS SECTORES PRODUCTIVOS

4. LA RENTA REGIONAL Y SU DISTRIBUCIÓN

5. DESEQUILIBRIOS ESTRUCTURALES DE LA ECONOMÍA ANDALUZA

6. TEST

 

 

 

1. SITUACIÓN Y RECURSOS NATURALES DE ANDALUCIA

Andalucía es la región peninsular más meridional de la Europa comunitaria. Tiene una extensión de 87.268 km2, lo que supone algo más del 17 % del territorio español, y sus 7.849.799 habitantes representan el 18 % del conjunto nacional. Con referencia a los países miembros de la Unión Europea, nuestra Comunidad Autónoma supera a varios de ellos en superficie y población, algunos tan significativos como Dinamarca, Irlanda, Letonia, Lituania o Estonia.

En cuanto a los recursos mineros —que en el pasado llevaron a Andalucía a una privilegiada posición económica—, al progresivo agotamiento de minería tradicional (hierro, cobre, plomo, etc.) se une la inexistencia de petróleo y de metales nucleares (uranio, radio, etc.).

La disponibilidad de recursos hídricos está condicionada por la climatología y por el relieve. La única solución a la escasez y a la estacionalidad de lluvias en casi todo el territorio es ahorrar agua en la agricultura (a la que se dedica el 80 % del total) y practicar una prudente política de construcción de embalses y trasvases entre cuencas hidrográficas.

Junto a la falta de agua, la pobreza del suelo ha sido otra limitación del potencial agrario de la región, solo es de óptima calidad para los cultivos apenas la cuarta parte del territorio, localizada especialmente en el Valle del Guadalquivir.

Los recursos naturales (agua, pastizales y productos mineros y forestales) se encuentran concentrados en áreas montañosas como Sierra Morena, Serranía de Ronda y las sierras de Cazorla y Segura, donde paradójicamente se ubican los municipios más deprimidos.

A este respecto existe una Ley de Espacios Naturales Protegidos que establece un inventario de los mismos y determina algunas medidas de apoyo. La superficie protegida alcanza el 18 % del total regional, destacando, junto a los parques nacionales de Sierra Nevada y de Doñana, 24 parques naturales donde se plantea una estrategia de conservación compatible con el uso racional y sostenible de los recursos.

Las especies dominantes de nuestros bosques naturales son las encinas y los alcornoques. El pastoreo, la tala de árboles y los incendios han producido graves pérdidas de superficie arbolada que las repoblaciones forestales de pinos solo han compensado en parte. Además, en la mitad del monte andaluz la vegetación es poco densa, alternándose los árboles con el matorral y la dehesa. Si bien en Andalucía estos recursos son muy modestos, una provincia con cierta importancia forestal es Huelva, donde, además de las especies citadas, se ha extendido el eucalipto, pese a que plantea problemas ecológicos de agotamiento del suelo.

Respecto a los recursos pesqueros del litoral circundante, la sobreexplotación obliga a sucesivos paros biológicos para variedades como la sardina y el boquerón, aunque desde hace años el principal problema es la pesca de inmaduros, sin que socialmente se aprecie una decidida conciencia de presevación. 

MEDIO AMBIENTE Y ACTIVIDAD ECONÓMICA

La agricultura es la principal causante de la degradación ambiental, sobre todo en lo que se refiere al empleo de abonos artificiales que afectan a la materia orgánica de la tierra, predisponiéndola a ser disuelta y arrastrada por las aguas. Estas circunstancias, junto a la aridez del clima y a los incendios forestales —que han destruido muchas hectáreas de vegetación en los últimos años— hacen que la superficie regional, en conjunto, esté sometida a una fuerte erosión, especialmente alta en las provincias de Almería y Granada.

Ya nos hemos referido al alto consumo de agua en la agricultura y a la necesidad de una utilización más racional. Se constata, además, que los acuíferos existentes están sobreexplotados y, en su mayoría, contaminados por la filtración de fertilizantes y por los residuos originados en las instalaciones de ganadería intensiva.

