BOLETÍN DE DISCUSIÓN HACIA LAS JORNADAS INTERNACIONALES DE DEBATE
 
 

EN QUÉ RADICA LA VIGENCIA DE LAS TESIS GENERALES SOBRE LA CUESTIÓN DE ORIENTE?

EL FRENTE ANTIMPERIALISTA ÚNICO



1 Introducción

En virtud del debate político actual y de cara a las Jornadas Internacionales establecidas entre el POR argentino, la LBI de Brasil y otras organizaciones políticas, uno de los puntos de discusión que a mi entender no puede dejar de permanecer ausente es el referido a la trascendencia que en nuestros días adquiere para las naciones oprimidas la táctica del Frente Único Antimperialista.

Bien que este punto será tratado en dichas jornadas, tal como figura en los documentos acordados entre nuestras organizaciones, no podía dejar que tal discusión pasara por la polémica remitida únicamente al contenido de nuestras Pautas Programáticas o algún que otro documento que hace mención del F.U.A., tratado éste sin muchos argumentos o sin tener en cuenta la realidad política internacional que hoy transita la humanidad, o como en el peor de los casos, confundir el real contenido de las "Tesis Generales Sobre la Cuestión de Oriente", con las formulaciones sectarias y oportunistas con que las degeneró el morenismo, el altamirismo y el lorismo en Bolivia, por nombrar las corrientes revisionistas del trotskismo de las que nuestra organización tiene plena conciencia de que así lo han hecho.

Se trata pues entonces, de colocar sobre un eje político un punto a discutir pero a partir de una base que tome el presente actual por donde transita la lucha de clases, y no, desde un ángulo puramente académico o doctrinario.

Como marxistas, estamos obligados a comprender que la teoría está ligada en forma indisoluble a la práctica y por consiguiente, tal como sentenciaba lapidariamente el propio Lenin: "No puede haber práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria".

Enfocado el debate desde este ángulo materialista histórico, y en la perspectiva de que la misma se encuentre al servicio del crecimiento político de todos los que participemos de las Jornadas de Debate tanto en forma física o por medio de documentos que como éste, intentan disparar la discusión.

Vaya en primer lugar un saludo fraterno a todos aquellos militantes que dedican sus esfuerzos a la reconstrucción de la Cuarta Internacional.

Tomás Murúa, militante del POR de Argentina.

2 Para comenzar... ¿En qué etapa del desarrollo capitalista nos encontramos hoy?

Uno de los grandes aciertos políticos de nuestra organización, es haber podido determinar en qué desarrollo de la etapa capitalista internacional nos encontramos, transformándose éste acierto en una de las herramientas fundamentales que nos permite armarnos por ejemplo, para polemizar por ejemplo sobre el carácter de clase actual de la ex URSS, si el carácter de las luchas que libran las masas es de ofensiva o de resistencia, o más puntualmente, apoyarnos en la caracterización de la situación política internacional como "pre revolucionaria" efectuada por nuestros últimos Congresos, para mejor polemizar con la caracterización exitista o triunfalista desarrollada por Guillermo Lora respecto a la situación política boliviana de "Situación revolucionaria con tendencia a la insurrección" y que fuera una de las grandes divergencias entre aquella organización con la nuestra, a tal punto que aceleró la burda maniobra burocrática de disolver el Comité de Enlace, burda maniobra de Guillermo Lora y Atilio de Castro, este último perteneciente a la T. P.O.R. de Brasil y que tuviera como propósito cercenar el debate interno que comenzaba a instalarse dentro del C.E.R.C.I.

Partiendo sobre la base de un acuerdo con el análisis efectuado por Vladimir Lenin a comienzos de siglo, cuando sentenciaba que el capitalismo, había ingresado en su última fase de desarrollo: el imperialismo, y que a diferencia de otras corrientes políticas que pronostican o ya lo dan como un hecho, un desenvolvimiento de la capacidad del sistema capitalista para continuar desarrollándose, tal el caso del dirigente belga Ernest Mandel con su teoría del "Neo Capitalismo", otros que mencionan el paso ya a una supuesta era "Tecnotrónica", "Espacial" y podemos continuar mencionando decenas de ejemplos más, a nuestro criterio y en total acuerdo con Lenin, los bolcheviques rusos y con el programa fundacional de la Cuarta, el Programa de Transición, cuando señala claramente de que "Las fuerzas productivas (desde un punto de vista histórico) han dejado de crecer", decimos que esta particularidad del sistema se ha exasperado.

La hambruna que azota vastas regiones del planeta junto a la desocupación generalizada que golpea a las masas de las colonias y semi colonias como también, al proletariado de las metrópolis imperialistas, son signos inconfundibles del grado de descomposición al que ha llegado hoy día el sistema capitalista y su clase dirigente: la burguesía.

