NUESTRA REVISTA
Editorial: Hacia el 2000
por Vicente Carrión, presidente
de ACYS
En octubre de 1992 aparecía el nº 0
del Boletín Informativo de A.C.Y.S.,
en cuyos contenidos encontrábamos la presentación como asociación y en el
cual se incluían descripciones de Ferocactus
johnstonianus y de Mammillaria candida,
así como noticias de la asociación en las que resaltaba la 1ª Exposición de
Cactus y Suculentas en el Jardín Botánico. Hay que recordar que el Boletín
era escrito a maquina y estaba formado por dos paginas, llevando prácticamente
todo el peso de la confección y contenidos D. Antonio Gómez
ayudado en buena manera por José Asensi.
En junio de 1996 salió el nº 39 con
el mismo formato pero confeccionado ya por ordenador encargándose de ello Jordi
Payá, aunque la mayor parte de los contenidos seguían siendo de Antonio Gómez
y José Asensi con sus resúmenes de las reuniones y poniéndonos al tanto de
las actividades de la asociación, también se podía
ver de vez en cuando alguna colaboración esporádica de algún socio.
Fue en marzo del 98 cuando apareció el
nuevo formato de Boletín con 20 páginas. Un trabajo que, para los que no lo
conocen, les diré que supone una gran dedicación, conocimientos y esfuerzo
personal por lo que respecta al tiempo que uno se debe pasar ante el ordenador
para diseñar y conformar toda la revista, dedicación y esfuerzo que debemos
agradecer a Jordi. Jordi, por
cuestiones de trabajo no puede continuar al frente del Boletín, por lo que serán
otros los que se encarguen de su confección. Sirva desde aquí mi
agradecimiento personal y de toda la Junta Directiva por su esfuerzo y dedicación
por mejorar la imagen de nuestra asociación en forma de nuestra Revista
de la Asociación Amigos de los
Cactus y demás Plantas Suculentas. Gracias.
Siguiendo con el tema de la revista,
desde la J.D., estamos viendo las posibilidades económicas de mejorarla
cualitativamente, refiriéndome con ello a la calidad de las reproducciones
fotográficas y a que se pueda incluir alguna pagina a color, por supuesto, sin
que tenga que aumentarse por ello el importe de la cuota anual. Así mismo
queremos incluir más información en torno a la asociación y a sus
actividades.
En este pasado mes de octubre se ha
celebrado en Valencia el Certamen Internacional de IBERFLORA, en el que como
todos los años A.C.Y.S. ha tenido su stand y por el que han pasado multitud de
personas y amigos venidos desde lejos para saludarnos y conocernos
personalmente. Desde estas líneas quiero agradecer a todos aquellos socios que
de alguna manera han colaborado, ya sea con aportación de plantas, con el
montaje del mismo o bien estando en
el stand para atender a los visitantes y curiosos. No menos es mi agradecimiento
otra vez más a la dirección de la Feria y al personal de la misma por hacer
posible que, un año más, hayamos estado presentes en ella.
Ha sido éste,
un año un poco revuelto
para la asociación y no voy desde estas líneas a reavivar lo que ya ha quedado
apagado, todo lo contrario, pretendo hacer una llamada al entendimiento, la
colaboración y pensar que son las buenas intenciones, no a veces bien
entendidas, las que pueden causar ciertas desavenencias. La Asociación continúa,
seguiremos hablando de nuestros cactus, de nuestras plantas, de nuestros
substratos, de nuestros riegos y de nuestras pérdidas irreparables, seguiremos
aprendiendo un poco más sobre este fascinante mundo y sobre todo seguiremos
intentando aumentar el número de amigos hacia estos bellos vegetales.
No
me queda mas que desear a todos
unas felices fiestas de Navidad y que el 2000 colme vuestras esperanzas.
Cactus en los jardines públicos (II)
por Mª Amparo Bauset
El anterior
artículo “Cactus”
en los jardines públicos, cuando salió la revista nª 61, llevaba
escrito un año. Por eso no me dio tiempo a incluir la interesante noticia de
poder contar en Valencia capital con un jardín todo él de plantas suculentas.
