A PROPÓSITO DE LA GRAN PIRÁMIDE


Máquina de calcular en mano, veo cómo en la base de la Gran Pirámide cabe ocho campos de fútbol, su altura corresponde con la del Edificio Picasso, la edificación más alta en España, y no puedo por menos que acordarme de aquellas palabras que dijo Plinio: "estúpida y loca exhibición de riqueza real"


 LA GRAN PIRÁMIDE DE KEOPS. La gran desconocida.

 

NI TUMBA....


En todos los libros de texto podemos leer que la Gran Pirámide es la tumba del faraón Keops. Todas aquellas otras manifestaciones que afirmen lo contrario se consideran carentes de fundamento científico, una manipulación de datos reales o un exceso de fantasía falto de todo rigor. Pero es precisamente ese rigor el que ha obligado a muchos a prescindir de la ortodoxia y, asumiendo humildemente su ignorancia, partir de cero en busca de explicaciones menos "científicas" y más acordes con la realidad.

La pirámide de Sekhemhet

En ninguna de las 108 pirámides censadas en Egipto, en ninguna, se han encontrado jamás los restos de un faraón. Solamente en dos de ellas aparecieron restos humanos: En la pirámide de Zoser, en Saquara, se encontró junto al sarcófago vacío del faraón el cadáver de un niño, y en la pirámide de Micerinos, en Giza, se encontró a una mujer muerta que correspondía a la época romana y de la que incluso se conoce su nombre: Rodopis. En ninguno de los dos casos los hallazgos justifican que esas pirámides se levantaran con la misión de servir de tumbas. Los arqueólogos atribuyen la ausencia de momias a los profanadores y su sistemático saqueo de las pretendidas tumbas, sin embargo, han sido varias las pirámides que se han encontrado invioladas y, pese a ello, sin cadáver alguno. Fue en 1954 cuando el arqueólogo alemán Zacarías Goneim descubrió en Saquara la pirámide de Sekhen-Khet. Los sellos se encontraron intactos y el sarcófago estaba cerrado e, incluso, con la resina que pusieron para que quedara hermético. Sobre la tapa se encontró un ramo de flores dejado piadosamente por alguien. Alrededor, como mejor confirmación de que no hubo profanación, había algunas joyas. El día preparado para la apertura de la tapa del sarcófago se reunieron allí autoridades y prensa, conscientes de que iban a participar en un acontecimiento histórico. No todos los días se abría una tumba inviolada. Sin embargo, de lo que todos participaron fue de una tremenda decepción: ¡EI sarcófago estaba vacío! Los análisis de laboratorio del polvo que había en su interior demostraron la ausencia de materia orgánica.

Es conocido el hecho, además, de que la arqueología asigna a casi todos los faraones de las primeras dinastías dos o más pirámides. A Snefru, padre de Keops, se le atribuyen tres pirámides, una en Meidum y dos en Dashur. De acuerdo a ello, ¿con qué rigor se puede afirmar que las pirámides son tumbas?

 

NI KEOPS....


Una estatuilla, una sola estatuilla, es todo lo que se ha encontrado del faraón Keops, el supuesto constructor del mayor monumento sobre la Tierra. Es desproporcionado. Una talla en piedra de menos de 15 centímetros de alto frente a los dos millones y medio de bloques de dos toneladas y media cada uno y otros muchos que superan las cincuenta toneladas. 15 centímetros insignificantes de piedra, encontrados en Abydos, que parecen avalar la existencia del faraón a quien Herodoto atribuyó la edificación del mausoleo.

El problema de la edificación de la Gran Pirámide se maneja en una atmósfera de incertidumbre y oscuridad. Como lo señalan numerosos arqueólogos (Meyer, Driotton, etc.) la IV Dinastía nos es totalmente desconocida y de la misma no sólo carecemos de información general, sino que ni siquiera podemos estar seguros de la sucesión de sus reyes. Se conocen numerosas listas de faraones egipcios, pero no coinciden entre ellas, por lo que la confusión es aquí total. Por una sorprendente paradoja, se conocen bastante bien la vida y hechos de faraones de la I, II y III Dinastías. Reyes como Narmer, Udimu, etc., correspondientes a la I Dinastía, son perfectamente conocidos por los egiptólogos.