A estos signos deberemos sumarle las penurias que causa la guerra bélica y el flagelo provocado por el descontrol de las enfermedades que como el HIV se han convertido en una auténticas plagas contra la humanidad que no distingue entre clases sociales o culturas, todo ello, sin adentrarnos en lo que atañe a la mortandad infantil y la explotación de la mujer, síntomas inherentes al grado de descomposición del capitalismo.

A pesar de todo y ante este verdadero "paraíso terrenal", al cual las distintas religiones nos proponen superar mediante la sumisión, las masas lo enfrentan de la manera que mejor pueden, dando la lucha en un terreno defensivo.

Esta pelea contra los explotadores adquiere en algunos casos ribetes dramáticos, y el aspecto central (a pesar de los diferentes matices puede diferenciar una lucha de otra) radica dramáticamente en la ausencia de una dirección revolucionaria del proletariado a escala mundial.

Como ha quedado demostrado en este último período, la ausencia de esta dirección revolucionaria fue lo que posibilitó al imperialismo una mayor envestida contra las condiciones de vida de las masas de las metrópolis, de las colonias y semi colonias, de los ex estados obreros de Europa del Este y la ex URSS, y también sobre los pueblos de Cuba, China, Vietnam y Corea del Norte, estados en vía de restauración capitalista.

No es casual entonces decir que el carácter de las luchas se da en un plano de resistencia contra los planes de ajuste desatados por el gran capital. Las luchas defensivas que protagonizan las masas es un fenómeno que se encuentra íntimamente ligado a la ausencia de una dirección revolucionaria.

Este carácter general no excluye que puedan darse combates de gran intensidad, donde la situación pasa de la resistencia a la ofensiva de las masas.

Valga recordar la insurrección indonesia o las últimas movilizaciones en Ecuador que terminaran derribando al gobierno de Mahuad.

Pero justamente, esa ausencia de dirección revolucionaria de las masas, traducida en incapacidad política para resolver la crisis capitalista a partir de sus propios intereses de clase, fue lo que limitó el accionar revolucionario de las masas, de que no pudieran avanzar más allá del peso de sus limitaciones políticas, convirtiéndose en presa fácil de otras fracciones de la burguesía emergentes en el terreno del conflicto como los "salvadores del pueblo" ante la crisis desatada.

En virtud de lo expuesto, podemos concluir que la etapa política internacional a la cual caracterizamos como de pre revolucionaria, se manifiesta con luchas parciales y de resistencia de la clase obrera, en donde la pérdida de conquistas es una constante pero que al mismo tiempo, ello no implica que estemos en presencia de una situación de derrota histórica o por decirlo más claramente: contra revolucionaria.

Para más detalles y riquezas de argumentos, resultará oportuno que el lector nos solicite las Resoluciones Políticas de nuestro IX Congreso.

3- Se ha profundizado la divisoria entre naciones opresoras y oprimidas

La Internacional Comunista en su II Congreso (julio-agosto de 1920), ya tomaba en cuenta los problemas nacional y colonial haciendo una clara distinción entre las naciones "opresoras" y aquellas "oprimidas".

Lenin escribía por aquella época en su "Esbozo inicial de las tesis sobre los problemas nacional y colonial" (que más tarde servirían como base para la posterior formulación sobre las "Tesis Generales Sobre la Cuestión de Oriente"), planteando: "establecer una neta diferencia entre naciones oprimidas, dependientes, carentes de igualdad de derechos, y naciones opresoras, explotadoras, soberanas, en oposición a la mentira democrática burguesa que encubre la esclavización colonial y financiera –propia de la época del capital financiero y del imperialismo- de la inmensa mayoría de la población de la Tierra por una insignificante minoría de países capitalistas adelantados y muy ricos".

Hoy, el panorama mundial lejos de haberse "humanizado", tal como plantean sectores democratizantes burgueses y pequeño burgueses, se ha profundizado hasta alcanzar límites nunca antes visto.

La concentración y acumulación de capitales, cuya disputa entre los distintos bloques imperialistas desembocó en las dos conflagraciones bélicas nunca antes sufridas por la humanidad (Iº y IIº Guerras Mundiales), habla a las claras de que las distancias entra las grandes metrópolis del imperialismo, distancias en lo político, económico y militar, lejos de haber desaparecido o apaciguado, se han incrementado enormemente, siendo la base de futuros conflictos y de una mayor destrucción de las fuerzas productivas, además de implicar para las colonias y semi colonias una mayor dependencia respecto al gran capital financiero internacional.

La década del ’90 a sido un basto glosario que permite identificar a la crisis del gran capital con la necesidad del mismo de reconstituirse por medio de la destrucción masiva de dichas fuerzas productivas.

La guerra del Golfo Pérsico, la devastación que la OTAN desarrolló en los Balcanes y el permanente intervencionismo político-militar del imperialista en regiones y países oprimidos, son una muestra contundente en cuanto a la perspectiva futura que aguarda a la humanidad.

