ISLA DESIERTA (adaptación)

Roberto Arlt

Oficina rectangular blanquísima, con ventanal a todo lo ancho del salón, enmarcando un cielo infinito caldeado en azul. Frente a las mesas. escritorios, dispuestos en hilera como reclutas, trabajan, inclinados sobre las máquinas de escribir, los empleados. En el centro y en el fondo del salón, la mesa del Jefe, emboscado tras unas gafas negras y con el pelo cortado como la pelambre de un cepillo. Son las dos de la tarde, y una extrema luminosidad pesa sobre estos desdichados simultáneamente encorvados y recortados en el espacio por la desolada simetría de este salón de un décimo piso.

ROLANDO - Otra equivocación, Manuela.

ROSARIO - ¿Señor?

ROLANDO - Ha vuelto a equivocarse, Manuela.

ROSARIO - Lo siento, señor.

ROLANDO - Yo también. (Alcanzándole la planilla.) Corríjala. (Un

minuto de silencio. )

ROLANDO - María.

SILVIA - ¿Señor?

ROLANDO - Ha vuelto a equivocarse, María.

SILVIA (acercándose al escritorio del Jefe ) - Lo siento, señor.

ROLANDO - También yo lo voy a sentir cuando tenga que hacerlas echar. Corrija.

(Nuevamente hay otro minuto de silencio. Durante este intervalo pasan chimeneas de buques y se oyen las pitadas de un remolcador y el bronco pito de un buque. Automáticamente todas las empleadas enderezan las espalda y se quedan mirando la ventana. ) (ir a la ventana todos)

ROLANDO - ¡A ver si siguen equivocándose! (Pausa. )

BEATRIZ (con un apagado grito de angustia) - ¡ Oh ! no; no es posible. (Todos se vuelven hacia ella )

ROLANDO (con venenosa suavidad) ¿,Qué no es posible, señora?

ROSARIO - No es posible trabajar aquí.

ROLANDO - ¿,No es posible trabajar aquí'? ¿,Y por qué no es posible

trabajar aquí?? (Con lentitud. )¿Hay pulgas en las si11as? ¿Cucarachas

en la tinta?

ROSARIO (poniéndose de pie y gritando)¡ Cómo no equivocarse! ¿Es

posible no equivocarse aquí? Contésteme. ¿Es posible trabajar sin

equivocarse aquí'?

ROLANDO- No me falte, Manuela. Su antigüedad en la casa no la autoriza a tanto. ¿,Por qué se arrebata?

ROSARIO - Yo no me arrebato, señor. (Señalando la ventana) Los culpables de que nos equivoquemos son esos malditos buques.

ROLANDO (extrañado ) - ¿Los buques? (Pausa) ¿,Qué tienen los buques? (ir todos al frente)

ROSARIO - Sí, los buques. Los buques que entran y salen, chillándonos en las orejas, metiéndosenos por los ojos, pasándonos las chimeneas por las narices. (Se deja caer en la silla. ) No puedo más.

BEATRIZ - Doña Manuela tiene razón. Cuando trabajábamos en el subsuelo no nos equivocábamos nunca.

SILVIA - Cierto, nunca nos sucedió esto .

SILVIA - Hace siete años.

BEATRIZ - ¿,Ya han pasado siete años?

ESTHER - Claro que han pasado.

BEATRIZ - Yo creo jefe, que estos buques, yendo y viniendo, son perjudiciales para la contabilidad.

ROLANDO - ¿,Lo creen?

ROSARIO - Todas lo creemos. No es cierto que todas lo creemos???

SILVIA - Yo nunca he subido a un buque, pero lo creo.

TODOS - Nosotras también lo creemos.

RAQUEL - Jefe, ¿,ha subido a un buque alguna vez?

ROLANDO- ¿Y para qué un jefe de oficina necesita subir a un buque?

SILVIA- ¿,Se dan cuenta? Ninguna de las que trabajan aquí ha subido

a un buque.

RAQUEL. - Parece mentira que ninguna haya viajado.

