Traducido de Labor's Champion
Junio, 1988
Los obreros en todos los países capitalistas enfrentan constantemente la amenaza del desempleo. Aunque el número pueda subir o bajar, siempre hay millones de personas sin trabajo. Algunos pueden sobrevivir con beneficios mínimos o ahorros, pero frecuentemente son desalojados de sus hogares y forzados a mendigar en las calles. El gobierno de los Estados Unidos y los medios de comunicaciones capitalistas hacen alarde de que la tasa de desempleo oficial ha bajado al 5.4%, lo más bajo en 14 años. Pero aún estas figuras representan unos 6 millones de personas sin trabajo. E ignoran los millones más que no son contados porque trabajan parte del tiempo o se han dado por vencidos en la búsqueda de trabajo, y muchos de los millones que viven de asistencia pública. Tomando estos factores en consideración, un estudio coloca a los desempleados a una tasa de 11.1% y el número de desempleados al 12.4 millones. La situación de los países capitalistas en Europa es aún peor, donde la tasa promedio oficial de desempleo está de un 8 al 10%. Y para los obreros de las neo-colonias y países dependientes de Asia, África y América Latina, es frecuentemente entre un 20 y 50%.
Los economistas y otros apologistas del capitalismo hablan del desempleo como algo que siempre ha existido, en todas las sociedades y en cada época. Pero esto no es verdad. En sociedades clasistas anteriores, la esclavitud antigua y el feudalismo, no había desempleo. ¿Cómo se puede mantener un esclavo desempleado? Está claro que el esclavista, habiendo comprado el esclavo y su poder de trabajo de por vida, perdería producción si el esclavo estuviera desocupado, incapaz de producir sus medios de subsistencia y un plusproducto para su dueño. Similarmente, los señores feudales perderían riquezas si una parte de sus siervos estuvieran desempleados por algún tiempo. Parte de la "libertad" del obrero asalariado bajo el capitalismo es que él es libre de vender su fuerza de trabajo a cualquier capitalista "amo" que lo emplee. Si el obrero no encuentra trabajo, el capitalista no esta obligado a proveerle una parte de los medios de su subsistencia, previamente creados por los obreros, que lo aguante hasta que consiga otro trabajo. En otras palabras el esclavo asalariado es libre de morirse de hambre si no consigue trabajo. El desempleo es producto específico del sistema capitalista.
El objetivo de la producción capitalista es la acumulación de riquezas en las manos de los empleadores capitalistas. A esto le llamamos aumento de capital. Dicho de otra manera, el crecimiento del capital es la expansión de los medios de producción disponibles para la explotación de los obreros. Esto trajo como consiguiente que una parte de las ganancias producidas por los obreros se le añada al capital original para el aumento de la producción. Este es comúnmente llamado reinversión. Nuevas fábricas son construidas, nuevas maquinas son compradas y más obreros son empleados. Esto por si solo conlleva al aumento de empleo.
Conjuntamente con el aumento de obreros activos aparece y aumenta una fuente de obreros desempleados. Esto sucede porque la demanda relativa por fuerza de trabajo disminuye mientras el capitalismo crece. Mientras que el capital se amontona, se transforma en su composición, ya sea en la forma en que es dividido entre maquinarias y materias primas, por un lado, y salarios por el otro. Una porción constantemente más grande de la acumulación de capital esta dirigida a la compra de maquinarias y materias primas en vez de la compra de fuerza de trabajo. Esta tendencia es reforzada cuando los grandes capitalistas se apoderan de los más pequeños. Esto conlleva a un aumento de la centralización de producción.
