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Tintas invisibles II
Continuando con el experimento anterior, se trata de hacer tintas invisibles. La razón por la que he decidido hacerlo en dos partes es porque estas tintas requieren materiales más complejos, sustancias químicas, comunes y no tan comunes, pero más peligrosas. Ya os las explico:
Tinta de fenoftaleína: La fenoftaleína es un indicador, una sustancia que, según se encuentre en medio ácido o básico, se colorea con un color distinto. En la fenoftaleína, si está con un ácido, permanece incolora, mientras con una base, se tiñe de rojo. La podréis encontrar, según dice el libro, en algunos medicamentos. Algunas píldoras laxantes tienen fenoftaleína. Mirar en los laxantes, a ver si contienen en su fórmula fenoftaleína. También la podéis comprar en una droguería o en una tienda especializada en productos químicos. Para elaborar el indicador a partir de esa píldora, debéis disolver una de ellas en alcohol de 96º, y ya está. Escribid con esa tinta, y se hará incolora. Después, para hacerla visible, no tendréis que calentarla. Simplemente con pasarle una base por encima, se teñirá de rojo el indicador. Una base es, por ejemplo, un poco de amoníaco diluido en agua. Al estar en contacto el indicador con una base, como el amoníaco, se tiñe de rojo. Otra base es el carbonáto sódico (Na2CO3), pero tendréis que comparlo en una droguería.
Tinta para ocultar el mensaje en el interior de un huevo cocido: Este experimento todavía no lo probé. Tenéis que disolver un poco de alumbre en vinagre. Con esa solución, escribir sobre la cáscara del huevo cocido. Al secarse, se volverá invisible la escritura. Al día siguiente, si rompéis el huevo, veréis cómo el mensaje habrá atravesado la cáscara y quedó marcada en la clara. ¡No os comáis ese huevo!
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