ESTHER - ¿,Y por qué no ha viajado usted?

RAQUEL - Esperaba a casarme... ,

BEATRIZ - Lo que es a mí, ganas no me han faltado.

ESTHER - Y a mí. Viajando es como se disfruta,

RAQUEL - Vivimos entre estas cuatro paredes como en un

calabozo,

ROSARIO - Cómo no equivocarnos, Estamos aquí suma que te suma, y

por la ventana no hacen nada más que pasar barcos que van a otras

tierras, (Pausa, ) A otras tierras que no vimos nunca, Y que cuando

fuimos jóvenes pensamos visitar.

ROLANDO (irritado ), - Basta !! Basta de charlar1 ¡Trabajen1

ROSARIO - No puedo trabajar,

ROLANDO - ¿No puede? ¿,Y por qué no puede, doña Manuela?

ROSARIO - No. No puedo. El puerto me produce melancolía.

TODOS: Melancolia!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

ROLANDO - Le produce melancolía. (Sardónico. ) Así que le produce

melancolía. (Conteniendo su furor. ) Siga, siga su trabajo.

ROSARIO - No puedo.

ROLANDO - Veremos lo que dice el director general. (Sale violentamente-)

(dar todos vuelta la silla hacia el frente)

ROSARIO - Cuarenta años de oficina, la juventud perdida!!'

SILVIA - Cuarenta años !!! ¿Y ahora?,,,

ROSARIO - ¿Y quieren decirme Ustedes para qué?

ESTHER. - Ahora la van a echar...

ROSARIO - ¡ Qué me importa ! Cuarenta años de Debe y Haber. De Caja

y Mayor. De Pérdidas y Ganancias.

RAQUEL - ¿Quiere una aspirina, doña Manuela?

ROSARIO - Gracias, señorita. Esto no se arregla con aspirina. Cuando

yo era joven creía que no podría soportar esta vida. Me llamaban las

aventuras,,, los bosques, Me hubiera gustado ser , o

cuidar un faro,,,

BEATRIZ - Y pensar que a todo se acostumbra una,

ROSARIO- Hasta a esto,,,

BEATRIZ - Sin embargo, hay que reconocer que estábamos

mejor abajo. Lo malo es que en el subsuelo hay que trabajar con luz

eléctrica. '

SILVIA - ¿,Y con qué va a trabajar una si no'? .

BEATRIZ - Una estaba allí tan tranquila como en el fondo de una

tumba..., y si, se parece a una tumba, Yo muchas veces

me decía: "Si se apaga el sol, aquí no nos enteramos"...

ROSARIO - Y de pronto, Sin decir agua va, nos sacan del Sótano y nos

meten aquí. En plena luz. ¿Para qué queremos tanta luz? ¿Podés

decirme para qué queremos tanta luz?

BEATRIZ-- Francamente, yo no sé...

RAQUEL - E jefe tiene que usar lentes negros...

ESTHER - Yo perdí la vista allá abajo...

BEATRIZ - Sí, pero estábamos tan tranquilas como en el fondo del

mar. De allí traje mi reumatismo.

(Entra el ordenanza Cipriano, con un uniforme color de canela y un

vaso de agua helada. Es mulato, simple y complicado, exquisito y

brutal, y su voz por momentos persuasiva. )

PATRICIO - ¿Y el jefe?

RAQUEL - No está. ¿No ve que no está?

ESTHER - Fue a la Dirección...

PATRICIO (mirando por la ventana ). - ¡ Hoy llegó el "Astoria"! Yo lo

hacía en Montevideo.

RAQUEL (acercándose a la ventana ). - ¡ Qué chimeneas grandes

tiene!

PATRICIO - Desplaza Cuarenta y tres mil toneladas...

BEATRIZ - Ya bajan los pasajeros...

ROSARIO - Y nosotras quisiéramos subir.

PATRICIO - Y pensar que yo he subido a casi todos los buques que dan

vuelta por los puertos del mundo.

ESTHER - Hablaron mucho los diarios... .