Respecto a la historia de Keops, el vacío arqueológico es tan grande que podría decirse de él que es un perfecto desconocido. El único documento histórico que atribuye la construcción de la Gran Pirámide a Keops es el "Euterpe" de Herodoto.En uno de sus pasajes el viajero recoge las más diversas opiniones, y no precisamente la de los sacerdotes, pues dice expresamente que éstos eran reticentes en mencionar los nombres de los reyes que edificaron las pirámides de Giza, y que cuando se referían a ellas lo hacían como "las pirámides del pastor Filitis", por ser ese pastor, aclara Herodoto, el que apacentaba sus ovejas en el lugar donde se edificaron.

La arqueología no tiene confirmación alguna de tal hecho y ha tenido que confiar, por falta de información, en la veracidad de Herodoto, quien, como puede comprobarse en sus obras, era incapaz de distinguir entre historia y mitología, lo que le hizo ganarse el apelativo de "charlatán" por parte de Plutarco; además, no se trata de hechos precisamente contemporáneos al impropiamente llamado "padre de la historia". de nuestros días a la época de Herodoto hay menos tiempo que de Herodoto a Keops. Por otra parte, hay arqueólogos que no admiten sus afirmaciones, alegando que "vio en su viaje a Egipto tantas cosas que no existían, que le impidieron ver cosas allí existentes". Efectivamente, no menciona en ningún momento la presencia de la Esfinge ni de otros monumentos imposibles de camuflar. Es, pues, más que cuestionable su aserto de que la Gran Pirámide fuera mandada constuir por Keops. El historiador griego Diodoro de Sicilia atribuye la construcción de las tres pirámides a Armaeus, Amosis e Inarón, aunque admite el alto riesgo de equivocación por falta de pruebas. Con tan frágiles fundamentos, volviendo al rigor histórico, es lícito admitir una duda razonable sobre la persona que hizo construir el monumento y, por lo mismo, sobre su fecha de edificación.

Cuenta Herodoto, refiriéndose a la pirámide de Kefrén: "Ni tampoco posee la isleta que riega un canal derivado del Nilo y en donde, según dicen, están enterrados los restos de Keops".

Así mismo Diodoro dice: " Aunque los reyes que hicieron construir estas pirámides tuvieron el propósito de que sirvieran de tumbas, ninguno encontró sepultura en ellas por la irritación de los pueblos que juraron retirar de ellas sus momias y reducirlas a pedazos. Los reyes fueron informados a tiempo e hicieron que sus amigos los enterraran en secreto y en lugar desconocido". Sin embargo, nos siguen contando que la Gran Pirámide de Giza es la tumba del faraón Keops.

 

LA PRIMERA MARAVILLA DEL MUNDO


Cierto sector de arqueólogos, que con tanto entusiasmo señalan el "papiro Rhind" (Pi = 3,40) para afirmar que los egipcios no conocían con precisión la geometría y la matemática, parecen olvidarse de una inscripción poco conocida (seguramente porque no interesa divulgarla) llamada "Estela del Inventario, en la que puede leerse que las tres pirámides ya existían cuando tuvo lugar la historia referida en ella. Según la inscripción, Keops construyó su pirámide al lado de la Gran Pirámide, conocida en esa época como Templo de Isis, y luego construyó otra pirámide para su hija, también al lado de este templo. Como las pirámides de Giza estaban rodeadas de agua, es fácil deducir que la pirámide construida por Keops estaría rodeada de agua, a modo de isleta, cosa que confirmaría lo que dijo Herodoto.