Los procesos de restauración capitalista en la ex URSS y Europa del Este, acompañados todos por el hambre y la miseria que deben enfrentar sus pueblos, habla del devenir capitalista que nos aguarda a todos de no mediar una lucha a fondo contra el imperialismo, las burguesías nacionales y las burocracias restauracionistas de los estados obreros.

Desde el punto de vista económico y por consiguiente político y militar, es mucho mayor la distancia que separa el desarrollo logrado por las grandes metrópolis con respecto a las naciones oprimidas, mucho más de lo que Lenin cuando escribía su "Esbozo inicial de las Tesis sobre los problemas nacional y colonial" casi a comienzos de siglo.

Esta realidad no puede ser obviada por quienes pretendemos reconstruir la Cuarta Internacional sobre bases programáticas claras y perfectamente definidas, interpretando falsamente que el fenómeno de la denominada "globalización mundial" ha barrido con las fronteras nacionales, las burguesías locales, sus intereses particulares, en fin, creer que el mundo es una unidad monolítica y que por consiguiente la burguesía es una clase social, heterogénea y sin contradicciones propias, que no existe opresión nacional, división de clases, etc.

Podemos concluir en forma tajante de que así como se profundizó la distancia que separa a las naciones opresoras de las oprimidas, de igual manera se ha profundizado el grado de explotación imperialista sobre las "naciones oprimidas, dependientes, carentes de igualdad de derechos..." al decir de Lenin, todo lo cual contribuye a exacerbar la lucha de clases.

4- El desarrollo de la lucha de clases en las naciones oprimidas adquiere un claro carácter anticapitalista y antimperialista

Continuando con nuestro análisis, la profundización de la opresión imperialista en las colonias y semi colonias coloca a la orden del día el problema nacional.

En estos parajes, la lucha no solamente se reduce contra el capital mismo en general, sino que además esa misma lucha adquiere un claro carácter antimperialista, es decir, de firme combate contra la opresión y el coloniaje a la que son sometidos nuestros pueblos por el gran capital financiero internacional, cuya cede se encuentra resguardada en las grandes metrópolis imperialistas.

Es notorio observar cómo el desarrollo de la economía mundial que trata de vulnerar las fronteras de cada estado nacional, chocando una y otra vez con las mismas, que no es otra cosa que el choque entre los intereses propios, nacionales y hasta regionales de cada una de las burguesías en cuestión. Este choque se pone de manifiesto tanto en el terreno de las grandes naciones como en el de las más pobres y oprimidas. Todo disputa o "guerra económica" (término utilizado por los propios comentaristas económicos de la burguesía), tiende a transformarse en guerra bélica abierta.

Además, y producto de la opresión nacional que sufren las naciones dependientes, todo planteo de superación política y económica que puedan llegar a formular sectores de las burguesías nacionales en el marco del desarrollo capitalista es inviable, utópico.

Tal desarrollo podrá darse a partir de la ruptura con el imperialismo en todos los frentes, y esta tarea, como bien sabemos, solamente la podrá desenvolver y llevar adelante el proletariado organizado en partido político, es decir, el sector de la clase más consciente.

Esta ecuación política en lo que atañe a la lucha de clases que se libra actualmente en las colonias y semi colonias del imperialismo, en donde las tareas democrático burguesas no han sido aún resueltas por las burguesías locales, corresponderá al proletariado llevarlas adelante (Teoría de la Revolución Permanente), a partir de su acción revolucionaria, y esta tarea no podrá dejar al descuido precisamente, y valga la redundancia, a esas tareas nacionales pendientes.

La eliminación del latifundio, la plena industrialización, la consolidación de un mercado interno fuerte y con ello la unidad nacional, forman parte de las tareas inconclusas, de carácter democrático, planteadas por las burguesías nacionales y que hacen a su objetivo por alcanzar la liberación nacional contra el coloniaje.

Dichas tareas nacionales pendientes, no son otras que las mismas que en determinada situación histórica la propia burguesía nacional se ha tomado el trabajo de levantar, incluso, utilizando para tal fin todo el discurso antimperialista que le fuera permitido.

En las naciones oprimidas, el carácter democrático burgués de las tareas no es un contenedor o freno para la revolución socialista, En realidad es el motor de ellas, ello es así porque será justamente el proletariado el encargado de llevar adelante tal proceso histórico en su lucha contra el capital y el imperialismo.

El programa del Kuomintang, el otrora partido nacionalista chino, es el ejemplo más claro de hasta donde puede arribar el nacionalismo de contenido burgués en sus trifulcas con el imperialismo. En América Latina podemos nombrar como expresión del mismo al Varguismo en Brasil, el Peronismo en Argentina, el Aprismo en Perú, o más recientemente el Chavismo en Venezuela.

