BUSCAR AYUDA PROFECIONAL EVITAR LOS ENREDOS EMOCIONALES
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Probablemente
todos los alcohólicos recuperados han necesitado y buscado ayuda
profesional del tipo que A.A. no suministra. Por ejemplo, los dos
primeros miembros de A.A., sus co-fundadores, necesitaron y recibieron
la ayuda de médicos, hospitales y clérigos. Tan
pronto como empezamos a mantenernos sobrios, muchos de nuestros
problemas parecen desvanecerse. Pero quedan o afloran ciertos asuntos
que requieren atención experta y profesional, como la que puede ofrecer
un ortopedista, el abogado, el ginecólogo, el dentista, el dermatólogo,
o el consejero psicológico. Puesto
que A.A. no suministra estos servicios, confiamos en la comunidad
profesional para orientación laboral o asistencia vocacional, consejos
en las relaciones domésticas, en los problemas psiquiátricos, y en
muchas otras de nuestras necesidades. A.A. no presta ayuda financiera,
ni da comida, vestido, o vivienda a los bebedores problema. Pero existen
muchas instituciones profesionales dedicadas a ayudarle al alcohólico
que está sinceramente tratando de permanecer abstemio. La
necesidad de una mano que nos ayude no es un signo de debilidad ni causa
de vergüenza. Es ridículo el "orgullo" que hace que uno se
abstenga de recibir un empuje proveniente de un consejero profesional.
No es más que vanidad, y un obstáculo para la recuperación. Mientras
más maduro se va uno volviendo, más propicio se muestra para utilizar
el mejor consejo y ayuda de que pueda disponer. Al
examinar "casos reales" de alcohólicos recuperados, podemos
ver claramente que todos nosotros hemos aprovechado, en una u otra ocasión,
los servicios especializados de psiquiatras, médicos, enfermeras,
consejeros, trabajadores sociales, abogados, clérigos y otros
profesionales. El texto básico de A.A., "Alcohólicos Anónimos",
recomienda específicamente buscar ese tipo de ayuda. Afortunadamente,
no hemos encontrado conflicto entre las ideas de A.A. y el consejo bien
orientado de un profesional que tenga conocimientos claros acerca del
alcoholismo. No
podemos negar que hay muchos alcohólicos que han tenido experiencias
infortunadas con algunos hombres y mujeres profesionales. Pero los no
alcohólicos, también han tenido tales experiencias. No existe el médico,
pastor, o abogado, absolutamente perfecto, que nunca haya cometido un
error. Y mientras haya gente enferma en el mundo, es muy probable que
nunca llegue la época en que al tratar con la enfermedad no se cometan
errores. Para
ser justos, tenemos que confesar que los bebedores problema no somos
exactamente la gente más fácil de ayudar. Frecuentemente mentimos.
Desobedecemos las instrucciones. Y cuando recobramos la salud,
criticamos al médico por no reconstruir más rápidamente el daño que
nosotros nos hicimos a lo largo de muchos meses, o años destructivos.
No todos nosotros pagábamos nuestras cuentas oportunamente. Y, una y
otra vez, tratamos de sabotear la buena atención y el consejo, para que
la persona profesional se sintiera "equivocada". Esas eran
ganancias pírricas, porque al final quienes sufrían las consecuencias
éramos nosotros. Algunos
de nosotros nos damos cuenta ahora de que nuestra conducta hacía más
difícil obtener el buen consejo o cuidado que realmente necesitábamos.
