LOS ESPIRITUS DE LAS PIRÁMIDES


El Antiguo Egipto fascina tanto a los turistas como a los científicos porque lejos de las asépticas cifras y datos que suministra la arqueología, se vislumbra una cultura misteriosa como ninguna, capaz de trabajar con técnicas que aún se desconocen, quién sabe si fruto de sus contactos con seres procedentes de otros niveles de la realidad, tal y como muchos sugieren.


Manifestaciones energéticas que la vista no capta, pero que quedan reflejadas en la película fotográfica.

 

Son numerosos los historiadores que desde la antigüedad han referido la presencia de entes custodios, de formas cuya luminiscencia irradiaba en la oscuridad de la noche y de objetos cuya transparencia dejaba ver tras ellos las pirámides de las que procedían. Podemos encontrar narraciones de este tipo en la biblioteca del Museo de El Cairo, sobre todo en los volúmenes de las llamadas Leyendas árabes, recogidas en los siglos VIII al XV, procedentes de informaciones transmitidas oralmente, generación tras generación, y que se remontan al propio nacimiento de la civilización faraónica. Rodeadas de ese halo mágico que caracteriza la literatura oriental, entre líneas ofrecen datos reveladores. Son las lagunas cuya sola presencia aterra, porque su estudio nos lleva a plantear otras bases distintas a las que, hoy por hoy, sustentan la historia.

Espectros sobre la arista norte-oeste de la Gran Pirámide.

El 8 de enero de 1897, el Instituto Egipcio recibió una carta firmada por William Groff, que había sido redactada en los siguientes términos: "Hace unas semanas, tuve la ocasión de pasar la noche en el desierto de Giza con nuestro vicepresidente, el doctor Abate Bajá. Por la tarde observamos una luz que parecía girar lentamente alrededor de la tercera pirámide, más o menos a la mitad de su altura; era como una pequeña llama que daba la impresión de rodear tres veces la pirámide, después de lo cual desapareció. Vigilé atentamente esta pirámide durante buena parte de la noche. Hacia las once, volví a ver otra luz; esta vez era de color azul pálido; ascendió lentamente, casi en línea recta, y al llegar a cierta altura sobre la cúspide de la pirámide, desapareció, extinguiéndose. He pasado muchas noches en el desierto cerca de las pirámides de Giza, y he visto alrededor de ellas luces, aunque al principio no me planteé cuál era su origen. Luego fui prestando mayor atención al asunto e hice algunas averiguaciones; la primera de ellas, que estas luces no se ven con mucha frecuencia. Sospecho que son debidas a emanaciones procedentes del interior de la pirámide. Este aire es más cálido que la atmósfera del desierto provocando corrientes térmicas que arrastran consigo esas emanaciones, que son - o se vuelven- luminosas".

La tesis de Groff y del Abate Bajá dista mucho de explicar el fenómeno, ya que, en primer lugar, las pirámides son herméticas y no permiten corrientes de aire, como cualquiera puede comprobar, motivo por el cual se han tenido que realizar trabajos que permitan renovar el aire en su interior. En segundo término, nos enfrentamos al problema de interpretar por qué estas luces suben, bajan o dan varias vueltas a las pirámides. La parte positiva es que su exposición nada tiene que ver con una posible sugestión producida por el lugar y los monumentos que produciría la visión subjetiva de cierto tipo de espectros, lo que da veracidad a la narración.

La aparición de estas luces es un hecho constatado pudiendo incluso fotografiarse. Los documentos gráficos no ofrecen dudas. Egipto y, en especial, las pirámides de Giza guardan el secreto de luces que surcan la noche o que aparecen en cualquier sala de los templos para asombro de quien las contempla. Como Groff, se puede jugar con hipótesis que justifiquen su presencia. La energía piramidal, tan veraz como desconocida, podría tener parte de culpa. Las fotografías realizadas con película infrarroja muestran una especie de llamarada de color verde que sale por el ápice de pirámides hechas a escala, de un modo y con una tonalidad que pueden apreciar los videntes. Pero, de todas formas, la energía debería quedar únicamente en esas manifestaciones. El problema es que estos fenómenos lumínicos en muchas ocasiones parecen tener vida propia, con comportamientos inteligentes y acompañando a otros tipos de manifestaciones de más compleja explicación.

Un momento del MilagrodelSolenAbuSimbel.

