Especialización Gerencia
Mención Redes y Telecomunicaciones
Planificación
Trabajo Nº 2: Comentario del
Tema Mentalidad y Doctrina Estratégica - Pensamiento Estratégico
Realizado por: Adriana Jiménez
El Análisis Estratégico,
Mentalidad y Doctrina Estratégica - Pensamiento Estratégico
El pensamiento estratégico determina la perspectiva
futura de la empresa, a la vez que establece las bases sobre las que se harán
todas las decisiones de planeación.Se enfoca en los procesos que
dan lugar al desarrollo de la misión de la empresa, su visión, sus principios y
valores y sus estrategias.
Adjetivar a un pensamiento como estratégico implica al
menos intuir la existencia de otras formas de pensamiento. En efecto, esta
división no sólo es posible, sino absolutamente necesaria de hacerla, pues las
formas de pensar deben adecuarse a las necesidades temporales en que ese
pensamiento debe aplicarse.
En un escenario signado por el cambio y la
transformación, las formas de pensar tradicionales basadas en la repetición
histórica, infiriendo que lo que va a ocurrir es más de lo mismo, caen
abruptamente ante nuevas realidades. Si pretendemos pensar tradicionalmente
para encarar las nuevas situaciones, atípicas, graves pues se refieren a lo
social, requieren de creatividad, innovación, imaginación, reflexión original
y, además de todo ello hacerlo de una manera continua, produciendo aprendizaje
de los resultados alcanzados y capitalizando experiencia de situaciones y
escenarios análogos.
Ello no implica que el pensamiento estratégico se
constituya una sofisticación de altísima racionalidad y razonamiento analítico,
sino un pensamiento interactivo que desarrolla la inteligencia a través de su
práctica y que autoproduce conocimientos para incrementar la capacidad de
generar alternativas viables para definir objetivos y transformarlos en
resultados.
Si el pensamiento tradicional procura forzar las
situaciones de la realidad para adecuarlas a los esquemas rígidos
preelaborados, el pensamiento estratégico opera a la inversa, es decir produce
esfuerzos notables por entender e interpretar el entorno, el escenario, el
espacio donde debe desarrollar su actividad y donde están instaladas las
necesidades, en una búsqueda persistente para adaptar y aprovechar la mejor
combinación de los recursos existentes.
La influencia del pensamiento estratégico en la sociedad
contemporánea ha sido de una magnitud tal que permitió crear modelos
adaptativos (blandos) para suministrar un ordenamiento que al menos posea una
lógica básica que nos permita manejarnos adecuadamente para enfrentar
situaciones ambiguas y complejas. De allí que, dentro del pensamiento
estratégico, se prioriza el análisis de cada uno de los componentes que
conforman una situación, para potenciar las capacidades de razonamiento acerca
de cada uno y volverlos a reestructurar con una óptica más ventajosa.
Los fenómenos del mundo real, léase las situaciones a
resolver, no siempre siguen una tendencia lineal, más bien escasamente pueden
analizarse linealmente, por lo tanto, descomponer una situación en sus
elementos y volverlos a ensamblar constituye un ejercicio que resulta la
especialidad más destacada de un órgano vital: el cerebro humano.
De allí que el pensamiento estratégico contrasta
fuertemente con el pensamiento convencional cuya metodología de razonamiento se
basa en la linealidad y la repetición, pensamiento automatizado, de respuesta
previsible, que aplica una norma permanente ante situaciones similares,
contrastando con la intuición pura, que de alguna manera es un atributo
positivo y necesario en términos del ideario del pensamiento estratégico.
En el pensamiento estratégico se combinan elementos
múltiples y complejos pero, quizás, uno de los aspectos más importantes es que
puede ser aprendido, o sea que invirtiendo en conocimiento podemos transformar
pensamiento tradicional en pensamiento estratégico.
La multiplicidad de elementos sustantivos despeja azar,
golpes de suerte, casualidades exitosas cambiando el horizonte hacia una
renovación del pensamiento asentado en valores que responden a una lógica con
mayores posibilidades de transformar objetivos en resultados.
En Modelando Estrategia, un reconocido autor de las
ciencias de la dirección, Henry Mintzberg, plantea
muy claramente las relaciones de complementariedad y ambigüedad entre el
pensamiento intuitivo que origina iniciativas originales provocadas por la
creatividad y la innovación y su transformación, intermediando el razonamiento
analítico en una estrategia o curso de acción que va tomando forma en sus
etapas de elaboración, formulación e implementación como proceso interno del
planeamiento estratégico.
Pero el término "modelando" incorpora la
diferencia entre la artesanía y la racionalidad absoluta.
Cuando hablamos de modelos, estamos evocando una destreza
y dedicación que parte sin ninguna forma, pero que está en la intimidad mental
e intencional del que la impulsa. Por ello, frecuentemente, un pensamiento
estratégico al ser traducido al lenguaje cotidiano tiene incomprensiones pues,
hasta tanto el modelaje vaya tomando forma explícita,
que pueda ser comunicada, ofrece restricciones a la racionalidad del proceso de
planeamiento. De allí que el concepto de modelaje
captura mucho mejor el proceso del cual resultan las estrategias efectivas; es
decir, aquellas que alcanzan el resultado esperado y deseado cuando se definen
los objetivos.
La imagen de la planificación estratégica resulta
imprescindible para el mejor aprovechamiento de los recursos, generalmente
escasos, pero no debe adherirse a ella sin reservas.