Una forma de explicar esa conducta contradictoria es afirmar que era
dictada por nuestra enfermedad. El alcohol es engañoso e insidioso. A
quien se encuentra bajo el dominio de sus cadenas puede obligarlo a
portarse en una forma autodestructiva, contra su mejor juicio y contra
sus verdaderos deseos. Nosotros no tratamos voluntariamente de hacernos
daño en nuestra salud; nuestra adicción al alcohol lograba protegerse
a sí misma contra los efectos bienhechores de los agentes de la salud. Si
ahora nos vemos a nosotros mismos abstemios pero todavía tratando de
desorientar a los profesionales realmente expertos, puede ser una señal
de alarma. Porque puede significar que el alcoholismo activo está
nuevamente tratando de deslizarse dentro de nosotros. en
algunos casos, las diversas opiniones y recomendaciones que se obtienen
de otros alcohólicos recuperados pueden hacer difícil a un recién
llegado el buscar una buena ayuda profesional. Así como cada persona
tiene un remedio favorito para la gripe, casi todos nosotros tenemos
nuestros médicos favoritos como también profesionales que nos caen
particularmente mal. Naturalmente,
es muy conveniente extraer la experiencia acumulada de los alcohólicos
que ya se encuentran en un proceso definido de recuperación. Pero lo
que funciona bien para los demás no necesariamente deberá funcionar
para usted. Cada uno de nosotros tiene que aceptar la responsabilidad
final de su propia acción o inacción. Es algo que compete a cada
individuo. Después
de que usted haya considerado las diversas posibilidades, consultado con
amigos, y examinado las ventajas y desventajas, la decisión de obtener
y utilizar la ayuda profesional es enteramente suya. El tomar o no tomar
Antabuse, el someterse a la psicoterapia, el volver al colegio o cambiar
su trabajo, hacerse una operación, someterse a dieta, dejar de fumar,
aceptar o rechazar el consejo de su abogado acerca de los impuestos,
todas estas son decisiones que usted mismo tiene que tomar. Le
respetamos el derecho de tomarlas, y de cambiar su mente cuando las
circunstancias lo hagan necesario. Naturalmente,
no todos los médicos o psicólogos, o expertos científicos están
totalmente de acuerdo con todo lo que afirmamos en este folleto. Eso es
perfectamente comprensible. Ellos no tienen la experiencia personal que
hemos tenido nosotros con el alcoholismo, y muy pocos de ellos han
conocido a tantos bebedores problema durante tanto tiempo como nosotros
mismos. Por otro lado, nosotros no tenemos la educación profesional ni
la disciplina con que ellos se prepararon para el cumplimiento de su
actividad. Esto
no quiere decir que nosotros estemos equivocados y ellos en lo cierto, o
viceversa. Nosotros y ellos tenemos papeles enteramente distintos y
responsabilidades diferentes al tratar de ayudar a los bebedores
problema. Pueda
ser que usted tenga la misma fortuna en estos aspectos que hemos tenido
muchos de nosotros. Millares de nuestros miembros se encuentran
profundamente agradecidos del incontable número de hombres y mujeres
profesionales que han tratado de ayudarles.
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Son
historia antigua los romances entre los pacientes y sus médicos o
enfermeras o entre los pacientes entre sí. Los alcohólicos en
recuperación son susceptibles a la misma fiebre. De hecho, el
alcoholismo no parece proporcionar inmunidad para las debilidades
humanas conocidas. La
tristeza nace en el corazón impetuoso, dice el antiguo refrán. Y otros
problemas incluyendo el ataque alcohólico, también nacen en el mismo
barbecho. Durante
nuestros días de botellas, vasos, y copas, muchos de nosotros gastamos
una considerable cantidad de tiempo preocupándonos acerca de los lazos
personales íntimos. Ya fuese que deseáramos compañía ocasional o
relaciones a largo alcance, frecuentemente nos preocupábamos por los
profundos compromisos (o falta de compromisos) con las demás personas. Muchos
de nosotros echábamos la culpa de nuestra bebida a la falta de afectos,
y nos veíamos constantemente en búsqueda de amor, al mismo tiempo que
bebíamos incansablemente en esa búsqueda intensa. Otros de nosotros
gozaban aparentemente de todas las ataduras emocionales que necesitaban
o deseaban, pero de todas maneras seguían bebiendo. En una u otra
forma, el alcohol no logró hacer madurar la comprensión del amor, ni
incrementó nuestra capacidad para recibirlo y manejarlo en caso de que
se nos presentase. Por el contrario, nuestras vidas alcohólicas hacían
que nuestro ego emocional estuviese permanentemente deformado,
deteriorado, torcido, cuando no enteramente desviado. Por
eso, según lo demuestra nuestra experiencia, los primeros días de
abstención son muy propicios para que se nos presenten períodos de
gran vulnerabilidad emocional. ¿Será esta condición un efecto
farmacológico ulterior a la bebida? O es un estado natural en cualquier
persona que desee recuperarse de una larga ya tremenda enfermedad? ¿O
indica una falla enorme en la personalidad? La respuesta no tienen mayor
importancia al principio. Cualquiera que sea la causa, la condición es
lo que realmente hay que vigilar, porque nos puede llevar a beber más rápidamente
de lo que el ojo, el cerebro o el corazón puedan darse cuenta. Hemos
visto que ese tipo de recaídas sucede en formas diversas. Con el gran
alivio y satisfacción de sentirnos bien en los principios de una
recuperación, podemos "enamorarnos" de la gente nueva que
conocemos, tanto en A.A. como fuera de ella, especialmente cuando
muestran un sincero interés por nosotros, o parecen mirarnos con
admiración. El estado de excitación que esto nos produce puede
hacernos altamente susceptibles a un trago. También
puede presentarse el caso opuesto emocionalmente. Podemos parecer tan
idiotizados que somos casi inmunes al afecto durante un tiempo después
de haber suspendido la bebida. (Algunos expertos nos dicen que es muy
común que las personas no tengan interés o mayor capacidad para el
sexo durante muchos meses después de haber dejado de beber, pero ese
problema se va solucionando por sí mismo en forma maravillosa a medida
que va retornando la salud. ¡Nosotros lo sabemos por experiencia!).