El investigador Emilio Bourgón ha comprobado varias veces la presencia de una pequeña esfera luminosa de color rojizo en el templo de Ramsés II de Abu Simbel. Dicha bola aparecía súbitamente, siempre en ocasiones precisas y relacionadas con la sanación. Es en este templo donde se produce anualmente el llamado "Milagro del Sol". Todos los días 21 de octubre, el del nacimiento de Ra, y únicamente en esta fecha, el sol del amanecer incide exactamente en la puerta del templo para llegar con su luz al Sancta Sanctorum, una capilla que alberga al faraón divinizado, a los dioses Osiris, Horus y Ptah. La luz se va desplazando en un espectáculo extraordinario e ilumina a los tres primeros, pero nunca al dios Ptah. Pues éste es el dios de la oscuridad, el dios de los antepasados del antiguo Aha Men ptah, el Amenti.

Flanqueando esta capilla, a derecha e izquierda, hay otras dos de reducidas dimensiones. En su interior no hay nada, ni relieves ni jeroglíficos, lo que en principio resulta raro, pues todo el templo se halla perfectamente decorado y esculpido. Un examen más detallado indica todo lo contrario. El pasado verano pudimos visitar el templo en dos ocasiones. En la primera, realicé un hallazgo que sugiere la existencia de un tipo de información subliminal. El descubrimiento fue puramente casual, al relajar la vista en un momento determinado. El no mirar a un punto concreto me permitió ver algo que en condiciones normales no habría sido perceptible. Seguro que todos conocen los ejercicios de vista propuestos en libros como El ojo mágico; es decir, la mirada se desenfoca hasta conseguir visualizar en un dibujo abstracto de dos dimensiones otras figuras que aparecen en tres dimensiones. En las cámaras anexas a la principal del templo aparecieron de esta forma figuras y dibujos insospechados hasta entonces. En la capilla de la derecha pudimos distinguir claramente una gran calavera que dominaba todo el conjunto. Por otro lado veíamos líneas que simulaban un mar embravecido sobre el que se hundía un gran barco cuyos tripulantes saltaban por la borda podría sugerir una relación de los dibujos con la desaparición de la Atlántida, de la que, según algunos, Ptah era su dios.

El Sancta Sanctorum para el contacto con seres de otra dimensión. Edfú.

En la capilla de la izquierda visualizamos unos dibujos concéntricos que se hundían hacia el infinito. Precisamente de esa en otras ocasiones se había Una vez ante un hombre sufría un ataque de ciática, se curó al momento. En otra ocasión, la beneficiada fue una turista que acababa de hacerse en un pie un profundo corte del que manaba abundante hemorragia. La bola luminosa envolvió el pie herido y, ante el estupor de los presentes, el corte cerró inmediatamente sin que quedara cicatriz visible. El hecho de que el fenómeno se produzca en raras ocasiones, de la misma manera y con los mismos fines, es un gran misterio añadido al bienestar psicofísico que produce la meditación en ese templo.

Sin duda, los antiguos egipcios lo sabían, pues sobre el dintel de la entrada a esta capilla dejaron representada una bola roja con dos extrañas nervaduras serpenteantes a los lados. Aparentemente, es un sol alado sin terminar de esculpir, pero los soles se representan en amarillo, y no en rojo. En cualquier caso, la esfera vibra y vuela. Quién sabe si el propio Ramsés II propiciaba su existencia.

 Fotografía nocturna en Karnak. Pueden observarse numerosos puntos luminosos distribuidos regularmente y que no se corresponden con ninguna estructura visible.

EL SUEÑO DEL FARAÓN


El historiador Maqrizi, uno de los muchos autores de las llamadas Leyendas árabes, que R vivió en el Cairo entre 1360 y 1442, y escribió en torno a la construcción y propósitos de las pirámides de Giza, relata un sueño del faraón Surid ben Sahluq, que fue interpretado por sus sacerdotes como presagio de un diluvio: "Surid hizo llenar las pirámides de talismanes, de riquezas e ídolos; hizo depositar en ellas los cuerpos de los reyes y, siguiendo sus órdenes, los sacerdotes trazaron sobre estos monumentos todas las máximas de los sabios; se escribió sobre todos los lugares posibles de las pirámides - techos, bases, murallas -, todas las ciencias conocidas, y se dibujaron las figuras de las estre1las, se inscribieron los nombres de las drogas y sus propiedades útiles y nocivas, la ciencia de los talismanes, de las matemáticas, de la arquitectura: en una palabra, todas las ciencias. Cuenta que se depositaron también en las pirámides los tesoros de los planetas, lo que había sido dado a las estrellas y los tesoros de los sacerdotes".