La actividad turística, por su parte, ha estado orientada a la satisfacción masiva de demandas elementales de sol y playa. Ajeno a una mínima ordenación territorial y ejerciendo una fuerte presión medioambiental, el modelo tradicional se ha limitado a la ocupación de espacios vírgenes y a la concentración desordenada de instalaciones, casi siempre con insuficientes equipamientos e infraestructuras. Solo recientemente se están superando estos esquemas con criterios de calidad y de respeto al medio natural, precisamente una de las bases del atractivo regional.

El papel que ha desempeñado Andalucía en la división y en la especialización productiva nacional llevó en los años 60 del pasado siglo a la ubicación en nuestro territorio de industrias altamente contaminantes (químicas, petroquímicas, papeleras, etc.), cuyo fuerte impacto ambiental se une a los problemas provocados por las actividades tradicionales de almazaras y extracciones mineras. Las dos terceras partes del total de los residuos tóxicos industriales se concentran en zonas densamente pobladas, como son los entornos de Huelva, Sevilla y el Campo de Gibraltar.

En cuanto a la situación medioambiental de las ciudades, de nuevo es el agua el principal problema. Junto a algunas dificultades de abastecimiento en época estival, se presenta en muchas localidades una deficiente calidad por inapropiada cloración. Otros aspectos preocupantes son las aguas residuales, vertidas al mar o a los ríos sin depurar, y los residuos sólidos urbanos, de los que se generan anualmente más de dos millones de toneladas. De ellos, la tercera parte se vierte de forma incontrolada.

La Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Medio Ambiente, tiene plenas competencias en esta materia, aunque su presupuesto es insuficiente para reparar los males que sufre nuestra naturaleza y que amenazan tanto el futuro de las actividades económicas como la propia salud y el bienestar de los andaluces.

Junto al ahorro energético se impone el uso de energías renovables en la industria, y la sustitución -siempre que sea posible- del carbón y deel petróleo por el gas natural (fuente de energía poco utilizada a pesar de ser una de las menos contaminantes).  

 

2. ORDENACIÓN DEL TERRITORIO E INFRAESTRUCTURAS

La decadencia de la agricultura, el auge del turismo y el crecimiento económico de las últimas décadas han configurado cambios en los asentamientos de población y han generado fuertes desequilibrios territoriales, que permiten apreciar en la región tres tipos de áreas:

a) La más dinámica, situada en la franja litoral y en las grandes aglomeraciones urbanas. En estas zonas, la elevada concentración humana, las actividades industriales, el turismo y la construcción ejercen un fuerte impacto sobre los recursos naturales y sobre el medio ambiente.

b) Áreas intermedias, de base productiva rural y urbana.. Básicamente se localizan en las vegas y campiñas del Guadalquivir, y en las hoyas del surco intrabético (Antequera, Guadix, etc.). La base agrícola permite una industria alimentaria ligada a la fabricación de aceite, azúcar y productos vitivinícolas.

c) Áreas rurales de montaña y algunas comarcas interiores. Por su carácter árido o abrupto este terreno es poco apto para su explotación agrícola, predominando el modelo tradicional de agricultura extensiva (monocultivo olivarero). La baja productividad de esta actividad y la ausencia de otras fuentes de ingresos obligan a buena parte de sus habitantes a recurrir al trabajo temporal y a las prestaciones sociales.

PLANIFICACIÓN E INFRAESTRUCTURA

En nuestra región, los Planes de Desarrollo Regional, impulsados por la Junta de Andalucía, pretenden actuar sobre las consecuencias negativas de la insuficiente dotación de infraestructuras y equipamiento. El Plan de Infraestructuras del Estado 2007-2013 es el proyecto más reciente.

Enmarcado en el período temporal 2007-2013 y sincronizado con los planes nacionales, el PDIA se concibe como el instrumento básico de ordenación territorial que define y coordina las actuaciones en materia de infraestructuras. Persigue, entre otros, los siguientes objetivos:

1.       Infraestructuras y servicios de  transporte, atendiendo a las necesidades de movilidad de Andalucía en los sistemas de transporte de viajeros y favoreciendo el funcionamiento de los sistemas de transporte de mercancías.

2.       Infraestructura de telecomunicaciones, atendiendo a las necesidades de desarrollo de la sociedad de la información.