PATRICIO - Sé los pies que calan. En qué astilleros se construyeron. El

día que los botaron. Yo, cuando menos, merecía ser ingeniero naval.

ESTHER - Vos; ingeniero naval... No me hagas reír.

PATRICIO - O capitán de fragata. He sido grumete, lavaplatos, marine-

ro, cocinero de veleros, maquinista de bergantines, timonel de

sampanes, contramaestre de paquebotes...

ESTHER - ¿Por dónde viajaste? ¿Por la línea del Tigre o por la de

Constitución?

PATRICIO(Sin mirar al que lo interrumpe) - Desde los siete años que

doy vueltas por el mundo, y juro que jamás en la vida me he visto

entre chusma tan insignificante como la que tengo que tratar a

veces...

SILVIA - A buen entendedor...

PATRICIO - Conozco el mar de las Indias. El Caribe, el Báltico... hasta

el océano Ártico conozco. Las focas recostadas en los hielos, lo

miran a uno como mujeres aburridas, sin moverse...

ESTHER - ¡Che, debe hacer un fresco bárbaro por ahí!

RAQUEL - Cuente, Cipriano, cuente. No haga caso.

PATRICIO (sin volverse). - Aviada estaría la luna si tuviera que hacer

caso de los perros que ladran. En un sampán me he recorrido el

Ganges. Ya había que ver los cocodrilos que nos seguían...

SILVIA - NO Sea exagerado, Cipriano.

PATRICIO - Se lo juro , señorita.

ESTHER. - Indudablemente, éste no pasó de San Fernando.

PATRICIO (violento). - A mí nadie me trata de mentiroso, ¿sabe?

(Arrebatado, se quita la chaquetilla, y luego la camisa, que muestra

una camiseta roja, que también se saca. ) .

SILVIA. - ¿Qué hace, Cipriano? .

RAQUEL- ¿Está loco?

ESTHER. - Cuidado, que puede venir el jefe.

PATRICIO. - Vean, vean estos tatuajes. Digan si éstos son tatuajes hechos

entre la línea del Tigre o Constitución. Vean...

RAQUEL - ¡ Una mujer en cueros!

PATRICIO. - Este tatuaje me lo hicieron en Madagascar, con una espina

de tiburón.

ESTHER - ¡ Qué mala espina!

PATRICIO. - Vean esta rosa que tengo sobre el ombligo. Observen qué

delicadeza de pétalos. Un trabajo de indígenas australianos.

ESTHER - ¿No será una calcomanía?

RAQUEL - ¡ Qué va a ser calcomanía! Éste es un tatuaje de veras.

PATRICIO - Le aseguro, Señorita , que Si me Viera Sin pantalones Se asombraría...

TODAS. - ¡Oh... ah!...

PATRICIO (enfático). - Sin pantalones soy extraordinario .

SILVIA - No se los pensará quitar, supongo.

PATRICIO - ¿por qué no ???

ESTHER - No, no se los quite.

PATRICIO ; No voy a quedar desnudo por eso, Y verán qué tatuajes tengo labrados en las piernas.

SILVIA - Es que si entra alguien...

RAQUEL - Cerrando la puerta. (Va a la puerta. )

PATRICIO (quitándose los pantalones y quedando con un calzoncillo corto y rojo a lunares blancos - Miren estos dibujos. Son del más puro estilo malasio. ¿Qué les parece esta guarda de monos pelando bananas? (Murmullos de Oh, ah. ") Lo menos que merezco es ser capitán de una isla. (Toma un pliego de papel madera _y rasgándolo en tiras se lo coloca alrededor de la cintura. ) Así van vestidos los salvajes de las islas.

SILVIA - ¿,A las mujeres también les hacen tatuajes...?

PATRICIO - Claro, y que tatuajes!! como para resucitar a un muerto

RAQUEL- ¿,Y es doloroso tatuarse?

PATRICIO - No mucho... Lo primero que hace el brujo tatuador es ponerlo a uno bajo un árbol...

RAQUEL - Uy, qué miedo.

