La palabra Chakra es de origen sánscrito y significa rueda. Como se sabe, el funcionamiento de todo el cuerpo humano está controlado por el sistema cerebroespinal, y estos cuerpos psíquicos se localizan en dicho sistema. Los siete Chakras más conocidos son sólo unos cuantos de los miles que hay en el cuerpo físico, astral y mental.
El hombre tiene dentro de sí mismo el macrocosmos en la forma de un microcosmos. Todos tenemos estos siete puntos que están en: La zona sacra, el plexo solar, el ombligo, el corazón, la garganta, el entrecejo y la coronilla. Ellos son los que absorben, distribuyen y filtran la energía desde el campo etéreo hasta el campo físico. Gracias a ellos, podemos recibir la energía necesaria para mantenernos sanos, fuertes y lúcidos. Los siete Chakras actúan como amortiguadores, sensibilizadores, receptores, transmisores y reflejantes de nuestro desarrollo y ánimo personal. Cada uno de ellos afecta, para bien o para mal, todo lo que entra y sale de nuestro cuerpo (en cuanto a energía).
El desarrollo de cada Chakra esta íntimamente ligado a la calidad de vida que llevamos y presenta una relación con cada glándula endocrina. Los Chakras se dividen en tres grupos: fisiológico o inferior, personal o medio y espiritual o superior.
Los Chakras primero y segundo tienen la función de transferir al cuerpo dos fuerzas procedentes del plano físico. Una de ellas es el fuego serpentino de la tierra y la otra la vitalidad del sol. Los centros tercero, cuarto y quinto estan relacionados con las fuerzas que, por medio de la personalidad, recibe el yo. Los centros sexto y séptimo solamente se ponen en acción cuando el hombre alcanza cierto grado de desenvolvimiento espiritual.
Los centros o Chakras actúan en todo ser humano, aunque en personas poco evolucionadas es tardo su movimiento. En el hombre más evolucionado refulgen y palpitan con vívida luz, de tal manera que por ellos pasa muchísima mayor cantidad de energía y el individuo obtiene como resultado el acrecentamiento de sus potencias y facultades.

Fuego Serpentino

La energía del Kundalini o Fuego Serpentino de nuestro cuerpo procede de las entrañas de la tierra. Kundalini mantiene a todos los seres del mundo por medio de la inspiración y la espiración. Es una fuerza vital. Por medio del poder del Kundalini actúan todas las criaturas. El fuego serpentino desempeña en la vida cotidiana una parte mucho más importante de la que hasta ahora se había supuesto; hay una suave manifestación de dicha energía ya despierta en todo hombre, que no sólo es inofensiva sino beneficiosa y que actúa día y noche llevando a cabo su obra, aunque se ignore su presencia y actividad. Por supuesto que ya se había observado esta energía al fluir por los nervios, llamándola fluido nervioso. Al estudiarla y descubrir su fuente, se ha averiguado que penetra en el cuerpo humano por el Chakra fundamental.