 Sir Williams Matthew Flinders Petrie

No sólo no hay constancia de que la Gran Pirámide fuese construida por Keops, sino tampoco de que fuese su tumba, ni que, incluso, fuese edificada en la IV Dinastía. Además no tiene que ver con el resto de las pirámides de Egipto, que carecen de su compleja estructura y están construidas con adobes y cascotes, siendo sólo pétreo su tosco revestimiento. En la Gran Pirámide no hay ningún tipo de inscripción con la que pueda datarse (el ayudante del Coronel Vyse reconoció que fueron ellos los que pintaron los jeroglíficos de las cámaras de descarga) en comparación con las pirámides de las primeras Dinastías, algunas profusamente decoradas, y, sobre todo, las mediciones hechas por Sir W M. Flinders Petrie y por José Alvarez López determinan irrevocablemente que los arquitectos y obreros conocían una técnica que se ajusta en todas sus medidas a las más modernas normas de precisión. Obstáculos que están ahí, a todos aquellos que quieran verlos y tomarse el trabajo de hacer las oportunas comprobaciones.

Al Sr. Gantenbrink hay que otorgarle, sin lugar a dudas, el reconocimiento de haber descubierto algo que hasta ahora no se sabía. No creo que en esa gratitud ha a que valorar sus grados de conocimiento sobre el antiguo Egipto, ni siql liera si tenía permiso o no para realizarlo. El hecho indiscutible es que se ha descubierto la primera y única materia metálica (los pomos de cobre ) de la Gran Pirámide, que existen evidencias de que hay un rastro de polvo no proveniente de la piedra y que están sin respuesta una serie de preguntas, entre ellas, la muy evidente de por qué se ha colocado u la piedra labrada con tiradores dentro de un conducto cuadrado de 22 cm , a sesenta metros de la Cámara de la Reina y a 25 metros de la cara sur de la pirámide.

 

CIENCIA Y ANTICIENCIA


El Sr. Gantenbrink ha puesto de relieve una vez más algo que se repite con frecuencia: si hay alguien que se destaca en el estudio del pasado, ése ha de ser el arqueólogo. La Arqueología ha dotado a la sociedad de los elementos esenciales para conocer el devenir del hombre sobre el planeta. Y se debe creer en su buena fe, en sus ganas de entender y discernir los temas ocultos y oscuros de la Historia; la Arqueología debe ser el primer punto de referencia para todos los estudios sobre civilizaciones pasadas, pero ello no la convierte en una ciencia exacta... y los arqueólogos lo saben. Es una ciencia que se basa en el descubrimiento, en el dato que pueda aportar una excavación. Lo que no se puede demostrar no existe (por eso es una ciencia) y barajar hipótesis no es función del arqueólogo; sin embargo, hay que admitir que algunas veces la intuición ha precedido a un descubrimiento importante.

El Sr. Stadelmann reconocía que el asunto había estado mal llevado, y tenía razón. ¿Por qué los arqueólogos han salido al escenario periodístico después de las afirmaciones de Gantenbrink? Se debían haber adelantado, si no en la valoración, al menos sí en los hechos.

La Arqueología debiera ser más dinámica y contar con técnicos y científicos de otras materias, que puedan aportar sus conocimientos a las excavaciones. Cuando no se hace así, la arqueología cae en errores que la hacen demasiado vulnerable. Transportar y elevar bloques de 1.200 toneladas, cortar granito, ahuecar diorita y conocer el año solar de 365,2425 días, fueron hazañas que no pueden justificarse, porque el sentido común no lo admite así, con miles de esclavos, midiendo a ojo, utilizando herramientas de cobre, o mirando a través del "Merjet" o vara del observador de las horas".

Bloques de revestimiento que todavía se conservan en la base de la Gran Pirámide.

Hay que valorar los hechos con independencia de las limitaciones que la Arqueología atribuye a las primeras dinastías. ¿Cómo consiguieron lograr la precisión óptica de los bloques de revestimiento, ajustada a nuestros más modernos requisitos (Norma DIN 875)? ¿Cómo lograron orientar el monumento con más exactitud que la que conseguiríamos nosotros si utilizásemos teodolitos, cronómetros, Tablas Astronómicas y lo mejor de la agrimensura moderna? ¿Cómo lograron mensurar la Cámara del Rey para conseguir un error de paralelismo del orden de 0,08 mm, o una diferencia total de 3 mm en el paralelismo de los lados de la base de la pirámide? ¿Cómo lograron nivelar esa base de la pirámide de tal forma que el ángulo S-E esté tan solo 15 mm más alto que el N-O, teniendo, además, una zona rocosa en el centro? La Arqueología no debería cerrarse en planteamientos que se quedan obsoletos. Si los especialistas en materiales pétreos afirman la existencia de tornos o brocas en el Antiguo Egipto, es porque han observado el agujero producido por ese tipo de herramientas. En este caso el especialista es el técnico y negarlo iría en contra de la realidad; sin embargo, es eso, precisamente, lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo con harta frecuencia.