Así pues,
ahora lo podemos encontrar cerda de los Jardines del Real o “Los Viveros”,
entre la transitada Avenida de Primado Reig y la calle de Genaro Lahuerta, y el
paso del tranvía que va desde la playa a la Feria de Muestras. Con forma de cuña
triangular y en 934 m2, al sol, menos un pequeño rincón debajo de
un plátano de sombra (Platanus), de
los que ya estaban plantados en la acera, se extienden tras las verjas no muy
altas, en grupos de varios ejemplares, con sus nombres y lugares de origen en
placas: Echinocactus grusonii, México;
Espostoa lanata, Perú; Aloe,
Africa; Euphorbia, Africa; Pachycereus
pringlei, México; Ferocactus, México;
Echinopsis pasacana, Bolivia;
Stenocereus marginatus, México; Crassula,
Africa; y Neobuxbaumia polylopha, México.
Y otras más,
Opuntia, Yucca, Portulacaria afra, Aeonium
y Agave variados, repartidos alrededor, en la semi rocalla central, o
en el redondo jardincillo interior. El pavimento es de losetas irregulares de
piedra, la jardinera central, elevada, con una densa mata de Euphorbia
resinifera, es también de piedras rústicas. Entre las plantas, gravilla,
decorativas rocas agujereadas y un cauce seco de guijarros completan el diseño
de este original jardín.
En Diciembre de 1998, estaban en obras, en Marzo de 1999, ya estaba adelantada la plantación, aguantando la lluvia, aún sin grava, y por fin se inauguró el 6 de Mayo, con la asistencia de los que lo han hecho posible, autoridades, vecinos y curiosos, en un alegra ambiente. D. Vicente Martínez Fombuena, de Viveros Martínez de Manises, y presidente de Iberflora, recibió, entregando sendos centros de suculentas, a Dª Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, y a Dª Mª Jesús Puchalt, concejala delegada de Disciplina Urbanística, Parques y Jardines. También del Ayuntamiento, el concejal D. J. Vicente Jurado, y el director de la Fundación Pública Municipal de Parques y Jardines Singulares, D. José Francisco Martí, lo visitaron, satisfechos del resultado.
Poco después
me comentaron que se había creado otro jardín parecido y me acerqué hasta la
Avenida de los Naranjos, cruce con la Avenida Serrería, donde en una rotonda
dividida en dos por el paso del tranvía ya cerca de la Malvarrosa, sin verjas,
encontramos igualmente cactus columnares, un grupo de Echinocactus grusonii, Yucca
aloifolia marginata, Opuntia, Euphorbia
y pequeños Agave, debajo de siete
palmeras, antiguas habitantes, como unas isla, rodeada del continuo tránsito.
Espero que el
difícil mantenimiento de estas zonas ajardinadas sea el correcto y que los
ciudadanos tomemos conciencia de que son nuestras, de todos, cuidarlas y
disfrutarlas, y no llenarnos de tristeza al ver los desperfectos que se
observaban al poco tiempo. Que pasen sin problemas el invierno y que se extienda
a más jardines la costumbre de tener por lo menos una rocalla con cactus y
otras suculentas.
Lithops,
maravillosa pasión (II)
por Annarosa Nicola
Publicado
en Cactus & Co. (Nº3, Julio 1997, pp. 8-14)
Traducción:
Vicente Carrión
En el año 1959
G. Schwantes, realizó un experimento con Lithops pseudotruncatella, que
quizá podría ser repetido por algún voluntarioso coleccionista. Observó
que en su hábitat natural y
durante el período de reposo, el Lithops
en cuestión vive cubierto de arena y polvo.
Pensó pues, que una luz particularmente intensa no debería ser
indispensable. Probó entonces a hacer invernar algunos ejemplares a raíz
desnuda, cerrados y a oscuras en un armario.
Las plantas colocadas en macetas en primavera y regadas en abundancia,
florecían con regularidad en el transcurso del verano.
La formidable y fascinante capacidad de
supervivencia de los Lithops,
es en parte debida a su estructura. En
las zonas desérticas o semidesérticas sudafricanas, el sol es siempre intenso,
la temperatura muy elevada, el viento sopla violentamente y la lluvia escasa; en
estas condiciones las plantas deben sobrevivir largos periodos de sequía de 12
hasta 26 meses e incluso más.
Las gravillas de cuarzo, scisto y
granito entre los que viven y se mimetizan los Lithops,
son de varios colores, con predominio de los claros.
A veces pueden producir un poco de sombra y reflejando el calor del sol,
reducen su intensidad. De noche, se enfrian condensando la humedad que en forma
de gotas escurre hacia el interior apagando la sed de las raíces.
La forma redondeada de estas plantas, permite una evaporación mínima y
se estructura interna es tal que permite un notable almacenamiento de agua.
Al igual
que muchas plantas suculentas, también los Lithops se protegen del calor excesivo y de los predadores, viviendo
sepultados completamente en el terreno, exponiendo
apenas la cara superior.
