LA GRAN PIRÁMIDE DE KEOPS


En un paisaje monocromático de tonos ocres, emergiendo de la arena del desierto, se levantan orgullosos más de dos millones y medio de bloques de piedra que pesan entre dos y sesenta toneladas cada uno. Hoy, para su transporte, harían falta 800.000 camiones de gran tonelaje, que puestos en fila llegarían desde Cadiz hasta Siberia. En el área que ocupa la Gran Pirámide cabrían ocho campos de fútbol y su altura es la de un edificio de 50 pisos. Y, pese a tan colosales proporciones, sus errores de nivel, angulación, orientación y simetría se cuentan solo por milimetros. Para muchos, su precisión sólo puede explicarse porque fue construida por los mismos dioses.


Cuando el presidente norteamericano Ulysses S.Grant visitó la llamada Pirámide de Keops con ocasión de un viaje alrededor del mundo con otras personalidades, un antiguo daguerrotipo inmortalizó a tan ilustres turistas, que propusieron allí mismo una resolución aprobada -por unanimidad- en estos términos: "Si bien este montón de piedras supera a cuanto hemos visto en cuestiones de construcción y monumentos en todo nuestro gran viaje por el mundo envejecido y gastado, calculamos que el rey Keops, su constructor , ha tenido que ser un tirano tan horrible y tan cruel opresor del pueblo que aquí queda resuelto por nosotros, libres e independientes ciudadanos de los Estados Unidos, que no le vamos a dedicar un solo aplauso".

Pero retrocedamos en el tiempo. Plinio dijo, refiriéndose a la Gran Pirámide, que ésta era una estúpida y loca exhibición de riqueza real, idea que prevaleció en el pasado y que aún hoy muchos mantienen. Sin embargo, en el año 1257 de nuestra era, el cadí Fajr el-Din el Uahab el-Masri ya dejó escrito lo que muchos hemos sentido al contemplar esta construcción: " En el corazón de quien la ve, brota el deseo de comprender su lenguaje".

Por su parte, los viajeros de la época clásica ya manifestaron su sorpresa ante la ausencia total de dispositivos tecnológicos en relación con la construcción de las pirámides. La Arqueología, desconocedora a veces de la Física, la Geometría o las Matemáticas, ha intentado, con poco acierto, explicar los cómos y porqués de tan ciclópea construcción.

 

¿HUBO O NO DESARROLLO TECNOLÓGICO EN EL ANTIGUO EGIPTO?


La ausencia total de referencias a cuestiones científicas en textos hallados en excavaciones, inscripciones y textos egipcios, ha sido interpretada como prueba de que aquel pueblo no poseyó ningún tipo de tecnología y vivió en una ignorancia científica total. Y es una conclusión obligada si se tiene en cuenta que la primera rueda aparece en la XII Dinastía, el primer " mrjt" (mira de observación de caña de palma) - lo mismo que la primera plomada ("tj"}- en la XVIII Dinastía: los primeros textos astronómicos surgen en sarcófagos de la XI Dinastía y corresponden, inclusive, a una Astronomía incipiente que, como observa Hawkes, desconocía la existencia de los eclipses: las primeras representaciones de los meridianos se plasman en el Templo de Dendera (época ptolemaica), conjuntamente con indicaciones sobre la operación del "tendido de la cuerda" y la determinación del meridiano por las estrellas de la Osa Mayor. el Papiro Rhind de la Dinastía XIII, tiene un nivel científico correspondiente a un segundo curso de escuela elemental; el vidrio aparece en la Dinastía XIV y los primeros cuchillos de hierro en la XXVI. Solamente en la época ptolemaica (200 a.C.) parece que existieran en Egipto conocimientos matemáticos y astronómicos de un cierto nivel.