Y continúa diciendo: "A cada pirámide se le asignó un guardián. El de la Gran Pirámide era una estatua de piedra negra, con manchas blancas y negras, de ojos abiertos y brillantes; estaba sentada en un trono y sostenía una jabalina. Si alguien la miraba, oía una voz espantosa, procedente de la estatua, que te hacia caer sobre el rostro, y moría allí, sin poder levantarse... Cuando todo ello estuvo concluido, las pirámides fueron rodeadas por espíritus inmateriales; en su honor se degollaron víctimas, ceremonia que las protegería de todo aquel que quisiera acercarse a ellas, salvo los iniciados que hubieran cumplido los ritos necesarios. Muchas gentes han visto muchas veces estos espíritus dando la vuelta a la pirámide hacia el mediodía y a la hora del crepúsculo". La traducción realizada de esta leyenda no puntualiza si los mencionados espectros tomaron posesión de las pirámides cuando se concluyó la obra o fueron "colocados" allí por el arquitecto, quien, según otros autores árabes, conocía el secreto para contactar con los espíritus. El cronista Masudi (Bagdad, 895-956) menciona que en los monumentos se incluyeron máximas científicas, así como el conocimiento que se tenía de la magia. Los historiadores Abu Ya'kub Mohammed Ben lshaq el-Nadim y Abd el-Latif ( 1162- 1231) indican asimismo la presencia de objetos de los que se ignora su significado, así como la escritura desconocida que emplearon los constructores.

 

HUELLAS DEL GRAN CATACLISMO


Son numerosos los autores árabes que sitúan la construcción de las pirámides de Giza en una época de grandes cataclismos. El misterioso rey Surid, que aparece en casi todos los escritos, sería el promotor de los monumentos como archivos del conocimiento de una civilización al borde de la desaparición, así lo cita el cadí el-Galil Abu Abd Allah Mohammed Ben Salamat el Qodai, quien se refiere al diluvio como motivo de destrucción. Incluso otro autor, Abu'l-Rihan elBiruni, señala que en el revestimiento original se apreciaban las líneas que dejaron las aguas en las caras de las pirámides.

Si la fecha comúnmente admitida para señalar el hundimiento de la Atlántida es el año 10.000 a.C., ésta coincidiría con el fin de la Cuarta Glaciación, y habría sido un acontecimiento propiciado seguramente por la corriente cálida del Golfo de México, al desaparecer los obstáculos que encontraba para subir hacia el norte y derretir los hielos polares. Emilio Bourgón recoge en el artículo publicado en Enigmas (año 1 nº1 1) la posibilidad descrita por Albert Slosman en El gran cataclismo: un vuelco planetario con un cambio en la inclinación del eje de giro terrestre, así como una fusión de los hielos del polo, todo lo cual dio lugar a una inimaginable ola que avanzó hacia el norte provocando la gigantesca inundación que hizo desaparecer la Atlántida en esa fecha. Esta datación de 12.000 años coincide con la asignada por el Instituto Atómico brasileño de Sao Paulo y por las universidades de Francia y de Japón a las piedras de la Gran Pirámide y de la Esfinge. En resumen: nos encontramos ante unos constructores cuyos conocimientos, así como el verdadero poder de su asombrosa técnica, ignoramos por completo. Ellos dejaron unos enigmáticos monumentos sobre la Tierra y, tal vez, también a los espíritus que los custodian.

Las leyendas árabes han sido estudiadas con enormes reservas, ya que en ellas se mezclan el folclore, las distorsiones históricas y el particular enfoque de cada autor; sin embargo, estas epopeyas guardan ciertos datos que hacen dudar que sean totalmente inventadas. Como según el propio Maqrizi escribió "en la pirámide oriental ( Keops ) se construyeron estancias en las que estaban representados el sol y las estrellas, los perfumes que se quemaban para los planetas, los libros que les concernían, el mapa de las estrellas fijas y la relación de su revolución a través del tiempo, la lista de acontecimientos de épocas pasadas sujetos a su influencia y el momento en que deben ser examinadas para conocer el porvenir. En fin, todo lo concerniente a Egipto hasta el final de los tiempos. Además, se depositaron allí los pilones que contenían el agua mágica y otras cosas parecidas".

En la pirámide occidental (Micerinos) se prepararon 30 almacenes de granito coloreado, que fueron llenados con toda clase de riquezas y de objetos diversos: estatuas de piedras preciosas, utensilios de hierro magnífico, armas inoxidables, cristal maleable, talismanes extraordinarios, drogas simples y compuestas, venenos mortales".

