De El Campeón de los Obreros
Del 1 al 15 de Marzo del 1990

La Brutal Explotación de los Obreros Inmigrantes Mexicanos en los EE.UU.

Parte 2: Lo Que No Ha Realizado la Legalización

Por Jim Rosenbaum

Hoy, la mayoría de los inmigrantes mexicanos ya no trabajan en la agricultura. Por lo regular trabajan en las distintas industrias livianas y servicios de labor intensificados, como en las industrias de ropa de vestir, de la energía eléctrica y electrónica, y en la construcción, hoteles, restaurantes, mantenimientos de edificios, etc.

Al crecer estos sectores de la economía sobre las últimas dos décadas, los capitalistas han visto a los inmigrantes mexicanos como una fuente de labor de bajos sueldos. Aquellos fueron asistidos en esto, por la creciente mecanización de la agricultura en los Estados Unidos, lo cual ha reducido el número de obreros requeridos en los campos y por el aumento de las industrias dependientes en México, que también producieron más obreros adiestrados dentro los inmigrantes. La mayoría de los inmigrantes mexicanos hoy proceden de las regiones urbanas de México.

En estas áreas de la economía, el trabajo es demasiado inseguro. Durante temporadas de expansión económica los obreros son contratados pero cuando el negocio disminuye son despedidos. Los capitalistas siguen una práctica de discriminación en estos trabajos, limitando a los migrantes a los trabajos de sueldos más bajos. Por ejemplo, en los restaurantes los obreros mexicanos son empleados casi exclusivamente de lavaplatos y limpia-mesas, los afro-americanos como obreros de cocina, mientras que los trabajos más bien remunerados de meseros y meseras son por lo general reservados para los anglos. Y aunque existen mayordomos peleles chicanos o mexicanos, los supervisores de los obreros inmigrantes comúnmente son anglos, todo cual permite a los capitalistas hacer superganancias y mantener a los obreros divididos.

Muchas veces, las compañías pequeñas y medianas, que directamente explotan a los inmigrantes mexicanos, son en realidad subcontratistas de los grandes capitalistas monopolistas. Esto es evidente en la industria electrónica y automovilística. Aquí los grandes capitalistas evitan tener que pagar salarios más elevados a sus mismos obreros sindicalizados con el subcontrato de la producción de componentes a pequeños capitalistas quienes cuentan con la labor del inmigrante. De este manera, los grandes capitalistas adquieren una gran parte de las superganancias producidos por los inmigrantes. De igual manera, en la industria de construcción, el mercado de obra se efectúa por medio de una doble fila de operación. Las empresas grandes por lo común utilizan obreros relativamente mejor pagados y sindicalizados, que son por la mayoría anglos. Pero subcontratan mucho de su trabajo a compañías mas pequeñas, que utilizan obreros mexicanos inmigrantes más mal pagados, carecientes de sindicatos. (En Nueva York el mismo procedimiento ocurre excepto que por lo regular los obreros mal pagados son los afro-americanos.)

Gran parte de la culpabilidad en permitir que estas condiciones existan, se debe directamente al vergonzoso rol de los burócratas de gremios obreros, quienes no han hecho casi nada en la organización de los obreros inmigrantes sino en vez han ayudado en perpetuar la discriminación chauvinista contra los obreros mexicanos y otras nacionalidades minoritarias.

La industria de ropa en Los Ángeles da una muestra clara de las condiciones enfrentadas por muchos de los inmigrantes mexicanos y otros. Existen cerca de 90,000 obreros, casi todas mujeres, en los talleres inscritos. Se encuentran en el cocer de prendas de vestir por pieza, en sofocantes talleres-hornos. A pesar de que los obreros sindicalizados ganan un poco más de $5.00 por hora, forman menos que 3% de la mano de obra en la industria. Para la gran mayoría se aproxima más a los $4.00 por hora, siendo esto menos que el salario mínimo legal en California de $4.25, sin beneficios y sin pago de tiempo y medio por trabajo excedente a las ocho horas.

Casi 30,000 obreros hacen trabajo de costura en casa, haciendo que los niños asistan en separar las piezas, y ganando mucho menos que el salario mínimo. Los propietarios también se ahorran el costo de la renta, electricidad, etc. La mayoría de los tallercillos sofocantes también hacen obra en subcontratos con los grandes manufactureros de vestiduras, quien ganan la mayor parte de las superganancias extraídas de la labor de los obreros inmigrantes.

