ABANDONAR LAS IDEAS ANTIGUAS LEER EL MENSAJE DE AA
|
||
ABANDONAR LAS IDEAS ANTIGUAS | LEER EL MENSAJE DE A.A. | |
Las
ideas que han estado tan profundamente arraigadas en nuestras vidas de
bebedores no podrán desaparecer rápidamente, como por un toque de
magia, desde el momento en que empezamos a mantener el corcho tapando la
botella. Pueden haberse ido nuestros días de vino y rosas, pero la
enfermedad continúa dentro de nosotros. Por
eso hemos visto el valor terapéutico de arrancar de nuestras mentes
esas antiguas ideas que pueden volver a presentarse nuevamente, como se
ha comprobado en la realidad. Lo
que estamos tratando de adquirir es una sensación de bienestar, alivio
y liberación de nuestro antiguo modo de pensar. Muchos de nuestros hábitos
iniciales de pensamiento, y las ideas que producían, limitan nuestra
libertad. Son simplemente un lastre, y así las veremos cuando las
examinemos con cuidado. No tenemos porqué aferrarnos a ellas, a menos
que demuestren ser válidas y todavía provechosas. Podemos
ahora medir la utilidad y verdad actuales de un pensamiento, tomando una
medida específica de comparación. Podemos decirnos, "Bien, ¿lo
que yo pensaba cuando bebía, me ayuda ahora a permanecer sobrio? ¿Es
conveniente para mí hoy en día esa idea?". Muchas
de nuestras ideas antiguas, especialmente las relacionadas con el
alcohol, la bebida, la forma de emborracharnos, el alcoholismo (o forma
problemática de beber, si usted lo prefiere), demuestran que no son válidas
o que pueden ser autodestructivas para nosotros, y es por consiguiente
un gran alivio desembarazarnos de ellas. Tal vez unos pocos ejemplos
sean suficientes para ilustrar nuestra disposición de ánimo para
desechar esas ideas obsoletas o inútiles. Muchos
de nosotros, cuando estábamos en la juventud, creíamos que el beber
era una forma de demostrar que ya no éramos niños, o que ya éramos
hombres sofisticados y recorridos, o lo suficientemente rudos como para
desafiar a los padres y demás autoridades. En muchas mentes, la bebida
está estrechamente ligada con el romance, el sexo, la música, o con el
éxito financiero, la distinción social, y el lujo de alto rumbo.
Cuando en la escuela alguien trataba de enseñar algo acerca del
alcoholismo, generalmente se refería a los problemas de la salud y la
posibilidad de perder la licencia de conductor, nada más. Y muchas
personas todavía están convencidas de que la bebida en la más mínima
cantidad es algo inmoral, conduce directamente al crimen, el
sufrimiento, la desgracia y la muerte. Cualesquiera que hayan sido
nuestros sentimientos respecto a la bebida, positivos o negativos,
generalmente eran sumamente fuertes y mucho más emocionales que
racionales. O
tal vez nuestras actitudes hacia la bebida hayan sido meramente automáticas,
como aceptación inconsciente de las opiniones de otras personas. Pero
muchos, el beber es una parte esencial de las ocasiones sociales, un
pasatiempo inocuo y agradable que se hace en ciertos lugares entre
amigos y en ocasiones específicas. Otros tienen a la bebida como un
acompañamiento necesario para la comida. Pero ahora nos preguntamos a
nosotros mismos: ¿Es realmente imposible gozar la amistad o la comida
sin beber? ¿Tuvo nuestra forma de beber alguna consecuencia en el
mejoramiento de nuestras relaciones sociales? ¿O incrementó nuestro
gusto por la buena comida? La
idea de emborracharnos produce reacciones aún más extremas, en pro y
en contra. La borrachera puede ser vista como una diversión, o como una
desgracia. La sola idea es repugnante para muchas personas, a diferentes
niveles. Para algunos de nosotros, era un estado deseable, no sólo
porque era lo que creíamos que otros esperaran de nosotros, sino porque
nos gustaba la sensación y también porque era una condición la cual
muchas celebridades no tomaron muy en serio. Algunas personas son
intolerantes con aquellos que nunca se han emborrachado; otros rehuyen a
quienes se emborrachan demasiado. Y los descubrimientos modernos de la
ciencia respecto a la salud han tenido muy poca influencia hasta ahora
para que cambien dichas actitudes. Cuando
escuchamos por primera vez la palabra "alcohólico", la mayoría
de nosotros la asoció exclusivamente con los hombres ancianos,
temblorosos y desarrapados que veíamos pidiendo limosna o durmiendo en
las aceras de los barrios más miserables. La gente bien informada se da
ahora cuenta de que tal idea es absolutamente falsa. Sin
embargo, durante nuestros primeros intentos de abstención, subsisten en
muchos de nosotros residuos de esas nociones obsoletas y equivocadas.