3.       Infraestructuras energéticas, atendiendo a las demandas de calidad de vida y de la actividad productiva.

4.       Infraestructuras hidráulicas, atendiendo a las necesidades de uso racional de los recursos, ciclo integral del agua y desarrollo de las actividades económicas.

 

 

3. LOS RECURSOS HUMANOS Y LOS SECTORES PRODUCTIVOS

Andalucía es la región más poblada de España. Como se ha dicho, sus más de 7,8 millones de habitantes representan el 18% del total nacional, lo que supone una densidad de población de más de 89,61 hab/km2, cifra algo superior a la media nacional. Es característico el desequilibrio de su distribución interna.

Por su implicación en los diferentes sectores productivos y en la distribución de la riqueza que generan, recordaremos ahora la concentración de población que presentan las provincias de Málaga, Cádiz y Sevilla (con 199, 159 y 129 hab/km2, respectivamente), así como los municipios costeros. El resto del territorio, presenta una considerable despoblación, si excluimos las capitales de provincia y algunas otras localidades situadas estratégicamente.

Con una emigración prácticamente nula, Andalucía se ha convertido en los últimos años en receptora neta de población, lo que la equipara a otras regiones europeas en proceso de desarrollo. Este fenómeno, junto a una natalidad superior a la española, hace que su tasa de crecimiento poblacional sea más del doble que la del conjunto del país; además, cuenta con mayor proporción de jóvenes.


 

Población ocupada por sector y tasa de actividad y paro. Año 2004

 

Tasa de actividad

 

Tasa de paro

 

Hombres

Mujeres

 

Hombres

Mujeres

 

 

 

 

 

 

Andalucía

67,2

40,6

 

12,6

24,2

Aragón

66,1

42,8

 

3,9

8,2

Asturias (Principado de)

57,6

36,4

 

7,2

14,9

Baleares (Islas)

72,9

53,5

 

7,6

11,3

Canarias

69,7

48,3

 

9,3

15,8

Cantabria

66,0

41,2

 

7,9

14,6

Castilla-La Mancha

66,5

37,7

 

5,2

17,1

Castilla y León

62,4

38,9

 

6,5

17,2

Cataluña

71,3

50,8

 

7,8

12,3

Comunidad Valenciana

69,6

47,4

 

8,0

13,8

Extremadura

63,9

38,0

 

11,0

27,3

Galicia

62,6

44,6

 

9,2

19,3

Madrid (Comunidad de)

71,3

49,7

 

5,5

8,3

Murcia (Región de)

71,9

44,8

 

7,4

16,0

Navarra (Comunidad Foral de)

68,7

45,9

 

4,2

7,5

País Vasco

67,5

45,8

 

7,9

12,2

Rioja (La)

67,9

42,0

 

4,5

7,4

Ceuta y Melilla

67,1

38,1

 

10,0

20,6

España

68,1

45,2

 

8,2

15,0

 3.1. DISTRIBUCIÓN SECTORIAL DE LA POBLACIÓN OCUPADA

La distribución de la población ocupada por sectores productivos muestra las actividades económicas en las que trabajan los andaluces, advirtiéndose notables diferencias al comparar esta estructura del empleo regional con la española.

Pese a que el sector agrario no ha dejado de perder importancia durante los últimos años, mantiene una participación en el empleo del 9,2 %, que aún resulta elevada, mientras que la dedicada a la industria es solo superior en dos puntos. En España, con una distribución cercana a la de los países más desarrollados, la población ocupada en tareas industriales es más del doble que la dedicada al sector primario.

Las diferencias no son tan acusadas en la construcción y en los servicios, sectores que tienen algo más de peso en Andalucía que en el conjunto del país, aunque el predominio en nuestra comunidad del sector terciario es tal que trabajan en él dos de cada tres ocupados.

