CONSEGUIR UN PATROCINADOR O PADRINO

DESCANSAR SUFICIENTEMENTE

 

CONSEGUIR UN PATROCINADOR O PADRINO DESCANSAR SUFICIENTEMENTE

No todos los miembros de A.A. han tenido padrino. Pero miles de nosotros decimos que no estaríamos vivos de no haber sido por la amistad especial de un alcohólico recuperado durante los primeros meses y años de nuestra sobriedad.

En los primeros días de nuestra comunidad, la palabra "padrino" no estaba incluida en el léxico de A.A. Luego unos pocos hospitales en Akron, Ohio, y Nueva York empezaron a aceptar alcohólicos (bajo ese diagnóstico) como pacientes, siempre y cuando un miembro abstemio de A.A. se ofreciera para apadrinar al hombre o mujer enfermos. Este padrino llevaba el paciente al hospital, lo visitaba regularmente, se encontraba presente cuando el paciente era dado de alta, se encargaba de llevarlo a casa y orientarlo hacia una reunión de A.A. En esa reunión, el padrino lo presentaba a los demás miembros del grupo, alcohólicos que felizmente ya no estaban bebiendo. Durante los primeros meses de recuperación, este padrino permanecía disponible, listo para contestar las preguntas y escuchar cuando quiera que el paciente lo necesitara.

El apadrinamiento resultó una forma tan maravillosa de ayudar a las personas a incorporarse a A.A., que se ha convertido en una costumbre seguida en todo el universo de A.A., aún cuando la hospitalización no sea necesaria.

Frecuentemente, el padrino es la primera persona en visitar al bebedor problema que desea ayuda, o el primer alcohólico recuperado en hablar con el interesado cuando éste llega a una oficina de A.A. O puede ser también un miembro de A.A. que voluntariamente se ofrece para "apadrinar" aun alcohólico que está pronto a ser dado de alta de un centro de desintoxicación o rehabilitación, un hospital o alguna entidad correccional.

En las reuniones de A.A., la gente recomienda frecuentemente que el principiante A.A. se consiga un padrino, y se deja al arbitrio del recién llegado escoger alguno de sus compañeros, si es que lo desea como padrino.

Una de las razones por las cuales es una buena idea tener padrino, es que se consigue así una orientación amistosa durante aquellos primeros días o semanas en los cuales A.A. parece distinto y nuevo, antes de sentir que ya se conocen los caminos que se están transitando. Además, el padrino puede dedicar mucho más tiempo a atenderlo, y darle mucha mayor atención individual que un terapeuta profesional que posiblemente se encuentra muy ocupado. Los padrinos llegan al punto de hacer visitas nocturnas a domicilio.

Si usted tiene un padrino, pueden ayudarle algunas de las siguientes sugerencias. Recuerde que están basadas en millares de experiencias de los miembros de A.A. a través de muchos años.

A. Generalmente es mejor que los hombres apadrinen a los hombres y las mujeres apadrinen a las mujeres. Esto ayuda a evitar la posibilidad del romance, que puede convertirse en un desarrollo sumamente complicado, cuando no destructivo para la relación de padrino a recién llegado. Gracias a miles de errores y ensayos, hemos descubierto que el sexo y el apadrinamiento no forman una buena mezcla.

B. Ya sea que nos guste o no lo que el padrino nos sugiere, el hecho real es que el padrino ha estado abstemio durante mucho más tiempo, sabe cuáles son las trampas que hay que evitar, y es probable que tenga razón. (Los padrinos sólo pueden hacer sugerencias; no pueden obligar a nadie a hacer algo, ni tampoco prevenir ninguna acción).

C. El padrino A.A. no es un consejero o trabajador social profesional de ninguna clase. Un padrino no es alguien que nos preste dinero o nos regale ropa, nos consiga trabajo o comida. El padrino no es un experto médico, ni está calificado para dar consejo religioso, legal, doméstico o psiquiátrico, aunque el buen padrino generalmente se muestra dispuesto a discutir sobre estos temas en forma confidencial, y puede frecuentemente sugerir dónde es factible adquirir la ayuda profesional apropiada para el caso.

El padrino es simplemente un alcohólico sobrio que puede ayudar al recién llegado a resolver solamente un problema; cómo seguir abstemio. El padrino sólo tiene una herramienta que es su experiencia personal, y no la sabiduría científica.

Los padrinos han pasado por las mismas situaciones, y frecuentemente tienen mayor preocupación, esperanza y confianza en nosotros que la que nosotros mismos hemos tenido. Y con toda seguridad han tenido una mayor experiencia. al recordar su propia condición, alargan su mano para ayudar, y no de arriba hacia abajo.