Debemos señalar claramente que las masas han sido engañadas una y otra vez por estas expresiones que dicen ser "antimperialistas", ello, no por mera casualidad o fatalidad histórica, sino por la ausencia en el terreno de batalla del partido de la clase que las oriente y organice en su lucha, que las transforme de "clase en sí en clasa para sí".

Párrafo aparte merece la traición histórica protagonizada por el estalinismo, que como veremos luego se sirve de su teoría de la "revolución por etapas" para arrastrar a los explotados detrás del carro de los intereses de las burguesías nacionales.

La propia historia se ha encargado en demostrar el crimen político que significa o significaría para todo revolucionario el dejar librado al azar la intervención en la lucha contra el imperialismo, máxime cuando la misma se encuentra en las naciones oprimidas hegemonizada desde un principio por la propia burguesía nativa o sectores de la misma.

Esta claudicación histórica tiene en Argentina sus antecedentes en la década de 1940, cuando aparece por primera vez en escena el peronismo.

En aquella oportunidad, la mayoría de los diversos grupos del trotskismo en nuestro país y sobre la caracterización errónea de que en Argentina, las tareas democrático burguesas (antimperialistas) habían sido cumplidas o satisfechas, dejaron la concreción de las mismas en manos del líder del nacionalismo burgués, brindándole de esta manera la posibilidad de dirigir a las masas, privándolas de toda posibilidad de elevación política que hubiera significado un salto histórico para el incipiente proletariado argentino de aquel entonces.

La visión sectaria de aquellos grupos, abortó esta posibilidad abierta a la que posteriormente y como ya señalamos, se agregó la traición teórica y práctica del estalinismo criollo.

Por no haber asimilado esta lección política, la misma historia volverá a repetirse trágicamente para el proletariado argentino en circunstancias posteriores.

Los diversos grupos políticos de izquierda, lamentablemente obviaron un fenómeno político de trascendental importancia: la opresión imperialista se descarga hacia el conjunto de las clases sociales de la nación oprimida, incluida la propia burguesía nativa.

En nuestros días, la probabilidad de que hechos como el antes narrado vuelvan a producirse no es para nada impensable.

La burguesía imperialista, sus lacayos nacionales y el proletariado continúan siendo los actores principales en escena.

Los roces actuales entre el gobierno del venezolano Chávez con el imperialismo es todo un ejemplo de lo anteriormente dicho.

Para concluir sobre este esbozo, Lenin sostenía que el internacionalismo proletario no se daba únicamente en el apoyo prestado por el proletariado de una nación a otro, sino que comenzaba por casa, concretamente, construyendo la organización revolucionaria para derrocar a la burguesía local tanto opresora como oprimida, tanto de las metrópolis como de las colonias.

Sobre este punto de vista leninista en cuanto a la verdadera naturaleza del internacionalismo proletario, es donde radica la vital tarea que tienen por delante las secciones nacionales del Partido Mundial de la Revolución Socialista, cual es la de elaborar el programa a partir de la realidad y la particularidad nacional, apoyándonos sobre una caracterización política de los acontecimientos mundiales, desentrañando las tendencias políticas abiertas tras la lucha constante entre la burguesía y el proletariado en el plano internacional.

Aquellos grupos que solamente se preocupan por los acontecimientos de orden local, sin importarles el desarrollo de la lucha de clases en el plano internacional, son víctimas de caracterizaciones erróneas, nacionalistas, generalmente apartadas de la realidad cotidiana y con esto, impotentes a la hora de elaborar política para las masas.

El POR boliviano, conducido por su histórico dirigente Guillermo Lora, es un ejemplo de dicha incapacidad, pero también lo son aquellos grupos o partidos que cuando hablan de programa se limitan a recitar solamente a los clásicos del marxismo, desjerarquizando burdamente la elaboración programática en sus lugares de origen.

Este es el caso del morenismo o el altamirismo en Argentina, amén de otras corrientes surgidas a partir de la ruptura con estas y grandes corrientes auto proclamadas trotskistas.

5- El papel que debe cumplir el proletariado en las naciones oprimidas. Sobre la táctica del frente único y la madurez de las condiciones objetivas para la revolución socialista

La división mundial a que hacíamos referencia antes, habida entre un puñado de naciones imperialistas opresoras y una inmensa mayoría de naciones oprimidas, determina objetivamente que la penetración del gran capital progresa en romper con mayor ímpetu las barreras nacionales y toda suerte de autonomía política.

En algunos casos, esta ley ciega del capital, genera como respuesta política una reacción proteccionista y conservadora de parte de las burguesías locales, las que a toda costa tratan de defender su tasa de ganancias.

No obstante y más allá de alguna que otra forma de resistencia a esta penetración imperialista la misma se ha dado en forma universal, desarrollando al interior de estos estados oprimidos un capitalismo atrasado respecto al de las grandes metrópolis, capitalismo que conlleva en algunos casos un carácter desigual y combinado.