Nublan nuestra visión y nos dificultan ver la verdad. Pero finalmente
aceptamos la idea de que, posiblemente, algunas de esas nociones pueden
ser erróneas, o que por lo menos no reflejan adecuadamente la propia
experiencia personal. Cuando
pudimos persuadirnos a nosotros mismos a mirar objetivamente esa
experiencia y a escuchar ideas diferentes de las propias, pudimos
adquirir una gran cantidad de información que antes no habíamos
examinado cuidadosamente. Por
ejemplo, estuvimos dispuestos a examinar la descripción científica de
que el alcohol es una droga que altera la conciencia, y no simplemente
un pasatiempo para calmar la sed. Esa droga se encuentra no sólo en
bebidas, sino también en comidas y medicinas. Y en la actualidad, casi
todos los días, leemos o escuchamos acerca de algún descubrimiento de
que esta droga ocasiona un daño físico del cual no habíamos
sospechado anteriormente, al corazón, a la sangre, el estómago, al hígado,
a la boca, al cerebro, etc. Los
farmacólogos y otros expertos en adiciones afirman ahora que el alcohol
no debe considerarse como algo totalmente inocuo y sano, aunque sea
utilizado como bebida estimulante, sedante, tónico o tranquilizante.
Pero por sí mismo, no conduce necesariamente a un daño físico o a una
degradación mental en todos los casos individuales. Aparentemente, la
mayoría de las personas que lo utilizan, pueden hacerlo sin que sufran
perjuicios en sí mismos o para otros. El
beber, según creemos, puede verse médicamente como la ingestión de
una droga; la borrachera, como una sobredosis. El abuso de esta droga
puede conducir, directa o indirectamente, a problemas de toda clase, físicos,
psicológicos, domésticos, sociales, financieros, vocacionales. En vez
de pensar lo que la bebida hizo en nosotros, empezamos a ver lo que le
hace a ciertas personas. Hemos
observado que cualquier persona que tenga alguna clase de problema
relacionado con la bebida puede estar sujeta a la condición que
llamamos "alcoholismo". Esta enfermedad golpea sin
consideraciones de edad, credo, sexo, inteligencia, raza, salud
emocional, ocupación, situación familiar, constitución física, hábitos
nutritivos, posición social o económica, o personalidad general. No se
trata de la cantidad o la forma en que usted bebe o cómo o cuándo o
por qué, sino en qué forma se ve afectada su vida pro el licor, o sea,
qué le sucede a usted cuando bebe. Antes
de que pudiéramos reconocer dentro de nosotros mismos la existencia de
la enfermedad, tuvimos que rechazar el antiguo mito de que la admisión
de que ya no nos era posible probar el alcohol era un síntoma de
vergonzosa debilidad (y esto en el caso de que alguna vez hubiéramos
podido controlarlo). ¿Debilidad?
Por el contrario, se necesita un valor considerable para soportar
estoicamente la amarga verdad sin reservas, sin echarle la culpa a
alguna, sin excusas, y sin engañarnos a nosotros mismos. (No es muy
bien visto el que nos vanagloriemos, pero francamente, muchos de
nosotros creemos que éramos campeones mundiales en el autoengaño). El
proceso de recuperación del alcoholismo se ha visto también nublado
por muchas nociones equivocadas. Al igual que millones de personas que
han visto a alguien beber hasta la muerte, nos hemos preguntado por qué
el bebedor no utiliza la fuerza de voluntad para dejar de beber. Esa es
otra idea pasada de moda, pero continúa vigente dentro del medio porque
muchos de nosotros hemos sido sometidos a la influencia de la fuerza de
voluntad. Tal vez en nuestra familia o vecindario nunca faltó el tío a
quien todos debíamos admirar. Habiendo sido un sinvergüenza durante
muchos años, dejó repentinamente el vino, las mujeres, y la música a
la edad de cincuenta años y se convirtió en un modelo de rectitud y
virtud y nunca volvió a probar una gota de licor. Esa
noción infantil de que nosotros podíamos hacer otro tanto cuando quisiéramos
fue una ilusión peligrosa. Nosotros somos únicos, y a nadie más nos
parecemos. (No podemos emular al abuelo, que bebió un litro de whisky
diario durante su vida hasta la edad de noventa años). En
la actualidad está bien establecido que la fuerza de voluntad por sí
misma no tiene sobre el alcoholismo un poder curativo mayor que el que
puede tener sobre el cáncer. Nuestra propia experiencia ha confirmado
esta afirmación repetidamente. Muchos de nosotros tratamos de controlar
o de suspender definitivamente la bebida, sin éxito perdurable en
ninguno de los dos casos. Aun así, no fue fácil admitir que necesitábamos
ayuda, puesto que eso también nos parecía un síntoma de debilidad. Sí,
en realidad teníamos que sobreponernos a ese otro mito. Pero
finalmente nos hicimos esta pregunta: ¿No será mucho más inteligente
buscar y encontrar un poder superior al nuestro que persistir en
nuestros inútiles esfuerzos personales, máxime cuando hemos visto una
y otra vez que son inefectivos? Todavía no creemos que sea una muestra
de inteligencia el tratar de ver en la oscuridad cuando se puede
simplemente encender una lámpara y utilizar la luz que nos proporciona.