 Población ocupada según sector económico por provincia. Años 2005    (miles de personas)

 

Andalucía

Almería

Cádiz

Córdoba

Granada

Huelva

Jaén

Málaga

Sevilla

España

Año 2005

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Agricultura

271,2

65,5

22,5

32,2

31,2

25,5

24,5

23,6

46,3

1.000,7

Industria

328,5

24,7

46,0

41,9

31,4

17,8

35,3

44,7

86,8

3.280,0

Construcción

435,4

45,6

68,0

32,5

44,3

29,3

28,4

99,2

88,0

2.357,2

Servicios

1.924,6

148,5

278,2

173,5

208,2

99,0

136,0

395,3

486,0

12.335,4

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Total

2.959,6

284,3

414,7

280,0

315,1

171,7

224,2

562,7

706,9

18.973,3

 3.2. EL DESEMPLEO

Concluido 2005 había en Andalucía 476.000 parados, lo que supone el 25 % del desempleo español, siendo la tasa de paro regional del 13,83 %, unos cuatro puntos superior a la media nacional y más del doble del promedio eurocomunitario.

El desempleo andaluz se ha convertido en un rasgo estructural. Arranca del exceso de población activa vinculada al sector primario, que se puso de manifiesto con la mecanización de las tareas agrícolas en los años sesenta, en los que, a pesar del crecimiento registrado, no se creó empleo suficiente. Esto fue el origen de importantes corrientes migratorias hacia Europa y hacia otras regiones españolas.

Otras circunstancias que explican la mayor magnitud del desempleo son:

- el importante crecimiento de la población activa, incluida la incorporación de la mujer al mundo laboral,

- la baja cualificación de una parte de la población trabajadora, tanto ocupada como desempleada,

- la reducida movilidad sectorial y geográfica de los activos laborales,

- la escasez de proyectos empresariales capaces de ser rentables en un entorno competitivo, principalmente en el sector industrial.

El desempleo en Andalucía se caracteriza igualmente por afectar de forma destacada a mujeres y a jóvenes, apreciándose acusadas diferencias entre los sectores productivos y entre las ocho provincias. El sector con más índice de paro es el agrícola, y la provincia más castigada es Cádiz, cuya de desempleo es diecisiete puntos más elevada que la de Almería que, con un 7,59 %, es la única por debajo de la media española.

Políticas de empleo

Durante las últimas décadas los poderes públicos, tanto estatales como autonómicos, han tratado de corregir este grave problema poniendo en marcha dos tipos de políticas de empleo:

- Políticas pasivas, o de protección al desempleo, tendentes a mitigar la situación de los parados mediante la articulación de diferentes ayudas o subsidios.

- Políticas activas, o de promoción del empleo, encaminadas a facilitar la contratación de mano de obra, especialmente en determinadas zonas o entre determinados colectivos.

Respecto a las primeras, hay que señalar que los niveles de protección al desempleo en Andalucía son inferiores a la media española en cantidad y calidad.

Dentro de las segundas pueden citarse las siguientes:

- Medidas que tienden a flexibilizar el mercado de trabajo a través de la ampliación y del fomento de diversas modalidades de contratación.

- Planes de inversiones públicas, como por ejemplo las incluidas en el Plan de Empleo Rural.

- Subvenciones o bonificaciones otorgadas a las empresas que contraten a determinados colectivos. 

 

4. LA RENTA REGIONAL Y SU DISTRIBUCIÓN

Analizaremos la distribución de la renta en Andalucía dando respuesta a tres preguntas:

1.      ¿Dónde se genera la renta?, es decir, qué provincias o comarcas aportan más valor añadido y cómo se distribuye la renta entre ellas.

2.      ¿Cómo se reparte la renta entre los factores productivos que han colaborado a su generación?

3.      ¿Qué sectores productivos son los responsables de esa generación de valor añadido?

Estudiaremos, por ello, la distribución espacial, funcional y sectorial de la renta.

 4.1. DISTRIBUCIÓN ESPACIAL Y FUNCIONAL

En la contribución de cada provincia andaluza a la generación del VAB regional, Sevilla, seguida de Málaga y de Cádiz, destacan sobre el resto, al aportar el 57% del total. Es interesante analizar el desequilibrio económico intrarregional, que pone de manifiesto la diferente renta per cápita de cada provincia.

Las diferencias son más acusadas en el ámbito comarcal. Los niveles más elevados de renta se concentran en el litoral y en las áreas metropolitanas de las ocho capitales, a las que habría que añadir algunas comarcas del interior, como Riotinto (Huelva), Linares y Andújar (Jaén) y Olula (Almería).