Uno de los desafíos prioritarios lo constituye, para el
estratega, el conocimiento de las capacidades y recursos de la organización
tanto actuales como potenciales para reflexionar acerca de las direcciones estratégicas
correctas y viables. Hay un trabajo dual, el del artesano que parte de un
material sin forma alguna, pero tiene en su mente con claridad el objetivo a
lograr -una figura, un objeto- y la componente racional inclinada a la
planificación estratégica que define los pasos, etapas o procesos para llegar
al resultado.
Los dirigentes son artesanos y la estrategia su arcilla.
Por un lado el pasado de la organización, su historia, valores, cultura y
estilo de funcionamiento; es decir, la particular identidad que diferencia una
entidad de otra, que puede a veces condicionar fuertemente y restringir un
futuro promisorio en términos de aprovechamiento de las oportunidades o
necesidades del contexto a satisfacer. De allí que la estrategia se define como
alguna forma de plan, de orientación explícita para la conducta futura. Combina
intencionalidad con deliberación, por lo tanto modela pensamiento con acción y
actitud de cambio. De ello se deriva una expresión mayor y más comprometida que
se identifica como cambio estratégico. Cuando a esta expresión recurrimos,
estamos vinculando dos procesos: la necesidad de cambiar, complementada con
hacerlo de una manera abrupta, contundente, repensando de otra forma, girar el
enfoque, cambiar el centro de la cuestión. Es un tipo de cambio, el
estratégico, que parte de paradigmas y enfoques de la realidad más sustantivos
y centrales.
De allí que la planificación estratégica debe ser
reconocida por lo que es, un medio, no para crear estrategias sino para
programar estrategias ya formuladas trabajando formalmente sus implicancias, su
naturaleza esencialmente analítica, basada en la descomposición en elementos;
mientras que, en cambio, el proceso de formulación y elaboración de estrategias
es esencialmente sintético.
Por ello que el intento de crear estrategias a través de
la planificación formal conduce o a extrapolar las existentes o a copiar las
estrategias de otros.
Ello no disminuye el rol de los planificadores que,
obviamente, tienen su participación en la elaboración y formulación, pero ello
es fundamentalmente con referencia a la necesidad de información y como
fogoneros para estimular a otros a que piensen estratégicamente.
El medio ambiente no cambia de manera regular o sobre una
base ordenada y rara vez también se producen cambios dramáticos continuos. La
clave, entonces, es detectar discontinuidades, turbulencias, situaciones con
originalidad propia, que no tienen precedentes y allí emerge la necesidad de
modelar la estrategia adecuada, sutil, exclusiva.
El cambio constante obliga a convivir con el pensamiento
y el planeamiento estratégico pues este tiende a atrofiarse en los períodos de
larga estabilidad.
El tema es manejarse dentro de una orientación
estratégica capaz de detectar el perfil de necesidades y planificar
estratégicamente las únicas o múltiples alternativas para satisfacerlas.
La gestión estratégica es un camino que se recorre en
conjunto, más identificada con la visión y el compromiso que con las técnicas
analíticas. Por ello, los responsables de gestionar estratégicamente, en
ambientes participativos y solidarios desarrollan capacidades para detectar
pautas emergentes y para ayudar a que tomen una forma concreta de
implementación. Como las flores que aparecen inesperadamente en un jardín, algunas
estrategias emergentes deben ser cosechadas inmediatamente, pues resulta una
forma positiva de capitalizar pensamiento espontáneo, creativo, innovador, es
decir, estratégico. Lo que realmente se llama: esa es una buena idea.
INFOGRAFÍA
El Pensamiento Estratégico permite medir los factores claves de éxito, que son los
elementos que le permiten al empresario alcanzar los objetivos que se ha
trazado y distinguen a la empresa de la competencia haciéndola única.
http://www.gestiopolis.com/canales/emprendedora/articulos/31/claves.htm
El Análisis Estratégico, permite
evaluar la competencia. Una primera etapa es la de analizar las empresas
competidoras ya que para planear estrategias de mercadotecnia competitivas y
eficaces, una compañía debe averiguar todo lo posible de las que directamente
compiten con ella. Esto con el fin de determinar en qué se aventaja a algunas y
en qué nos encontramos rezagados con respecto a otras.
http://www.gestiopolis.com/recursos/experto/catsexp/pagans/mar/14/anlaisiscompetencia.htm
Al realizar el análisis
del macro y el microentorno ya se conocen todos los factores que influyen
positiva y negativamente sobre la empresa y su forma de manifestación que puede
ser en forma de amenaza o de oportunidades pero aún no se conoce el grado de
intensidad del impacto en que se manifiesta cada uno, que permita definir la
posición estratégica externa de la misma, lo cual significa definir si
predominan las amenazas o las oportunidades. Para establecer la posición
estratégica externa el autor del presente trabajo propone
http://www.gestiopolis.com/canales/gerencial/articulos/37/diagnos2.htm
¿Qué es la estrategia? La
estrategia es una carrera hacia una posición ideal, es la creación de una
posición única, valiosa y sustentable. Incluye un conjunto diferente de
actividades. Permite una posición única y sustentable, destacarse y
diferenciarse en el tiempo. Implica establecer límites como: segmentos de
clientes (por sus necesidades y por atender a unos y otros no), oferta de
productos y servicios.
http://www.gestiopolis.com/canales/emprendedora/articulos/31/claves.htm