Nosotros no adquirimos la sobriedad enteramente por nuestra propia
cuenta. Esa no fue la forma en que aprendimos a permanecer abstemios. Y
tampoco, el gozar plenamente de una vida de sobriedad es tarea para una
sola persona. Cuando
estuvimos dispuestos a mirar, aun temporalmente, ideas diferentes a las
que teníamos, pudimos realmente empezar nuestro camino hacia una nueva
vida feliz y saludable. En esa forma, que muchos de nosotros creíamos
que nunca sucedería, empezamos la recuperación millares y millares de
A.A.
|
Según
se nos ha dicho, los seres humanos aprenden mejor las cosas viéndolas y
tocándolas al mismo tiempo que las escucha, y cuando se lee acerca de
ellas se refuerza mucho más intensamente el aprendizaje. Existen
muy buenas publicaciones acerca del alcoholismo, y hay otras no tan
buenas. Muchos de nosotros hemos logrado magnífico provecho de la
lectura de campos distintos de la ciencia. Pero A.A. ni combate ni apoya
las publicaciones ajenas. Simplemente ofrecemos las nuestras. Hay
personas que nunca han sido muy aficionadas a la lectura y que gastan
horas enteras leyendo las publicaciones de A.A. Es indudablemente la
mejor forma para obtener una idea amplia y genuina de la experiencia de
A.A., que complementa aquello que oímos y conocemos en una sola ocasión
y en un solo lugar. Existen
cuatro libros de A.A. y un libro de formato similar al presente. ALCOHÓLICOS
ANÓNIMOS Es
el texto básico de la experiencia de A.A. A.A.
tal como la conocemos hoy en día, es el desarrollo ulterior de este
libro, que fue originalmente preparado por un centenar de alcohólicos
que habían aprendido a permanecer sobrios por medio de la ayuda mutua.
Después de algunos años sobrios por medio de la ayuda mutua. Después
de algunos años de sobriedad, escribieron lo que habían hecho y dieron
a ese resumen el título mencionado. Por eso nuestra comunidad empezó a
ser conocida por el nombre de "Alcohólicos Anónimos". En
este volumen la experiencia original de A.A. está descrita por aquellos
que primero la practicaron, y luego la escribieron. Es la fuente
primaria de todo el pensamiento básico de A.A. para todos nosotros, ya
sea que lo leamos frecuente o escasamente. Muchos
de los miembros consiguen su ejemplar tan pronto ingresan a A.A., para
poder obtener las ideas fundamentales directamente de la fuente, sin
tener que escucharlas de segunda o tercera mano. Los
miembros frecuentemente se refieren a "Alcohólicos Anónimos"
como el "Gran Libro" pero no para compararlo con ningún texto
sagrado. Originalmente, se había programado como un volumen
relativamente pequeño, pero la primera impresión (en 1939) se hizo en
un papel muy grueso, y por consiguiente el volumen resultó sumamente
abultado, pro lo cual recibió el apodo de "El Gran Libro". Los
primeros once capítulos básicos fueron escritos por Bill W., co-fundador
de A.A. Contiene también las historias personales de muchos miembros de
A.A., escritas por ellos mismos, adicionadas con algunos apéndices
especiales. La
simple lectura del libro fue suficiente para que muchas personas
adquieran la abstención en los primeros días de A.A., cuando solo
existían unos pocos grupos de A.A. en el mundo. Todavía cumple esa
labor para algunos bebedores problema que se encuentran en zonas
aisladas del mundo, y para aquellos que viven en barcos de navegación
transoceánica. Los
lectores regulares del libro afirman que las lecturas repetidas revelan
significados profundos que no pueden obtenerse suficientemente con una
primera lectura precipitada. DOCE
PASOS Y DOCE TRADICIONES Los
fundamentos de A.A. se explican con mayor detalle en este libro, escrito
también por Bill W. (Se conoce generalmente como "El Doce y
Doce"). Los miembros que desean estudiar seriamente el programa de
recuperación de A.A. lo utilizan como texto, conjuntamente con el Gran
Libro. Escrito
trece años después de "Alcohólicos Anónimos", este volumen
menor explica los principios de la conducta de A.A., tanto para los
individuos como para los grupos. Los Doce Pasos, que son guías para el
mejoramiento individual, habían sido expuestos brevemente en el Gran