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Vamos a tomar el siguiente ejemplo como ilustración de este proceso. Un joven capitalista comienza una producción con $10 millones, $5 millones en la forma de materias primas y maquinarias y $5 millones para comprar fuerza de trabajo -- salarios. Supongamos que después de varios años de explotar a los obreros el obtiene otros $2 millones en trabajo no retribuido (ganancias) y lo añade a su capital original, llevando su total a $12 millones. Pero en esto caso el aumento en el total de capital no conlleva al aumento en el número total de los obreros empleados, porque él invierte los $2 millones para la compra de nuevas maquinarias. Consecuentemente, la demanda relativa de fuerza de trabajo bajó porque ahora él gasta solamente 41% de su capital en salarios opuesto al 50% originalmente. Por otro lado la demanda de fuerza de trabajo hubiera bajado aún si él invirtiera la mitad de sus ganancias ($1 millón) para la acumulación. La baja simplemente hubiera sido menor.
Debido a la competencia, lo que pasa en esto caso individual pasará en cada rama de la industria y en la economía en su conjunto. La caída relativa de la demanda de fuerza de trabajo es acompañada, por el crecimiento del número absoluto de obreros año por año. Pero este crecimiento en su totalidad es igualado por un movimiento contrario -- la aparición de obreros desempleados. Carlos Marx describe este proceso muy bien.
"En todas las esferas, el acrecentamiento de la porción variable del capital y, por tanto, del número de obreros ocupados es siempre acompañado de violentas fluctuaciones y de la producción transitoria de un exceso de población, que ya toma la forma notoria de la repulsión de obreros antes ocupados [despedidos - ed.], y la menos notoria, pero no menos efectiva, de la difícil absorción de la población obrera suplementaria por sus ordinarios canales de salida." (El Capital, Libro I, p. 469.)
El hace la importante observación de que: "Al producir, pues, la acumulación del capital, la población obrera produce también en escala creciente los medios de hacerla superflua a ella misma. Esta es una ley de la población propia del modo capitalista de producción." (El Capital, Libro I, p. 469-470.)
Contrario a las mentiras de los economistas capitalistas, la verdad es que la misma naturaleza del capitalismo crea desempleos.
El capitalismo no solamente crea desempleo. Sino que también necesita desempleo para su sobrevivencia. Para el capitalista el obrero desempleado es lo que Marx llamó "ejército de reserva industrial ... una masa de material humano siempre lista para ser explotada." La producción capitalista funciona en ciclos de actividad average, actividad intensa, crisis y de estancamiento. Durante los periodos de actividad intensa, debe de haber una masa de personas lista para trabajar. Por lo tanto los desempleados sirven como reservas para estos periodos de producción intensiva. Y cuando este periodo pasa, y da paso a la crisis, la masa de desempleados se aumenta. Hoy, en la etapa monopólica de capitalismo, las fases de producción han sido modificadas. La crisis general del capitalismo ha dejado su marca. Los periodos de "expansión" y "recuperación" son muy débiles, y como consecuencia, el ejército de reserva industrial no es absorbido completamente en la producción en ningún momento. El ejército de reserva industrial es una masa crónica de manos desempleadas que esta creciendo a saltos y brincos.
Los desempleados sirven otra función crucial para el capitalismo -- la supresión de las demandas de los obreros por mejores salarios. Durante los periodos de producción intensiva, la existencia de una gran masa de desempleados disponibles para trabajar limita los aumentos de salarios que los obreros pueden lograr. Si la presión por aumentos salariales se convierte en algo muy grande, los capitalistas buscarán alguna nueva maquinaria o tecnología que le permitiría a ellos tirar más obreros a la calle. Durante periodos de crisis los desempleados son usados por los capitalistas para reducir los salarios y beneficios de los obreros. Todos los obreros saben que existen otros disponibles para ocupar sus empleos. Por eso es que desarrollar la organización y la conciencia de los obreros, empleados y desempleados, es crucial para su defensa en todo momento. Solamente un movimiento altamente conciente y organizado, que específicamente úna las acciones de los desempleados conjuntamente con los empleados, puede doblegar los jefes en la lucha para mejores salarios y condiciones de trabajo.