PATRICIO - Ningún miedo. El brujo acaricia la piel hasta dormirla. Y uno acaba por no sentir nada.

SILVIA - Claro...

PATRICIO - Siempre bajo los árboles hay hombres y mujeres haciéndose

tatuar. Y uno termina por no saber si es un hombre, un tigre, una nube o un dragón.

TODAS. - ¡ Oh, quién lo iba a decir! ¡ Si parece mentira!

PATRICIO (fabricándose una corona con papel y poniéndosela ). - Los

brujos llevan una corona así y nadie los mortifica.

SILVIA - Es notable.

RAQUEL - Las cosas que se aprenden viajando...

PATRICIO - Allá no hay jueces, ni cobradores de impuestos, ni divorcios, ni guardianes de plaza. Cada hombre toma a la mujer que le gusta y cada mujer al hombre que le agrada. Todos viven desnudos entre las flores, con collares de rosas colgantes del cuello y los tobillos adornados de flores. Y se alimentan de ensaladas de magnolias y sopas de violetas.

TODAS - Eh, eh... '-

RAQUEL. - ¡Eh ! ¡Cipriano, que no nacimos ayer!

PATRICIO - Juro que se alimentan de ensaladas de magnolias.

TODAS. - No.

PATRICIO - SÍ.

ESTHER - Mucho.., mucho...

PATRICIO - Digo que sí. Y además los árboles están siempre cargados de toda clase de fruta.

ROSARIO No será como la que uno compra aquí, en la feria.

PATRICIO - Allá no. Cuelgan libremente de las ramas y quien quiere, come, y quien no quiere, no come.., y por la noche, entre los grandes árboles, se encienden fogatas y ocurre lo que es natural que ocurra entre hombres y mujeres.

SILVIA. - ¡ Qué países, qué países !

PATRICIO - Y digo que es muy saludable vivir así libremente. Al otro día la gente trabaja con más ánimo en los arrozales y si uno tiene sed (tonta el vaso de agua y bebe ) parte un coco y bebe su deliciosa agua fresca. .

ROSARIO (tirando violentamente un libro al suelo ). - ¡Basta!

PATRICIO . - ¿Basta qué?

ROSARIO. - Basta de noria. Se acabó. Me voy.

RAQUEL - ¿A dónde va, don Manuela?

ROSARIO- A correr mundo. A vivir la vida. Basta de oficina. Basta de

malacate. Basta de números. Basta de reloj. Basta de aguantarlo a

este otro canalla. (Señala la mesa del jefe. ) (Pausa. Perplejidad. )

BEATRIZ. - ¿Quién es el otro?

TODAS. - ¿,Quién es?

ROSARIO (perpleja ). - El otro... el otro... el otro... soy yo.

BEATRIZ - ¡Usted, don Manuel !

ROSARIO. - Sí, yo; que desde hace veinte años le llevo los chismes al jefe. Mucho tiempo hacía que me amargaba este secreto. Pero trabajábamos en el subsuelo. Y en el subsuelo las cosas no se sienten.

TODAS. - ¡Oh!...

BEATRIZ. - ¿Qué tiene que ver el subsuelo?

ROSARIO. - NO Sé. La Vida no Se Siente. Uno es Como Una lombriz solitaria en un intestino de cemento. Pasan los días y no se sabe cuándo es de día, cuándo es de noche. Misterio. (Con desesperación. ) Pero un día nos traen a este décimo piso. Y el cielo, las nubes, las chimeneas de los transatlánticos se nos entran en los ojos. Pero entonces, ¿,existía el cielo? Pero entonces, ¿existían los buques? ¿Y las nubes existían? ¿Y una, por qué no viajó? Por miedo. Por cobardía. Mírenme. Vieja. Achacosa. ¿Para qué sirven mis cuarenta años de contabilidad y de chismerío?