Libro; los principios de grupo, o sean las Doce Tradiciones, se
cristalizaron por medio de las experiencias y fracasos de la asociación,
después de la publicación del primer libro. Esas tradiciones
caracterizan al movimiento y lo hacen especial, y muy diferente a las
otras sociedades. ALCOHÓLICOS
ANÓNIMOS LLEGA A SU MAYORÍA EDAD Esta
historia resumida narra los comienzos de la comunidad, y su crecimiento
durante los primeros veinte años. Cuenta en detalle cómo un pequeño
grupo de borrachos, que una vez se creyeron sin esperanza,
valerosamente, y con todas las circunstancias en su contra, lograron
finalmente establecerse como movimiento mundial de efectividad
reconocida. Esta historia es una lectura fascinante para muchos de
nosotros y sirve como ayuda adicional para nuestra recuperación. COMO
LO VE BILL Esta
es una lectura compuesta por los párrafos más expresivos de Bill W.,
tomados de su voluminosa correspondencia personal y de otros escritos.
Por medio de una lista alfabética de temas, con referencia a las
paginas correspondientes, se puede localizar los tópicos de interés
para cualquier bebedor problema. Para muchos de nosotros, una página
diaria es un antídoto para la tentación de beber. LLEGAMOS
A CREER . . . Subtitulado
"La Aventura Espiritual de A.A., según las experiencias de sus
miembros individuales", es esta una colección de las versiones de
75 miembros acerca de "Un Poder superior a nosotros mismos".
Sus interpretaciones varían desde el punto de vista ortodoxo religioso
hasta los humanistas y agnósticos. FOLLETOS Existen
varios folletos que tratan de diversos aspectos de A.A., algunos de
ellos dirigidos a grupos de interés específico, y que también son
publicados por A.A. World Services, Inc. Todos
ellos han sido cuidadosamente preparados bajo una estrecha supervisión
por medio de los representantes de A.A. de los Estados Unidos y Canadá,
para que expresen el consenso más amplio posible del pensamiento de A.A.
Es imposible entender los trabajos de A.A. a menos que se familiarice
con todas estas publicaciones, incluyendo los folletos que, a primera
vista, pueden parecer de escasa importancia para las demandas inmediatas
de la sobriedad. (En la última página está la lista de esas
publicaciones). Adicionalmente,
la Oficina de Servicios Generales de A.A. publica un boletín bimestral,
el Box 4-5-9, y algunos otros boletines periódicos, así como un
informe de la reunión anual de la Conferencia de Servicios Generales de
A.A. Muchos
miembros de A.A. empiezan y terminan cada día con una lectura calmada
de algún pasaje de la literatura de A.A. Esta práctica ha sido
descrita como una excelente autodisciplina para cualquier persona que
desee recuperarse del alcoholismo, y según las palabras de un miembro,
"La época en la cual se puede dejar de leer sobre A.A. es cuando
se conozca todo lo que haya que saber". La
lectura de los libros y folletos de A.A. representa para muchas personas
"una reunión por escrito", y la amplitud de la información e
inspiración de A.A. que se encuentra en ellos no pueden encontrarse en
ninguna otra parte. La lectura de cualquier trozo de la literatura de
A.A. empieza una senda de pensamientos que conduce directamente a evitar
la bebida. Por lo tanto muchos miembros de A.A. llevan siempre consigo
algún folleto, no solo porque su lectura los puede salvaguardar de la
idea de beber, sino también porque suministra entretenimiento mental en
los momentos más imprevistos. La
literatura de A.A. que no pueda obtenerse en un grupo, se puede ordenar
directamente al Box 459, Grand Central Station, New York, NY 10163. EL
A.A. GRAPEVINE * Mensualmente,
aparece en esta revista una colección fresca del pensamiento y el humor
de A.A. Todos sus artículos, gráficas, y caricaturas son trabajo de
miembros de A.A. Los escritores no tienen sueldo, y muchas de las
ilustraciones también son voluntarias. Contiene
artículos de meditación, historias ilustradas, noticias acerca de A.A.
y de entidades ajenas, noticias acerca del alcoholismo, cartas de los
miembros de A.A. de todo el mundo, artículos inspirativos (no poesía),
y ocasionalmente artículos solicitados a algún experto en alcoholismo.
|