Esto equivale a decir que en muchas de estas naciones oprimidas aún coexisten formas de producción precapitalistas (ajenas a la tecnificación y aplicación de la maquinaria industrial), junto a modos de producción capitalistas, contando muchos de ellos con la última evolución lograda por la ciencia.

De esta manera y a través de este análisis que se cumplió como una regla general en la inmensa mayoría de los pueblos colonizados por las metrópolis imperialistas, los marxistas nos valemos para decir que las burguesías nacionales han nacido viejas, que han llegado tarde al reparto de las riquezas mundiales; "Esa oligarquía con olor a bosta" al decir del argentino Domingo Faustino Sarmiento.

El fenómeno de la intromisión y posterior transformación de las clases sociales por el imperialismo en las colonias y semi colonias es analizado por las Tesis de Oriente cuando señala que "El capitalismo surge y se desarrolla sobre una base feudal... el imperialismo extranjero no deja de transformar en todos los países atrasados al sector superior feudal de la sociedad nativa en instrumento de su dominación... Por eso las clases dirigentes de los países coloniales y semi coloniales no tienen ni la capacidad ni el deseo de dirigir la lucha contra el imperialismo, a medida que esta lucha se transforme en movimiento revolucionario de masas."

Ha sido a partir del desarrollo teórico y aplicación práctica de esta tesis, en que fundamentalmente los troskistas, como continuadores históricos del marxismo leninismo, nos hemos podido basar para denunciar anticipadamente, las capitulaciones del nacionalismo de contenido burgués de las naciones oprimidas en la lucha antimperialista.

De todos modos y a pesar del servilismo de las burguesías nativas para con el imperialismo, lo acertado de esta tesis marxista no implica obviar o dejar de lado que, en determinadas situaciones históricas y políticas se lleguen a manifestar roces entre los gobiernos nacionalistas burgueses y el imperialismo, roces que pueden llegar incluso hasta el enfrentamiento bélico.

"No podemos hacer nada... es lo que dicen los gobiernos cobardes de las naciones sometidas". Eva Duarte de Perón.

La guerra de Malvinas, el conflicto del Golfo Pérsico y tantas otras experiencias demuestran esta afirmación ya fundamentada en el punto "3" de este documento.

Esta pequeña narración sirve para demostrar que existe la divisoria entre naciones oprimidas y opresoras, que existe en las naciones oprimidas una burguesía con carácter nacional e intereses propios, arribada tarde al reparto de la economía mundial, y por ende sometida al imperialismo pero que además, pone en evidencia otras dos cuestiones de importancia: primero, que la penetración del capital imperialista dentro de las fronteras nacionales, aún en aquellas naciones más atrasadas, a dado lugar a que las condiciones objetivas para la revolución social se encuentren maduras en cualquier rincón del planeta y no solamente en las grandes metrópolis, y este fenómeno de "universalidad" del desarrollo de las fuerzas productivas es lo que ha permitido en segundo término, la irrupción del proletariado como clase social internacional y esto, sin importar el número insignificante o raquítico que pudiera ofrecer u ofrece en algunas naciones oprimidas.

Por este último motivo, en donde el proletariado como clase se encuentra en una posición de clara minoría numérica respecto al campesinado y sectores correspondientes a la pequeño burguesía urbana, conformada en su gran mayoría por trabajadores de los servicios (de la educación, la salud, del aparato judicial y administrativo del estado, etc), es donde se impone a partir de la necesidad concreta, llevar adelante una táctica de frente único por referencia a los demás sectores explotados de la ciudad y el campo, a fin de ganar influencia entre ellos y para mejor disputarle el poder político a la propia burguesía.

Este es el trabajo de masas que se le plantea a todo partido revolucionario o embrión del mismo. Tomarlo, implica no solamente un gran esfuerzo sino además, el desafío por transformarse en dirección política de las masas contra la opresión imperialista y las burguesías nacionales. Abandonarlo en nombre de un purismo supuestamente doctrinario, significa no tan sólo transformarse en sectarios, sino lo que es peor, significa capitularle a la lucha política contra la burguesía, su estado, y al mismísimo imperialismo.

Cuando hacemos referencia a la crisis de dirección del proletariado y a que ésta debe ser resuelta cuanto antes, desde todo punto de vista práctico, no es otra cosa mas que plantearnos de qué manera la misma debe ser resuelta.

En este sentido particular, y tomando el concepto leninista del programa nacional, urge para toda organización revolucionaria la elaboración del mismo y su corroboración en el terreno donde se desarrolla la lucha de clases.

Es aquí desde donde parte la necesidad para el proletariado de imponer su programa político en el seno de las grandes mayorías nacionales oprimidas por el imperialismo, y demostrar así que esta propuesta es la única respuesta posible para terminar con el sometimiento, la miseria y demás penalidades impuestas por el yugo imperial.

