La muestra y nuestro debut
�Por fin! El fin de semana del 27 y 28 de abril de 2002 se realizaron las muestras. Para la mayor�a fue su primera vez actuando sobre un escenario. El curso del martes tuvo la suya el d�a s�bado 27, e interpretamos estas obras o escenas de ellas. Entre par�ntesis, los elencos por orden alfab�tico:

La pareja, de Oscar Viale (Gabriela D�az, Alberto Guerci, Daniel Ortiz y Jorgelina Vi�a).
Cien veces no debo, de Oscar Viale (Vanesa Berkowski, Salvador Capdevilla y Marta Molina).
La fiaca, de Carlos Talesnik (Sandra Carqueijeda Rom�n y Gabriela D�az).
La habitaci�n oscura, de Tennessee Williams (M�nica Ibarrola y Mar�a Macias).
El cosito (Lucio Decotto, Leonor Iojes y Paula Lippai).
Convivencia femenina, de Oscar Viale (Patricia Fernandez e Hilda Lopez).
Encantada de conocerlo, de Oscar Viale (Veronica Asurey y Marta Cardoso).
Segundo tiempo (La suegra), de Ricardo Alak (Bettina Jan� y Ana Wainstein de Klotzman).
Si tengo suerte, de Griselda Gambaro (Mirta Gimenez y Mar�a Alejandra Valverde).
El sat�lite, de Oscar Viale (Fabi�n Carballo, Lila Eisenberg, Cecilia Gomez Acevedo, Alberto Guerci y Adriana Magri).
�C�mo expresar con palabras todo lo sentido? Apenas alcanzan para expresar lo vivido, la cr�nica de sucesos que como en un videoclip se sucedieron esa tarde y esa noche. Todo iba preparando el clima. El encuentro en La Giralda, el alboroto que armamos all� con nuestros nervios, la deslumbrante visi�n del escenario, ya acondicionado y con las luces encendidas. All�, quiz�s, comenzamos a tomar conciencia de que la cosa era en serio, que todo eso se hab�a armado para que nosotros actu�ramos. La prueba de luces, el encontrar un lugar en el escenario donde no nos dieran las sombras, donde la maderita floja no nos hiciera tropezar. Enceguecernos con esas mismas luces, sentir el agobio placentero de su calor, su invalorable ayuda para construir mejor la "cuarta pared". Luego, ensayar las entradas y salidas, un c�mulo de cosas nuevas que s�lo se pueden hacer el d�a mismo de la obra. Vestirse, quien deb�a caracterizarse, maquillarse (hasta yo deb� hacerlo, Paula me tap� un "cosito" que me sali� en la frente.) El rec�proco aliento, el continuo darnos �nimo, el palmearnos hasta el cansancio de nuestras palmas pero nunca hasta el cansancio de nuestros corazones, a esa altura rebosantes de palpitaciones, porque la paulatina llegada del p�blico, de los nuestros, hizo m�s palpable, m�s tangible la realidad de que en instantes deb�amos subirnos a un escenario. Las �ltimas palabras de Carlos, su paciencia sin l�mite, la c�bala proclamada colectivamente, los besos y los abrazos. Y a escena.
Comprobar que todo sal�a mejor que en el mejor de los ensayos nos fue fortaleciendo el �nimo y la confianza. De a poco, los que bajaban del escenario transmit�an nuevas fuerzas a los que aguardaban subir. Contaban lo maravilloso que era estar arriba de las tablas, la energ�a que transmit�a el p�blico, las ganas de no bajarse m�s. Fuimos aprendiendo cu�n apreciable term�metro son las risas del p�blico, sus silencios, los aplausos espont�neos. Nos aliviamos cuando se rieron en los momentos previstos y nos sorprendimos cuando lo hicieron en aquellos otros que, por tan repetidos y ensayados, ya hab�amos olvidado que eran graciosos. Desde atr�s de los vidrios espejados, todos estuvimos en escena cada vez que cada elenco interpret� su obra. Si podemos decir que a cada uno nos fue bien en nuestros papeles, es porque al grupo todo le fue bien en la muestra. Y no al rev�s, aunque suene como un juego de palabras.
Y nos fue muy bien. Lo sabemos. Lo sentimos.
Y nos llevamos el premio del actor: el aplauso sincero y sostenido del p�blico que pudo ver actuaciones de un nivel inesperado en quienes no vivimos del arte esc�nico, sino del arte fatigoso de ejercer la abogac�a. Y no porque lo digamos nosotros, sino porque nos los dijeron ellos.
No se bien a qui�n agradecer todo lo vivido. Se me ocurre que, con seguridad, le debemos mucho a Carlos Branca que hizo, de nosotros, actores y actrices.
Desde el primer ejercicio de caminar, de  tocarnos, de aprender nuestros nombres, de besarnos, a la noche del s�bado, hubo una evoluci�n de la que quiz�s no seamos a�n conscientes.
Y entre �l y nosotros hicimos algo m�s: ser el unido grupo de compa�eros que somos, ser buenos compa�eros que hacemos teatro y nos divertimos.
Hasta cada martes.

Daniel

Este fue el programa de la muestra:
Primera parte
1- Convivencia femenina
2- El sat�lite
3- Segundo tiempo (La suegra)
4- Si tengo suerte
5- Cien veces no debo

Intervalo

Segunda parte
1- La pareja
2- La habitaci�n oscura
3- El cosito
4- La fiaca
5- Encantada de conocerlo

Saludo final
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