El hombre, su Fin y su Amor

El fin de todo ser humano es salvar su alma, y la única forma de lograrlo es a través de los mandamientos.  Consultado sobre esto, por un Doctor de la Ley, Jesús afirma que el Mandamiento más importante es "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente." (Cf. Mt. 22;34-40)

A esto se refiere el Pseudo-Crisóstomo (se pensó que el que lo escribió era San Juan Crisóstomo; pero aparentemente no lo hizo este santo, aunque lo que dice definitivamente no es erróneo desde el punto de vista Católico, dado que Santo Tomás de Aquino -en su Catena Aurea- toma del mencionado escritor la siguiente explicación de este pasaje del evangelio)

«"Amarás" no dice "temerás" porque amar es más que temer; temer es propio de los esclavos, amar de los hijos; temer es a través de la compulsión» -Compulsión: conducta que el sujeto se ve impulsado a realizar por una fuerza interna ajena o contraria a su voluntad- «amar es a través de la libertad.  Quién sirve a Dios a través del temor, escapa del castigo, pero no tiene la recompensa del Justo porque hizo bien involuntariamente, a través del temor»

«Pero para amarlo como a un padre, porque Él ha dado el espíritu de adopción a los hombres.»

«Pero amar a Dios con todo el corazón, es tener el corazón inclinado al amor de ninguna otra cosa más que a Dios.  Amar a Dios, nuevamente, con todo el alma, es tener la mente fijada en la Verdad, y estar firme en la Fe.  Porque el amor del corazón y el amor del alma son diferentes.  El primero es en cierto sentido, un amor carnal, que nosotros debemos amar a Dios aún con nuestra carne, lo que no podemos hacer sino partiendo primero por el amor a las cosas del mundo.  El amor del corazón implica sentir en el corazón, pero el amor del alma no es un sentimiento, sino que es percibido; porque consiste en el juzgamiento del alma.  Porque aquel que cree que todo lo bueno lo es en Dios, y que sin Él no hay bien, ese es el que ama a Dios con toda su alma.  Pero amar a Dios con toda su mente, es tener todas las facultades abiertas y desocupadas para Él.  Solamente ama a Dios con toda su mente, aquél cuyo intelecto suministra a Dios, aquél cuya sabiduría la emplea en Dios, y cuya memoria contiene las cosas que son buenas.»

«"Con toda tu mente" esto es memoria; entonces: "pensarás, desearás,  recordarás nada contrario a Él.»


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