Inicialmente pensamos en un recorrido totalmente diferente al de otros años. Habíamos pensado en dirigirnos a la cueva de la Olmeda de Cobeta y entrar al pinar por los Rasillos en dirección a la ermita, pero los acontecimientos de última hora nos obligaron a cambiar el recorrido.

Pensamos entonces, que para hacer una marcha más confortable deberíamos salir de la Casa de Solanillos, y pasando por los artesones, dirigirnos hacia la fuente de los baños, donde como todos los años, nos comeríamos el bocata. Así lo hicimos, pero el agobiante calor nos obligó a cambiar de idea otra vez, y en lugar de cruzar por el collado que lleva al puente del garganto, bajamos a la fuente del cura, y desde allí los más peques subieron en coche hasta la ermita.

Los más peques tuvieron que esforzarse mucho para llegar hasta los baños, algunos se quedaban rezagados, pero no por ello tenían menos ilusión.

Cuando llegamos a la fuente del cura todos querían bañarse, ya contábamos con ello, pero fue fácil convencerlos, lo que realmente les apetecía era llegar a la ermita, montar sus tiendas y disfrutar con la gymkhana que les habían preparado Laura, Gloria, Iris y Marta..... que lo hicieron muy bien.

En las fotos podemos ver a Rocío y Sergio con las caras embadurnadas en harina. Algunas chicas tuvieron serios problemas para peinarse....

Para merendar tuvimos galletas y chocolate, quien quiso también tomó un vaso de leche fresquita, y algunos repitieron, sobre todo de chocolate.

Después de cenar salimos de marcha por el camino que lleva a Navaluzón. Contamos historias de miedo y terror, todos decían que no les afectaba...pero la realidad era otra, sobre todo las chicas más mayores estaban  un poco asustadillas..

Hubo cierto jaleo en las tiendas y a algunos tuvimos que amenazarles con retirarles las linternas.

Por la mañana, con los primeros rayos del sol, empezaron a salir de las tiendas  pidiendo el desayuno.

Los monitores teníamos bastante más sueño que ellos y con los ojos casi pegados hubo que organizarlos y darles su vasito de leche con galletas.

Otra vez hubo que pelear con ellos. Estaban locos por bañarse a pesar de lo fría que está el agua a esas horas.

Todos participaron en la preparación de la pancarta, y entre todos inventaron una canción para el camino. Cuando llegamos al pueblo... había que verles la cara de felicidad.

Al año que viene... Repetiremos