Huída de Quetzalcóatl

En Tula existió la Casa de Madera: aun perduran las columnas que en forma de serpientes dejó al irse Nacxitl Topilzin. Al son de trompetas es llorado por nuestros príncipes. Ya se va el que ha de desaparecer allá en Tlapalla. Ibamos allá a Cholula, junto al Poyauhtecatl: el la había traspasado para ir a Acalla. Al son de trompetas es llorado por nuestros príncipes. Ya se va el que ha de perecer allá en Tlapalla. Llegue a Nonoalco, yo cual quechol de finas plumas, yo el príncipe Mamali, y quede desolado: Se fue mi señor! el de las gloriosas plumas finas me dejo en la orfandad, a mi, Matlaxcochitl... Las montañas se abren: yo lloro; donde se alzan arenas corrosivas, yo estoy desolado, se fue mi señor! el de las gloriosas plumas finas: Me dejo en la ofandad a mi, Matlacxochitl! Es esperado en Tlapalla: se le ha mandado ir: solo alli es el lugar de su sueno. Te aprestas al combate, oh mi señor: por esto vas revestido de plumas: se te manda ir a Xicalanco y a Zacando. En Ayanco, en Ayanco yas no esta: en Ayanco, en Ayanco ya no esta... Como quedaria la morada que abandonaste? Oh, Como quedaran tus regias mansiones, que dejaste desoladas en Tula y Nonoalco? Nosotros llorabamos a aquel famoso príncipe: Como quedara la morada que abandonaste? Oh, Como quedaran tus regias mansiones, que dejaste desoladas en Tula y Nonocalco? En piedras y en maderos te quedaste pintado alla en Tula, a donde nostotros hemos ido a clamar: Naxactil Topiltzin, nunca perecerá tu nombre, pero por el llorarán tus vasallos. Solo restan alli las casas de turquesas, las casas de serpientes que dejaste a perdurar alla en Tula, a donde hemos ido a clamar: Nacxtli Topilzin, nunca perecerá tu nombre, pero por el llorarán tus vasallos.
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