INDULGENCIA DE LA PORCIÚNCULA
En julio de 1216, San Francisco pidió en Perusa al
Papa Honorio III que todo el que, contrito y confesado, entrara en la
iglesita de la Porciúncula, ganara gratuitamente una indulgencia plenaria, como
la ganaban quienes se enrolaban en las Cruzadas, y otros que sostenían con sus
ofrendas las iniciativas de la Iglesia. De ahí el nombre de Indulgencia de la
Porciúncula, Perdón Asís, Indulgencia o Perdón de las rosas (por el prodigio
que medió en su confirmación según alguna tradición tardía) u otros parecidos.
Más allá de las controversias históricas acerca de los orígenes y
circunstancias de la concesión de la Indulgencia, lo cierto es que la Iglesia
ha seguido, hasta nuestros días, otorgando y ampliando esa gracia
extraordinaria. En la actualidad, esta Indulgencia puede lucrarse no sólo en
Santa María de los Ángeles o la Porciúncula, sino en todas las iglesias
franciscanas, y también en las iglesias catedral y parroquial, cada 2 de
agosto, día de la Dedicación de la iglesita, una sola vez, con las siguientes
condiciones: 1) visitar una de las iglesias mencionadas, rezando la oración del
Señor y el Símbolo de la fe (Padrenuestro y Credo); 2) confesarse, comulgar y
rezar por las intenciones del Papa, por ejemplo, un Padrenuestro con Avemaría y
Gloria; estas condiciones pueden cumplirse unos días antes o después, pero
conviene que la comunión y la oración por el Papa se realicen en el día en que
se gana la Indulgencia; 3) estar arrepentido de todos los pecados, incluso
veniales.