Como todas las plantas, también esta depende de la luz para la transformación de las sustancias nutritivas. Bajo la epidermis más externa, aparentemente impermeable al agua, un sutil tejido verde provee y abastece de alimento a la planta a través de la fotosíntesis clorofílica. La luz alcanza la parte subterránea de los lóbulos pasando a través de las superficies más o menos transparentes localizadas en la cara superior de los lóbulos, llamadas ventanas.
Es probable que la magnitud, el color y
la transparencia de las ventanas, varíen también dependiendo de la cantidad de
luz medioambiental presente en el hábitat; cada variedad en el proceso de
evolución, podría haber desarrollado ventanas más o menos grandes, oscuras o
transparentes. Estas características
permanecen siempre, incluso en cultivo.
En el interior, bajo el tejido verde,
el resto de la planta está constituido por células transparentes, en
condiciones de absorber agua y almacenarla largamente.
G.C.Nel, en
su libro “LITHOPS”, quizá un
poco anticuado pero muy bonito, hace referencia a interesantes experimentos
relativos a pérdida y absorción de agua del Lithops
salicola. Se puso en
evidencia la capacidad de esta especie de mantener por largo tiempo el agua
almacenada y de perderla muy lentamente a pesar de haber estado expuesta a pleno
sol. Parece, sin embargo, que la
mayor parte de agua no sea absorbida por la planta a través de la raíz
principal, más vieja y casi impermeable. Practicada
una pequeña incisión sobre la epidermis en la base del cuerpo, la planta
examinada absorbió 7 gramos de agua en 24 horas frente a los 3 gramos absorbidos en 15 días a través de sus propias raíces.
Probablemente es este el motivo por el
cual en el momento del transplante, los Lithops
se recobran más rápidamente si se recortan sus raíces.
Esto
lo descubrí yo misma, por casualidad, hace años al tener que eliminar en
algunos ejemplares gran parte de las raíces irremediablemente dañadas por la
cochinilla.
Mas
tarde, hablando con amigos cultivadores y coleccionistas más expertos
que yo, supe que esta era una práctica habitual.
También Cole, en su libro, hablando del transplante sugiere siempre
cortar las raíces largas de las plantitas de
semilla y de reducir las de las plantas adultas, eliminando con un corte
limpio las partes secas hasta llegar al tejido activo, reconocible por el color
blanco del interior. Con mucha
frecuencia, después de largos periodos de sequía, la parte terminal de la raíz,
se seca; a veces es atacada por la cochinilla, cuyos daños comprometen la
capacidad de absorción;
otras veces, sin embargo, se forma una cubierta espesa y coriácea.
En todos estos casos las raíces deben cortarse.
Las flores de los Lithops tienen formas bastante similares en todas las especies. No
siempre las dimensiones están proporcionadas a la grandeza o tamaño de la
planta: algunas especies tienen flores grandes (L. helmutii
y L. geyeri)
y otras relativamente pequeñas (L.
optica y L. herrei).
La
flor abierta, vista de lado, tiene casi siempre los pétalos dispuestos en un
plano horizontal; a veces, los pétalos quedan ligeramente cerrados.
En el L.schwantesii y L. fulviceps
están vueltos hacia atrás con las puntas curvadas hacia abajo.
A excepción de L. verruculosa que presenta flores con degradaciones y estrias de más
colores (blanco, rosa, amarillo, naranja, magenta) todos los otros Lithops
tienen las flores blancas o amarillas. Algunas
especies las tienen amarillas con
el centro blanco. Los difuminados
del amarillo van desde el pajizo de L.
vallismariae al anaranjado o al bronceado de L.
herrei. Algunas especies tienen
los pétalos opacos, otras más brillantes, de una lucidez casi metálica. Las puntas de los pétalos están a veces degradadas de rosa
o de naranja y cuando están marchitas, frecuentemente las que tienen flores
amarillas pasan al naranja o rojo.
Casi siempre, cada año, del meristemo
se desarrolla una sola flor. El
capullo se eleva sobre su pedúnculo empujando hacia arriba hasta romper el
centro de la membrana que cierra la fisura entre los lóbulos y continúa
creciendo hasta que la flor se abre y está lista para la polinización
Durante algunos días la flor se cierra
al atardecer para volverse a abrir al mediodía siguiente.
Si no se poliniza puede durar más de una semana, pero una vez
polinizada, se marchita.
