Desde El Campeón de los Obreros
Del 15 al 30 de Septiembre del 1989

Los Monopolios Estadounidenses Son Los Responsables del Empobrecimiento de los Obreros Agrícolas y Campesinos Mexicanos

Por Jim Rosenbaum

Antes de la segunda guerra mundial la mayor parte del producto agrícola de México era del maíz, el producto principal de su alimento. En 1943, la Fundación Rockefeller y el Ministerio de Agricultura de México hospedaron la tal nombrada Revolución Verde que introdujo el uso extensivo de fertilizantes, insecticidas, etc. Desde 1940 hasta 1975 la productividad agrícola aumentó 600%. Sin embargo este aumento no fue de beneficio para el pueblo obrero mexicano. A lo contrario, este aumento indicó una inclinación hacia la práctica de basar la producción con mira a la exportación y no para proveer alimento al pueblo obrero. Este aumento en la producción también asistió a las crecientes industrias procesadoras de alimento y alimentivos ganaderos, controladas por los EE.UU. y otros monopolios capitalistas.

La Agricultura para la Exportación y para el Beneficio
de los Negocios Agrícolas Imperialistas

Campesinos mexicanos han organizado sindicatos y llevado a cabo importantes ocupaciones de tierra.

Mientras que México importa maíz en grano y trigo para el consumo del pueblo, 3 millones toneladas de maíz y 6 millones toneladas de sorgo (alimento ganadero) anualmente son facilitadas a tan sólo dos empresas monopolistas norteamericanas, Ralston Purina y Anderson Clayton, para el alimentivo ganadero. Ya por el año 1957 el 60% de la producción agrícola se emprendía para la exportación.

Hoy el 64% de la tierra agrícola se dedica al uso de la industria ganadera. Pero este desarrollo se efectúa primeramente para la exportación de carne, ya que el pueblo mexicano raramente puede comer carne. Igualmente, el 35% de la población no consume leche y el resto la consume sólo ocasionalmente. Lo que existe es leche condensada, evaporizada o en polvo, que proviene de las empresas Nestle o Carnation. Mientras tanto, la mayoría de los mexicanos consumen 5 refrescos embotellados semanalmente; esto es 45 veces el consumo de leche en promedio. La empresa Coca-Cola, por si sólo, compone el 45% de todas las ventas de refrescos en México. Así es que aquello que el obrero mexicano produce, no lo consume, y lo que consume no lo produce. Los monopolios extranjeros hacen ganancia a los dos extremos.

México tiene también una creciente industria de frutas y vegetales principalmente para la exportación, controlada en su mayoría por empresas norteamericanas. Estas exportaciones, que se proyectan a satisfacer las compras invernales y primaverales de los EE.UU., marcan el 50% de las exportaciones agrícolas.

En México, la empresa Del Monte controla la producción del espárrago blanquizo, United Brands (anteriormente United Foods) controla la producción de fresas, mientras que Ralston Purina y International Multifoods controlan la industria gallinera. Existe este control a pesar de que hay una ley que exige el 51% de participación mexicana en la mayor parte de todas las industrias.

Los monopolios capitalistas también hacen ganancias de la manufactura de maquinaria agrícola. La empresa Del Monte en México es dueña de un complejo de maquinaria agrícola, y John Deere y Ford son dueños de fabricas de tractores en el centro de México.

Con el aumento de la producción agrícola se aumenta la concentración de la tierra en manos de unos cuantos, y debido a esto aparece un proletariado agrícola. Para 1970, el 2% de los predios ocupaban el 76% de la tierra. La concentración de esta tierra se acelera debido al respaldo monetario que el gobierno mexicano facilita para la irrigación y para otros componentes de la infraestructura; lo cual sirve en su mayoría para ayudar a los grandes hacendados y negocios agrícolas. Estos alquilan la tierra y facilitan créditos. Debido a éstos, hasta los campesinos mismos en sus terrenos comunales (ejidos), terrenos adquiridos bajo la revolución y subsecuentes reformas agrarias, se han convertidos en peones en sus propias tierras.

Por lo general la tierra, por sí, pertenece a los mexicanos, pero la producción es controlada por la industria agrícola. Así es que los terratenientes mexicanos toman una parte secundaria en la explotación de los campesinos. Hoy los monopolios de negocios agrícolas emplean el 75% de los proletarios rurales. Las condiciones de éstos resaltan con el hecho de que el salario promedio real del campesino mexicano es tan sólo una séptima parte de lo que es el salario del campesino en California, quien es también explotado notoriamente.

Vemos así que el gran aumento en la producción agrícola mexicana ha procedido para beneficio de los monopolios norteamericanos, para los grandes terratenientes mexicanos y para la burguesía rural. Todo esto de ninguna manera es de beneficio para el pueblo obrero mexicano. Esta realidad se observa claramente al fijarse uno en que aunque México es mundialmente el noveno productor de alimento, sin embargo se registra en posición 60 en el consumo de alimento per capita y en la longevidad.

La Lucha de los Campesinos

Los campesinos no han accedido al deterioro de sus condiciones de vida pasivamente. Los campos han visto luchas extensivas aunque esporádicas, principalmente sobre la cuestión de la tierra. Hasta el mediado de la década de 1970, hubo varias luchas guerrilleras. Una de aquellas luchas de más intensidad ocurrió en el estado sureño de Guerrero y duró siete años, hasta que finalmente fue vencida por la fuerza de 24,000 efectivos militares.

Desde aquel entonces, se han dado grandes ocupaciones de tierra y luchas en contra del desalojo por parte de los campesinos. En 1976, en el estado norteño de Sonora, los campesinos obligaron al gobierno a distribuir cerca de 100,000 hectáreas de tierra.

Gran número de estas luchas han sido llevado a cabo por los pueblos indígenas, quienes son de los más empobrecidos en el campo. El estado de Chiapas, que lleva frontera común con Guatemala y que cuenta con un número considerable de gente indígena, ha sido el frente de frecuentes luchas campesinas contra la expropiación de sus tierras por parte de los hacendados y patrones políticos y contra el expansionismo de los ganaderos principales.

Al mismo tiempo que las luchas campesinas se han extendido a lo largo del país, se ha visto más y más esfuerzos para formar organizaciones campesinas autónomas, así como esfuerzos para vincular estas luchas con aquéllas de los obreros y demás gente de clases oprimidas en las ciudades. La conciencia revolucionaria de éstos también se viene desarrollando. Una indicación de esto es la consigna de una de estas organizaciones: "Hoy nuestra lucha es por la tierra - mañana será por el poder." Mientras estas luchas crecen, se intensifica aún más la represión del gobierno mexicano. De las 800 personas "desaparecidas" y presos políticos, gran número son del campo, donde la escasez de la población hace más fácil la represión por el ejército.

Click here to return to the U.S. Index

Hosted by www.Geocities.ws

1