PATRICIO (enfático). - Ved cuán noble es su corazón. Ved cuán responsables son sus palabras. Ved cuán inocentes son sus intenciones. Ruborizaos, amanuenses. Llorad lágrimas de tinta. Todos vosotros os pudriréis como asquerosas ratas entre estos malditos libros. Un día os encontraréis con el sacerdote que vendrá a suministraros la extremaunción. Y mientras os unten con aceite la planta de los pies, os diréis: "¿Qué he hecho de mi vida? Consagrarla a la teneduría de libros". Bestias.

ROSARIO - quiero vivir los pocos años que me quedan de Vida en Una isla desierta. Tener mi cabaña a la sombra de una palmera. No pensar en horarios.

BEATRIZ. - Iremos juntas, doña Manuela.

SILVIA - Yo iría, pero para cumplir este deseo tendría que cobrar los meses de sueldo que me acuerda la ley 11.729. .

ESTHER. - Para que nos amparase la ley 11.729, tendrían que echarnos.

PATRICIO. - Aprovechen ahora que son jóvenes. Piensen que cuando les

estén untando con aceite la planta de los pies no podrán hacerlo.

SILVIA - La pena es que tendré que dejar a mi novio.

ESTHER. - ¿Por qué no lo conserva en un tarro de pickles?

RAQUEL. - Cállese, odiosa.

PATRICIO - Señoras, procedamos con Corrección. Cuando doña Manuela declaró que ella era la chismosa, una nueva aurora pareció cernirse sobre la humanidad. Todos le miramos y nos dijimos: "He aquí una mujer honesta; he aquí una mujer proba; he aquí la estatua misma

de la virtud cívica y ciudadana". (Grave. ) Doña Manuela. Usted ha dejado de ser doña Manuela. Usted se ha convertido en Simbad el Marino.

RAQUEL - ¡ Qué bonito!

ROSARIO - Ahora, lo que hay que buscar es la isla desierta.

BEATRIZ - ¿Hay todavía islas desiertas?

PATRICIO - Sí, las hay. Vaya si las hay. Grandes islas. Y con árboles de pan. Y con plátanos. Y con pájaros de colores. Y con sol desde la mañana a la noche.

ESTHER. - ¿Y nosotras?...

PATRICIO. - ¿Cómo nosotras?

RAQUEL - ¿Claro? ¿Y a nosotras nos van a largar aquí?

PATRICIO. - Vengan ustedes también.

TODAS. - Eso... vámonos todas.

PATRICIO . - Ah... y qué Les diré de las playas de coral.

SILVIA - Cuente, Cipriano, cuente.

PATRICIO - Y los arroyuelos cantan entre las breñas. Y también hay negros. Negros que por la noche baten el tambor. Así. (El Mulato toma la tapa de la máquina de escribir y comienza a batir el tam tam ancestral al mismo tiempo que oscila simiesco sobre sí mismo. Sugestionados por el ritmo, van entrando todos en la danza. )

PATRICIO (a tiempo que bate el tambor). - Y también hay hermosas mujeres desnudas. Desnudas de los pies a la cabeza. Con collares de flores. Que se alimentan de ensaladas de magnolias. Y hermosos hombres desnudos. Que bailan bajo los árboles, como ahora nosotros bailamos aquí...La hoja de la bananera De verde ya se madura Quien toma prenda de joven Tiene la vida segura. (La danza se ha ido generalizando a medida que habla el Mulato, y las empleadas giran en torno de la mesa, donde corno un demonio gesticula, toca el tambor y habla el condenado negro. ) Y bailan, bailan, bajo los árboles cargados de frutas. De aromas...

(Histéricamente ...las muchachas se recogen las faldas y arrojan los zapatos. El Mulato bate frenéticamente la tapa de la máquina de escribir. Y cantan un ritmo de rumba) La hoja de la bananera...

ROLANDO (entrando bruscamente, con voz de trueno ). -

¿Qué pasa aquí? Van a ver con el director!

SILVIA (después de alguna vacilación). - Señor... esta Ventana maldita y el puerto... Y los buques... esos buques malditos...

RAQUEL. - Y este negro.

DIRECTOR (VOZ EN OFF). - Oh... comprendo... comprendo... Despida a todo el personal. Haga poner vidrios opacos en la ventana.

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