Así, la documentación arqueológica nos muestra a una civilización que avanza dificultosamente por el camino de la Ciencia y que, al cabo de 3.000 años de evolución, debe importar de Grecia los pocos conocimientos que llegó a poseer. Y esta documentación arqueológica nos muestra una civilización que avanza dificultosamente por el camino de la Ciencia y que, al cabo de 3000 años de evolución, debe importar de Grecia los pocos conocimientos que llegó a poseer. Y esta documentación no admite excepciones: es el material a través del cual el arqueólogo obtiene información sobre la vida y los conocimientos del Antiguo Egipto.

Bloques de revestimiento.

Sin embargo, como realización tecnológica de alta precisión no existe nada en el mundo entero que iguale el revestimiento calcáreo de la Gran Pirámide. Y es de lamentar la destrucción de este revestimiento de mármol, pues no sólo se nos ha privado del placer estético de su contemplación, sino también de una obra que podemos, con toda seguridad, considerar la más grande creación tecnológica de todos los tiempos, una obra que poseía superficies planas de más de tres metros cuadrados, que muestra un paralelismo, a lo largo de sus aristas -de casi dos metros- del orden de las cinco centésimas de milímetro; es decir, en íntimo contacto, y cuya apertura media de la junta es del orden de 5 décimas de milímetro. Además, para mayor asombro, utilizaron en las juntas yeso de rápido fraguado.

La tarea parece imposible. Flinders Petrie constató que no existían en el pavimento huellas de arrastre de los bloques, ni tampoco puntos de engarce para grúas o cuerdas. Además, para mayor asombro, pusieron en las juntas yeso de rápido fraguado, que obligaba a colocar el bloque al primer intento, sin posibilidad de posteriores movimientos. Y estamos hablando únicamente de la primera fila de las más de 200 que tiene la pirámide hasta la cumbre.

Las representaciones que aparecen en el Templo solar de Niuserre (V Dinastía), y que coinciden con los textos del Templo de Edfú, en las cuales aparece el rey y las sacerdotisas con una maza, estacas y la cuerda de arpentar determinando la orientación de un templo, no puede tomarse al pie de la letra. Puesto que en inscripciones y manuscritos no se desprende el menor atisbo de conocimiento geodésico, la conclusión del análisis arqueológico está, pues, basada en hechos; por eso algunos egiptólogos consideran que la exacta orientación geodésica de las pirámides tiene que ser producto del azar.

 

LAS SORPRESAS NO TERMINAN.


Cuando pasamos a estudiar la goniometría egipcia nos encontramos con la sorpresa de que aquellos tecnólogos medían ángulos con la precisión de un segundo de arco; lo que debe considerarse casi como sobrenatural, pues trasciende ampliamente la capacidad del ojo humano, que es como aseguran que fue orientada la pirámide.

Otro interesante problema lo constituye la perfecta euclicidad y horizontalidad del plano de la base de la Gran Pirámide. El problema es altamente atractivo, porque la nivelación debió efectuarse prescindiendo de las direcciones diagonales, ya que en el centro los constructores dejaron sin tocar la piedra de la meseta y solamente rebajaron el perímetro. Este mismo mogote central dificulta, como sabe todo agrimensor, las operaciones de cuadración del perímetro de la base, que debió ser efectuada por medios puramente ópticos.

Pero si nos adentramos en el tema observando el grado de perfección de los instrumentos tecnológicos en las diversas épocas, vemos que los máximos exponentes corresponden a las dinastías más antiguas. Los mejores tornos de punta con herramienta automática son los que aparecen entre la segunda y la tercera dinastías. En el caso de los trépanos, los ejemplares más logrados corresponden a la l Dinastía. En cuanto al trabajo de alta precisión, no aparecen obras comparables a la avanzada goniometría hasta después de la IV Dinastía.

Este conjunto de circunstancias nos presentan un panorama de involución ascendente que pareciera ser uno de los principios cardinales de la arqueología. Porque lo que surge repentinamente en los periodos iniciales de Egipto pudiera no ser el producto de una "generación espontánea", sino el final de una trayectoria de siglos de tradición. Admitir que existe un largo itinerario cultural desconocido para nosotros resulta más ajustado a la realidad de los hechos históricos que suponer la creación de evolucionadas técnicas científicas y perfeccionados instrumentos que, de repente, por arte de magia, hacen su aparición en el escenario del Nilo.