El programa debe estar al servicio de la movilización y la acción directa de las masas por sobre cualquier otro objetivo mezquino o sectario.

La tarea principal del partido consiste pues en demostrarle al proletariado y demás sectores explotados de la ciudad y el campo, que será a partir de su acción revolucionaria, independiente de toda tutela política del nacionalismo de contenido burgués, la única llave que le permitirá abrir las puertas hacia su propia emancipación social.

6- La naturaleza táctica y revolucionaria del Frente Único Antimperialista y su unidad dialéctica con la Teoría de la Revolución Permanente

Demás está señalar nuevamente, la divisoria de aguas existente entre las naciones opresoras de las oprimidas, entre el imperialismo en su conjunto con los estados coloniales y semicoloniales, y con las relaciones de clase que se da entre ambas divisorias.

Hoy en día, esta separación habida entre el gran capital con la gran mayoría de los estados nacionales ha alcanzado entre las conciencias más atrasada de la clase una categoría de comprensión relativa, en tanto y en cuanto, amplios sectores de las masas toman conciencia a diario del significado que implica la palabra "imperialismo".

Lo cierto, es que los revolucionarios en la mayoría de las veces estamos obligados a remar contra la corriente, dada las condiciones desfavorables para la lucha, y este aspecto de la cuestión no deja de ser menor o insignificante puesto que este proceso implica de hecho, que amplios sectores de la vanguardia se vean obligados a retroceder ideológicamente, y esto ocurre más allá de su capacidad o formación intelectual. Es evidente entonces, que el peso de las derrotas que sufre la clase obrera en la palestra internacional, pesa mucho más que cientos de libros de literatura clásica del marxismo.

Es muy probable que muchos de estos elementos de la vanguardia obrera y revolucionaria, al no comprender en forma cabal el fenómeno de la lucha de clases en estas últimas décadas, no sean sino una particularidad más del fenómeno irresuelto de la crisis de dirección del proletariado. Y no solamente debemos hablar de "sujetos" o "individuos", sino más precisamente de organizaciones completas que han degenerado ideológicamente, apartándose incluso del ABC del marx leninismo.

Así, se han transformado en la negación misma de la necesidad de poner en pie un partido revolucionario de la clase obrera, cayendo en el intelectualismo individualista diletante o transformándose en sectas cual accionar se encuentra al servicio de una clike de arrivistas pequeño burgueses.

En la gran mayoría de los casos, estas desviaciones que sufrió y sufre el marxismo, a conllevado a las estas mismas a tomar y utilizar la formulación táctica como una permanente estrategia y viceversa, negando de esta manera la unidad dialéctica y de contenido que entre ambas cuestiones debiera regir.

Este debate ya se planteó al comienzo de la batalla ideológica que hubo entre los marxistas frente a los depositarios de las más variadas expresiones ideológicas, ajenas todas ellas a los intereses de clase del proletariado.

Hoy, ante la situación por la que atraviesa la clase y su vanguardia, explicada sintéticamente en los párrafos más arriba escritos, pareciera devolvernos el mismo desafío de lucha ideológica, especialmente, contra corrientes del más variado origen pero cuyo acercamiento está dado en el revisionismo que aplican contra la teoría marxista, y en especial, contra la que ya a sido probada como acertada por casi un siglo de la lucha de clases habida entre el capital con el proletariado.

Un ejemplo de lo dicho hasta el presente lo constituye la revisión del Programa de Transición por parte de grupos y partidos que dicen pertenecer o pertenecieron a las banderas de la Cuarta Internacional, la revisión de la Teoría del Estado, leninista, efectuada por el Movimiento Al Socialismo de Argentina, organización que se reclama "trotskista", o como es el caso del tratado de este documento y que consiste en la falsa relación que se trata de consagrar entre la esencia táctica del Frente Único Antimperialista con los frentes de colaboración de clases o "populares".

Esta pretendida relación, no es casual ni fortuita, ya que la misma se remonta a la época del "3º Período" (1927-34), cuando el stalinismo intentó poner en pié las denominadas "Ligas Antimperialistas", valorando equívocamente que las condiciones o premisas para la revolución socialista se encontraban ya maduras, no importando en qué lugar y esto, debido a sobre valorar la crisis económica ocurrida en 1929-1930 tras el derrumbe de las bolsas y mercados capitalistas.

La directiva del Kremlin a los PCs fue la de preparar la formación de soviets y alentar una salida insurreccional.

La política aventurera del "3º Período" culminó con un baño de sangre en China (1927), luego de llevar a subordinarse al PCCh bajo la dirección del Kuomintang (nacionalismo burgués) de Chiang Kai Chek.

A pesar de todo, el stalinismo, caracterizó a la burguesía "industrial" como fuerza "antimperialista" y delineó una política de entrismo para con los círculos pequeño burgueses y nacionalistas de las colonias y semicolonias, obligando a los partidos comunistas a oficiar de ala izquierda dentro del denominado frente antimperialista.