Los colores luminosos y brillantes de
los primeros días se oscurecen y apagan gradualmente, pero antes de marchitarse
la flor aumenta su diámetro para atraer
a los insectos polinizadores.
Sucede a veces que alguna planta no
florece con regularidad. Floración
y producción de semillas requieren por parte de la planta mucha energía y
existen muchos factores que pueden influir negativamente:
condiciones climáticas adversas, falta de luz adecuada, carencia de
sustancias nutritivas, errores de cultivo como, por ejemplo, falta del período
de reposo, shock tras el trasplante, enfermedades. Puede suceder, tanto en cultivo como en la naturaleza, que
alguna planta no llegue a florecer o que la floración no llegue a conseguir el
pleno desarrollo. Sucede también
que, inexplicablemente, alguna planta crecida, muy sana y que florece con
normalidad, muera sin causa aparente después
que no se haya desarrollado del meristemo el nuevo par de hojas.
No se ha encontrado hasta ahora ninguna explicación a este fenómeno ni
por qué mueren plantas todavía jóvenes.
A veces, cuando en la naturaleza las
condiciones climáticas son de extrema sequía, el nuevo cuerpo que se
desarrolla absorbe toda el agua y los nutrientes de los dos viejos lóbulos, con
lo que la planta con cada muda se vuelve más pequeña.
Esto puede suceder también en cultivo si se eliminan los viejos lóbulos
antes de que se hayan secado completamente, o si por cualquier otra razón la
planta no consigue absorber el agua del propio terreno.
En cultivo y en condiciones óptimas
los Lithops alcanzan el estado de
floración después de tres o cuatro años.
En sus hábitats, en un contexto menos favorable, transcurre más tiempo.
El otoño es la época de floración para
casi todas las especies de Lithops.
De ordinario, en pleno verano. L.pseudotruncatella
es el primero en florecer, seguido de L.
gracildelineata, L. ruschiorum y L.werneri, de las otras especies de flor amarilla y de L.
verriculosa. Hacia finales de
septiembre y incluso en los últimos dias de agosto, florecen las especies de
flor blanca.
Por último, L.optica
que puede tardar hasta enero. En
nuestra latitud es difícil, pero no imposible verle florecer, pero es
indispensable que el invierno sea muy luminoso y que la planta reciba una luz
muy intensa. También Cole, cultivando sus plantas en Sudáfrica, en
condiciones ambientales muy similares, casi idénticas a las que se encuentran
en su ambiente natural, afirma tener que cambiar de sitio L. optica v. rubra, a
pleno sol, porque solo una ligera sombra en su Lithoparium impide a las flores
abrirse. Puede suceder también,
que algunas plantas florezcan en un período del todo inusual.
Hace dos años con la ayuda de tubos
fluorescentes colocados sobre las estanterias del invernadero, prolongaba
artificialmente la duración del día en una o dos horas, convencida en el
intento de reproducir de tal modo, las condiciones más naturales y favorables
posibles para mis Lithops.
Las plantas crecían bien.
Después de algún tiempo, me di cuenta de que había alterado el
fotoperiodismo, modificando por tanto la época de vegetación y de floración
con los consiguientes problemas termohigrómetricos, sobre todo en invierno.
La mayor parte de los Lithops
de mi colección florecieron en febrero y marzo, e hicieron falta un par de años
antes de que volvieran a la normalidad.
Determinante
para la floración es la intensidad de la luz, pero sobre todo la cantidad de
horas de luz disponibles.
“Casi ciertamente –afirma en efecto
Cole- la explosión de la floración de las diversas especies o grupos de
especies está determinada por la longitud del día y es interesante notar como
en nuestra colección, la floración de Lithops
schwantesii comienza desde las
colonias más al norte hacia aquellas más al sur, terminando con Lithops schwantesii v. marthae, la variedad que vive más al sur de
todas ellas”
Para poder producir semillas es
necesario polinizar dos plantas distintas, pero también es posible, aunque más
bien excepcional, la polinización entre dos cabezas de la misma planta o
directamente dentro de la misma flor. El
polen queda sin madurar y cerrado durante los dos primeros días después de la
apertura de la flor. Después se
seca convirtiéndose en polvo maduro y por consiguiente utilizable para la
polinización.
El fruto de los Lithops son auténticos trabajos de maestros de la naturaleza. Cada
cápsula contiene muchísimas semillas y está dividida en cinco, seis o siete
compartimentos en forma de porciones triangulares, cada una de las cuales está
provista de una especie de cubierta.
