Un espíritu de bajo nivel, que interactúa
con el mundo físico. Se cree universalmente
que los demonios existen en variedades
numerosas y que pueden ser enteramente
buenos, enteramente malos o capaces de ambas
cosas (el mal y el bien).
Pueden ofrecer consejo y ayuda o pueden ser
responsables de la mala suerte, las
enfermedades y la muerte.
Los demonios pueden ser llamados,
controlados o arrojados por adeptos
calificados, como un sacerdote, mago,
hechicero o shamán.
Demonio significa "lleno de sabiduría" y se
deriva del griego daimon que se traduce como
"poder divino", "destino" o "dios".
Para los griegos, los daimons eran espíritus
mediadores ‑incluyendo aquellos de héroes
deificados
entre la humanidad y los dioses. Un daimon
actuaba como un espíritu asesor.
Los demonios han sido clasificados en varios
sistemas en la religión y la cultura
occidental, desde por lo menos el año 100 al
400 de nuestra era. El Testamento de
Salomón, que data de este período, describe
el anillo mágico de Salomón que servía para
comandar a los demonios llamados Djinn y
ofrece los nombres y funciones de varios
demonios hebreos, griegos, asirios,
babilónicos, egipcios y quizás persas.
Durante los siglos XVI y XVII, los
cristianos expertos en estudios de
demonología los catalogaron en varias
jerarquías en el infierno y les asignaban
atributos y deberes, incluyendo los de
embajadas en diversas naciones terrestres.
La jerarquía más compleja fue diseñada por
Johann Weyer, quien calculó que había
7.405.926 demonios sirviendo a 72 príncipes.
Mucha de la sabiduría popular acerca de los
demonios tiene que ver con las relaciones
sexuales entre demonios y seres humanos. Los
demonios con tales apetitos se encuentran en
las demonologías de los antiguos hebreos,
egipcios, griegos, romanos, asirios, persas
y de otras culturas.
La demonología judaica es compleja y se
deriva de fuentes hebreas, cristianas,
árabes, germánicas y eslavas. Las obras
kabbalísticas contienen concepciones
contradictorias. El Zohar sigue una leyenda
talmúdica del origen de ciertos demonios
como el producto de relaciones sexuales
entre humanos y fuerzas demoníacas: cada
polución de semen resultaba en demonios.
Otros demonios, como Lilith, fueron creados
como espíritus sin cuerpo, durante los seis
días de la Creación, especialmente en el
ocaso de la víspera del sábado; también se
decía que copulaban con humanos ='los
terrores de la noche". Otros escritos
kabbalísticos hablan de demonios creados del
fuego y el aire, demonios que llenan el aire
entre la Tierra y la Luna, y demonios buenos
que ayudan a la gente. Hay demonios que,
junto a los ángeles, están a cargo de las
horas nocturnas y de la interpretación de
enfermedades, y existen algunos que poseen
sellos que deben ser usados para
conjurarlos. En el cristianismo, el concepto
de los demonios se asocia sólo con el mal.
Incluye a los ángeles que echaron su suerte
con Lucifer y que con él fueron arrojados
fuera del cielo, así como a los dioses
paganos, convertidos en demonios por la
Iglesia.
Como agentes del diablo, los demonios se
dedican a conducir a los hombres por el mal
camino, a atormentarlos, a atacarlos
sexualmente, y en algunos casos, a
poseerlos. Antes del siglo XII, no se
consideraba posible el acto sexual con los
demonios, pero la creencia se convirtió en
dogma en el siglo XIV. Se decía que había
demonios en forma de hombres (íncubos) que
acosaban a las mujeres, mientras que otros
en forma de mujeres (súcubos) acosaban a los
hombres. Durante la Inquisición, los herejes
‑que eventualmente incluyeron a las brujas‑
fueron acusados de mantener orgías sexuales
con los demonios. Se representaba el acto
sexual como desagradable y doloroso, aunque
según la Iglesia (que tenía un concepto bajo
de la mujer, como ser débil y con
inclinaciones inmorales) algunas mujeres
disfrutaban de la cópula con demonios. Los
nacimientos monstruosos se explicaban como
producto de relaciones sexuales entre seres
humanos y demonios.
En otras culturas como la shintobudista
japonesa, los demonios se ven como fantasmas
de los muertos.
Aquellos demonios que acosan a los seres
humanos con problemas y enfermedades son
expulsados por medio de ritos de exorcismo.
Existe una creencia universal de que los
demonios pueden ser mantenidos a raya
mediante varios ritos preventivos tales como
ciertas oraciones, ensalmos o bien por medio
de amuletos que se llevan en el cuerpo o se
guardan en un lugar determinado. En la magia
ritual, se conjura a los demonios por medio
de un ritual elaborado y se les asignan
tareas. Se considera que son traicioneros y
se dice que es más bien peligroso trabajar
con ellos.