Mientras no logramos asegurarnos de que ese entumecimiento nos pasará,
el volver a la bebida nos parece un atractivo "remedio", que
conduce a situaciones aún peores. Nuestra
débil condición emocional afecta también nuestros sentimientos hacia
los viejos amigos y familiares. Para muchos de nosotros, estas
relaciones parecen mejorarse rápidamente a medida que vamos adquiriendo
la recuperación. Para otros, se presenta un período de irritación en
el hogar; ahora que estamos sobrios, tenemos que definir cuáles son
nuestros sentimientos reales acerca de la esposa, los hijos, vecinos,
parientes, amigos, para reexaminar nuestra conducta con ellos. También
hay que dedicar atención a los compañeros de trabajo, clientes,
subalternos y jefes. (Frecuentemente,
nuestra forma de beber ha causado un severo impacto emocional en
aquellas personas próximas a nosotros, y ellas también pueden
necesitar ayuda para recuperase. En ese caso son muy útiles los grupos
familiares de Al-Anon y Alateen, cuyos teléfonos pueden encontrarse en
el directorio local; aunque estas comunidades no está conectadas
oficialmente con A.A., son muy similares, y ayudan a los parientes y
amigos no alcohólicos a vivir más confortablemente con el conocimiento
de nuestra enfermedad y nuestra situación). A
través de los años, hemos llegado a convencernos de que no debiéramos
tomar decisiones importantes al comienzo de nuestra recuperación, a
menos que sea imposible retardarlas. Esta precaución se aplica
particularmente a las decisiones que debemos tomar acerca de otras
personas, y decisiones que puedan tener alto potencial emocional. Esas
primeras e inciertas semanas de abstención no son la época adecuada
para precipitarnos a efectuar cambios drásticos en nuestra vida. Otra
precaución: el hacer depender la sobriedad de alguien con quien nos
sentimos emocionalmente atados puede ser sumamente desastroso. Decir,
"Yo voy a estar abstemio si fulano de tal hace esto o hace
aquello" establece una condición nociva para nuestra recuperación.
Tenemos que permanecer sobrios a causa de nosotros mismos, sin que nos
importe lo que haga o deje de hacer cualquiera otra persona. Debiéramos
recordar, también, que el odio o desagrado interno contra alguien es un
enredo emocional, que frecuentemente se presenta como el inverso de un
amor pasado. Necesitamos calmar ese tipo de sentimiento, o de lo
contrario nos volverá a llevar a la bebida. Es
muy fácil considerarse uno mismo como excepción a esta regla. Cuando
ingresa al período de recuperación, usted podrá sinceramente creer
que ha encontrado pro fin el amor real, o que su actitud de odio o
disgusto actual, persistente aún dentro de su sobriedad, significa que
siempre hubo algo fundamentalmente equivocado en esa relación. En
cualquier caso, usted podrá tener la razón, pero por ahora, es
conveniente esperar a ver si su actitud puede eventualmente cambiar. Una
y otra vez, hemos visto cambiar dramáticamente estos sentimientos en
lapsos muy cortos de sobriedad. Por eso, utilizando el proverbio
"Lo Primero Primero", hemos hallado la conveniencia de
concentrarnos primero únicamente en la abstención, y evitar simultáneamente
los enredos emocionales que puedan ser peligrosos. Los
nexos inmaduros o prematuros son también amenazas para la recuperación.
Sólo cuando hemos tenido tiempo de madurar algo más de lo que puede
proporcionar la mera abstención, nos encontramos debidamente equipados
para relacionarnos en forma madura con otras personas. Cuando
nuestra sobriedad tiene una base lo suficientemente firma como para
soportar la tensión, podemos sentirnos listos para trabajar y
fortalecer otros aspectos de nuestras vidas.
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