A la comunidad financiera internacional no le gustan los católicos

Aquel día en que escribí que la comunidad financiera internacional, tan moderna ella, tenía aislada a la Argentina porque el país hermano formaba parte de la cultura de la vida (el aborto está prohibido en su Constitución), fueron varias las cabezas bien pensantes que me dijeron que exageraba. A fin de cuentas, afirman, ¿qué tiene que ver el aborto con la economía? Eso era llevar las cosas demasiado lejos.

Al parecer, muchos son incapaces de concebir una especie de frente progre-financiero, o la alianza entre el relativismo moral y el capitalismo anglosajón. Naturalmente que el calvinismo que creó Wall Street es más eficaz económicamente que el catolicismo que dio a luz a la actual Iberoamérica: como que la empresa capitalista pura, especialmente las grandes, no se siente en deuda con la sociedad, sino con sus accionistas (a veces, sólo con su presidente).

Bien, todo esto a cuento de que el PSOE ha lanzado, naturalmente a través del grupo PRISA, y en especial del diario El País, una campaña en la que acusa al PP de haber formado un frente común con el Vaticano, los países musulmanes, el mundo hispano y el G-77 (los países más pobres del planeta) para que, cito textualmente, “la salud sexual de la mujer estuviera supeditada a la religión”.

Como decía áquel: ojalá la noticia fuera cierta. Sólo que no lo es. Veamos, ¿qué entiende El País por salud sexual de la mujer?: pues, en un curioso cajón de sastre, mezcla “el derecho, el aborto, el acceso a los anticonceptivos y la ablación del clítoris”. Uno pensaría que dicho así, la salud sexual de la mujer es muy poco salutífera, pero, sobre todo, el texto es un batiburrillo que parece escrito por un borracho en un momento de “delirium tremens”. O eso, mala fe. Y es que, hasta los diputados del PSOE y los redactores de El País saben que el Vaticano, España, y la inmensa mayoría de los países del G-77, incluidos los hispanos, aborrecen del salvaje hábito de la ablación. Ocurre que también aborrecen del repugnante hábito del aborto.

Según El País, la representación diplomática española en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Johannesburgo durante el pasado mes de agosto, “realizó una intensa labor... para obtener respaldo a su postura...y se aseguró para ello el apoyo de EE.UU. y del G-77, grupo de países en vías de desarrollo que incluye a la mayoría de los países árabes y latinoamericanos. O sea, musulmanes y católicos”. Al cronista sólo le faltó añadir: ¿Musulmanes y católicos? ¡Qué asco!”

Naturalmente, nuestro cronista no se pregunta por qué razón los países pobres, los del G-77 no quieren que Occidente exporte abortos, sino alimentos y tecnología. Quizás porque son pobres, pero no gilipollas.  

En el entretanto, naturalmente, los países hispanos son “los católicos”. Por tanto, no pasa nada porque se cuezan en su propia salsa, en la salsa de sus dificultades financieras, naturalmente.

En efecto, la noticia es falsa, absurda aunque muy inteligible. Ójala fuera cierta en al menos un 25%. ¿Cómo va a serlo cuando las representaciones españolas en las Cumbres Internacionales de carácter demográfico están controladas por el lobby feminista de la Secretaría de Asuntos Sociales y por los elementos más progre-preciosistas del partido de Aznar?

A la comunidad financiera internacional no le gusta el mundo hispano, tampoco los pobres, que no hacen más que pedir. Pero, sobre todo, no le gustan los católicos. Vaya usted a saber por qué.                                                   Eulogio López

HISPANIDAD  Periódico electrónico editado en España. 19 de septiembre de 2002

 

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