La afición por la música
coral en Cangas no tuvo su primera manifestación con el nacimiento de la Coral
Polifónica. Con anterioridad, otras agrupaciones, más o menos estables,
canalizaron el gusto por el canto con vidas casi siempre ligadas a los actos
litúrgicos de la iglesia parroquial.
Así, en La Maniega, Boletín
del Tous pa tous, se recoge en un número del verano de 1.927 una actuación del
Orfeón durante las fiestas del Carmen. El cronista anónimo, después de destacar
su actuación escribe lo siguiente:
"¿Y qué diríamos del Orfeón? Pues del Orfeón diríamos que su
director, don Lorenzo Menéndez, nos presentó un conjunto agradable de voces que
cantaron muy bien, teniendo que repetir algunas canciones, y que estaban muy
monas las orfeonistas Pilar Castrillón, Carmina Tejón, Esperanza Tejón, Marina
Queipo, Remedios Pertierra, Alicia Rodríguez Magadán, Adela Avello, Olvido
Rodríguez, Matilde Collar, Victorina Rodríguez, Mercedes Fernández, Carmina
Rodríguez, Lucía Rodríguez y Cristina Rodríguez."
Pero de entre todas las
agrupaciones corales antecesoras de la nuestra destaca el Orfeón dirigido por
Juan José Uráin.
El nacimiento de esta
agrupación coral está ligado a la llegada a Cangas de D. Juan José Uráin
Macazaga, un vasco de Deva (Guipuzcoa), que fue destinado a nuestra villa como
director de la Banda de Música en 1.957. Desde entonces reside entre nosotros.
Juan José Uráin había
desarrollado su preparación musical primero bajo la tutela de su padre y con
posterioridad en el Conservatorio de San Sebastián, donde completó sus estudios
de piano y órgano. Ejerció como Director de la Banda hasta febrero de 1.968,
cuando al desaparecer ésta quedó en situación de excedencia forzosa.
Al poco tiempo de llegar a
nuestra villa y por iniciativa de varios cangueses surgió la idea de crear un
Orfeón con el fin de dar realce a las fiestas más importantes del año: Semana
Santa, el Carmen, la Magdalena y Navidad.
Eran tiempos
en los que la actividad minera estaba en pleno auge, abundaba el trabajo y el
buen ambiente y fue una época de gratos recuerdos para los cangueses que la
vivieron.
La vida del
Orfeón se prolongó durante los años sesenta y su desaparición tuvo lugar en
torno a 1.969. Las causas del fin de sus actividades fueron las típicas de este
tipo de conjuntos: desmotivación, envejecimiento de los componentes, falta de
participación de los jóvenes, etc.
El Orfeón
estuvo siempre muy ligado a la iglesia parroquial colaborando con ella
desinteresadamente. El repertorio era básicamente de carácter popular y
religioso: Misas de Perosi, de Pío X, etc.
El Orfeón, en
un principio, nació como una agrupación exclusivamente masculina ya que se
enfocó como una actividad realizada por un grupo de amigos. Más adelante se
decidió incorporar voces femeninas. Los ensayos tenían lugar entre las sillas
de la iglesia, ya que por aquel entonces no disponía de bancos. En aquella
época la silla de la iglesia había que pagarla. Los que tenían reclinatorio
propio no echaban el perrón en el
cepo, pero los demás feligreses debían hacerlo que llevaba un candado para
preservar de tentaciones a los monaguillos.
Con motivo de
la celebración del Corpus, D. Dositeo, el párroco de Cangas en aquellos años,
invitaba a todos los coristas a vermut y pasteles en la confitería de Milagros
y en época de novenas, a pasteles y vino de misa en la propia sacristía de la
iglesia.
Dos miembros
del antiguo Orfeón continúan hoy cantando en la Coral Polifónica: Mª Loli y
Luis Álvarez.
Una prueba de
cómo en Cangas se dieron siempre la mano música y gastronomía lo constituye la reseña periodística de
Carlos Graña en un diario de la época (1.960) que al hablar de la celebración
de la festividad de Santa Cecilia concluye así: "Finalizaron los actos con una comida de hermandad en una fonda que
tiene fama de presentar menús apetitoso y facturas moderadas". Eran
otros tiempos. Tiempos en que abundaban las cenas en casa Juacona, en casa
Benjamín de Corias o en el Club.
Recuerda D.
Juan José Uráin la afición que siempre hubo en Cangas por la música de banda y
el canto. Destaca especialmente la labor realizada por D. Lorenzo Menéndez,
cangués, que fue durante muchos años motor del movimiento musical en nuestra
localidad.
Cuando el
señor Uráin llegó a Cangas existía una Asociación o Congregación de las Hijas
de María dirigida por Mari Paz Menéndez,
que cantaba por el mes de mayo y en la novena de la Inmaculada
Concepción. Mari Paz Menéndez cedió el puesto de organista a Juan José Uráin.
Con los cambios habidos en la Iglesia Católica con motivo del Concilio Vaticano
II desapareció la Congregación.
A continuación
se formó un pequeño coro de niñas con el objeto de tener un grupo para atender
las fiestas parroquiales que poco después, a medida que las niñas crecieron,
dejó de existir. Viendo la necesidad de poder contar con un coro para el realce
de las fiestas religiosas se creó otro coro, éste sólo de mujeres, que cantó
durante muchos años las novenas del Carmen, la Navidad y todos los entierros de
la villa.