Cuchillos de acero encontrado entre los tesoros de Tutankhamon.

 

En caso de que esta historia surgiera simplemente de su imaginación o de la de algún antepasado suyo, ¿cómo es posible que hiciera referencia al plástico (cristal maleable) o al acero, si estos materiales eran desconocidos en su tiempo? ¿ 0 quizás realmente existieron en el Antiguo Egipto? En la sala principal del Museo de El Cairo dedicada a los tesoros de Tutankhamon, el visitante puede ver dos cuchillos encontrados en la tumba. Uno es de oro, el otro, pendiente aún de examen, sólo puede ser de acero o de hierro inoxidable. Caso de que sea de acero (hierro carbonatado) nos encontraríamos con un nuevo anacronismo tecnológico. Y lo mismo si el cuchillo es de hierro inoxidable, pues su elaboración debe realizarse al vacío, sin la presencia de oxígeno Es importante recordar que el hierro apareció en Egipto con la llegada de los Hititas, cinco dinastías más tarde.

Vista desde la cumbre de la Gran Pirámide del pozo al que hacen referencia los historiadores árabes.

Sobre la veracidad de las leyendas árabes y la posibilidad de que puedan aportar datos con los que la ciencia pueda trabajar, el caso de las cavidades secretas es el más sugestivo. Los autores árabes señalan, en afirmaciones más o menos coincidentes, que tras la construcción de las pirámides se excavaron pozos donde guardar los tesoros. Maqrizi indica que en la Gran Pirámide se hizo un pozo en la cara oriental (Este); Abu Mohammed Abd Allah Ben Abd elRahim el-Hohm escribió, en concordancia con el-Qodai y con Ben Abd el-Rahman, que bajo esos pozos se escondían salas que albergaban cuerpos de guerreros con vestimentas extrañas, extraordinariamente ligeros de peso y con unas armas desconocidas; por su parte, lbn Afir señala específicamente que para llegar a estos aposentos hay que hacerlo por la parte exterior de las pirámides. Hace dos años, se encontró este pozo de la cara este de la Gran Pirámide. Los 40 codos que señalaba Maqrizi fueron excavados, pero los trabajos cesaron. Es posible que los guardianes pusieran algún obstáculo insalvable, que los arqueólogos se quedaran sin presupuesto o, simplemente, que prefirieran dedicar su esfuerzo a otros descubrimientos, pero es seguro que no dieron mucho crédito a las leyendas árabes. Hoy, e l pozo sigue allí, misterioso y oscuro, quizá a punto de que, a pocos metros de él aparezca algún importante secreto. Pero quizá no sea el momento.

 

LA LUZ, ALIMENTO DE LOS ESPIRITUS


Todo el que haya penetrado en la Gran Pirámide con ánimo de escrutar lo desconocido nunca se ha sentido defraudado. Los experimentos allí realizados han puesto de manifiesto la presencia de algo desconocido capaz de afectar a los equipos de medida. Los microchips de las modernas máquinas fotográficas se alteran y la película se hace menos sensible: dos puntos de diafragma, es la luz que roba el monumento a cada instantánea, por lo que es frecuente que las fotos le salgan oscuras al turista no advertido.

Para muchos, la luz es el alimento que los espíritus necesitan para manifestarse, y quizá sea así, porque el simple hecho de encender los focos para realizar una grabación de vídeo, permitía ver a simple vista formas evanescentes que se desplazaban por el interior del monumento. Es frecuente que aparezcan volutas de algo que parece humo, luces extrañas, e incluso figuras etéreas de apariencia humana.

Sarcófago el el Serapeum. La cámara ha captado la presencia de formaciones neblinosas con apariencia humana.

Cada cámara de la Gran Pirámide parece tener sus propios " espíritus", que dan la impresión de ser siempre los mismos para quienes llegan a contactar con ellos. La Cámara del Caos es el acceso al inframundo; consecuentemente, los durmientes que allí moran son capaces de hacer que se manifieste lo peor de nosotros mismos. Es el contacto con nuestros instintos, por lo que en esta cámara se penetra a través de un corredor que sólo permite caminar a "cuatro patas". Es el vínculo con nuestros temores, el amplificador de nuestras dudas. Surge casi siempre la irritación, la cólera convulsiva, el egoísmo. Controlar estos estados posibilita el resurgir del hombre nuevo, el acceso a las cámaras superiores o a niveles de conciencia avanzados. Los espíritus que se encuentran en la Cámara del Caos son demonios, la más baja vibración de la energía, relacionados con la luz infrarroja, y viven simbólicamente en el pozo del centro de la sala, en las profundidades del mundo, en la zona oscura.