 

LA ENCICLOPEDIA PÉTREA.


No existen datos históricos sobre el aspecto que presentaba la Gran Pirámide cuando se terminó de construir. Únicamente algunas leyendas cuentan los colores con los que estuvo pintada y los símbolos escritos en sus caras exteriores. Abd-al-Latif, historiador árabe del siglo XIII, dijo que en ella estuvieron grabados, en caracteres ininteligibles, un número tan grande de inscripciones que podrían llenar diez mil páginas.

Herodoto, quien contempló la pirámide hacia el año 440 a.C., comenta los mismos signos. Su interpretación era para él tan desconocida como para el guía que le acompañaba, quien le comentó que escritura tan arcana representaba el importe que el constructor gastó en rábanos, cebollas y ajos para dar de comer a los trabajadores, ascendiendo, exactamente, a la cantidad de 1.600 talentos de plata. Y es que interpretaciones en torno a esta construcción siempre las ha habido para todos los gustos.

El joven hijo de Harun, Abdullah Al Mamún, subió al trono el año 813 d.C. Fundó universidades, protegió y fomentó la Literatura y las ciencias y convirtió a Bagdad en centro de saber académico, con su biblioteca y observatorio astronómico. Fue un príncipe de rara sabiduría que asistía con satisfacción a las asambleas y debates de los letrados. Muestra de su entusiasmo científico fue la condición de paz que impuso al derrotado rey de Grecia: la entrega de un manuscrito, el Almagesto de Ptolomeo, que hizo inmediatamente traducir. Esta obra contenía datos astronómicos y geográficos y el catálogo más antiguo de estrellas que haya llegado a nuestras manos.

Por su enorme caudal de conocimientos fue por lo que Al Mamún se fijó en la Gran Pirámide. Había recibido la noticia de que, según antiguas leyendas, existía una cámara secreta en la Gran Pirámide en la que había mapas y tablas de las esferas terrestre y celeste. Decíase, además, que la cámara encerraba inmensos tesoros y objetos extraños, como armas que no se oxidaban y artículos de cristal que podían doblarse sin romperse. Y el califa, que ya había encargado a 70 investigadores la producción del primer mapa estelar del mundo del Islam, decidió buscar en la pirámide.

 

KEOPS, ¿CONSTRUCTOR O CENSOR?


Para la Arqueología no existe la menor duda: la Gran Pirámide es obra de Keops, por lo que la obra se construyó durante la IV Dinastía. Pero la verdad es que sólo existen dos indicios a favor de la autoría de Keops que la bibliografía especializada ha convertido en argumentos de mastodóntico peso: los proporcionados por Herodoto y por el coronel Howard Vyse.

En lo referente a Herodoto, los egipcios del siglo V a.C. le contaron quiénes fueron los constructores de las tres pirámides de Gizéh, o sea, Keops, Kefrén y Micerinos, respectivamente. Pero a otro historiador, Diodoro de Sicilia, le señalaron como autores de los monumentos citados a Armoeus, Ammosis e Inaron. Por su parte, los escritores árabes atribuyen la Gran Pirámide a un rey llamado Surid. Y posiblemente ninguno de ellos acierte, habida cuenta de los miles de años transcurridos desde la construcción hasta la elaboración de dichas crónicas, que no parecen poseer la más mínima credibilidad.

Miembro del equipo de Delgado señalando el cartucho atribuido a Keops.

El otro punto importante es el cartucho atribuido a Keops y encontrado en el interior de la pirámide, en la quinta cámara de descarga que hay encima de la Cámara del Rey. El primero en entrar en ella fue Howard Vyse en 1837, tras abrirse camino a base de dinamita, haciendo público el descubrimiento de unos signos aparentemente escritos por los obreros constructores de la pirámide y, lo que fue más importante, la firma de un rey: Keops. Hablamos del famoso cartucho del faraón Chufu, helenizado con el nombre de Keops. Así que los arqueólogos, por fin, tenían ya su prueba y catalogaron la construcción, sin pensárselo dos veces, como erigida por el segundo faraón de la IV Dinastía.