En la región sudamericana, esta política del stalinismo se expresa en las buenas relaciones mantenidas con el nacionalismo burgués del APRA de Víctor Raúl Haya de la Torre.

La subordinación política respecto dicho nacionalismo de contenido burgués, implicó el abandono de las Resoluciones Políticas de los tres primeros Congresos de la I.C., entre ellas, la de las "Tesis Generales sobre la Cuestión de Oriente", y a partir de allí, la consumación impune (y para desgracia del proletariado mundial), del camino libre hacia la política de los Frentes Populares que tan desastrosamente debutaran en Francia y España.

Valga recordar que la línea de los Frentes Populares fue impulsada en 1934 por Stalin y Jorge Dimitrov sobre la teoría del "Bloque de las cuatro clases": burguesía nacional; campesinos; clases medias de las ciudades y proletariado industrial.

Esta teoría, aún practicada por el stalinismo, sostiene que en los países capitalistas atrasados, las tareas democráticas pendientes serán resueltas en principio por una dirección nacionalista burguesa "progresista" ("industrial"), con lo cual, el carácter de la revolución será democrático burguesa, para lo cual el proletariado cumplirá un papel de acompañante de dicho proceso, por detrás de la burguesía.

La teoría stalinista trata de sostenerse a partir de caracterizar que la lucha antimperialista provoca una opresión nacional que conlleva a la "unidad de las clases" sometidas por el gran capital.

La experiencia demuestra lo contrario, justamente la opresión nacional ejercida por el imperialismo deviene en una exasperación de la lucha entre las clases antagónicas, en especial, entre la burguesía y el proletariado.

Por el contrario, y lejos de propiciar la subordinación política del proletariado a los elementos de la burguesía "progresista" o "industrial" (burguesía nacional) a que conduce la política del Frente Popular, las "Tesis Generales sobre la Cuestión de Oriente" señalan todo lo opuesto: "El Frente antimperialista único: En los países occidentales que atraviesan un período transitorio caracterizado por una acumulación organizada de las fuerzas ha sido lanzada la consigna de frente proletario único. En las colonias orientales es indispensable, en la actualidad, lanzar la consigna del frente antimperialista único. La oportunidad de esa consigna está condicionada por la perspectiva de una lucha a largo plazo contra el imperialismo mundial, lucha que exige la movilización de todas las fuerzas revolucionarias. Esta lucha es mucho más necesaria desde el momento que las clases dirigentes autóctonas tienden a establecer compromisos con el capital extranjero, y que esos compromisos afectan los intereses básicos de las masas populares. Así como la consigna del frente proletario único ha contribuido y contribuye todavía en Occidente a desenmascarar la traición cometida por los socialdemócratas contra los intereses del proletariado, así también la consigna del frente antimperialista único contribuirá a desenmascarar las vacilaciones y las incertidumbres de los diversos grupos del nacionalismo burgués. Por otra parte, esa consigna ayudará al desarrollo de la voluntad revolucionaria y al esclarecimiento de la conciencia de clase de los trabajadores, incitándolos a luchar en primera fila, no solamente contra el imperialismo, sino también contra todo tipo de resabio feudal

El movimiento obrero de los países coloniales y semicoloniales debe, ante todo, conquistar una posición de factor revolucionario autónomo en el frente antimperialista común. Sólo si se le reconoce esta importancia autónoma y si conserva su plena independencia política, los acuerdos temporarios con la democracia burguesa son admisibles y hasta indispensables. El proletariado apoya y levanta reivindicaciones parciales, como por ejemplo la república democrática independiente, el otorgamiento de derechos de que están privadas las mujeres, etc, en tanto que la correlación de fuerzas existente en la actualidad no le permita plantear la realización de su programa sovietista. A la vez, trata de lanzar consignas susceptibles de contribuir a la fusión política de las masas campesinas y semiproletarias con el movimiento obrero. El frente antimperialista único está indisolublemente vinculado con la orientación hacia la Rusia de los soviets." (Párrafo extraído de las "Tesis Generales sobre la Cuestión de Oriente", aprobadas por el IV Congreso de la I.C. en 1922).

En otro párrafo anterior, la T.G.C.O. sostienen que "Dos tareas fundidas en una sola incumben a los partidos comunistas coloniales y semicoloniales: por una parte, lucha por una solución radical de los problemas de la revolución democrático burguesa cuyo objetivo es la conquista de la independencia política; por otra parte, organización de las masas obreras y campesinas para permitirles luchar por los intereses particulares de su clase, utilizando para ello todas las contradicciones del régimen nacionalista democrático burgués. Al formular reivindicaciones sociales, estimularán y liberarán la energía revolucionaria que no encontraba salida en las reivindicaciones liberales burguesas. La clase obrera de las colonias y semicolonias debe saber firmemente que sólo la ampliación y la intensificación de la lucha contra el yugo imperialista de las metrópolis puede asignarle un papel dirigente en la revolución, y que la organización económica y política y la educación política de la clase obrera y de los elementos semiproletarios son los únicos que pueden aumentar la amplitud revolucionaria del combate contra el imperialismo." (idem. Anterior).

