CAPITULO 17

LA ACCION CATOLICA MEXICANA EN LA PASTORAL ORGANICA

OBJETIVO: Situar a la ACM en la pastoral de conjunto nacional y diocesana.

¿Qué se entiende por pastoral orgánica?

Todos los cristianos estamos unidos en un sólo cuerpo.

Estar unido orgánicamente al cuerpo significa que cada uno está unido como parte en el todo y además que nuestras acciones están orientadas al provecho del cuerpo y por eso al bien de cada una de las partes.

Para que la acción de la Iglesia sea unitaria se necesita un plan que incorpore en el trabajo a cada uno de los cristianos y a sus asociaciones. Esto significa que se busca un plan en común que generalmente debe de estar hecho por aquellos que lo van a realizar, o al menos deben conocerlo para hacerlo suyo.

Es una forma de solidaridarse con la Iglesia como cuerpo, y también una forma de trabajar ordenadamente para el leen de todos.

Por lo tanto el plan común debe tener en cuenta el bien común de la Iglesia y las necesidades de sus miembros para satisfacerlas.

Pasos de un plan orgánico son:

Descubrir las necesidades que tiene la comunidad y los recursos con que cuenta para hacerlo. Considerar al Reino de Dios como algo presente.

Descubrir las causas que impiden que se realice el Reino de Dios en el aquí y el ahora.

Una vez examinadas las necesidades y los recursos se pasa al plan que busca satisfacer las necesidades a los recursos. Se tendrá que hacer una jerarquía de necesidades por satisfacer para que haya una orientación conveniente de los recursos a las necesidades. Un plan debe señalar también acciones que se tienen que realizar para obtener el fin. Recordando que en todo trabajo espiritual el primer acto es el mismo Señor, pero que pide de nosotros el uso de nuestras facultades y recursos

Finalmente es necesario evaluar para poder proyectar mejor las acciones de la Iglesia.

Niveles de planeación.

Actualmente en México existen tres niveles diferentes que se deben tener en cuenta el uno al otro para que los planes sean eficientes.

- El primer nivel es el nacional que tiene en cuenta las necesidades de la nación, los medios que ponen las diócesis al servicio de esas necesidades comunes y la estructura que el mismo grupo de obispos del país, que llamamos Conferencia Episcopal, ha pensado para que se puedan resolver los problemas.

- El segundo nivel es el nivel Diocesano. Toma en cuenta las necesidades percibidas en la propia diócesis, pero tiene en cuenta también las orientaciones del plan de todos los obispos, para responder solidariamente a las necesidades generales que tocan a las diócesis.

Finalmente la parroquia teniendo en cuenta sus propias necesidades y las orientaciones dadas por el propio señor obispo y por todos los obispos de la nación trata de responder en la base a las necesidades de su propia parroquia.

Existe el plan nacional para un trienio y en muchas diócesis ya tienen su plan diocesano. Algunas parroquias han hecho el propio plan. Ojalá que la Acción Católica ayudara a hacer planes en donde no hay, ya sea a nivel diocesano o a nivel parroquial y a llevarlos a la práctica donde existen.

Forma de poner en práctica un plan

El mejor modo de poner en práctica y ser responsable de un plan es participar en la elaboración del mismo, porque ya desde el nacimiento del plan se sienten comprometidas las personas y las asociaciones. En caso de que ya exista el plan la Acción Católica tendrá que hacerlo suyo, implementarlo, darle curso conveniente y participar en las evaluaciones que permitirán corregir el plan si está fuera de la realidad.

La elaboración de un plan pide siempre tener un equipo de personas que ayude a elaborarlo, una serie de principios metodológicos, una serie de análisis de la realidad, un marco teórico, teológico, mucha fe para saber que hacemos de nuestro arte lo que nos toca, pero de confianza para dejar todo el resultado del plan a Dios.