 

Sin embargo, el asunto no se resolvería tan fácilmente. Las opiniones de algunos egiptólogos -aunque calladas ante el clamor de la mayoría- que deseaban que el caso fuese cerrado, se elevaron, débiles pero inquebrantables. La palabra fraude salió a relucir y se pusieron en duda incorrecciones o "casualidades".

Lo cierto es que la pirámide fue considerada un templo solar y existen evidencias que indican que ya estuvo construida antes del reinado de Keops. Una antigua inscripción jeroglífica denominada "La Estela del lnventario" narra que estaba ya en pie en tiempos de Keops y era llamada Templo de Isis. La misma inscripción cuenta que Keops se hizo enterrar junto a ella en una pirámide menor.

Quinta cámara de descarga.

Lo que sí parece que puede atribuírsele a Keops fue el cierre del monumento, quedando así para la historia como el cruel faraón que cerró los "templos". Así, una inscripción grabada en la roca frente a la cara norte de la Pirámide de Kefrén nos dice que el Superintendente de los Trabajos, Mai, "Grande del Templo de Maat", y Seanj-Pa , intendente de los Trabajos del Templo de Amón, en Tebas, trabajaron en la reparación de las dos grandes pirámides de Gizéh. Bajo la inscripción se encuentra el mismo signo misterioso que se puede observar en el techo de la Cámara del Caos. Es decir, que en tiempos de Ramsés II se emprendieron trabajos en la Gran Pirámide para poner a punto de su interior y seguir celebrando las iniciaciones isíacas en el templo solar.

 

¿UNA CONSTRUCCIÓN ANTERIOR AL DILUVIO?


Ya es casualidad que entre los millones de piedras de la Gran Pirámide el coronel Vyse diera con la que estaba marcada por los canteros con el nombre de Keops. Ya es casualidad que, de las cinco cámaras de descarga, sólo existieran inscripciones en las cuatro que descubriera Vyse y no en la que descubriera Davison. Y sobre todo, ya es casualidad que los antiguos egipcios tuvieran la premonición de adelantarse a su tiempo para usar al escribir el nombre de Keops una escritura, la hierática, que apareció ¡ muchos siglos más tarde!, cuando decayó la escritura ideográfica, que ¡era la utilizada en las primeras dinastías! Y ya es casualidad que la escritura encontrada fuera hierática, exactamente igual a la expuesta ¡en la única obra que por aquella época trataba de la escritura antigua de Egipto!, titulada Materia Hieroglífica, aparecida en 1828. Ya es casualidad, en suma, que un error de ortografía realizado por el autor de esta obra, John Gardner Wilkinson, que representaba la letra "CH", de Chufú, con el signo "J" de Ra, también se viera reflejada en el cartucho de Keops encontrado por Vyse.

El egiptólogo alemán Lepsius se extrañó también de que los signos estuvieran pintados con pintura roja, pues guardaban demasiadas semejanzas con la escritura hierática. Otro eminente egiptólogo, Samuel Birch, experto en jeroglíficos, dijo que las inscripciones eran de difícil interpretación pues se trataba de caracteres semihieráticos. Pero fue el orientalista norteamericano Zacarías Sitchin el que, definitivamente, llamó impostor a Vyse, que en su diario del día 27 de Enero de 1837 meses antes de su hallazgo, escribió que no podía volver a Inglaterra sin haber descubierto algo, porque el honor de la familia y el mucho dinero empleado no le dejaban otra opción.