Alguien ha dicho que los alcohólicos pueden ser aquellas personas que nunca debieran tener secretos acerca de sí mismos, especialmente los que pertenecen a la clase que sufre sentimientos de culpa. El abrirnos a otras personas nos evita guardar nuestros secretos, lo cual puede ser un buen antídoto para cualquier tendencia hacia la excesiva auto-preocupación y autoconmiseración. El buen padrino es alguien en quien podemos confiar, para desahogarnos completamente.

D. Es muy agradable tener un padrino que congenie con nosotros, que comparta nuestra experiencia e intereses en aspectos distintos a la mera sobriedad. Pero eso no es necesario. En muchos casos, el mejor padrino es alguien totalmente distinto a nosotros. En muchas ocasiones han tenido gran éxito parejas de padrinos y recién llegados que son totalmente diferentes entre sí.

E. Los padrinos, al igual que todas las personas, pueden tener obligaciones familiares y laborales. Si bien es cierto que el padrino ocasionalmente abandonará su trabajo o su hogar para ayudar a un recién llegado que se encuentra en reales dificultades, hay naturalmente ocasiones en que el padrino no puede estar disponible.

Esta es la oportunidad para que muchos de nosotros utilicemos nuestra imaginación constructiva para buscarnos un substituto. Si genuinamente deseamos ayuda, no permitimos que la enfermedad del padrino, cualquier indisponibilidad momentánea, o cualquier razón, nos detenga en ese propósito.

Podemos tratar de buscar una reunión de A.A. en nuestra cercanía. O leer alguna literatura, ya sea de A.A. o de otra fuente que creamos que nos ha de servir. Podemos también llamar telefónicamente a alcohólicos recuperados que hemos conocido, aunque no tengamos una mayor familiaridad con ellos. O sencillamente llamar por teléfono o visitar la oficina de A.A. más cercana, buscando compañía de otros miembros de A.A.

Aunque la única persona A.A. que encontremos para hablar sea alguien a quien no conocíamos previamente, tenemos la seguridad de encontrar en ella un sincero interés y deseo de ayudarnos. Cuando referimos sinceramente nuestras preocupaciones o nuestro problema, se presenta inmediatamente una sincera comprensión. En ocasiones, hemos obtenido el ánimo que necesitábamos de alcohólicos recuperados por los cuales nunca nos habíamos interesado. Y aun en el caso de que ese sentimiento sea mutuo, cuando alguien que trata de permanecer sobrio, pide la ayuda de otro alcohólico recuperado para no beber, desaparecen todas las diferencias superficiales.

F. Algunas personas creen que es una buena idea tener más de un padrino, para que siempre haya por lo menos uno disponible. Este plan tiene una ventaja adiciona, pero también lleva consigo un leve riesgo.

La ventaja es que teniendo tres o cuatro padrinos se consigue un mayor campo de experiencia y conocimiento del que pude suministrar una sola persona.

El riesgo radica en la tendencia que algunos de nosotros habíamos desarrollado durante nuestros días de bebedores activos. Para protegernos a nosotros mismos y salvaguardar de la crítica nuestra bebida, frecuentemente decíamos cosas distintas a cada persona diferente. Inclusive llegamos a aprender a manipular las personas en cierto sentido, de manera que la gente que nos rodeaba prácticamente patrocinaba o, inclusive, animaba nuestra bebida. Es probable que nunca nos hubiéramos dado cuenta de esta tendencia, y generalmente nunca lo hicimos conscientemente o de mala fe. Pero se convirtió realmente en una parte importante de nuestra personalidad durante nuestros días de alcoholismo activo.

Por ello algunos de quienes hemos tenido varios padrinos simultáneamente, nos hemos visto tratando de sacar provecho de un padrino respecto a otro, diciéndole una cosa al primero y algo totalmente distinto al segundo. Esto no siempre funciona, puesto que los padrinos son muy difíciles de engañar. Se dan cuenta muy rápidamente de los trucos de quien desea beber, puesto que ellos mismos los utilizaron en su época. Pero en ocasiones podemos mantener el juego cuando conseguimos un padrino que nos diga algo directamente opuesto a aquello que nos ha dicho otro padrino. Tal vez nos las arreglamos para extraer lo que realmente deseamos escuchar, y no lo que necesitamos. O, por lo menos, interpretamos las palabras de este padrino para que se acomoden a nuestros deseos.

Esta conducta parece más un reflejo de nuestra enfermedad que una búsqueda sincera de ayuda para nuestra recuperación. Nosotros, los recién llegados, somos los más perjudicados cuando esto sucede. Por consiguiente si tenemos un equipo de padrinos, sería una magnífica idea mantenernos vigilantes para que no nos suceda la tentación de envolvernos en ese tipo de juego que hemos descrito, en vez de luchar por el progreso hacia nuestra propia meta de recuperación.