La distribución funcional de la renta pone de manifiesto el reparto del VAB entre las rentas del trabajo (salarios) y las rentas del capital (beneficios brutos). A este respecto, se constata que se ha producido un ligero incremento en la participación de los salarios, registrada en los últimos años. Estos representan el 49 % de la renta total, un punto menos que en el conjunto nacional.

Mayor diferencia existe respecto al destino que se da a la renta. Los menores niveles de renta per cápita explican que los andaluces solo destinen al ahorro el 8,5% de su renta bruta disponible, frente al 12,2 % de todos los españoles. Ello se traduce en que el ahorro per cápita es en Andalucía la mitad que en el ámbito estatal, con las graves consecuencias que de ello se derivan para la inversión y para el crecimiento económico.

 

Producto interior bruto a precios de mercado por provincia. Años 2003

(precios corrientes) (miles de euros)

 

2003*

Almería

9.809.910

Cádiz

16.078.587

Córdoba

9.444.303

Granada

10.891.616

Huelva

6.982.503

Jaén

8.161.507

Málaga

19.156.880

Sevilla

25.462.934

Andalucía

105.988.240

4.2 DISTRIBUCIÓN SECTORIAL DE LA RENTA

El estudio de la distribución sectorial de la renta nos permite apreciar la verdadera importancia que cada uno de los cuatro sectores productivos tiene en nuestra región. El análisis de su evolución nos desvela las grandes transformaciones acaecidas en Andalucía durante el último cuarto de siglo.

Puede afirmarse que la economía andaluza es, ante todo, una economía de servicios. Este sector registra un continuo incremento desde los años 60, y sí hace 25 años ya aportaba a nuestra economía el 51% del VAB, en la actualidad genera el 69 %.

En la composición interna del sector terciario destacan los servicios públicos, responsables de una cuarta parte de su valor; le siguen el comercio (20%) y los servicios ligados al turismo, como son la hostelería y los transportes.

En marcado contraste con lo anterior, las actividades primarias  apenas representaban en el 7,8 % del producto generado por la economía regional. Cifra que, pese a haberse reducido a la mitad desde 1975, aún duplica la aportada por la agricultura española.

La industria  solo aporta el 13,78 % del VAB andaluz, muy por debajo de la media nacional y bastante distante del 25% que representaba hace un cuarto de siglo. La escasa relevancia que las actividades industriales tienen en nuestra economía constituye una de sus principales deficiencias.

Finalmente, la construcción  es un sector en moderada y continua expansión, pues aporta casi el 10% al VAB regional, cifra superior a la alcanzada por el sector en años anteriores.

 

5. DESEQUILIBRIOS ESTRUCTURALES DE LA ECONOMÍA ANDALUZA

A lo largo de esta unidad, se ha puesto de manifiesto la existencia de algunos rasgos permanentes que caracterizan a nuestra economía frente a la del resto de regiones españolas o europeas. Podemos sintetizarlos así:

1. Bajos niveles de producción y de renta per cápita. Representando el 18 % de la población española, Andalucía aporta solo el 14% del PIB nacional, y ocupa, con Extremadura, los últimos puestos de las diecisiete comunidades autónomas en términos de renta per cápita.

2. Reducida productividad. Motivada fundamentalmente por la desequilibrada estructura productiva, la menor dotación de capital y las deficiencias organizativas de la producción y de la distribución en ciertas ramas.

3. Poca ocupación y elevado desempleo. Situada cinco puntos por encima de la media española, Andalucía es una de la región de la UE con mayor desempleo. Uno de cada cuatro parados españoles se encuentra en Andalucía.

4. Deficiente especialización sectorial. La escasa industrialización y el excesivo peso del sector primario definen la estructura productiva de nuestra región.

5. Escasa dotación de capital físico y humano. A pesar de los avances experimentados durante las dos últimas décadas, Andalucía se encuentra aún por debajo de la media española en cuanto a dotación de importantes infraestructuras. Son también inferiores los niveles de cualificación de una parte de la población ocupada.

6. Marcadas diferencias intrarregionales. En la región se manifiestan importantes desequilibrios económicos. Las desigualdades espaciales de renta de empleo son muy acusadas, sobre todo si comparamos algunas comarcas del litoral con otras del interior.

 


 

 

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