 

LA CÁMARA EXISTE


Si la Arqueología niega enfáticamente que existan más cámaras en la Gran Pirámide es sólo por el hecho de que no se han descubierto, y no porque realmente no existan. El descubrimiento de una nueva cámara no supondría que la Arqueología se ha equivocado, pues una ciencia no debería equivocarse, sino que ciertos arqueólogos han utilizado mal sus recursos. Un nuevo hallazgo, como otras tantas veces, haría rectificar las opiniones de los que no creían en él. Y el tiempo aclarará razones, porque tal cámara, buscada tenaz e infructuosamente y bautizada a priori con el gratuito nombre de "Cámara de la Sabiduria", tal vez si existe, como al final veremos.

 

LOS SOLIDOS DE ARQUIMEDES


Solidos de Arquimedes

Un día me comentó el profesor Álvarez López: "cuando miras la pirámide no observas un prisma, lo que estás viendo es una esfera". Debió notarse mi extrañeza, porque, sonriendo, añadió: "Ya lo comprenderás; es fácil, pero, a la vez, tremendamente complicado. Muchos grandes hombres han dedicado su vida entera a interpretarlo. Efectivamente, cuenta Plutarco (Vida de Marcello) que estando Cicerón en Siracusa quiso conocer la tumba de Arquimedes, pero el guardián del cementerio manifestó no conocerla. Cicerón decidió buscarla por su cuenta y, cuando se enfrentó con una lápida que tenía por única inscripción una esfera inscrita en un cilindro, exclamó: "Esta es la tumba de Arquímedes, porque éste fue su más grande descubrimiento." ¿Qué es lo que impulsó a Arquímedes a poner en su tumba tan vulgar epitafio?

Arquímedes representó la culminación de la matemática y la tecnología griegas, y se acercó tanto a los modernos que se le considera el verdadero creador del Cálculo Infinitesimal y de la Mecánica Analítica. Sus trabajos sobre hidráulica, mecánica y óptica son bien conocidos. Entre los desarrollos matemáticos a él atribuidos se cuenta su famoso "algoritmo" que establece, en lenguaje moderno, que el arco está comprendido entre el seno y la tangente, y con el cual el matemático Ludolf (1600 d.C.) calculó el número Pi con 32 decimales.

El gran matemático, físico (descubrió la ley fundamental de la hidrostática, llamada "principio de Arquímedes", que fue cuando exclamó su famoso "eureka") e ingeniero, decidió, ya en el umbral de la muerte, asociarse con la esfera inscrita dentro del cilindro, concediendo con ello la importancia que merece a tal descubrimiento.

 

EFECTIVAMENTE LA PIRÁMIDE ES UNA ESFERA


Fue John Taylor (1859) el que lo descubrió: El perímetro de la base de la Gran Pirámide es el mismo que el de la circunferencia dada, tomando como radio la altura de ésta, o, lo que es lo mismo, dividiendo el perímetro de la base de la Gran Pirámide por el doble de la altura obtenemos el número Pi.