G. Es cierto que los padrinos, alcohólicos recuperados, también tienen sus fortalezas, y debilidades especiales. El padrino, o cualquier ser humano, sin falla o debilidad no ha nacido todavía, hasta donde nosotros sepamos.

Es una rara ocurrencia, pero puede suceder, que seamos mal aconsejados o desorientados por un error del padrino. Nosotros mismos lo hemos padecido, y por ello podemos afirmar que aun con las mejores intenciones, los padrinos pueden equivocarse.

Usted probablemente ya habrá adivinado qué vamos a decir enseguida . . . Que la conducta desafortunada del padrino no es una excusa válida para tomar un trago. Todavía sigue siendo cierto que la mano que lleva la copa a nuestra boca es la nuestra.

En lugar de echarle la culpa al padrino, hay por lo menos 30 distintas maneras de permanecer alejados de esa primera copa. Esas 30 están descritas en otras tantas secciones de este folleto, por supuesto.

H. usted no tiene obligación de pagar el favor que le ha hecho su padrino al ayudarle. El o ella lo hacen porque al ayudar a otros se ayudan ellos mismos a mantener su propia sobriedad. Usted tiene la libertad de aceptar o rechazar la ayuda. Pero en caso de que la acepte, no está obligado a devolver el favor.

Los padrinos son amables o severos, no para conseguir crédito, ni tampoco porque les gusta "hacer buenas obras". Un buen padrino recibe tanta ayuda como la persona que está apadrinando. Usted mismo encontrará la verdad de esta afirmación la primera vez que sirva de padrino a alguien.

Algún día, usted sentirá el deseo de proporcionarle ayuda a otra persona, y esa es la única recompensa que usted puede otorgar.

I. Al igual que un buen padre, un padrino prudente puede dejar solo a su ahijado cuando sea necesario; puede dejarlo cometer sus propios errores, puede ver al recién llegado rechazar su consejo y no sentir por ello ira o decepción. Un padrino avisado se mantiene alerta para alejar de su tarea de apadrinamiento cualquier sentimiento de vanidad o de menosprecio.

Y los mejores padrinos se sienten realmente agradados cuando el recién llegado se manifiesta capaz de seguir su propio camino sin necesidad de que lo conduzcan de la mano. No quiere decir esto que tengamos que continuar solitarios. Pero siempre llega la ocasión en que el polluelo debe utilizar sus propias alas y establecer su propia familia. ¡Y sólo nos queda desearle entonces un feliz vuelo!

 

 

 

 

 

Las personas que beben fuertemente, generalmente no pueden darse cuenta de lo cansadas que se encuentran, y para ello hay por lo menos tres razones que son características del alcohol: (1) El alcohol contiene muchas calorías, que dan energía instantánea; (2) altera el sistema nervioso central, y por lo tanto no se puede sentir plenamente el cansancio corporal; (3) Después de que se desvanecen sus efectos anestésico, produce una agitación que se asemeja a una energía nerviosa.

Después de que dejamos de beber, el efecto de agitación puede persistir durante algún tiempo, ocasionándonos nerviosismos e insomnio generales. O por el contrario abrumarnos repentinamente con una sensación de fatiga que nos deja exhaustos y letárgicos. O pueden presentarse estas dos condiciones alternativamente.

Ambas son reacciones normales que millares de nosotros hemos tenido en los comienzos de nuestra sobriedad, en grados variables dependientes de nuestra ingestión previa de licor y nuestro estado general de salud. Ambos, tarde o temprano, desaparecen y no tienen por qué causarnos alarma.

Pero es muy importante tratar de descansar suficientemente cuando suspendemos la bebida, porque la idea de volver a ella se nos presenta con mayor frecuencia cuando nos sentimos cansados.

Muchos de nosotros nos hemos preguntado por qué sentimos repentinamente el deseo de beber, sin ninguna razón aparente. Cuando examinamos esta situación, volvemos a encontrar que nos estamos sintiendo fatigados y no nos habíamos dado cuenta. Lo más probable es que hemos utilizado una gran energía, y no hemos descansado suficientemente. Generalmente, el comernos algún pasabocas o tomar una corta siesta pueden cambiar nuestras sensaciones completamente, y la idea de beber desaparece. Aunque no podamos llegar a dormirnos, con sólo unos minutos de reposo, bien sea acostados o sentados en una silla, logramos que nuestra fatiga se disminuya.

Es mucho mejor, por supuesto, lograr organizar en nuestras vidas un horario saludable que nos permita un período de descanso regular y suficiente cada 24 horas.