Esta breve pero lapidaria síntesis que reproducimos de las T.G.C.O., están al servicio de demostrar que el Frente Antimperialista Único es opuesto en 180º a cualquier forma teórica basada en colaboración de clases, tal el caso de las Ligas Antimperialistas y de Frente Popular paridos por el stalinismo contra revolucionario, pero además, cuando las T.G.C.O. hacen referencia a que "El frente antimperialista úinico está indisolublemente vinculado con la orientación hacia la Rusia de los soviets", no hace sino reafirmar el carácter no sólo proletario de la revolución en las colonias y semicolonias, sino también, marcar a fuego el carácter internacionalista de la misma.

En este sentido, las T.G.C.O. no entran en contradicción con ninguna otra teoría marx-leninista-trotskista, sino todo lo contrario, constituye un valioso aporte al servicio del desenvolvimiento de la lucha revolucionaria en las colonias y semi colonias del imperialismo.

Por ejemplo, con el fin de minimizar o despreciar la vigencia y los alcances revolucionarios de las T.G.C.O., no faltan quienes dicen que se contraponen a la Teoría de la Revolución Permanente desarrollada por Trotski hacia 1929.

Nada más falso.

En primer lugar, y como lo señala en el mismo Prólogo de su gran obra, el propio León Trotski, el contenido de la Teoría de la Revolución Permanente es en verdad, una síntesis de los conceptos doctrinarios básicos del marxismo "en el sentido que Marx daba a esta idea..." y en particular, una teorización de la experiencia política lograda por Trotski antes de la primera revolución rusa de 1905.

Muy lejos podrían estar los conceptos generales de la Teoría de la Revolución Permanente, con la esencia misma de las T.G.C.O. votadas por el IV Congreso de la I.C.

En la 2º Tesis de la R.P., Trotski sostiene que "Con respecto a los países de desarrollo burgués retrasado y en particular de las colonias y semicolonias, la teoría de la revolución permanente significa que la resolución íntegra y efectiva de sus fines democráticos y de su emancipación nacional tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura del proletariado, empuñando éste el Poder como caudillo de la nación oprimida y, ante todo, de sus masas campesinas."

En esta Tesis, la Teoría de la Revolución Permanente reconoce la opresión nacional y por ende, la necesidad de dar combate contra el imperialismo, de igual modo queda implícito la necesidad de un FRENTE ÚNICO entre el proletariado con el resto de las clases oprimidas, en particular, con el campesinado.

En la 3º tesis, agrega que "El problema agrario, y con él el problema nacional, asignan a los campesinos, que constituyen la mayoría aplastante de la población de los países atrasados, un puesto excepcional en la revolución democrática. Sin la alianza del proletariado con los campesinos, los fines de la revolución democrática no sólo no pueden realizarse, sino que ni siquiera cabe plantearlos seriamente. Sin embargo, la alianza de estas dos clases no es factible más que luchando irreconciliablemente contra la influencia de la burguesía liberal nacional."

En esta nueva tesis, Trotski toma de las T.G.C.O. la línea de batalla política contra el nacionalismo de contenido burgués en todas sus formas y variantes.

Como podrá apreciarse, entre las T.G.C.O. y la T.R.P. existe una continuidad histórica y unidad dialéctica inquebrantables y que constituyen aportes invalorables hoy día para el movimiento obrero revolucionario.

Por razones de tiempo y fuerza mayor, no me ha sido posible introducirme en una crítica más meticulosa y profunda respecto al carácter frentista que proponen varias organizaciones políticas que se reivindican trotskistas.

Lo cierto, es que tal ausencia constituye un vacío, y por ende, un déficit del presente documento, déficit al que aspiro revertir con una nueva publicación que está aún en proceso de bosquejo.

Sin embargo y a pesar de este aspecto de análisis que se encuentra ausente, espero que el presente documento sirva no solamente para el debate en sí mismo, sino además, para oficiar de escuela política a fin de elevar el nivel de los cuadros que hoy por hoy, estamos empeñados en reconstruir la Cuarta Internacional sobre las bases del legado teórico del marx-leninismo-trotskismo.

En otro aspecto, me resulta muy interesante la polémica que instala el grupo americano, que niega la categoría de "Estados Obreros Deformados" a los países del Europa del Este.

Entiendo que sin lugar a dudas, este será otro de los puntos por demás de interesantes a debatir en las Jornadas.

Tomás Murúa (P.O.R. de Argentina),  12/08/00


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