Los sacerdotes de Egipto le dijeron a Herodoto, y así lo escribió, que un cuadrado de lado igual a la altura de la pirámide tiene la misma superficie que cualquiera de las caras triangulares de la pirámide, cosa perfectamente irrefutable. Pero cierta vez, hace más de 30 años, el profesor Álvarez López, el metódico y meticuloso profesor, quiso comprobarlo y se confundió; en lugar de hacer un cuadrado con la altura de la pirámide, construyó un rectángulo con la base de la pirámide y la altura de ésta. Este ligero error le permitió hacer el más grande hallazgo de los Últimos tiempos en la Gran Pirámide, al descubrir que el monumento era uno de los llamados "prismas de Arquímedes" es decir, la superficie lateral del prisma determinado por cuatro caras rectangulares de base igual a la pirámide y de altura igual a la de ésta, es exactamente igual al área de la semiesfera cuyo radio es la misma altura de la pirámide y, además, la base de la semiesfera determina una circunferencia de la misma longitud que la base cuadrada de la pirámide, como constató Taylor.

Para valorar tal descubrimiento, pensemos que después de 2000 años de esfuerzo nadie ha logrado resolver el sencillísimo problema de obtener una circunferencia equivalente a un cuadrado dado. Ello es debido a que resulta sumamente difícil establecer la equivalencia entre figuras formadas por líneas rectas y otras formadas por líneas curvas. Pues bien, la Gran Pirámide no sólo determina la cuadratura del círculo, sino que también determina la "cubatura" de la esfera. El desafío matemático de la Gran Pirámide tiene algo de insolente. El epitafio de la tumba de Arquímedes determinaba que el volumen del cilindro en relación a la esfera y al cono era, en números exactamente enteros, 3:2:1. El cono de Arquímedes inscrito en la esfera, cumple la propiedad de que "el perímetro de la base dividido por la altura es igual a dos Pi", lo mismo que observó Taylor en la pirámide. Es evidente entonces que, en lenguaje geométrico, la Gran Pirámide es simplemente un cono. Un cono inscrito en una esfera, que a su vez está inscrita en un cilindro.

Se cumple que el volumen del cono inscrito es exactamente igual a los conos también inscritos, se cumple que el volumen de cada uno de estos pequeños conos es igual al volumen de la semiesfera, y se cumple que la superficie de las caras laterales del prisma determinado por la pirámide (cuatro caras de base de la pirámide y la altura de ésta) tiene la misma superficie que la misma semiesfera. Asimismo se cumple que la cara lateral del cilindro (un rectángulo) tiene la misma superficie que la esfera. y, por lo tanto, se cumple que la superficie del prisma determinado por la pirámide, que era igual a la semiesfera, es igual a la mitad de la superficie de la cara lateral del cilindro. Algo extraordinario, aunque arqueólogos y matemáticos se empeñen en decir obcecadamente que "en la pirámide no hay ningún asunto de números".

 

LA GRAN PIRÁMIDE COMO SÍNTESIS DE LA CREACIÓN DEL UNIVERSO.


José Alvarez López

Y ahora viene lo realmente importante. La altura de la pirámide determina, a escala decimal, con completa exactitud, la distancia al sol en su perihelio. La superficie de la base determina inequívocamente, a escala decimal, la superficie de la esfera terrestre. Y las caras laterales del prisma determinado por la Gran Pirámide establecen, a escala decimal, la órbita de la Tierra en torno al Sol. Con ello queda implícitamente establecido que la Gran Pirámide de Giza es una maqueta a escala del Sistema Solar, cumpliéndose entre las dos esferas, la terrestre y la solar, el coeficiente de Bridgman (relación entre dos esferas) de 16/Pi.

¿Qué significa realmente todo esto? Pues algo que nos hace relacionar la geometría con la metafísica. Algo que muy bien expuso el Prof. José Álvarez López "En la Biblia Dios no crea el espacio, sino la materia, a la que ubica en un espacio preexistente. La idea de que Dios creó el espacio para ubicar la materia es, propiamente hablando, una idea griega, asociada a la concepción delimitada del espacio, que estudiara Mondolfo con tanto detenimiento. En Platón, el "Demiurgo" ordena el sistema solar teniendo como modelo la "Tetractis". Podríamos, parafraseando a Platón, decir que cuando el "Theón" creó el sistema solar lo hizo como modelo a la esfera inscrita en el cilindro. No hay más que observar que la Gran Pirámide y todo su planteamiento no es otra cosa que una derivación del problema de Arquímedes de la esfera inscrita en el cilindro, para descubrir una de las ideas fundamentales que presidieron la elección de la forma de este monumento. Hubo razones adicionales que determinaron adoptar como Figura Cósmica, no la esfera inscrita en el cilindro, sino la esfera determinada por la pirámide, es decir, inscrita en el prisma".

