UNA VIDA CARGADA DE PROMESAS
M.Feijoo/R.Herrero, diario EL MUNDO

BILBAO.- Nunca había levantado la voz por encima del resto; nunca había protagonizado polémica o enfrentamiento que pudiera situarle entre los enemigos declarados de ETA y el MLNV. Miguel Angel Blanco era, simplemente, un joven concejal del PP en el País Vasco. Procedía de una familia humilde, una de tantas que abandonaron Galicia hace 30 años con la esperanza puesta en el desarrollo industrial vasco. Sus padres, de 58 y 54 años, se instalaron en Errnua después de dejar su pueblo natal, la localidad orensana de Xunqueira de Espadanedo.

Pertenecen a esa clase de emigrantes arraigados en la tierra que les acogió porque fue la que vio nacer a sus dos hijos. El padre, Miguel Blanco, se estableció como albañil, oficio en el que Miguel Angel le ayudó hasta hace seis meses, antes de conseguir un trabajo en la empresa eibarresa Eman Consulting. En ella comenzó a cumplir sus objetivos laborales.

Como licenciado en Empresariales por la Facultad de Sarriko, tenía aspiraciones que podrían haberse cumplido en la firma eibarresa. Llevaba seis meses empleado como contable pero ya había destacado lo suficiente como para que la dirección de la empresa pensara en ofrecerle un cargo de responsabilidad a sus 29 años: la jefatura de Recursos Humanos.

Tal vez fue la estabilidad económica que atisbaba en su nuevo empleo que le impulsó a adquirir recientemente un coche y a proyectar casarse con Mari Mar, su novia de siempre. Todos los preparativos para el enlace estaban ya en marcha, porque la ceremonia estaba prevista para el próximo mes de septiembre.

Sus conocidos se refieren a él como una persona «extrovertida y dialogante», incluso quienes no compartían en absoluto sus convicciones políticas. Su trayectoria en el Partido Popular fue breve. Se afilió en 1995, apenas unos meses antes de las elecciones municipales, en las que la escasez de recursos hurnanos del PP vasco le colocó en tercer lugar de la lista poputar en Ermua. Probablemente ni en sus calculos mas optimistas entraba ocupar un cargo público apenas estrenada su carrera política.

El Ayuntamiento le ocupaba parte de su tiempo, que compartía entre su trabajo y el gimnasio, una de sus grandes aficiones. A la otra, la música, le dedicaba parte de sus fines de semana. Miguel Angel Blanco tocaba la batería en varios grupos musicales de verbenas como Poker y Cañaveral. Su última actuación con las baquetas la ofreció hace una semana, el pasado sábado, en una boda que se celebró en Algorta. Su siguiente cita estaba prevista para el sábado por la noche en el barrio ermuarra de San Lorenzo.

El ciego punto de míra de ETA ha segado una vida cargada de promesas.

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