Cuando la cápsula madura está seca y es bañada por la lluvia, sus tejidos se hinchan de agua y gracias a un sistema higroscópico, se abre: los segmentos de tejido situados al lado de estos compartimentos, funcionan como tirantes y las cubiertas que contienen en su interior las semillas quedan abiertas y empujadas hacia atrás. En poco tiempo algunas de las semillas son expulsadas al exterior por las gotas de agua que caen sobre el fruto y proyectadas al suelo a algunos centímetros de distancia. Una lluvia esporádica no podría garantizar la germinación de las semillas y la supervivencia de las jóvenes plantas, por eso, en el interior de la cápsula, las semillas están envueltas en un liquido gelatinoso que resulta viscoso e impide que salgan todas las semillas a la vez con una sola precipitación. Este líquido contiene sustancias que ralentizan la germinación de las semillas, dilatándola en el tiempo y garantizando así, la supervivencia de una parte de las futuras plantas.
Cesada la lluvia, la cápsula se seca y
se vuelve a cerrar, protegiendo las restantes semillas hasta la siguiente
lluvia. En estas condiciones la
germinación de las semillas queda inalterada por muchos años.
Algunas características de los frutos
de las semillas de los Lithops,
como tamaño, forma, aspecto de las semillas, son muy importantes para la
determinación taxonómica de la especie.
Muchos
autores han estudiado años y años a los Lithops
y mucho se ha hablado, pero
probablemente, son muchas las sorpresas que todavía nos esperan.
Iberflora 99: Una opinión personal
por Concha Villarroya
En
el pasado mes de Octubre, se celebró el certamen anual de Iberflora y como
todos los años, A.C.Y.S. acudió con la pequeña muestra de ejemplares
pertenecientes a las colecciones privadas de algunos de sus asociados.
En mi opinión
y en la de cuantas personas vinieron a visitarnos, la exposición contó con
ejemplares muy interesantes y podemos decir que fue un éxito a pesar del lugar
que ocupábamos este año, un espacio alejado de los expositores de plantas y
flores y difícil de localizar ya
que estábamos “escondidos” detrás de una escalera mecánica.
Como también es habitual, la
colaboración a nivel de socios no mostró ninguna sorpresa, es decir, se sabe
con antelación qué personas van a llevar sus plantas y quienes van a ir a
hacer “turnos” y así ocurre
porque prácticamente son siempre los mismos. Conste que ésto no es una crítica,
pues siempre respeto la decisión que cada asociado adopta respecto al tema.
Para quien no lo sepa, el montaje del
stand, su mantenimiento en los días que dura la Feria y su posterior desalojo,
es objeto de un gran esfuerzo para todos los que colaboran, pues se invierten
muchas horas, lo que conlleva, al final, a un agotamiento físico notable.
Pero a pesar de todos los pequeños inconvenientes que se presentan, pienso que son unos días estupendos y que vale la pena continuar con el esfuerzo, ya que es una ocasión única para contactar con los asociados de fuera de Valencia que aprovechan el certamen para saludarnos y mantener agradables conversaciones en torno a “nuestra pequeña locura”, los cactus y las suculentas.
Y además, hay que valorar en mucho, el
hecho de que vengan personas desde pueblos alejados de nuestra ciudad, como
Denia, Pego, Canals, Manuel, o incluso desde otras lejanas provincias como Palma
de Mallorca, Huelva, Málaga, Almería, Barbastro (Huesca) y otros muchos
lugares.
En
fin, quiero dar una valoración de EXCELENTE a estos tres días y animo a todos
los socios para que, en la medida que puedan, participen en el próximo certamen
de Iberflora 2000, que será especial por ser
Internacional.
Un saludo.
Cactáceas en Cantabria
por Rafael Martínez Porres
Estimados
colegas: en primer lugar me presentaré como un novel cultivador de cactáceas,
salvo excepciones, pues tengo un par de Euphorbia,
E. meloformis Ait. y E. horrida Boiss.,
y que además lo pretende hacer en Cantabria, aunque muy cerca de la costa, esto
sí hay que precisarlo. Es justo que indique que desde hace bastantes años me
apasionan estas plantas – los libros más antiguos los tengo fechados en 1982-
pero sólo desde hace unos cinco años, en que me vine a vivir a Santa Cruz de
Bezana, localidad equidistante tanto de Santander capital como de la costa
–unos 6 Km-, y en concreto a un piso con varios metros de ventanal orientado
al sur-sureste, me dedico con ahínco, al mismo tiempo que con las limitaciones
propias de tener poco espacio, al cultivo de estas maravillas. Cuando me mudé a
esta mi casa actual, me traje únicamente un
Ferocactus latispinus (disculpadme por no indicar, por comodidad, el
“autor” de cada especie, y los errores en que pueda incurrir respecto a los
nombres genéricos, pues reconozco que aún no estoy al día), un Eriocactus
magnificus, un Echinopsis multiplex,
otro Echinopsis sp., y creo que nada más.