Bien. Descartado que Keops fuera el faraón que ordenara la construcción de la Gran Pirámide, se nos presenta un enorme abanico de posibilidades y conjeturas sobre el artífice del monumento y, por tanto, sobre la fecha de edificación del mismo; e, incluso, sobre los propósitos que alentaron la colosal construcción y el ciclópeo esfuerzo requerido. Un autor árabe del siglo XIV, Makrizi, refiriéndose a leyendas mucho más antiguas, escribió que el rey Surid Ben Sahluq tuvo un sueño que fue interpretado por los sacerdotes como presagio del Diluvio, haciendo construir las pirámides, en las que habría guardado inmensos tesoros y todas las ciencias conocidas en el pasado. Otro escritor, el Cadi el-Galil Abu Abd Allah Mohammed Ben Salamat el-Qodai, que no es poco, también narró que las pirámides se construyeron antes del Diluvio, puntualizando que la llegada de la desgracia que amenazaba la Tierra llegaría en el momento en que el Corazón del León se hallara en el primer minuto de la cabeza del Cangrejo, o sea, más de 5300 años a.C. Y otro historiador, también árabe, Abu'lRihan el-Biruni, escribió que las huellas del Diluvio y del nivel alcanzado por las aguas se distinguían todavía, antes de la desmantelación del revestimiento, notándose la marca o señal hacia la mitad de la altura de las pirámides.

 

MOMIFICACIÓN PIRAMlDAL


Leyendas y ciencia ficción parecen fundirse en el estudio de la Gran Pirámide. Otro autor árabe, Abu Mohammed Abd Allah Ben Abd EI-Rahim EI-Hokm, relató una audaz aventura por el interior del monumento en tiempos remotos: "El pozo era cuadrado y los hombres que bajaron a él encontraron en cada lado una puerta que conducía a unas salas llenas de cuerpos muertos extraordinariamente ligeros, pues el tiempo les había vuelto tan pesados como la paja seca". Lo asombroso es que tan increíble relato adquiere tintes de veracidad por el descubrimiento que hizo a principio de este siglo el francés André Bovis. Se cuenta que éste, visitando la pirámide, encontró un ratón muerto en su interior. Cuando lo cogió, para depositarlo fuera del monumento, notó que su peso era excesivamente liviano. Cuando volvió a Francia, empezó a desarrollar experimentos sobre lo que había visto e introdujo un gato recién muerto en una maqueta de la pirámide orientada exactamente al Norte. Había redescubierto que la estructura piramidal produce la deshidratación y momificación de pequeños animales y frutos. El fenómeno ha sido verificado por físicos del instituto Nacional de la Salud en Washington, quienes constataron que un huevo colocado dentro del modelo piramidal se vitrifica en lugar de pudrirse, mientras que en una caja convencional, cuadrada, los huevos se desintegran normalmente.

Los informes de Bovis fueron leídos por un ingeniero de radio checoslovaco, Karel Drbal, quien tras numerosos trabajos con pirámides enunció que existe una relación positiva entre la forma piramidal y los procesos físicos, químicos y biológicos que en ella se desarrollan. Fue Drbal, de hecho, quien hizo famoso aquello de las hojas de afeitar que, puestas bajo el poder piramidal, se mantienen afiladas durante largo tiempo, hasta tal punto que patentó la idea. Experimentos realizados en ltalia pusieron también de manifiesto que la leche envasada en cartones de forma piramidal se conserva fresca indefinidamente, sin refrigeración, por lo que una firma francesa patentó un envase piramidal para yogur.

Todos los escritos árabes, adornados con esa magia que caracteriza al oriental, han hablado de inmensos tesoros materiales o intelectuales. Masoudi, por ejemplo, refiere que las inscripciones tratan sobre las ciencias, propiedades de los cuerpos, magia y secretos de la Naturaleza. Por su parte, Makrizi escribió que los sacerdotes trazaron sobre los monumentos la Ciencia de los talismanes, Matemáticas, Arquitectura, Astronomía o Medicina. La gran cantidad de escritos antiguos referentes a la Ciencia escondida en la Gran Pirámide obliga a pensar en tal posibilidad. Pero sus muros están lisos, sin ningún tipo de escritura aparente. No obstante, quizá no estén mudos y su lenguaje no se vea con los ojos, aunque quizá sí se pueda conocer con la cinta métrica.