No todos, pero sí muchos de nosotros, podemos narrar historias de insomnio después de haber dejado de beber. Evidentemente, se necesita algún tiempo para que el sistema nervioso aprenda, o vuelva a aprender, el hábito del sueño regular y tranquilo sin que haya alcohol en el cuerpo. Lo peor de todo es nuestra propia preocupación acerca de ello, porque la misma preocupación nos hace aún más difícil conciliar el sueño.

El primer consejo fue tan frecuentemente la excusa que muchos de nosotros nos dimos para "necesitar uno o dos tragos", estamos totalmente de acuerdo en que una actitud totalmente nueva hacia el insomnio nos ayuda cuando tratamos de no beber. En lugar de voltearnos incesantemente en la cama, preocupándonos y maldiciendo, algunos de nosotros aceptamos la situación, nos levantamos y nos dedicamos a leer o a escribir durante esas largas horas de vigilia.

Entre tanto, es una magnífica idea revisar todos nuestros otros hábitos de salud para verificar si en alguna forma están afectando nuestra facultad de conciliar el sueño. Tal vez estemos tomando demasiado café por las tardes, o no estemos comiendo adecuadamente, o no estemos haciendo suficiente ejercicio, o el sistema digestivo no esté funcionando normalmente. Encontrar este tipo de problemas puede tomarnos también algún tiempo.

Hay muchas fórmulas, simples y antiguas, para combatir el insomnio que realmente pueden ayudar, tales como tomar un vaso de leche caliente, respirar profundamente, o darnos un baño en tina, leer un libro pesado o escuchar música suave. Algunos prefieren trucos más exóticos. ¡Un alcohólico recuperado recomienda tomar ginger ale con pimienta! En fin, cada cual con lo suyo. Otros confían en masajes particulares, yoga, o remedios diferentes sugeridos en libros que tratan de esta materia.

Aunque no logremos conciliar el sueño inmediatamente, podemos descansar sin embargo acostándonos quietos con los ojos cerrados. Nadie puede dormir mientras camina de un lado para otro en su habitación o empieza a conversar toda la noche con una taza de café en su mano.

Si la condición persiste, puede ser aconsejable consultar un buen médico que esté enterado sobre alcoholismo.

De todas maneras, las píldoras para dormir, cualesquiera que sean, no constituyen la respuesta para los alcohólicos. Casi invariablemente conducen a la bebida, según lo demuestra nuestra experiencia repetida.

Porque sabemos muy bien qué tan peligrosas pueden ser esas píldoras, algunos de nosotros hemos tenido que soportar esta situación anormal durante algún tiempo, hasta cuando nuestros cuerpos lograron establecer una rutina saludable para el sueño. Una vez que hemos logrado superar esa dificultad temporal, cuando el ritmo natural del sueño se restablece, podemos verificar que el precio que pagamos bien valía la pena.

Puede ser útil mencionar también otra curiosidad acerca del sueño cuando dejamos de beber. Mucho tiempo después de habernos separado de la botella, entre muchos de nosotros se ha presentado el caso de despertarnos alguna mañana o noche dándonos cuenta de que acabamos de tener un sueño sumamente vívido en que nos veíamos bebiendo.

No todos nosotros tenemos esos sueños. Pero la experiencia de muchos de nosotros nos lleva a considerarlos como situaciones comunes o inocuas.

A.A. no es un programa de interpretación de los sueños, y por consiguiente no podemos decir cuál puede ser el significado oculto, si es que existe, de ese tipo de sueños, como muy bien podrían explicarlo los psicoanalistas y otros especialistas. Lo único que podemos informar es que esos sueños ocurren, y no debemos sorprendernos. Uno de los más comunes es el sueño en que uno se ve a sí mismo borracho, y horrorizado por ello, pero tiene el recuerdo de haber bebido. Hemos llegado a despertarnos con temblores, escalofríos y otros clásicos síntomas de resaca, aunque, naturalmente, no hayamos tocado la bebida en muchos meses. No fue más que un mal sueño, y puede presentarse de improviso mucho tiempo después de haber ingerido nuestra última copa.

Probablemente, es una magnífica experiencia el que nos aterroricemos y nos sintamos desgraciados con la noción de beber, aunque sea en sueños. Tal vez esto signifique que estamos empezando realmente a adquirir la idea, en lo más profundo de nuestro ser, de que la bebida no es conveniente para nosotros. La sobriedad es mucho mejor, inclusive para soñar con ella.

La maravilla de un sueño sobrio, cuando se logra alcanzar, es uno de los grandes placeres al despertarnos, porque no tenemos resacas, ni preocupaciones acerca de lo que nos haya podido suceder en la laguna de la noche anterior. Por el contrario, significa que podemos encarar el nuevo día descansados, esperanzados y agradecidos.

 

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