Les coloqué entre unas jardineras con los geranios de hiedra “de marras” de
toda la vida, y prácticamente no les hice ni caso. Cuando al final del verano
los geranios estaban achicharrados por el sol y la sed –pues beben mucho, como
sabéis- así como por las cochinillas algodonosas, y al, contrario, los cactos
estaban robustos y gordos, la decisión fue clara: quité todos los geranios, y
planté cactos en las jardineras, en macetas plano convexas colgantes, y en
donde pude, de tal manera que actualmente tengo algo más de setenta especies,
pocas, ya sé, pero soy feliz, pues cada día me sorprende la belleza de estas
plantas, y el poco trabajo que dan. Por cierto, que el F. latispinus posiblemente me florezca este verano-otoño, pues está
haciendo “amagos” de formación de yemas florales, ahora en el mes de
mayo, pues soplan las brisas del sur, templando muchísimo el ambiente.
Volviendo un momento al principio, en lo referente a Cantabria y a la cercanía
de la costa, he de decir que el clima en esta zona es benigno, es decir,
inviernos en los que como máximo hay sólo cinco o seis heladas bastante
suaves, las temperaturas que consideramos más frías aparecen cuando el termómetro
marca 5 ó 6 grados centígrados sobre cero, y digamos que la sensaciones térmicas
más desagradables y frescas nos las producen los vientos del noroeste
(“gallego”), norte y nordeste; resumiendo, si no hay viento –cosa rara- el
clima es “casi” como el vuestro, me refiero al que pueda hacer en la costa
de Levante (en el interior de Cantabria el clima es diferente, pues a la alta
humedad ambiental hay que añadir las heladas nocturnas, más abundantes, algo
que no aguantarían bastantes especies de cactáceas). La diferencia más
palpable con el clima mediterráneo son evidentemente las horas de sol, pues aquí
en Cantabria – salvo en La Liébana, comarca del suroeste regional de clima
mediterráneo- dos o tres días seguidos con sol no son ya raros, son rarísimos.
Ha de haber sequía auténtica, como ocurrió en los años 1988-89 y 1990, para
“disfrutar” entonces de varios días seguidos soleados, y por supuesto de
muchos más sin que llueva. Pero si se dispone de un lugar orientado al sur o al
sureste, protegido de los vientos fríos, y con un “alero” o algo similar de
manera que si llueve no se mojen las macetas en las que tienes los cactos,
entonces la mayoría de las especies crecen bastante bien. A mí, por ejemplo,
algunas Rebutia se me queman, porque curiosamente no tengo prácticamente
ningún hueco sombreado, y aún así, si lo tuviera sería muy caluroso; por
esos los Notocactus se dan de
maravilla, aparte que soy consciente de que son cactos de principiante. No
cultivo columnares, salvo Cleistocactus
strausii. Tengo unas cuantas especies del género Gymnocalycium:
G. mostii, G. baldianum, G. gibbosum,
G. bruchii, G. hossei, y algunas más de este género sin determinar,
concretamente poseo una especie de flores acampanadas y rosadas, enormes. Del género
Notocactus creo que actualmente
incluidas o traspasadas al género Parodia,
tengo estas especies: N. scopa, N.
haselbergii, N. mammulosus, N.
submammulosus, N. buiningi –con
enormes flores amarillo verdosas-, N.
rauschii, N. uebelmannianus –con
curiosísimias flores moradas- N. herteri
–con flores de maravillosos pétalos carmín vivo y el centro del perianto
blanco amarillento-, N. schumannianus
y alguna otra especie sin determinar, aún. Del género Parodia s.str tengo P.penicillata
var. nivosa, P. chrysacantion, y alguna otra especie de espinas ganchudas más
difíciles de identificar, al menos para mí. Asimismo, tengo dos especies del género
Neoporteria, una de las cuales me ha
florecido bien esta primavera. Del amplísimo género Mammillaria sólo tengo tres o cuatro especies, M. spinossissima a. unispina, M.
schiedeana, M. zeilmanniana, M.