 

A LA BÚSQUEDA DE LA CÁMARA SECRETA


Eso era lo que buscaba Al Mamún cuando se introdujo en la Gran Pirámide. Las leyendas hablaban de una cámara secreta donde se encontraban mapas de la esfera terrestre y celeste. Las dos comisiones creadas por él para la medición del grado de latitud indican un saber que, incomprensiblemente, parecía estar en poder de los antiguos egipcios.

Para descifrar el mensaje de la pirámide, Al Mamún usó la cinta métrica. La longitud de la base de la Gran Pirámide dividida en 400 partes dio origen al codo árabe. La misma distancia, dividida en 500 partes, supuso el codo griego. Pero lo que resulta más increíble es que estas medidas árabes y griegas tenían relación con el grado de arco, pues las magnitudes de la Gran Pirámide están en relación directa con la medición de un arco de meridiano.

Este conocimiento astrológico debería extrañarnos, pero tampoco resultaría insólito suponerles un saber geográfico. Si bien es difícil de creer, es posible que aquellas remotas gentes conocieran las dimensiones del planeta e, incluso, su configuración geográfica. La pista nos la da el misterioso mapa de Piri Reis, que aunque fechado en 1513, describe tierras aún no visitadas por los occidentales de la época de Colón e, incluso, costas terrestres en la Antártida, que sólo son conocidas desde hace pocos años. Pues bien: los especialistas han dictaminado hoy que el mapa de Piri Reis es una proyección realizada desde 10.000 metros de altura tomando como epicentro El Cairo. ¡Desde 10.000 metros de altura! ¿Cómo lo hicieron?

La base de la pirámide que pudieron medir árabes y griegos antes de su desmantelamiento quedó perdida entre enormes montañas de escombros. No fue sino hasta la expedición francesa de Napoleón Bonaparte cuando consiguieron encontrar la base de la roca sobre la que había sido incrustada la piedra de ángulo del revestimiento. El descubrimiento posterior de los otros ángulos dio como resultado la primera medición científica moderna de la base de la pirámide, del ángulo de sus aristas y de su altura. A partir de entonces se abrió un mundo apasionante de conjeturas, teorías e hipótesis en torno al monumento, en una guerra de cifras que no ha terminado.

John Taylor, astrónomo y matemático londinense, publicó en un libro aparecido en 1859 que el perímetro de la base de la Gran Pirámide es el mismo que el de la circunferencia cuyo radio sea igual a su altura. O, lo que es lo mismo, que dividiendo la longitud de las cuatro caras de la pirámide por el doble de su altura, el resultado es el famoso número Pi. Tanto Taylor como Piazzy Smith atribuyeron esta ciencia a la "Sabiduría Divina", afirmando que el arquitecto tuvo que construir la pirámide bajo la influencia directa de una revelación.

 

INVESTIGADORES Y VlSlONARlOS: DE LA REVELACIÓN A LAS MATEMÁTICAS


Desgraciadamente para ellos, Petrie, que realizó posteriormente uno de los mejores trabajos de metrología en el interior de la pirámide, comprobó cómo muchas medidas tomadas por Smith estaban deliberadamente sometidas a tortura e, incluso, alguna arista se vio limada para conseguir sus propósitos. Quedaron refutadas muchas de las medidas, aunque no todas, como la que afirma que multiplicando la altura de la pirámide por 10 elevado a 9, se obtiene la mínima distancia de la Tierra al Sol.

Petrie aportó un dato desconocido hasta entonces y era que la pirámide no tenía cuatro caras, sino ocho. Las cuatro caras de la pirámide están partidas al centro. Hoy no puede apreciar esa concavidad al faltar gran cantidad de bloques, pero el fenómeno no pasa desapercibido en las películas infrarrojas. En las fotos realizadas por Pochan el día del equinoccio de primavera de 1934 sobre la cara sur podemos apreciarlo, aunque el prodigio también se produce en la cara norte. En los solsticios de primavera y de verano, a las 6h 40', la sombra de la arista oeste de la cara sur recorre de izquierda a derecha, en un efecto llamado "relámpago", y dura unos 20 segundos. Después, la parte oeste queda iluminada por el Sol, quedando la zona este en penumbra. Este mismo proceso también puede observarse en los equinoccios a las 17h 20'.

