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Proyecto de genealogía.

 

Entre algunos miembros de la asociación, ha surgido la idea de construir el árbol genealógico partiendo de los archivos del registro civil de la secretaría del ayuntamiento.

Para llevar a cabo esta tarea, es necesario contar con un equipo de personas dispuestas a trabajar un poco. Anímate y apúntate al equipo, para hacerlo sólo tienes que ponerte en contacto con Quintín Abánades, ó escribir al e-mail de la asociación : [email protected] No digas que lo ponemos difícil.

Contaremos con un programa informático, por medio del cual,  ingresaremos los datos de todas las fichas en una gran base de datos. Una vez hecho esto, tendremos la posibilidad de imprimir el árbol genealógico de cada uno de nosotros, siempre que nuestros antepasados fuesen de Ablanque, eso está claro.

A continuación se podrán confeccionar los diagramas, pero esto será tarea particular de cada uno.

Venga, animaos y echar una mano, es una tarea muy bonita.

 

Aquí relacionamos algunos de los apellidos más significativos del pueblo, al menos de los actuales. Es posible que hayamos olvidado alguno, si es así no dudéis en comunicárnoslo, lo pondremos de inmediato e intentaremos poner algo sobre su origen.

 

El origen de los apellidos.

El sistema de los dos apellidos y su transmisión (primer apellido del padre + primer apellido de la madre) es legalmente obligatorio y ha estado en vigor desde hace más de un siglo. Hasta la primera mitad del siglo XIX, la transmisión y el uso de los apellidos siguió las mismas reglas pero se admitían muchas excepciones, que pueden complicar una investigación genealógica.

Hasta el siglo XIX se podía dar el caso de hermanos y hermanas que tuvieran apellidos diferentes, siendo hijos del mismo padre y de la misma madre. Esto era así porque en esas familias se extendió la costumbre de que cada hijo o hija escogiera sus apellidos (primero, segundo, y ¡hasta tercero!) de entre los existentes en las generaciones de sus padres y sus abuelos. Nada impedía que alguien llevara como primer apellido el segundo apellido de su abuela materna, seguido del primer apellido del abuelo paterno, por ejemplo. Las razones para escoger uno u otro apellido podían ser: la persona en cuestión los tomaba como homenaje especial a un antepasado concreto; o bien el portador entendía que los apellidos escogidos eran de mayor prestigio social que los otros existentes; o, en algunos casos, era una obligación impuesta en un testamento para recibir una herencia de un abuelo o una abuela, o algún otro pariente.

Los apellidos patronímicos.

Los casos más frecuentes, y que son exclusivos de las genealogías de España y Portugal, son los apellidos terminados en "EZ" ("ES", en portugués). Este sistema de apellidos proviene de los Visigodos, el pueblo germánico que, con la decadencia del Imperio Romano, se estableció en la Península Ibérica y fundó aquí un Reino. "EZ" significa "hijo de", y equivale a las terminaciones "-son" de los apellidos de origen nórdico (Anderson, Johnson), "-vitch" o "-ievna" de los patronímicos rusos (Nikolaievitch), etc...
Así, el origen remoto de un "González" está en alguien que fue llamado 'Hijo de Gonzalo' (Gonzál-ez); "Pérez" en 'Hijo de Pero' -o sea, Pedro-, (Pér-ez); etc... De esta manera, toda una serie de apellidos hispánicos muy frecuentes tiene su origen, en la Edad Media, en el nombre propio del padre. Estos son algunos de los nombres originarios:

- Alvarez: Hijo de Alvaro
- Díaz, Díez: Hijo de Diego
- González: Hijo de Gonzalo
- Gutiérrez: Hijo de Gutier (Wutier o Wotier)
- Fernández: Hijo de Fernando
- Henríquez: Hijo de Enrique (Henrique, en escritura medieval)
- Hernández: Hijo de Hernando, que es igual que 'Fernando'. En castellano primitivo, muchas de nuestras actuales 'H' eran 'F'

- López: Hijo de Lope
- Márquez: Hijo de Marco
- Martínez: Hijo de Martín
- Méndez: Hijo de Mendo
- Núñez: Hijo de Nuño
- Pérez: Hijo de Pero (Pedro)
- Rodríguez: Hijo de Rodrigo (Roderick)
- Ruiz: Hijo de Ruy (Roy)
- Sánchez: Hijo de Sancho
- Suárez: Hijo de Suero

En algunos casos, el nombre propio del padre se transformó en apellido incluso sin la terminación "EZ", y éste es el caso de apellidos tales como García, Martín, Simón, etc...

Estos apellidos se crearon en la Edad Media. Por lo tanto, los orígenes de las numerosas -y diversas- ramas que existen de estos apellidos son diferentes en cada caso, sin que se pueda decir normalmente con exactitud de qué "Gonzalo" proceden exactamente unos González, o de qué "Pedro" descienden unos Pérez. Las únicas escasas excepciones son las de los descendientes directos de algunos Reyes o de la Alta Nobleza de Castilla y León, Aragón o Navarra, de los que existe documentación suficiente.

Los apellidos procedentes de un lugar (Toponímicos)

Este es un caso muy frecuente entre los apellidos españoles. Supongamos que una persona llamada Fernando, que vivía en el  pueblo de Selas, se trasladó a vivir a La Riba de Saelices. Entre sus conocidos había varios 'Fernandos', así que comenzó a ser llamado 'Fernando el de Selas', y en poco tiempo, 'Selas' se transformó en apellido y se transmitió a sus descendientes.

La particularidad que hay que tener en cuenta es que, NORMALMENTE, para que se cree un apellido así, la persona debe salir de su lugar de origen y trasladarse a otra población. Efectivamente, si este Fernando de nuestro ejemplo hubiese continuado viviendo en Selas, sus vecinos difícilmente lo hubiesen llamado 'el de Selas'. Es decir, un apellido de lugar geográfico significa normalmente que el antepasado con el que nació el apellido familiar procedía originariamente de dicho lugar, pero la familia propiamente dicha se estableció y procede de un lugar diferente, que puede ser cercano o muy lejano del primero.

Otra forma de origen de los apellidos toponímicos es la pertenencia a una familia que era la propietaria o señora de dicho lugar. Por ejemplo, los miembros de una familia que poseía la casa fuerte o señorial del lugar de Frías (Burgos), recibieron el apellido "de Frías", a veces como único nombre de familia, a veces compuesto (por ejemplo, González de Frías, Salazar de Frías).

Se dice con frecuencia que los apellidos españoles de nombres de ciudades y pueblos son de origen judío. Esto no puede afirmarse de forma generalizada. Es cierto que en muchos casos, los judíos convertidos al cristianismo adoptaron como apellidos el de la ciudad donde vivían ('Toledo', 'Zamora', etc...). Sin embargo, otras muchas ramas surgieron de esas ciudades por los sistemas descritos en los párrafos anteriores, sin que eso implique su origen en la importante minoría judía española de la Edad Media.

 

 
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