hahniana, etc., porque o te dedicas por entero a este género, o casi
“pasas” de él, al menos así pienso yo, en este momento. Me gustan bastante
los “equinocereos”, y tengo alguna variedad de E.fitchii,
E. roetteri, creo que un ejemplar de E. blanckii o una especie muy cercana a ésta, otra especie parecida
a E. subinermis, etc. Me encantan los Ferocactus,
aunque tengo pocas especies, pues procuro siempre de todas las especies de cactáceas
que tengo me florezcan, aunque algunas tarden unos años, pero lo que no me
puedo permitir ahora –debido al poco espacio que tengo- es cultivar especies
que florezcan cuando tienen 40 ó 50 cm de diámetro, y no porque tarden varios
años en hacerlo, sino porque no me caben. Del género Ferocactus
tengo F. latispinus, F.
hamatacanthus, y un ejemplar que tiene las espinas rojas muy bonitas, y que
puede ser F. gracilis o una variedad. Poseo un ejemplar parecido a Echinocactus
(Homalocephala) texensis, pero en una determinación “de visu”, es
decir, poco rigurosa. Un ejemplar del género Oroya,
o afín a él, floreció a mediados de mayo, así como también en ese mes lo
hacía un Echinofossulocactus,
posiblemente E. crispatus, que comenzó
ha hacerlo ya en febrero. Otro espécimen del mismo género, este sí E. vaupelianus, estuvo en flor desde finales de diciembre hasta
finales de abril. Del género Astrophytum
tengo un par de ejemplares de A.
myriostigma, uno de A. capricorne var.
senile o similar, un pequeño A.
ornatum, y un híbrido sin duda, uno de cuyos progenitores es A.
myriostigma, y el otro parece ser un A.
ornatum, pero no estoy totalmente seguro todavía. Me permito – con humor,
eso siempre- hacer una pausa para deciros que las especies más delicadas para mí,
hasta la fecha, son las del género Melocactus,
de las cuáles únicamente tengo cuatro individuos, de los que dos están
“parados” desde hace cierto tiempo, sin “reaccionar” de momento a los
estímulos externos (agua, luz,calor, frío), y en cambio de las otras dos sí
que puedo decir que van bien, siendo uno de estos dos un ejemplar de Cuba, según
rezaba el letrerillo, amacollado (siete hijuelos en total, de parecido tamaño).
Seguimos, después del descanso, para recordar a los Oreocereus
– sólo tengo un pequeño ejemplar, recién adquirido, que son cuatro o cinco
pequeños ejemplares amacollados en realidad-, de los cuales sé que tardarán
en crecer y aún más en florecer, según dicen, pero tampoco habrá cactácea
perfecta, no?. Tengo unas pocas “lobivias” y “rebutias”, eso sí, de
floración preciosa y exhuberante, y un ejemplar que creo que puede ser Mediolobivia
kesselringiana o similar, con cantidad de flores, en mayo y junio. En fin,
para finalizar, diré que mi última adquisición me ha hecho bastante ilusión,
la verdad, porque además de ser una especie de floración bella, no hay duda en
cuanto a su idenfificación: Borzicactus (Submatucana)
madisoniorum (Hutch.) Backbg.
Por último
quiero daros las gracias a todos los socios de ACYS que hayáis leído esta
modestas líneas, y al mismo tiempo os pido disculpas por la ingenuidad -intrínseca
lógicamente al nuevo socio- que sin duda emana de ellas.
Una
Euphorbia en una lata
por Vicente Carrión
En la c/ Malilla de Valencia (zona periférica) y en mitad de la calle, se puede observar una curiosidad. Justo en una casa de campo, una inmensa Euphorbia sobresale de una pequeña lata de hojalata. La Euphorbia en cuestión es la E. trigona, y mide unos 4 metros.
El día que me detuve a realizar las fotografías, hablé con la dueña de la casa intentando obtener alguna información, y lo único que pudieron decirme es que la plantó su madre hace 12 o 13 años.
Ciertamente, de un pequeño recipiente como el que se observa en la fotografía, no es normal que se desarrolle semejante planta, por lo que en buena lógica se deduce que las raíces atravesaron el fondo extendiéndose por el suelo y los diferentes tallos apoyados en el ángulo de la casa hicieron el resto.
Por lo que a mí respecta es la “trigona” más grande y densa que he visto en mi vida. Ah! Por si alguien le interesa, la orientacion es S.O.
Algunas formas de empezar a coleccionar suculentas
por Joaquín Lozano
Son muchas las formas que tenemos los
coleccionistas de empezar a interesarnos de forma especial por algo. Creo que en
la mayoría de los casos respecto a las plantas suculentas es un regalo de una
plantita la que nos hace saltar la chispa del coleccionismo.