Embestidas Estatales Contra los Obreros Inmigrantes

La reciente ley gubernamental, que se presume como entregadora de derechos legales a los obreros inmigrantes, es una farsa completa. El aspecto principal de esta ley, el Acto de la Reforma y Control de Inmigración (IRCA), fue conceptuado precisamente para mantener a los obreros inmigrantes en un estado de desigualdad y subordinación. Lo dicho se aplica a ambos los documentados e indocumentados. La estipulación en la ley que dizque sanciona a los patrones, requiere que todos los capitalistas exigan de los obreros nuevamente contratados documentos comprobando el "derecho legal" a trabajar en los EE.UU. De esta manera el patrón puede amenazar a cualquier obrero con despedirlo sólo con decir que los documentos de fulana o mengano no aparecen legítimos. Obreros indocumentados se han visto obligados a comprar documentos falsos para poder trabajar o se han estancado en sus actuales trabajos bajo la amenaza constante de ser despedido o se hallan obligados a trabajar en los talleres sudorosos más desagradables o aceptar trabajo de domicilio de salarios los más bajos, donde los patrones no exigen documentación. Y aún con presentar los papeles requeridos, esto no asegura la protección contra las incursiones repentinas de "la Migra," el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), y el peligro de la deportación y hasta sanciones criminales si sus documentos se determinan no ser genuinos. De esta manera la IRCA se transforma en otra arma más en las manos de la clase dominante para intimidar y atemorizar a los obreros, en particular a los obreros activistas quienes riesgan la deportación.

Pero hay otra parte a esta ley, la estipulación que dizque "legaliza" a los inmigrantes quienes pueden comprobar que han residido en los EE.UU. continuamente desde 1982. Este requisito ha sido alabado por los liberales como una medida humanitaria que asistirá a millones de inmigrantes previamente indocumentados a lograr derechos igualitarios con los obreros estadounidenses.

Pero lo que esta ley en verdad efectúa es establecer un grupo nuevo de residentes de segunda categoría a quienes su estado pseudo-legal les hace servir como una mano de obra más estable para el trabajo en servicios y en las industrias livianas de manufactura.

Desigual a las condiciones en la agricultura, donde los obreros inmigrantes marchan hacia al norte levantando nuevas cosechas con los cambios climáticos y que con frecuencia regresan a México para volver el año siguiente, la industria de servicios y de manufactura necesitan obreros para horas regulares y de permanencia.

Se necesitan aquellos nuevos obreros, dizque "legalizados," para llenar los trabajos en esos sectores de la economía. Además estos obreros no tienen los mismos derechos que tienen los obreros estadounidenses o ni siquiera los de los residentes permanentes. No sólo se les niega el voto, cual se les garantiza solo a ciudadanos de los EE.UU., sino que tienen que esperar cuando menos 18 meses antes de aplicar por la residencia permanente, o las "tarjetas verdes."

Para lograr esto deben saber o aprender el idioma inglés, historia de los EE.UU. y cívica (como respetar las leyes capitalistas). Y durante los subsecuentes 3 años, se les prohíbe recibir beneficios federales, inclusive beneficios de desempleo, cupones de comida, medicaid, etc.

Los obreros inmigrantes han tenido que enfrentar las continuas embestidas por el estado y otras fuerzas reaccionarias en los tiempos recientes. La IRCA autorizó un aumento de 50% en el número de agentes al cuerpo de la Patrulla Fronteriza, el puño policiaco de la INS. Bajo el disfraz de la tal llamada "guerra contra las drogas," la Patrulla Fronteriza regularmente llevan M-16s, arma militar de asalto. Entre manos está un plan por el Departamento de Estado norteamericano para utilizar agentes del INS, ocultamente e ilegalmente, dentro del territorio mexicano. Lejos de ser una simple patrulla de la frontera, la Patrulla Fronteriza es además una fuerza policíaca adicional excesivamente represiva a lo largo de la nación chicana en el suroeste. Mantiene sedes tan lejos de la frontera hasta Los Ángeles, Houston, Dallas y Albuquerque.

La Patrulla Fronteriza ejecuta barridas repentinas en lugares de empleos y en las comunidades chicanas/mexicanas, ostensiblemente para buscar "extranjeros ilegales." En 1988, interrogó a más de 18 millones de gente y llevo a cabo un millón de arrestos. Ha sido una fuerza mayor en el terror y agobiamiento, con las búsquedas ilegales, con la decomisión de propiedad desde documentos hasta automóviles, así como en el rapto de mujeres y en muertes. El infame Border Crime Prevention Unit, una agencia ligada a la policía de San Diego y a la Patrulla Fronteriza, que fue formado supuestamente para "evitar crímenes contra los inmigrantes" que cruzan la frontera en el área de San Diego, ha balaceado a 44 personas desde que fue formado en 1984, matando a 18 individuos. En enero de 1989 dos de estos individuos fueron balaceados mientras se encontraban esposados y al dizque tratar de escaparse para México. Así como en otras muertes policíacas de gente obrera y oprimida, la oficina del procurador en San Diego dictó que el cuerpo policiaco se hallaba con justificación en cada una de las muertes.

Más, las barridas repentinas de la Patrulla Fronteriza en las áreas agrícolas han causado las muertes de muchos inmigrantes. En el norte de California, donde hay muchos ríos, canales y sanjas de irrigación, se sabe que 13 individuos han sido ahogados en la década desde 1974. El Ku Klux Klan también lleva a cabo "patrullas" a lo largo de la frontera mexicana para atemorizar a los obreros inmigrantes.

La defensa de los derechos de los obreros inmigrantes es una tarea crítica de los obreros estadounidenses si es que de haber unidad dentro de la clase obrera. Esto indica que los obreros estadounidenses deben estar al frente de la batalla, nunca perdiendo la oportunidad de luchar contra el chauvinismo yanqui contra los inmigrantes.

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