Así pues, nos encontramos ante un monumento de 53.000 metros cuadrados de base con una altura de 147 metros, compuesto por dos millones y medio de bloques macizos orientados con exactitud para construir unas caras compuestas por dos planos que forman entre sí un ángulo de 27' de arco, que permitía con toda precisión determinar rigurosamente los solsticios y los equinoccios. ¿Seguimos hablando de casualidades? Quizá los antiguos egipcios estaban mucho más adelantados de lo que creen nuestros modernos egiptólogos.

Entre los muchos investigadores y visionarios que han visitado la Gran Pirámide, algunos han hecho escuela. Davidson y Morton Edgar han pasado a la historia piramidológica por ser los primeros en enunciar la teoria profética del monumento, que a partir de entonces fue seguida por otros muchos. Se suponía que la cronología profética iba marcada a lo largo de los pasajes y cámaras, correspondiendo un año a cada pulgada piramidal, comenzando con Adán, el primer hombre creado, para terminar con el día del Juicio Final. Teniendo en cuenta la aceptación popular de profetas como Nostradamus o San Malaquías, no es raro que algunos creyeran que algún profeta de la Antigüedad pudo haber poseído la presciencia de los 6000 años siguientes y anotarlo así en la pirámide. Pero al irse sucediendo las fechas previstas para el segundo advenimiento o para el día del fin del mundo sin que sucediera nada, la teoría quedó desacreditada.

 

PI Y FI: LOS NUMEROS IMPOSIBLES


Lo que sí lleva la Gran Pirámide de Gizéh incorporado son los números Pi y Fi en sus proporciones. Ambos números no pueden hallarse aritméticamente, aunque sí pueden determinarse con un compás y una regla. La sección áurea o Fi el número de oro, es 1,618, que tiene como particularidad que su inverso es 0,618 y su cuadrado 2,618. Todas las pirámides de Egipto tienen incorporado el triángulo sagrado de Isis o triángulo rectángulo, que posteriormente enunciara Pitágoras como descubrimiento propio. Es el triángulo rectángulo 3, 4, 5. Teniendo dos catetos de 3 y 4, la suma de sus cuadrados corresponde al cuadrado de la hipotenusa, o sea, 5. Con estos tres lados se hallaba perfectamente un triángulo recto, o un rectángulo de diagonal 5. La Gran Pirámide es la única de Egipto que se sale de dicha proporción, ya que exclusivamente ella ha incorporado la sección áurea o número Fi Si esto ocurre con sus ángulos, sus medidas aportan muchas sorpresas.

Cámara del Rey

El perímetro de la base de la Gran Pirámide indica el medio minuto sexagesimal de un grado y, a escala decimal, determina la órbita solar de la Tierra en torno al Sol. La superficie de la base, a escala decimal, establece la superficie de la esfera terrestre; la superficie de la esfera dictaminada por la Gran Pirámide, a escala decimal, señala la superficie de la esfera solar. El peso de la Tierra es mil millones de millones el peso de la Gran Pirámide. El largo de la cámara del Rey, dividido entre 10, nos da el valor del metro egipcio, 1,047901, el doble que el codo egipcio de 0,5236 que hallara Newton, y que corresponde con la mejor medida actual del cuadrante del meridiano terrestre.

