A
pesar de que el América practicó un futbol
de buen nivel, se vio superado por un rival con jerarquía
mundial como el Manchester United, quien le propinó
un 3-1 sin brindar una notable actuación.
Pero con puros destellos de sus figuras,
el conjunto inglés marcó diferencias contra
un equipo que está en proceso de construcción
bajo el mando del holandés Leo Beenhakker.
Las Aguilas aguantaron el cero durante los
primeros 45 minutos, cuando ambas escuadras mantuvieron
a sus jugadores presuntamente titulares.
Los Diablos Rojos se adueñaron de
las acciones en la primera media hora de juego, donde el
combinado americanista apenas metió la pierna para
evitar la caída de su marco.
Sin embargo, poco a poco el América
se acomodó mejor sobre el terreno de juego y comenzó
a tocar el balón de forma acertada, e incluso Sebastián
Abreu estuvo a punto de abrir el marcador en un envío
de Cuauhtémoc Blanco.
Con el encuentro parejo y cuando las Aguilas
vivían su mejor momento, llegó el descanso.
Entonces, en el complemento vino la debacle
azulcrema. Beenhakker ordenó las salidas de Blanco,
Abreu, Jesús Mendoza e Ignacio Torres, que desbalancearon
al equipo.
Apenas en los primeros tres minutos de la
segunda mitad, el Manchester acabó con las aspiraciones
americanistas. El holandés Ruud van Nistelrooy y
el uruguayo Diego Forlán, sentenciaron el rumbo del
partido con sus respectivas anotaciones.
Ya con el dominio en el tanteador, el estratega
de los Diablos Rojos, Alex Ferguson, también ordenó
una serie de modificaciones en su alineación y ahí
el América recuperó fuerza.
Incluso, Alvaro Ortiz marcó un golazo
de tiro libre que a fin de cuentas no se registró
debido a una falta que cometió Carlos Infante sobre
la barrera enemiga.
Ya con el dominio de la pelota y en busca
de acortar la diferencia, un error en la defensa de las
Aguilas propició el tercero para el Manchester, segundo
en la cuenta de Forlán.
Aún así, América no
cesó en su intento por descontar, y Christian Patiño
le puso número al casillero azulcrema a cinco minutos
del final.
La derrota en cierto modo era previsible,
pero sin duda este tipo de encuentros dejan experiencias
invaluables.
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