Grupos variados de desempleados forman el ejército de reserva industrial. Uno de ellos consiste de aquellos obreros que son alternadamente empleados y despedidos por la industria capitalista. Sus condiciones varían con los ciclos de producción capitalista. Trabajan periodos más largos en tiempos de prosperidad, y están mayormente desempleados en tiempos de crisis.
La población agrícola forma una latente (escondida) sección del ejército de reserva obrera. Según la producción capitalista va dominando la agricultura, los campesinos y los agricultores de pequeñas parcelas que son desplazados por la mecanización se van para las ciudades en busca de trabajo. En los EEUU, aparte de los pequeños agricultores del Medio Oeste, mucho de estos obreros provienen de naciones oprimidas dentro y fuera de las fronteras de los EEUU. Hoy el ejemplo más importante son los campesinos que vienen desde México. Parceleros provenientes del Cinturón Negro del Sur durante los años '50s y '60s y campesinos puertorriqueños durante la "Operación `Bootstrap'" fueron desplazados de sus tierras y vinieron a las principales ciudades industriales en busca de trabajo. Hoy similarmente, campesinos desplazados de otros países dependientes, como la República Dominicana, Haití y las Filipinas migran primero a las principales ciudades de sus respectivos países y luego a los EEUU en busca de trabajo. Ellos generalmente son súper-explotados en los empleos peor remunerados.
La tercera categoría del ejército reserva obrera consiste de aquellos desempleados por largo periodos de tiempo, los cuales son empleados muy irregularmente. Este grupo incluye una gran porción de la población que recibe asistencia publica. Muchos en este grupo tienen que trabajar como obreros domésticos, en tiendas pequeñas y otros empleos "fuera de los libros," los cuales no tienen ningún derecho y reciben los salarios más bajos, para así poder suplementar sus beneficios. Sus beneficios de asistencia publica ayudan a los capitalistas a súper-explotar a estos obreros, ya que sus salarios son muchos más bajos que los recibidos por los obreros regulares. Y la estructura de impuestos pone la mayor carga de la asistencia en las espaldas de los obreros y la capa más baja de la pequeña burguesía.
Los reformadores y otros apologistas del capitalismo ponen varios proyectos alegadamente para "controlar" el desempleo. Uno de estos argumentos es que el desarrollo de las industrias de tecnología avanzada, como las computadoras, lograrán que el desempleo desaparezca. Esta es una gran mentira. La misma ley, la disminución relativa en la demanda para la fuerza del trabajo, funciona con la misma fuerza en las llamadas industrias de tecnología avanzada. Esto está probado por el desempleo que aumenta en estas industrias. Así mismo es absurdo pensar que la tecnología avanzada podría ser una solución en la economía en total.
En años recientes, han habido debajas en las industrias básicas en los EEUU, tal como hierro y automóviles. Esta situación ha empeorado por la mera verdad que los monopolios capitalistas han estado exportando capital a los países dependientes como Corea del sur o México, donde los obreros son más explotados y el precio de su fuerza de trabajo es menos costoso. Esto ha provocado despedidos masivos en estas industrias dentro de los EEUU. Muchos políticos capitalistas, reformistas y revisionistas están llamando por la aprobación de leyes para parar la exportación de capital y para darles a los obreros notificación previa cuando las fábricas van a ser cerradas. Claro está que tal ley será completamente inútil para poner fin al desempleo. Básicamente, estas demandas confunden la relación entre la economía capitalista y el estado capitalista. La extracción de ganancias máximas es la ley económica fundamental del capitalismo contemporáneo. Los capitalistas estadounidenses no solamente mudarán sus lugares de operaciones a cualquier parte del mundo donde pueden obtener ganancias máximas, pero harán esto con la asistencia del estado. Ningún sueño cambiará la naturaleza del estado. Este no se opondrá a sus amos -- los billonarios. Aunque pasaran esta ley, esta existirá solamente para ornamentación. Esto no tendrá ningún efecto en la ley económica fundamental que trae consigo el desempleo dondequiera que el capitalismo domina, en los EEUU o afuera.