"Que no intente saber filosofía quien no sepa de geometría", decía Platón con fundamento. En efecto, si todas las medidas de la Gran Pirámide no son pura coincidencia, la construcción no es otra cosa que una síntesis de lo que podríamos LIamar "el Plan de la Creación". Una creación que, por cierto, se proyectó con medidas decimales (no existentes en la Naturaleza).

 

LOS PLANOS DEL ARQUITECTO DE LA GRAN PIRÁMIDE


Estábamos con todos estos planteamientos cuando una noche encendí el ordenador Los técnicos en infografía habían estado trabajando en la creación de imágenes por computadora para incluir en los videos que, con el asesoramiento de José Álvarez López, me proponía hacer sobre la Gran Pirámide. La idea de la esfera inscrita en el cilindro, que con tanta paciencia consiguió el profesor que compartiera con él, sería mejor comprendida por los espectadores si se representase en imagen viva, y, a pesar de mi escasa experiencia sobre los programas de dibujo y animación, me puse a la tarea con más voluntad que conocimiento.

No supe introducir los datos en un triple eje de coordenadas, es decir, en tres dimensiones, y me tuve que contentar con utilizar sólo dos ejes. Y así, por casualidad, como tantas veces ocurre, descubrí que aquellas formas geométricas que tantas veces se han representado en todas las escuelas iniciáticas (masones, rosacruces, templarios, cátaros,-etc.), catedrales incluidas, no obedecían a la concepción normal que se tenía de ellas. El cuadrado, el círculo y el triángulo no eran otra cosa que la representación en dos dimensiones de lo que realmente son en tres dimensiones: el cilindro, la esfera y el cono.

Entendí entonces que el triángulo que se pone sobre la cabeza de Dios en múltiples representaciones podría no ser tal, sino una pirámide.

Con grandes dificultades conseguí dibujar en la pantalla un círculo inscrito en un cuadrado al que añadí los conos pequeños inscritos y los cuatro conos grandes partiendo cada uno de cada una de las caras. Ya tenía el dibujo del epitafio de la tumba de Arquímedes. Después de mucho mirarlo se me ocurrió inscribir las dimensiones de la Gran Pirámide en el círculo, con sus ángulos debidamente respetados de 51 grados 51 minutos. Su representación en dos dimensiones fue, lógicamente, un triángulo. Entonces comprobé que los tres arcos que producían sus vértices en la circunferencia estaban en relación 1:1:1,5. En números enteros la relación sería 2:2:3. Con ello supe que la pirámide estaba también inscrita en un heptágono.

Tenía ante mí un enorme mapa de líneas formado por todas las aristas de las figuras de los "sólidos de Arquímedes", y tenía la pirámide inscrita en ellos. Situé entonces la entrada de la pirámide. Correspondía exactamente con una de las aristas dibujadas. El segmento entre los vértices 3 y 7 del heptágono me daba la intersección con el corredor ascendente. El corredor descendente llegó hasta el punto de intersección con el centro del prisma. En una intersección triple de líneas empezaba la Gran Galería y el corredor a la Cámara de la Reina, que ocupaba, con toda exactitud, el centro de todo el conjunto. ¡Todos los corredores y todas las cámaras correspondían a las líneas e intersecciones producidas por el plano! Me quedé perplejo.

 

LA NUEVA CÁMARA


Al día siguiente, cuando vino el profesor Álvarez López, le enseñé la hoja de papel en que había impreso el plano. Él, que había descubierto la relación de la forma de la pirámide con los sólidos de Arquímedes, nunca pudo imaginarse que la estructura interior correspondía al mismo planteamiento. Recuerdo que se quedó observándolo largo tiempo. A veces elevaba la vista hasta mis ojos y a continuación volvía a bajarla al papel. Y a los varios minutos, el comedido científico, abriendo mucho los ojos me miró y soltó un taco, el único que jamás le había escuchado.