Yo empece comprando un grupo de plantas
crasas para realizar una composición en un plato de plástico, con piedras,
troncos, etc. De eso hace poco más de tres años... Muy pronto empece a comprar
aquellas plantas que me parecía no tener. En poco tiempo la colección había
aumentado considerablemente.
Con la compra de un libro estas plantas
me fascinaron. Al cabo de un año ya conocía los nombres de la mayoría de mis
plantas, y empecé a buscar aquellas rarezas que decían los libros que era tan
difícil de conseguir. Aquello me motivo para seguir buscando hasta
especializarme en ellas, en esas rarezas botánicas, difíciles y de
descubrimiento reciente.
Empecé como creo que lo hace la mayoría, pero hay muchos criterios que
pueden seguirse a la hora de empezar y/o continuar una colección.
El espacio juega muchas veces un factor
casi decisivo por lo que la especialización en algo más concreto puede
beneficiarnos considerablemente la tarea del coleccionismo.
Existen muchos géneros predispuestos a
cautivarnos; Mammillaria, Rebutia,
Euphorbia, Parodia, Haworthia...
Con el tiempo conseguiremos ser unos grandes entendidos en estos géneros.
También podemos elegir plantas
miniaturas, lo cual, colocados en macetas cuadradas, conseguirán crear una
colección muy especializada, rara y relativamente recogida en un pequeño
espacio.
Hay quien sólo colecciona cactus, y
nada de las demás familias de suculentas, y viceversa.
También podríamos empezar a
coleccionar las plantas incluso por el color de sus flores: el mundo de las
suculentas los tiene casi todos; azules, malvas, amarillas, rojas, naranjas,
blancas...
Quizá nos guste una zona en concreto;
México, Chile, Perú, Provincia del Cabo... o un tipo de vida de las plantas;
plantas geófitas (que viven enterradas), epífitas, etc.
Podríamos dedicarnos a coleccionar híbridos, cristaciones o monstruosidades, y todo tipo de mutación que pudiera aparecer. Conseguiremos así poseer una extravagante colección, única, ya que las mutaciones raras veces aparecen en número elevado.
Otro tipo de especialización seria las rarezas; esas plantas que en la mayoría de casos se encuentran en el Apéndice I del CITES, plantas no fáciles de conseguir y de crecimiento lento que suelen escapar a las manos del coleccionista neófito o principiante.
Hay tantas y tantas formas de empezar una colección con algún criterio
que sería imposible enumerarlos todos. Pero creo, que el amante de las plantas
suculentas no puede centrarse sólo en un aspecto.
Aunque las plantas suculentas se
parezcan en muchas cosas, nada hay tan diferente como un Pachycereus pringlei y un Ariocarpus
trigonus. Nadie no entendido, diría que tienen algo en común. Estudiar las
plantas suculentas supone un compromiso con todas aquellas especies que forman
este importante grupo, conocer sus familias, sus géneros... Es por ello que una
bonita colección de suculentas, podría empezar por poseer al menos un ejemplar
de cada género de suculentas. Sería una excelente forma de conocerlas en
profundidad, compararlas para ver las semejanzas y distinguir las diferencias
entre ellas. No es tan difícil realizar esto que estoy diciendo. Es mucho más
difícil llegar a poseer más de 300 especies de Mammillaria o 2000 de Euphorbia.
La inversión de dinero tampoco tiene
porque ser mayor, ya que la mayoría de géneros que
poseen especies suculentas suelen tener muchas plantas fácilmente
localizables en viveros. Existen las excepciones, y hoy en día no es fácil
encontrar ejemplares de Uncarina sp.
por menos de 3000 pesetas. También ocurre lo mismo con Pseudolithops, Aztekium,
Geohintonia, Strombocactus...
La colección podría componerse de varios centenares de plantas, por lo que la inversión en espacio y en dinero es importante, aunque no en exceso. Los intercambios con otros aficionados, el cultivo a partir de semillas, etc. puede abaratar enormemente los costos. Este sistema permite conocer las plantas suculentas, el por qué de su nombre, sus lugares de origen, sus modos de reproducción y un montón de particularidades que escaparían al coleccionista especializado en algo muy concreto.
También es cierto que la mayoría nos centramos en algo que nos gusta especialmente. Personalmente las plantas miniaturas y geófitas me apasionan, pero poco a poco voy aumentando mi colección con suculentas de géneros desconocidos, y me hacen ver lo grandioso de este importante grupo de plantas.