 

UNA MAQUETA DEL SISTEMA SOLAR


La conclusión, ciertamente inaudita, es que la Gran Pirámide de Gizéh es una maqueta a escala del sistema solar. Como es abajo es arriba. Y ello propone algo que rompe todos los esquemas. Para la ciencia, que es fundamentalmente anticreacionista, primero fue la materia y su evolución creó la vida, y ésta, a su vez, la inteligencia. Pero estudiando la pirámide, comprobamos que lo primero fue la inteligencia que creó y ordenó la materia, proyectándose a escala decimal y descubriendo un dios matemático y geómetra. Tal parece indicarlo la inscripción descubierta por Reisner en la mastaba de Pen Meruu, en Gizéh.

Los autores árabes relatan las peregrinaciones realizadas a la Gran Pirámide desde todos los países de la Tierra, en especial desde la Arabia yemení, pues los sabios eran adoradores del Sol y la pirámide representaba el sistema solar. Recientes mediciones dan un valor al arco entre Menfis y Alejandría de 110 kms. y 865 metros. Su medio minuto sexagesimal arroja una distancia de 923,9 metros, siendo el perímetro de la base de la Gran Pirámide de 924 metros. Pero eso no es todo, ni mucho menos, pues la apotema de las caras de la pirámide, de 184,722 metros, multiplicada por diez, da la longitud de un minuto de latitud a la altura del paralelo 29.

En definitiva, la Gran Pirámide ha cumplido una múltiple finalidad. Por un lado, pudo ser una tumba si Keops se hizo realmente construir -en alguún lugar todavía no identificado- su sepulcro. Pero también pudo ser sólo un lugar donde se realizaran ciertas ceremonias de muerte y resurrección. Funcionó, asimismo, como calendario, señalando solsticios y equinoccios. Sus medidas exteriores e interiores reflejan datos astronómicos y quién sabe qué aspectos de una ciencia perdida extraordinariamente sabia. La estructura piramidal parece recoger y emanar energías aún no estudiadas ni comprendidas, que en el futuro podrían dar claves importantes mientras sus proporciones se elevan indicando los componentes principales del hombre -el agua y el carbono-, con 208 hiladas de roca que parecen recordar los huesos del cuerpo humano. Por último, podemos hallar en ella una maqueta, a escala, del sistema solar.

En cualquier caso, de lo que no hay duda es de que la Gran Pirámide es el monumento más importante, por muchas razones, que hay sobre la faz de la Tierra.

 


 CUANDO EL ERROR NO EXISTE.

A longitud de la de la pared Norte de la cámara del Rey es según Petrie, de metros, y la del sur de 10,4782.El error de medida es del décima de milímetro por metro, que coincide con las normas modernas para prismas ópticos. El estudio de la base revela un plano perfecto en todo el perimetro de 920 metros, de tal manera que el ángulo suroeste se revela tan sólo centímetro y medio más alto que el noroeste. Sobre la diagonal de 325 metros, esto representa un error de 0,04 mm/metro, en homogeneidad con todos los errores relativos que hemos calibrado.

La pirámide es ocho veces mayor que un campo de fútbol y sus diferencias se cuentan en milímetros y en segundos. Las pocas representaciones que han quedado en relieves egipcios nos muestran, nuevamente, métodos arcaicos y poco efectivos de precisión, cuerdas de palma y observación visual. El único metal de que disponían era el cobre, pero ante tal distancia de 230 metros las diferencias diurnas de más de 20 grados entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde representan una dilatación del cable de más de 80 centímetros.

El error de medida de 3 mm indica, por su parte, un control de la temperatura de 0,2 grados, cosa impensable cualquier topógrafo que necesita las cintas de Invar, una aleación de hierro y níquel de bajo coeficiente de dilatación térmica, para conseguir casi lo mismo que los egipcios. Se requieren termómetros, conocimiento de la los metales y equipos ópticos donde tan solo se han encontrado cuerdas de palma, que es mismo que tener la evidencia de que los egipcios podían viajar a 200 kms. por hora y encontrar sólo, en papiros y relieves, la inconfundible estampa de un famélico camello.


Articulo realizado por Manuel José Delgado y publicado en la revista "Más Alla" en su especial monográfico: "PIRÁMIDES DEL MUNDO" en Marzo de 1996.

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