Con el transportador de ángulos en la mano empezamos a ver todo tipo de correlaciones y datos. Fuimos incorporando y recuperando todo tipo de valores y cálculos. El mayor monumento del mundo, indudablemente, corresponde a un replanteo, es decir, la construcción siguió los pasos de una concepción arquitectónica que tuvo que pasar por una mesa de dibujo. Ello viene corroborado por los denominados "Corredores de prueba", situados en la meseta de Giza al este de la Gran Pirámide. Estos corredores, tal como lo estudió Petrie, tienen la misma angulación y el mismo esquema constructivo que los de la pirámide, aunque más cortos en longitud. Ello confirma que hicieron "pruebas" de algún tipo y que luego las traspasaron a la definitiva construcción.

Aunque no dudamos que éste fue el plano original, ya que determina con toda exactitud ángulos de corredores y posición de las cámaras, la práctica determinó a sus constructores variaciones que, hoy por hoy, se salen de nuestra comprensión. Algunas de ellas han sido descubiertas, como el desplazamiento de la vertical de toda la construcción interior en 286,1 pulgadas piramidades, denominado "Factor de desplazamiento de Davidson", número que, como dijo Pochan, se repite innumerables veces. Esta distancia, en metros egipcios (de 1,047901 m que descubrió Petrie) corresponde con toda exactitud a la velocidad de la luz.

Numerosas constantes atómicas se esconden entre las medidas de la Gran Pirámide, muchas de ellas encontradas. Pero seguimos sin conocerlo todo. No sabemos por qué la Gran Galeria mide 8 metros de alto o por qué las Cámaras del Caos y del Rey están desplazadas del centro. Ignoramos la razón de los Canales de Ventilación, del escalón del pasaje horizontal, o de las Cámaras de "Descarga". Desconocemos aún muchas cosas, pero no dudamos que algún día se sabrán y se descubrirán, como la Cámara que nos aparece, sin ninguna ambigüedad, en el eje central del plano vertical de la pirámide por encima de las Cámaras de Descarga.

Si todas las otras cámaras que están determinadas en el plano ya han sido descubiertas, es indudable que en ese punto existe otra. Una Cámara descubierta por equivocación y de cuyo hallazgo tienen mucha culpa Arquímedes, Platón y Álvarez López. Entre todos los que trabajábamos en el proyecto la denominamos "Cámara del Orden", sin ningún propósito especial, quizá como contraposición a la Cámara del Caos, y porque de alguna manera había que llamarla cada vez que hablábamos de ella.

Independientemente de otras interpretaciones, poderes y propiedades atribuidos a la Gran Pirámide - algo que no contradice en nada lo expuesto - sabemos, indudablemente, varias cosas más, entre ellas, que la angularidad de los corredores no se corresponde con lejanas estrellas, pues la inclinación sólo está determinada por el boceto ahora descubierto, o que la Cámara principal no es la Cámara del Rey, sino la Cámara de la Reina, pues ocupa el centro del proyecto y su entrada estuvo camuflada por ser la Gran Galería continuación del corredor ascendente. Estoy convencido de que muchos pensarán que todo lo expuesto es pura coincidencia. No voy a ser yo quien intente desmentirlo, pero 20 segundos después de leer en el periódico el descubrimiento del ingeniero Gantenbrink, corrí al ordenador y saqué en su pantalla el "plano". Su descubrimiento en el Canal de Ventilación, a sesenta metros de la "Cámara de la Reina" y a veinticinco de la cara Su r, también estaba reflejado con una triple intersección, siendo una de esas líneas la que también pasa por la Cámara nueva, la Cámara del Orden. Ya pasó, por fortuna, la época de Mariette o del Coronel Vyse, que hacían arqueología a base de dinamita y algún día los nuevos inventos de detección descubrirán todos los misterios que quedan pendientes; entonces se comprenderá que la casualidad también tenía sus límites.

 


Articulo realizado por Manuel José Delgado y publicado en la revista "Espacio y Tiempo" en Junio de 1993.

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