La Cámara de la Reina es el corazón de la Gran Pirámide y el centro de las emociones. Su techo está construido en forma de caballete, lo que simboliza la dualidad, la capacidad de elección. Su único ornamento reside en el Serdab, lugar destinado a colocar la estatua del doble del faraón, pero su simbolismo es el espejo, similar al que encuentra Alicia en el País de las Maravillas, y originariamente estuvo pintado de azul. Los psíquicos indican que la energía de la sala es azul, así como los espíritus que alberga. En la estancia surgen los comportamientos maternales cercanos al nacimiento. Su propósito es descubrirnos al hombre nuevo desapegado de sus limitaciones y proclive a comer los frutos del conocimiento. El equilibrio reside en superar las servidumbres que nos acompañan y las emociones que empañan la inteligencia.

Por la Gran Galería se sube erguido. El color predominante del trayecto es el ultravioleta de alta energía, como preparación a la Cámara del Rey, donde encontramos la luz blanca. Cuando hemos realizado pruebas en el interior del tanque de granito, hemos coincido con otros autores en la experiencia de haber contactado con seres vestidos de blanco. Es la conexión con el cosmos, con el infinito, con nuestros orígenes y con nuestro futuro. La luz blanca es la más alta vibración de la energía, la necesaria para convertirnos, como dicen los maestros o como descubrimos nosotros mismos, en dioses.

En su obra Teoría sobre la pirámide de Keops, William Kingsland indica que el monumento fue construido por iniciados para iniciados y que, con toda probabilidad, se emplearon en su edificación algunas de las fuerzas más íntimas de la naturaleza. La teósofa H.P. Blavatsky dijo en Isis sin velo que la pirámide simbolizaba el principio creador de la naturaleza e ilustraba, además, los principios de la geometría, de las matemáticas, de la astronomía y de la astrología. En su interior estaba el centro de los misterios de la iniciación, en el que los hombres se elevaban hacia los dioses, y los dioses descendían hasta los hombres.

Las pirámides, con su abrumadora solidez, inmutables, aceptan orgullosas el reto de quienes se adentran en sus misterios. Es posible que las Leyendas árabes relaten algo más que puras historias fruto de la imaginación. Entre sus líneas se incluyen informaciones que pueden ayudar a desvelar los secretos de Egipto. Compartimos la misma sensación de asombro al contemplar estos monumentos creados, quizá, por los mismos dioses, como escribiera el cadí Fajr el-Din elUahab el-Masri en unos versos del año 1257 de la Era Cristiana: " ¿Fue un hombre piadoso quien las erigió como testimonio de su piedad?

¿Y construyó las pirámides para alguno de sus ídolos? O bien ¿es la obra de un hombre que creía en el retorno del alma al cuerpo después de haberle abandonado?

¿Y las edificó para sus tesoros y su cadáver, como tumba que debía preservarlos del Diluvio? O bien ¿son observatorios para los planetas, escogidos por los estudiosos, a causa de la excelencia del lugar? O bien ¿son la descripción de cálculos planetarios, como los que hacían en otros tiempos los persas y los griegos? O bien ¿grabaron sobre sus caras una ciencia que el espíritu se esfuerza en comprender?

En el corazón de quien las ve, brota un deseo de comprender su mensaje, que hace que se muerda las puntas de los dedos".

Mientras tanto, la Esfinge sonríe con la experiencia de haber visto más de más de medio millón de amaneceres.


Articulo realizado por Manuel José Delgado y publicado en la revista "Enigmas" en Enero de 1997 .  

 

  Templo de Abú Simbel.

 

 

Chispas volantes en el templo de Luxor.El flash imposibilita la doble exposición.  Ramses II ofrece una pirámide al dios Ptah (piel azul). Rameseum de Tebas.

 

 

Ser con escafandra y tubos en la tumba de Ramsés III en el Valle de los Reyes.  Sahu, representación de la constelación de Orión en el piramidión de Amenemhet III. Actualmente se encuentra en el museo del Cairo.

 

  Osiris con piel Verde.LAS MISTERIOSAS, ENIGMÁTICAS, INCREIBLES TRES PIRÁMIDES DE EGIPTO.

 

 

  

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