Para poner fin al desempleo, el capitalismo deberá ser derrotado y el socialismo genuino establecido. Solamente a través de la revolución socialista la clase obrera ha podido alcanzar esto objetivo. La Unión Soviética, cuando era un país genuinamente socialista bajo el liderato de Lenin y Stalin, mostró esto con claridad. En los primeros años de la década de 1930, cuando todos los países capitalistas estaban pasando por la Gran Depresión, la Unión Soviética eliminó el desempleo durante el proceso de la construcción de la industria socialista y la agricultura colectiva. Ella pudo hacerlo porque la producción fue dirigida, no para las ganancias máximas como en los países de capitalismo monopólico, pero para satisfacer las crecientes necesidades materiales y culturales de la gente trabajadora. Pero desde la restauración del capitalismo en la Unión Soviética después de la muerte de Stalin, vemos el retorno del desempleo allá.
Hoy, la República Popular Socialista de Albania es el único país socialista genuino, y por lo tanto el único país en el mundo sin desempleo. Después del fin de la guerra anti-fascista en 1944, el Partido Comunista de Albania organizó al pueblo para la reconstrucción de la economía. Los ricos fueron expropiados y los medios principales de producción fueron eventualmente hecho propiedad del pueblo. Nuevas empresas económicas fueron construidas y las masas desempleadas lentamente entraron en la producción, nunca más han dejado de trabajar. El aumento en el uso de la tecnología moderna no ha desplazado a los obreros, sino al contrario ha mejorado su nivel de vida. Albania se encuentra ahora en la posición de necesitar más obreros. La Constitución del país refleja la victoria sobre el desempleo. Esta dice:
"... los ciudadanos tienen el derecho al trabajo, el cual es garantizado por el estado. El trabajo es el deber y honor para cada ciudadano. Los ciudadanos tienen el derecho a escoger y aplicar su profesión, de acuerdo con su capacidad y inclinación personal, y de acuerdo con las necesidades de la sociedad." (Artículo 44, Tirana, 1977.)
Hemos visto que el desempleo es un producto del sistema capitalista. Por eso, los obreros deben luchar por medidas que disminuyan los efectos del desempleo, y aumenten la unidad entre los sectores empleados y desempleados de la clase trabajadora. Ellos deberán luchar contra los despidos y los cierres de fábricas, como también contra los atentados de desalojar obreros desempleados de sus hogares, o cortarles la calefacción, el gas y la electricidad. Pero la lucha no debe ser limitado a esto. Las demandas inmediatas de los obreros deben ser integradas con la lucha revolucionaria. Los obreros Marxistas-Leninistas deben preparar la clase obrera para la revolución socialista, la única manera de finalmente poner fin al desempleo. La tarea política inmediata para los obreros es conquistar el poder del estado y establecer la democracia obrera -- la dictadura de la clase obrera.
La clase obrera en el poder podrá entonces expropiar los capitalistas y organizar producción socialista centralizada para cubrir sus propias necesidades y las de la gente trabajadora en todo el mundo. Esto lo llevara a una gran expansión de producción en todas las industrias. Bajo el socialismo, nueva tecnología para reducir el tiempo necesario para la producción no sería una amenaza a la sobrevivencia de los obreros. Por lo contrario, los avances en la automatización, computadoras, el uso de robots, etc., le servirán para reducir las horas de trabajo y aumentarán el nivel de vida. Porque es solamente bajo el capitalismo que la nueva maquinaria, la cual aumentará la productividad del trabajo, se convierte en una amenaza para los obreros en vez de un beneficio para toda la gente trabajadora!
Bibliografía:
Carlos Marx -- El Capital, Libro I, Capítulo XXV (La Ley General de Acumulación Capitalista)
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